viernes, 28 de abril de 2023

¡Qué puercas desilusiones!

 


¡Qué puercas desilusiones!

por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 887)

 

“Nuestra Patria no puede albergar a unos lobos políticos que han saqueado el país”.

Ryszard Kapuściński

 

Esta semana dejó dos fantasías fustradas: Alberto Fernández no tiró su renuncia sobre el escritorio de Cristina Fernández, y ésta aceptó que su centralidad ya es historia. El Caracol cedió el control del tablero de comando a Sergio Massa, que ya ocupa todo el horizonte y, humillado hasta la médula, soporta las trompadas discursivas que su propio espacio político no cesa de propinarle; ¿cuáles y cuán graves serán los secretos del aún Presidente que el kirchnerismo conserva y que le permiten extorsionarlo para evitar que abandone el cargo y tire por la cabeza a su Vice la responsabilidad final del naufragio?

 

El escuálido acto del jueves sólo pudo realizarse en un teatro; ¿se requiere mayor confirmación de la incapacidad de La Cámpora y de algunos “barones” del Conurbano de convocar a las masas y llenar plazas y avenidas? No dijeron ‘presente’ los gobernadores ni muchos intendentes importantes que, en otras épocas, hubieran corrido a postrarse ante el altar de su diosa. Lo lamentable fue que no aparecieran varios camiones celulares para transportar a tantos delincuentes facinerosos que ocupaban las principales butacas y las cámaras mostraban sin pudor.

 

En el escenario, la obra que se representó no cumplió con las expectativas de la militancia presente. Yo suponía que, haciendo gala de su tradicional esquizofrenia, despotricaría contra el FMI, pero se limitó a reiterar sus viejos discursos en los que atribuyó al organismo la responsabilidad de la inflación pero, sobre todo, a ensalzar el ruinoso “desendeudamiento” que concretó su marido muerto obligándose, a una tasa sideralmente mayor, con su hoy compañero en el infierno, Hugo Cháves, con quien compartió el lucro –para ellos- del monumental negocio. La actitud suicida de Máximo Kirchner, que votó en contra del acuerdo con el FMI, no fue emulada por su madre, que es consciente de cuánto significa esa única tabla para la ilusoria salvación de su proyecto político.

 

En cambio, me pareció patético que escogiera a Javier Milei como nuevo sparring. Sin nombrar a Domingo Cavallo, a quien criticó sin memoria, gratitud ni piedad, ni al líder de La Libertad Avanza, mostró su profunda preocupación ante la probabilidad de que su Frente de Nadie termine tercero en la carrera presidencial; si esto sucediera, el kirchnerismo habrá desaparecido como fuerza política, aunque logre conservar la Provincia de Buenos Aires como bunker para la resistencia violenta. Cabe preguntarse, de todas maneras, a qué se debió el furibundo ascensor con el que posicionó al líder libertario como principal contendiente electoral: ¿fue pánico genuino o mera especulación política, para hacer que le reste más votos a Juntos por el Cambio? En cualquier caso, Milei debería agradecerle tal deferencia.

 

Sus fieles se fueron con las manos vacías porque, pese a los insistentes cánticos que lo exigían, la autoproscripta jefa no se pronunció sobre una eventual candidatura suya a cargo alguno. La señora puede ser -de hecho, lo es- casi todo, pero no se la puede comprar por tonta y, si aspirara a un cargo ejecutivo (Presidente o Gobernador, por ejemplo), correría un enorme riesgo de perder y, de ese modo, quedar a la intemperie frente a los jueces; es inminente, y sumamente preocupante, la resolución de la Cámara de Casación que podría revocar el inaudito fallo de un Tribunal Oral que resolvió absolverla –junto a sus hijos y varios cómplices- sin realizar el juicio en la causa Hotesur-Los Sauces, en la que se investigó y probó la forma en que la familia Kirchner recibía los retornos de la obra pública.

 

Sergio Aceitoso Massa se ha transformado en el único candidato real del Frente de Locos, básicamente por la nulidad de los otros. Pero la realidad argentina y sus mercados, aún con el FMI jugando con nuestra camiseta para evitar que volvamos a caernos del mapa y, en el camino, arrastremos a muchos otros países o nos regalemos a China a cambio de peligrosas concesiones, no creo que permita demasiadas fabulaciones presidenciales al Ministro de Economía. Es joven, es audaz pero no estúpido, sabe que tendrá nuevas oportunidades apoyado por el establishment prebendario y corrupto, experto en operar en “mercados regulados”, y no estará dispuesto a jugar tan promisorio futuro en una aventura con un final demasiado incierto.

 

Estuvo a nada de despeñarse cuando el dólar tocó $ 500 y, aunque retrocedió luego, nadie está dispuesto a jurar que la corrida haya terminado, o que cese la caída de depósitos en el sistema financiero. No quedan más que US$ 1.500 millones reales en el Banco Central, aptos para sólo una semana de importaciones y los diferentes cepos están provocando una recesión que ya golpea fuerte. Y abril es altamente probable que haya cerrado con una inflación superior al 8%, o sea, continúa la aceleración que, anualizada, llega al 150%.

 

Del famoso swap chino, restan sólo US$ 1.000 millones disponibles; y dudo que la generosidad y la paciencia del FMI habiliten el adelantamiento de los fondos previstos para el segundo semestre, como ruega Massa, porque además de la oposición de Alemania y Japón a seguir financiando nuestros disparates con el ahorro de sus ciudadanos, los funcionarios internacionales -Cristalina Georgieva incluida- estarían exponiéndose a sanciones graves a título personal.

 

Bs.As., 29 Abr 23

sábado, 22 de abril de 2023

Beto, ¡rompé!

 


Beto, ¡rompé!

por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 886)


“Hay dos clases de hombres: los que viven hablando

 de las virtudes y los que se limitan a tenerlas”.

 Antonio Machado

Ayer, un rastrero y humillado Alberto Fernández pateó el hormiguero y decidió, empujado por La Cámpora, el Instituto Patria y un PJ que aún confía en el dedazo de Cristina Fernández, renunciar a su precandidatura presidencial y, con ello, se transformó definitivamente en un pato rengo, un rol que nadie dejó de adjudicarle desde el momento mismo en que ella lo nominó, con un tuit, para encabezar la fórmula presidencial de este experimento que, una vez más (como cuando eligió como ingredientes de sus mágicas recetas a Julio Cobos y a Amado Boudou), falló a su diseñadora. Creo que el más sorprendido fue el arco oficialista, que no pensaba en que esa resignación se produjera con tanta anticipación.

 

El kirchnerismo, del cual se autopercibe coautor el autopercibido Presidente y desde su origen nacional, fue un proyecto de poder basado, como en el famoso “síndrome de Estocolmo”, en la destrucción de todos y cada uno de los pilares de una sociedad como la nuestra: educación, cultura, trabajo, mérito individual, esfuerzo, permeabilidad social ascendente, devastadora política inmigratoria, etc.. Merece que le preguntemos para qué lo hizo: ¿sólo para robar o para intentar un bastardo proyecto imperial, disfrazado de progresismo y de socialismo del siglo XXI? Lo real es que, cualquiera haya sido su intención, lo ha conseguido a través de dos décadas, y el precio que pagaremos para corregir tanto daño será aterrador.

 

Alberto, ahora, está buscando el teléfono de las aplicaciones de pedidos a domicilio pues sabe que, desde hoy no siquiera le servirán un café siquiera en la Casa Rosada u Olivos, razón por la cual antes de emitir el curioso video autocelebratorio, ordenó planchar su traje azul, ya que tiene pensado, para aliviar el calvario que padecerá hasta diciembre, recorrer el mundo antes de entregar el mando. Es una verdadera pena que, además, no le haya tirado la renuncia a la Vicepresidente por la cabeza, porque eso sí que hubiera sido un gesto históricamente trascendente y, además, hubiera obligado a su dueña a optar entre asumir en directo la responsabilidad del naufragio o huir hacia un paraíso castro-chavista.

 

Tengo para mí que la siguiente rata en escapar será Sergio Massa, invocando una norma que obliga a los candidatos a abandonar sus cargos oficiales para no inclinar la cancha. Muy a pesar de la pésima opinión ética (“Sueños Compartidos”, su amistad con Coti Nosiglia y José Luis Manzano, su matrimonio con Malena Galmarini y sus negocios con el zar del cloro, la enorme cantidad de dinero “desaparecida” –así como el testigo que lo denunció- en el robo a su casa, y los “bolsos” que mueve la mujer de su Secretario de Estado, Matías Tombolini, la atribuida propiedad de algún campo importante en la Provincia de Buenos Aires, sus relaciones con el Fiscal Scapolan, destituido el martes por su protección a narcotraficantes, el innegable uso de inside information y miles de etcétera) tengo del Aceitoso, un apodo que merece su actitud política, lo sé suficientemente vivo tanto como para intentar no pagar por el ya inevitable fracaso como Ministro, cuanto para ensoñarse con delirios de triunfos electorales con una inflación que volverá a tocar el 8%, un dólar real a $ 442, una pobreza del 40%, un deterioro gigantesco del poder adquisitivo de salarios y jubilaciones y una recesión que ya está entre nosotros.

 

La semana pasada dije aquí que Luiz Inácio Lula da Silva le estaba haciendo al Gobierno Argentino, con su notorio giro geopolítico hacia Moscú y Beijing, sustentada en su visita a Xi Jinping y su recepción a Serguéi Lavrov, el canciller ruso. El FMI y la administración de Joe Biden tienen fundamentado interés en no provocar el derrumbe de la Argentina, puesto que podría contagiar a un mundo fragilizado por las guerras, frías o calientes, y por la competencia tecnológica y militar entre China y Estados Unidos, que condiciona las relaciones exteriores de todos los países y que promete extenderse por décadas. Pero, con la deserción de México y Brasil del llamado “Occidente”, nos hemos tornado, por necesidad y obediencia debida, en el país más importante de América del Sur para liderar, si eso resultara posible, una postura más amigable hacia el famoso Norte.

 

La relación que mantenemos con ese Norte amerita la contratación de una caravana de ambulancias para trasladar a un psiquiátrico a Cristina Fernández, que involucró a Estados Unidos en el más que sospechoso atentado contra su vida, y a Máximo Kirchner y sus secuaces de La Cámpora, que públicamente insisten en boicotear y repudiar los acuerdos financieros con el FMI, los únicos salvavidas disponibles en el catastrófico Titanic en que han convertido, intencionalmente, al país.

 

¿Qué candidatos presidenciables le quedan al peronismo?: ¿Massa, que no querrá postularse porque debería llegar a las elecciones con estos catastróficos números económicos?; ¿Daniel Scioli, un fracasado vocacional y un panqueque apto para todo servicio, al que habría que preguntarle por El Faro, en Carmelo, entre muchos otros escondites?; ¿Wado de Pedro, un rico pero desconocido terrateniente, a quien le juega en contra su tartamudez?; ¿Axel Kiciloff, el injustificable y costosísimo negociador internacional, que pareció estar drogado en la apertura de las sesiones ordinarias de la Legislatura bonaerense?; ¿Juan Grabois, el asesor papal, permanente okupa de propiedades privadas y violento protector de los pseudomapuches?; ¿Santiago Cúneo, un energúmeno impresentable?; ¿Guillermo Moreno, el patotero armado, carísimo falsificador de estadísticas?

 

Pueden seguir las nominaciones pero, si son así de atractivas, no podrán llegar al Oscar o siquiera triunfar en Gran Hermano. El tema, como siempre, pasa por la Provincia de Buenos Aires, donde se gana –sin ballotage- por un voto y los candidatos actuales de Juntos por el Cambio o de La Libertad Avanza no parecen –según todas las encuestas, en las que descreo respalden o refuten lo que creo- tener posibilidades de arañar la absolutamente inexplicable e injustificada potencia electoral de su actual Gobernador, que ha empeorado terriblemente las cifras de educación y salud, de asesinatos y robos, de narcotráfico, de violencia y de degradación social, sobre todo en el trágico Conurbano bonaerense. 

 

Ushuaia, 22 Abr 23

viernes, 14 de abril de 2023

Balcones más caros

 


   

                                                      Balcones más caros

por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 885)

 

"Si la reforma es visualizada como transitoria, los afectados la resistirán; mientras

 que, si consideran que llegó para quedarse, se ajustarán a las reglas de juego".

 Juan Carlos de Pablo

 

El epígrafe responde, sin proponérselo, a la afirmación de Anímal Fernández: si el Frente de Todos (FdT) perdiera las próximas elecciones, correrán ríos de sangre en la Argentina, ya que, a su entender, el pueblo enfrentará con violencia los necesarios cambios políticos, económicos y sociales que deberá encarar quien resulte vencedor. Constituye un delito, tipificado en el artículo 226 bis del Código Penal, y ya ha sido denunciado ante la Justicia. ¡Qué enorme diferencia con la lección de civismo que dieron esta semana Julio Sanguinetti y Pepe Mugica en Buenos Aires!

 

Siempre recomendamos alquilar balcones para contemplar, desde un lugar seguro y exterior, una realidad nacional que, como espectáculo, no deja de sorprender; recordemos una frase de autor anónimo: “La Argentina es un país donde, si te vas por una semana, todo habrá cambiado; pero, si vuelves después de veinte años, encontrarás todo igual”. Pero ahora el mundo, evidentemente celoso por el éxito teatral que aquí se da, incorpora títulos alternativos para tentar a un público ansioso de novedades.

 

Cuando, en 2003, George W. Bush invadió Irak, invocando la necesidad de impedir que Saddam Hussein usara unas terribles armas de destrucción masiva nunca encontradas, Eduardo Galeano, desde Uruguay, sostuvo que la verdadera razón radicaba en la decisión del tirano de retirar el petróleo del mercado del dólar y transarlo en otras divisas; de haberse concretado esa medida, la economía norteamericana se hubiera precipitado al abismo, toda vez que su moneda, la más codiciada del mundo, justifica su valor en su capacidad para ser la unidad de cambio internacional y en la confianza que el resto del globo tiene sobre la fortaleza de su economía, a punto tal que le permite exportar su inflación doméstica.

 

Hoy, esa situación, magnificada, parece estar reproduciéndose en medio del conflicto pre-bélico entre Estados Unidos y China, ya que ésta está abandonando la divisa norteamericana para sus transacciones internacionales y, en esa decisión, parecen interesados en acompañarla sus socios en los BRICS, o sea, Brasil, Rusia, India y Sudáfrica. Si a ese panorama tan conflictivo le sumamos la penetración de China en Sudamérica, incentivada por el notorio giro que Luiz Lula da Silva ha impuesto a relación de Brasil con el gigante asiático, y las maniobras militares que llevan adelante las grandes potencias frente a Taiwan, el mundo debería también alquilar palcos.

 

Precisamente, el preocupante viaje que está realizando Lula a Beijing, acompañado por Dilma Rousseff, ahora Presidente del banco de los BRICS, para cerrar acuerdos constituye un inesperado favor que la casualidad le hizo a nuestro inefable Sergio Massa, que se arrastra por los pasillos de Washington para obtener los favores de la administración de Joe Biden en su relación con el FMI y, en general, con los organismos multilaterales de crédito y con los aliados internacionales de los Estados Unidos, como Arabia Saudita, que otorgó a nuestro país un crédito por US$ 500 millones para infraestructura y, mientras se aplica, sirve para aumentar las reservas.

 

Mientras Massa junta millas como pasajero frecuente, aunque muchas veces viaje en aviones privados de sus amigos, La Cámpora hace aquí como que se opone al acuerdo con el FMI, que fue un verdadero salvavidas que la oposición tiró al Gobierno cuando un siempre irresponsable Máximo Kirchner se negó a votarlo en el Congreso. Y digo que Lula le hizo un favor porque el vuelco de Brasil hacia China le permite a Alberto Fernández mostrarse liderando la posición pro-Estados Unidos en la región, aunque generen sonoros y complicados ruidos la base científico-militar china en Neuquén y las aspiraciones de Xi Jinping de quedarse con la hidrovía, la próxima licitación del 5G, una central nuclear y un puerto en Tierra del Fuego.

 

Los atronadores índices de depreciación del peso (el de marzo, 7,7%), mal llamada inflación, dieron muerte a las pretensiones de Massa de convertirse en el único candidato del FdT al cual, aún apretándose la nariz, los fieles kirchneristas votarían, en una imaginada repetición del mágico tuit con que Cristina Fernández entronizó a Alberto Fernández; pero las razones de ese entierro radican no sólo en el fracaso económico de este inventado Mandrake al cual no le quedan ya conejos vivos en la galera, sino en la justificada desconfianza acerca del cumplimiento de los juramentos de lealtad e impunidad que le serían impuestos. ¿Y si se le diera por respetar sus viejas promesas de meter presos a los corruptos y echar a los ñoquis de La Cámpora?; a la luz de lo presuntamente prometido por el autopercibido Presidente actual y, sobre todo, de la insólita capacidad del Aceitoso para sobrevivir, el agnosticismo se justifica ampliamente.

 

El jueves, la manifestación de los más enfervorizados kirchneristas ante el Palacio de Justicia, convocada para protestar contra la inexistente proscripción que afectaría la candidatura de su diosa, probó su incapacidad de construir nuevos liderazgos, que los lleva a implorar que ella retroceda de su histérica renuncia y autoexclusión y lo indispensable que resulta su nombre en las boletas electorales, sobre todo en la crucial Provincia de Buenos Aires, para servir como anzuelo en la furiosa pesca de votos, disputada ahora con Javier Milei, y evitarles la más que probable humillación de salir terceros en las presidenciales y, con ello, la inhumación definitiva de este prolongado y dañino capítulo de nuestra historia reciente, tan lleno de mentiras, relatos, estafas y desfalcos.

 

Montevideo, 15 Abr 23

viernes, 7 de abril de 2023

Apocalypse Now



                                                              Apocalypse Now

por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 884)

 

“En días tales, la casualidad vive sus momentos más gloriosos:

 se convierte en la auténtica reina y señora de la historia”.

Ryszard Kapuściński

Pese al dolor que naturalmente invade a su familia, sólo fue uno más de los que todos los días sufren los más pobres, pero el asesinato de Daniel Barrientos, un conductor de colectivos en La Matanza, parece haber sido la gota que derramó el vaso de la angustia generalizada que, sin fisuras, reina en los conurbanos de todo el país; La inseguridad es allí algo todavía más preocupante que la inflación, pese a que ésta destruye a la sociedad hasta sus cimientos, en especial porque es debajo de la pirámide donde más hiere.

 

Cuando a ese sangriento episodio se sumó la reacción destemplada y violenta de Sergio Berni y Axel Kiciloff, que apelaron al sempiterno complot opositor-sinárquico en contra del proyecto nac&pop que finjen encarnar, la indignación siguió subiendo y los espontáneos coparon titulares y redes. Y estalló definitivamente cuando se montó un operativo swat digno de una película de clase B para detener a trabajadores, presuntos agresores del patético Ministro que se autopercibía Superman.

 

Cristina Fernández, demostrando una vez más la desconexión con la realidad que la afecta, se fue a la banquina cuando comparó la tragedia real con el sospechoso atentado del que fue objeto: “tuve más suerte que él, porque no salió la bala”. A pocos meses de las cruciales, fue un torpedo que abrió un enorme rumbo bajo la línea de flotación del Titanic en que se ha convertido ya el Frente de Todos, un tremendo agujero por el cual se fugan, en tropel, los votos de sus enclaves más fieles, que han dejado de ser interpretados por el peronismo; cada vez se justifica más calificar a este proyecto de populismo saqueador como triste, solitario y final.

 

Volando por debajo del radar ciudadano -un penoso remedo de las hazañas de nuestros gloriosos aviadores en Malvinas-. que sólo registra las cotidianas aflicciones personales que nos tienen a tan mal traer, la maltrecha Argentina sufrió en las últimas semanas los monumentales bombazos que llegaron desde los tribunales de Nueva York y de Londres. Las sumas comprometidas son de tal magnitud que, prácticamente, equivalen a nuestra secular deuda con el FMI.

 

Sin duda alguna, las causas eficientes de semejante desastre son la soberbia y la impunidad del kirchnerismo pero, sobre todo, la manifiesta incapacidad de quien sueña con ser reelecto como Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, el mismo que, como Ministro de Economía de la emperatriz del Calafate, negoció tan ruinosamente con Repsol, con los holdouts y con el Club de Paris y falsificó las estadísticas para esconder el crecimiento del PBI. Aunque las decisiones políticas no sean justiciables, la Argentina alguna vez debería responsabilizar personal y patrimonialmente a quienes la representan mal y le infieren tantos e irreparables perjuicios.

 

El FMI, una vez más, se puso anteojeras para revisar el cumplimiento de las metas fijadas en los acuerdos de refinanciación y, de esa manera, abrió nuevamente su generoso bolsillo, fingiendo no notar la inventiva de Sergio Massa y su equipo de mentirosos que, con tanta eficacia, hacen “contabilidad creativa”. Aunque no constituyó una sorpresa, el Aceitoso sacó de su inagotable galera otro conejo muerto, ahora denominado “soja III”, que permitirá a algunos sectores del complejo agro-industrial vender al Banco Central sus dólares a $ 300, para lo cual el Gobierno nuevamente deberá imprimir centenares de miles de millones de papelitos de colores, dando nuevo impulso a la incontrolable inflación.

 

Aclaro que no creo en las supuestas informaciones que proporcionan las encuestas porque muchas empresas, todavía lejos de las elecciones, dicen lo que sus clientes quieren y pagan y luego, más cerca, las ajustan para no comprometer su prestigio, porque todas dan cuenta de un enorme porcentaje de entrevistados que se niegan a responder y porque nadie sabe a qué numero llegará la abstención, expresión clara del hartazgo social.

 

Hace algunas semanas, en esta columna enumeré los tres escenarios en que se desarrollará un ya casi seguro ballotage: 1) Juntos por el Cambio (JxC) vs Frente de Todos (FdT); 2) Javier Milei vs FdT; y 3) JxC vs Milei. Hoy, si bien los tres siguen claramente vigentes, el resultado final se ha modificado dado que, si bien los dirigentes de las coaliciones siguen recitando el viejo mantra “el que gana gobierna y el que pierde acompaña”, no es seguro que los votantes obedezcan a las cúpulas partidarias; así, el comportamiento final de los electores seguirá siendo una incógnita.

 

Me refiero, por ejemplo, al caso en que se diera la variante 1; ¿por quién optarían quienes apoyaron a Milei en la primera vuelta?, ¿sería lo mismo para ellos que fuera candidato del FdT Daniel Scioli, Wado de Pedro o algún nuevo invento de Cristina Fernández, y Patricia Bullrich u Horacio Rodríguez Larreta, en JxC; y así hasta el infinito. En especial porque, en medio del fracaso del Gobierno en todos los campos, ya no parece tan disparatado imaginar que el FdT pueda resultar tercero.

 

Como se ve, el final sigue abierto y, por la sensación de fatalidad que impera en el ánimo de todos los dirigentes del oficialismo ante la inminencia de una bestial y previsible paliza en las urnas, nada resulta descartable en el futuro, por muy trágico que pueda resultar dados los antecedentes que exibe el peronismo en su historia. Mientras tanto, feliz Pascua de Resurrección, Jag Sameaj Pésaj o Ramadan Mubarak, según sea su creencia.

 

Bs.As., 8 Abr 23