viernes, 27 de enero de 2023

Entre patético y ridículo, ¿para qué elegir?

 


Entre patético y ridículo, ¿para qué elegir?

por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 874)

 

"Siempre hacen más ruido las latas vacías que las llenas. Lo mismo ocurre con los cerebros”.

 Truman Capote

 

Hace tres años, desde que aceptó encabezar la fórmula presidencial anunciada con un tuit de Cristina Kirchner, me pregunto qué pasará en la cabeza de Alberto Fernández. Porque, aún en medio de su ajetreada agenda –inaugura canchas deportivas, canta y compone, hace fiestas clandestinas, protagoniza papelones, funge de padre, estatiza la marihuana y se esmera en contradecirse- no puede ignorar el desprecio, no sólo de sus cotidianas víctimas, sino hasta de su ¿propio? espacio político, comenzando por la misma emperatriz, tan hortera y condenada por ladrona, que lo entronizó.

 

El último ultraje se lo propinó el inefable Eduardo Wado de Pedro, nada menos que su Ministro del Interior, que lo insultó públicamente por no haber sido invitado a participar de la reunión que mantuvo con Luiz Inácio Lula da Silva en ocasión de la reunión de la CELAC; que no presentara su renuncia ni fuera fulminado de inmediato con el despido, acredita tanto la nula relevancia que tiene quien hoy se auto-percibe Presidente de la República, cuánto cuál es la verdadera jefatura a la que responde el ofendido funcionario, una que jamás resigna casilleros de poder.

 

 Además de los sopapos que recibió de Luis Lacalle Pou (Uruguay) y de Mario Abdo (Paraguay), previsibles, el más fuerte provino de Gabriel Boric (Chile), de izquierda, que condenó sin sutilezas a Venezuela, Nicaragua y Cuba por las violaciones a los derechos humanos, la política que el Foro de São Paulo pretende extender a toda la cacareada Patria Grande. Tampoco logró ser reelegido como Presidente pro tempore del conglomerado, cargo que quedó en manos del lacayo granadino del castro-chavismo.

 

Y su tan sobado colega, que dice quererlo pero no come vidrio, quitó la red bajo el trapecio desde el cual el Caracol y el Aceitoso anunciaron una moneda común con Brasil y el financiamiento del BNDeS al futuro gasoducto –cuándo no- Néstor Kirchner, que seguirá durmiendo el sueño eterno, al menos hasta que cambie el gobierno de la Argentina. Con Lula, tampoco le fue mejor a la mandamás de la banda, que pretendía una reunión en su madriguera del Senado; fue abortada con una excusa tan frágil que fue desmentida, al día siguiente, con la visita privada a José Pepe Mugica en su chacra que realizó el Presidente de Brasil; es claro que no podía aparecer en una foto con alguien que, como él mismo, ha sido condenado por corrupción.

 

La vocera Gabriela Cerruti insistió en el ridículo cuando, hablando del duro comentario de SS Francisco a la situación económico-social, atribuyó la catástrofe exclusivamente a la gestión de Mauricio Macri, que fue la excepción de cuatro años en los dieciséis del kirchnerismo en el poder.

 

Por su parte, Sergio Aceitoso Massa parece haber perdido las dotes de mago que el empresariado “experto en mercados regulados” le atribuía y a las cuales los Fernández², muy a desgano, rogaban por su sobrevida política. La anunciada recompra de deuda externa, además de inexplicable e injustificable, no tuvo el efecto depresivo sobre las cotizaciones del dólar que esperaba y tampoco influyó en los mercados voluntarios de crédito, que siguen inalcanzables para la Argentina. Hay que sumar el claro error que cometió al jurar que, en abril, la inflación habría descendido al 3%; el índice de enero y los nuevos aumentos que seguirán en carne, prepagas, colegios, comunicaciones, energía, etc., garantizan la derrota de este audaz y fantasioso Mandrake. Es joven, y podrá reservarse para otra oportunidad, por lo cual no creo que se presente como candidato este año, aún cuando todos sus muchos “amigos/cómplices de negocios” insistan en convencerlo.

 

El Caracol sigue actuando como mascarón de proa del kirchnerismo, ávido de impunidad para su jefa. Al mamarracho del juicio político a los miembros de la Corte Suprema, que sabe de antemano condenado al fracaso, le sumó un enorme bochorno: por su orden, envió al Secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla Corti, a denunciar a la Argentina ante la Comisión competente de las Naciones Unidas. El funcionario, hijo de terroristas y caudalosamente indemnizado, fue en avión a Ginebra y volvió en cachetada; lo único que obtuvo fue un fuerte reclamo contra su propio Gobierno por sus ataques a la Justicia que, a criterio del organismo, atentan contra la división de poderes y tienden a consagrar el autoritarismo.

 

Claramente, a Cristina Kirchner se le están quemando los últimos papeles. No sólo no puede esperar tener éxito en su inmunda embestida contra el Poder Judicial, sino que éste la espera con peores noticias a partir de febrero, cuando reinicie su actividad. Emitirá fallos complicados para ella en las causas del memorándum con Irán y en la de Hotesur-Los Sauces (la peor, porque alcanza a sus hijos) y avanzará con velocidad en la causa Cuadernos, en la que está probadamente pegada. Y la formación del eje Juan Schiaretti-Juan Manuel Urtubey-Florencio Randazzo sumará penas a su Frente, que ya perdió cuatro millones de votos en 2021.

 

En los próximos días serán dictadas las sentencias contra la patota que asesinó a patadas a Fernando Báez Sosa y contra la pareja de lesbianas –la madre y su novia- que torturaron hasta la muerte, con inusitado ensañamiento, a Lucio Dupuy, de cinco años. Confieso mi indignación y mi repugnancia ante la diferente cobertura que han dado los medios (todos ellos) a ambos crímenes, invisibilizando al segundo; atribuyo la responsabilidad al fuerte lobby LBGTI, un colectivo que calla sobre la homofobia en Rusia o Cuba, protege inicuamente a sus miembros y, en el camino, destruye todos los valores de la sociedad en el mundo entero.

 

Bs.As., 28 Ene 23

viernes, 20 de enero de 2023

¿Qué hiciste mientras la Argentina moría?

 


¿Qué hiciste mientras la Argentina moría?

por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 873)

 

“La tolerancia es un crimen cuando lo que se tolera es la maldad”.

 Thomas Mann

 

Esa pregunta, estoy seguro, nos la harán nietos cuando nuestro país haya dejado de existir como tal y sólo sea una más entre aquéllas naciones que cayeron en ese monumental plan criminal denominado “socialismo del siglo XXI”, y creo que ha llegado el momento en que todos, todos nos comprometamos para evitar ese futuro, ya casi inexorable. Tal vez, resulte oportuno repetirnos la despedida de Leónidas en las Termópilas: “Guerrero, ve a Esparta y dile que aquí hemos muerto por defender sus leyes”. 

 

De una semana a otra, la situación institucional de la Argentina continúa deteriorándose por obra y gracia de la trifecta que nos gobierna. Cristina Fernández, más allá de los stands up a los que nos somete con cierta regularidad, se mantiene callada, pero Alberto Fernández y Sergio Massa compiten para lograr el favor de la condenada emperatriz hotelera e, intentando llevar a su altar la ofrenda más preciado -la impunidad de su corrupción-, están demoliendo la República, la Constitución y las instituciones. Un inexorable destino carcelario alcanzará, tarde o temprano, al Caracol, a Jorge Capitanich y a otros gobernadores y diputados que se alzaron contra la Corte Suprema, ejecutando un claro golpe de Estado.

 

Es preciso leer cuanto aquí sucede insertándolo en un marco regional en el que el Foro de São Paulo ha tomado nuevo vuelo y, generando conflictos violentos en todos los países, ha puesto bajo fuego graneado a sus frágiles democracias, empujándolas hacia regímenes autoritarios de izquierda, comprobadamente corruptos, asesinos y violadores seriales de derechos humanos. Las naciones donde ya lo han logrado son aliadas de las dictaduras de Rusia, China e Irán, recreando una guerra fría focalizada fuera de los territorios de las grandes potencias, similar a la que llevó a América Latina a un baño de sangre en la segunda mitad del siglo XX.

 

Hoy el castro-chavismo exporta la misma subversión, financiada, armada y entrenada por aquellas agresivas dictaduras terroristas y lo hace en una mesa donde hay un comensal que no estaba invitado en los 70’s: los grandes carteles de las drogas, que actúan tanto en los países productores cuanto en los distribuidores y consumidores, con verdaderos ejércitos criminales que disponen de una enorme cantidad de dinero y equipamiento militar de última generación. Utiliza, además, a movimientos indigenistas cooptados con promesas de acceso a la propiedad de tierras ricas en recursos naturales, que nunca serán cumplidas.

 

Colombia y Chile sufrieron ese embate en sus calles y la violencia desplegada llevó al triunfo, respectivamente, a Gustavo Petro y Gabriel Boric, candidatos de izquierda. El primero se adecuó a los mandatos del Foro y reanudó el vínculo con Venezuela; el otro, en cambio, fue fiel a sus principios, condenó al dictador Nicolás Maduro y lo está pagando con la violenta guerrilla mapuche instalada en el sur. Se intentó algo parecido en Ecuador cuando Lenín Moreno sucedió al prófugo Rafael Correa y todavía se insiste contra el actual mandatario, Guillermo Lasso, y la agitación continúa. Sobre los recientes hechos en Brasil, ya me expresé la semana pasada cuando dije que no constituyó un golpe de Estado y que el único beneficiado de lo sucedido fue Lula da Silva, fundador de la cataléptica UNASUR, del Foro de São Paulo, del Grupo de Puebla y también de la CELAC. 

 

El MAS volvió al poder con el Presidente Luis Arce Catacora mediante un monumental fraude electoral que cambió los determinantes resultados de la opulenta región oriental del país, encarceló a la anterior Presidente, Jeanine Añez, y al líder de la oposición, Luis Camacho Vaca, Gobernador de Santa Cruz de la Sierra, y permitió que Evo Morales, su verdadero jefe y gran narcotraficante, convirtiera a Bolivia en la base del terrorismo continental que está detrás de las protestas que asuelan al vecino Perú.

 

Es allí donde veremos las próximas acciones del Foro y del Grupo de Puebla, entidades que, más de cincuenta muertos después, están llevando a cabo una multitudinaria “toma de Lima”. Cuando fue destituido Pedro Castillo Terrones –otro notorio peón de la izquierda regional- por organizar un golpe de Estado e intentar disolver el Congreso, fue sucedido por su Vicepresidente, Dina Boluarte; ésta ya dispuso adelantar las elecciones y acortar su mandato constitucional, pero no ha bastado, toda vez que el terrorismo continúa haciendo estragos.

 

Ahora llegarán a Buenos Aires los compinches de este monumental y peligroso desaguisado para reunirse en la CELAC. Nuestra ciudad recibirá a Lula da Silva y a los criminales Nicolás Maduro, Miguel Díaz-Canel y Evo Morales (no Daniel Ortega, que tiene una orden de captura internacional), a los cuales acompañarán delegados de China y otras dictaduras extra-continentales, interesadas también en participar del festín con nuevas bases militares y negocios de apropiación de materias primas, en un hecho que no puede menos que percibirse como apoyo a las maniobras kirchneristas para terminar con el estado de derecho en la Argentina.

 

Por eso, reitero la pregunta que nos harán en un futuro cercano: ¿qué estabas haciendo mientras la Argentina moría?; en la respuesta que entonces podamos dar está cifrado nuestro destino.

 

Bs.As., 21 Ene 23

viernes, 13 de enero de 2023

Llorar o Luchar

 


Llorar o Luchar

por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 872)

 

“Llora como una mujer lo que no supiste defender como un hombre”.

Aisha bint Muhammad ibn al-Ahmar

 

 

Se cumplieron 500 años desde aquel 2 de enero de 1492, en que el último Emir de Granada, Boabdil el Chico, se rindió ante el Rey de Aragón, Fernando el Católico, poniendo fin a los ocho siglos del dominio musulmán en España. Cuando el moro abandonó la ciudad, su madre le descerrajó la frase que sirve de epígrafe. Viene a cuento porque, al menos en América Latina, nos enfrentamos a un similar desafío y, una vez más, estará en las manos de sus ciudadanos decidir qué actitud adoptar frente a los huracanados vientos que soplan desde el Río Grande a Tierra del Fuego y amenazan, desde todos los cuadrantes, a las frágiles democracias que habíamos sabido construir, con mucho esfuerzo, en las últimas décadas.

 

Hubiera preferido dedicar mi nota semanal a analizar qué pasó o está sucediendo en la región y, claro, en la Argentina, pero deberá limitarme a hacerlo, en razón del máximo espacio que me permito utilizar, sólo a Brasil y a mi país, porque aquí el kichnerismo cerril y el Caracol que se autopercibe Presidente no nos dan tregua.

 

Hace miles de años, Esquilo dijo: “En toda guerra, la primera víctima es la verdad”. La criminal guerra de Rusia contra Ucrania y los recientes hechos de Brasília lo confirman. Era previsible que se produjeran allí vandalismos dadas las enormes multitudes que se habían aposentado frente a las instalaciones militares en la capital, puesto que podían ser infiltradas (tal como hemos visto en Chile, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia) por terroristas financiados desde el exterior. Las agendas del Foro de São Paulo, del Grupo de Puebla y de la CELAC en pos de reconstruir esa estafa denominada “socialismo del siglo XXI” no se detienen.

 

Resulta harto difícil imaginar que el Presidente ignorara qué situaciones de riesgo podrían vivirse y, sin embargo, nada se hizo para evitarlas. Me pregunté a quién benefició lo sucedido y la única respuesta que encontré fue que al propio Luiz Inácio Lula da Silva. Si bien éste triunfó sobre Jair Bolsonaro por escasísimo margen, los partidarios del derrotado (casi la exacta mitad del país) ganaron las gobernaciones de los más importantes Estados e incorporaron un número mayor de legisladores en el Congreso federal; o sea, Lula asumió con una marcada debilidad política.

 

Pero después de la invasión de los palacios de los tres poderes, no sólo cosechó un inédito respaldo internacional –hasta Joe Biden lo invitó a una reunión en Camp David este mismo mes- sino que la popularidad de su oponente cayó verticalmente en las encuestas nacionales, todo lo cual empoderó al mandatario y le permitirá imponer su propia agenda legislativa, con todo lo que ello implica para el futuro de esa “Patria Grande” que imaginaron todos los populistas de la corrupta izquierda regional. ¿Podría haber sido ese logrado objetivo la verdadera razón de lo que pasó?

 

Pero volvamos a la Argentina, ya que el Gobierno ha iniciado una batalla crucial, condenada de antemano al fracaso por las inexistentes mayorías especiales que exige la Constitución para concretarlas. Me refiero, claro, a los dos temas que Caracol Fernández incluyó –como rastrera ofrenda a Cristina Kirchner, que lo desprecia olímpicamente- en la lista de proyectos que tratará el Congreso en las sesiones extraordinarias a las cuales convocó: la remoción de todos los ministros actuales de la Corte Suprema y la ampliación del número de jueces en el alto Tribunal.

 

La Comisión de Juicio Político tiene mayoría kirchnerista, incluyendo a los tres que obedecen a Sergio Aceitoso Massa; que sus diputados apoyen la iniciativa oficialista impedirá que el Congreso logre quórum para tratar los proyectos legislativos que el Ministro de Economía necesita y eso torna incomprensible su actitud, salvo que sueñe con que Cristina Fernández lo elija como candidato en las elecciones presidenciales de octubre. Los payasos que conforman ese circo disponible le permitirán al Gobierno generar un gigantesco ruido mediático que, como siempre, resultará un tema ajeno para una enorme proporción de los ciudadanos comunes, angustiados por la inflación, la inseguridad y el narcotráfico, y hoy obnubilados con el juicio por el asesinato de Fernando Báez Sosa por una patota.

 

Las causas que se invocaron para el juicio político fueron la medida cautelar contra el manotazo de fondos a la Ciudad, la declaración de inconstitucionalidad de la composición del Consejo de la Magistratura y la aplicación de una ley general al caso de un preso político militar; o sea, por estar en desacuerdo con sus sentencias. El último tema merece un aparte, ya que cuando la Corte resolvió que correspondía a Luis Muiña utilizar el principio de la ley más benigna, el kirchnerismo y los organismos de derechos humanos tuertos tomaron las calles de Buenos Aires, y el Congreso sancionó una vergonzosa ley “aclarando” que no correspondía otorgar ese beneficio a los condenados por delitos de lesa humanidad en los simulacros de juicio habituales. Hasta Human Rights Watch, a quien no se puede tildar de favorecer regímenes de derecha, puso el grito en el cielo ante el inmundo ataque del Caracol contra la Justicia.

 

Creo que los republicanos no agradecemos lo suficiente a Mauricio Macri por la gira nacional que realizó después de las PASO de 2019 bajo el lema “Sí, se puede”; permitió que la diferencia final contra la fórmula de Fernández² fuera mucho menor de lo que se preveía; y la furibunda paliza que recibió el Frente para Todos en 2021 completó la tarea, ya que logró el milagro necesario para la supervivencia de la democracia al impedir que la banda delictiva que nos gobierna se hiciera con las mayorías legislativas que hubieran habilitado el “Vamos por todo” anunciado por Cristina Kirchner.

 

Ahora debemos elegir entre llorar y luchar, ya que ella está preparada para deslegitimar a su sucesor y evitar que pueda gobernar. La estrategia está cantada: si el pueblo no nos votó, fue porque la prensa y la Justicia lo engañaron, y no deberá reconocerse el resultado de las elecciones ni, claro, entregar los atributos del poder. ¿Le suena?

 

Bs.As., 14 Ene 23

viernes, 6 de enero de 2023

Perros Nadando

 


Perros Nadando

Por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 871)

 

“Sin libertades somos un rebaño pastoreado por hienas”.

 Antonio Escohotado

 

La jauría que nos gobierna, tan cascoteada ella, está dispuesta a llegar a las últimas consecuencias para lograr su prioritario objetivo actual: la impunidad de la jefa de la banda delictiva que, con tanta saña, sigue saqueando al país. Y digo “actual” porque antes lo era la conservación de un poder que ya sabe perdido irremisiblemente. Para llegar a esa orilla, nadan en el mar de las instituciones dando manotazos caninos para no ahogarse.

 

A pesar de mi edad, la viuda de Kirchner y sus esbirros me permiten, diariamente, recuperar mi capacidad de asombro. Contribuye a ese efecto la pasividad de una sociedad que, a esta altura de los hechos, hubiera estallado en cualquier lugar del mundo. Geografías tan distantes como Santa Cruz de la Sierra o Teherán, Ayacucho o Trípoli, Bucarest o El Cairo, permiten comprobar cuanto digo.

 

Sin embargo, nada parece conmover a los argentinos. Que todos sepamos que mantiene su cargo una Vicepresidente condenada por corrupción y procesada en una decena de causas, y que la misma delincuente enriquecida percibe el equivalente a 150 jubilaciones mínimas y, además, pretende cobrar una multimillonaria retroactividad, un derecho que se niega a decenas de miles de ancianos paupérrimos cuyas sentencias favorables son apeladas hasta el infinito por el mismo gobierno que ella integra, y nada hagamos al respecto, habla a las claras de qué tipo de decadente sociedad hemos logrado conformar.

 

La enorme mayoría de nuestros conciudadanos no se entera de los inmundos ataques que el arrastrado y baboso caracol que ejerce la Presidencia sostiene contra la República y su Constitución: unos, porque prefieren no preocuparse por los acontecimientos políticos durante sus esplendorosos veraneos; los más, porque deben concentrar sus esfuerzos en meramente sobrevivir en una sociedad con 50% de pobreza y corroída hasta la médula por la inseguridad y el narcotráfico del cual es indudable socio el poder, y porque, al haber arrasado muchos gobiernos la educación pública, carecen de la instrucción necesaria para procesar la información.

 

La descarada ofensiva que Alberto Fernández ha desatado contra el Poder Judicial, en la que lo secunda esa otra jauría de perros formada alrededor de Jorge Capitanich, Gerardo Zamora y Ricardo Quintela, los bandidos victimarios de las provincias del Chaco, Santiago del Estero y La Rioja, respectivamente, debiera conmover a todos, porque están en juego nuestras más esenciales libertades. Si lograra su propósito –algo que parece hoy muy improbable- de remover a los ministros de la Corte Suprema, significaría que dispone de las mismas mayorías especiales que se requieren para designar a sus reemplazantes y, así, hacerse con la suma del poder público para ofrendarlo en el altar de la abeja reina hotelera quien, a pesar de todo, ignora olímpicamente el cortejo del zángano.

 

Éste, en esa danza sexual inconducente, recurre a las armas más innobles de su arsenal, y utiliza intervenciones claramente ilegales, arrimadas por ladrones con uniforme del Ejército, para sus ataques contra una oposición cuya mayor virtud, quizás la única y tal vez efímera, es la unidad. Mientras Cambiemos resista así con todas sus fracciones internas, no podrán los “putines” locales avanzar, y sobre el bunker de su comandante en jefe seguirán lloviendo misiles lanzados desde los tribunales, haciéndolo temblar hasta los cimientos. Febrero, en ese terreno, promete verdaderos diluvios, los mismos que tanto faltan en la pampa argentina.

 

Sergio Aceitoso Massa, apoyado por la nueva kirchner-burguesía, a la cual el Ministro condona deudas monumentales, debe hacer malabares con las cifras para seducir a un fácil FMI y evitar que todo salte por los aires antes de las elecciones, objetivos que claramente se ven comprometidos por los ataques del Ejecutivo sobre el Poder Judicial tanto en el escenario local cuanto global. Por ello, resulta curioso que haya ordenado a sus sicarios en la Comisión de Juicio Político de la Cámara de Diputados acompañar la iniciativa presidencial. ¿Será porque ya da por perdida la batalla de la economía y, con ella, sus propios sueños presidenciales?

 

Si así fuera, los hechos le dan la razón. Pese a los rimbombantes anuncios que emite su gerencia de relaciones públicas, el catastrófico resultado de la suma de la inédita sequía, más el “plan platita” que le impondrán el Instituto Patria y La Cámpora en un año electoral (el apoyo de los gobernadores no será gratuito, y Axel Kiciloff necesitará una cantidad sideral para intentar conservar la Provincia de Buenos Aires), más la monumental emisión que se vio obligado a ordenar para atender a los intereses de las Leliq’s, implica que la inflación no cederá y, tampoco, aumentarán las reservas del Banco Central.

 

Finalmente, los primeros pasos del tercer mandato de Luiz Inácio Lula da Silva confirman los pronósticos que decían que los auxilios que la trifecta argentina esperaba recibir de Brasil llegarán con cuentagotas o nunca lo harán. Alberto Caracol Fernández fue a la asunción y, con la esencial ayuda de nuestro tan exitoso Embajador, Daniel Pichichi Scioli, lanzó a los cuatro vientos la idea de una moneda común, sugiriendo que se estaba avanzando en tal sentido. Sin embargo, el recién nombrado Ministro da Fazenda, Alberto Haddad, anunció que nada por el estilo estaba en la agenda económica de nuestro gigante vecino, o sea, un papelón más que, en modo alguno, desmerece la penosa trayectoria de la Cancillería kirchnerista.

 

Bs.As., 7 Ene 23