viernes, 28 de mayo de 2021

Preguntas y comprobaciones

 


Preguntas y comprobaciones

por Enrique Guillermo Avogadro (N° 787)

 

“Para corromper a un individuo, basta con enseñarle a llamar ‘derechos’

 a sus anhelos personales, y ‘abusos’ a los derechos de los demás”.

 Gilbert Keith Chesterton

 

En el actual escenario, ¿qué probabilidades tenemos de superar la grieta, si uno de sus lados, precisamente el oficialismo, lo que pretende es destruir a la República tal como la describe la Constitución? La semana pasada pregunté cómo podría nuestro país emerger de la profunda crisis institucional, política, económica, social, educacional y sanitaria que, tan multifacética, lo golpea como nunca antes y, como respuesta, formulé un dilema de hierro: votaremos a quienes nos ofrezcan los mismos espejitos de colores que nos trajeron hasta aquí o a quienes nos dijeran que harán lo necesario (reducción del gasto público, disminución drástica de la inflación, privatización de las empresas deficitarias, liberación del comercio y las exportaciones, reforma fiscal y laboral, combate a la corrupción y al narcotráfico, regulación de la inmigración, etc.) para terminar con esta catástrofe producida por esa otra pandemia, el populismo, mucho más compleja que la que trajo el virus y que nos enferma hace tantas décadas.

 

Con enorme pena, me inclino a creer que, por distintos factores (falta de educación, pobreza y miseria, dádivas tarifarias y planes), la opción que mayoritariamente escogeremos será la primera, aún si los elegidos, como sucedió con Carlos Menem, hicieran después exactamente lo contrario a lo prometido en campaña. Pero, si quienes llegaran al poder con este ardid no fueran peronistas, seguramente se fundaría de inmediato un nuevo “club del helicóptero” formado por organizaciones sociales trotskistas, gremios de todo color, “trabajadores de la educación” y hasta subversivos autóctonos e importados, como el que en épocas muy recientes intentó expulsar a Mauricio Macri de la Casa de Gobierno antes de tiempo.  

 

Tal como quien esto escribe predijo hace tiempo, el kirchnerismo está buscando el default con el Club de Paris y el FMI y profundizando, intencionalmente, todos esos dramas sociales porque busca transformar a toda la sociedad en paupérrima y Estado-dependiente, como hicieron sus númenes cubanos y venezolanos. La carta que firmaron el 25 de mayo tantas de sus sucias espadas en ese sentido lo probó con creces.

 

Un tema absolutamente vinculado a éste es la clara deriva de nuestra política exterior hacia los dictados del Foro de São Paulo y el Grupo de Puebla, que ha obligado al Gobierno a exagerar su hipocresía internacional, tal como demostró el reciente retiro de la Argentina de la denuncia que muchos países formularon contra Nicolás Maduro ante la Corte Penal Internacional por la probada violación de los derechos humanos, traducida en asesinatos, torturas, secuestros y censura a la prensa que comete diariamente, o la negativa a condenar a la organización terrorista Hamas, equiparándola con Israel. Y el financiamiento oficial del viaje de una multitud de izquierdistas radicales a Colombia para incentivar allí las violentas e inducidas protestas que allí se realizan amerita la calificación de cínica e hipócrita que le adjudico.

 

Todo esto da cuenta del claro alineamiento de la Argentina con el eje formado por Rusia, China, Irán, Nicaragua, Cuba y Venezuela, y en la demostrada vocación por recurrir al auxilio de Xi Jinping para sus necesidades pre (vacunas) y post (financieras, pero imaginadas) electorales.

 

Todo ese panorama me obliga a formular otras preguntas: dado que ya no resulta posible financiar este Estado elefanteásico por la falta de crédito interno y externo ¿es factible realizar esos imprescindibles cambios en democracia?; aclaro que no hay posibilidad alguna de un golpe militar, porque las fuerzas armadas ya no son revolucionarias ni el mundo aceptaría hoy algo así. Pero ¿se reproducirán aquí convulsiones sociales de la magnitud de las que ocurrieron en Ecuador y todavía se ven en Chile y Colombia?; de producirse, ¿cómo reaccionaremos? Entonces, ¿cómo salir sin disolvernos como nación independiente? No tengo respuesta, pero todos debiéramos reflexionar con urgencia sobre este tema.

 

En otro orden de cosas, si usted ha tenido la enorme paciencia de leer mis antiguas notas recordará que, luego del intencional aborto de la candidatura de Daniel Reposo para ocupar el cargo de Procurador General, por haber falseado su declaración de antecedentes académicos, Cristina Kirchner propuso a Alejandra Gils Carbó, que fue aceptada por todo el arco político en forma casi unánime. ¿Estaremos ante una situación similar, donde el rol de Reposo lo ocupe ahora la resistida pretensión de modificar la ley de la Procuración, y el papel de la ex Procuradora militante lo desempeñe hoy el Juez Daniel Rafecas? ¿Nuevamente actuarán con angelical inocencia los senadores de Juntos por el Cambio, impulsados por las declaraciones de Elisa “Lilita” Carrió, que lo considera un mal menor? No hay que olvidar que este magistrado rechazó la denuncia del asesinado Fiscal Alberto Nisman contra la entonces Presidente y su entorno por traición a la Patria (memorándum con Irán) sin siquiera abrir su investigación.

 

Para terminar, sólo me resta expresar mi sincero apoyo y respaldo, personal y profesional, a Patricia Bullrich, que tuvo el enorme coraje cívico de desnudar la maloliente trama de inmunda corrupción y capitalismo de amigos que rodea a la falta de vacunas en la Argentina, convertida en un indudable delito de lesa humanidad, precisamente en el país que, con casi 77.000 muertos, alcanzó el podio de fallecimientos por millón de habitantes, sumados a una curva de contagios que no cesa de ascender.

 

Bs.As., 29 May 21

viernes, 21 de mayo de 2021

Discursos bastardos

 


Discursos bastardos

por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 786)

 

“Se acabaron los valientes y no han dejado semillas. ¿Dónde están los que salieron a libertar

 las naciones o afrontaron en el sur las lanzas de los malones? ¿Dónde están los que a la

 guerra marchaban en batallones? ¿Dónde están los que morían en otras revoluciones?”.

  Jorge Luis Borges

 

Estamos acostumbrados a las mentiras de este personaje cínico y canalla que elegimos como Presidente, pero su mensaje del jueves superó sus propios records de hipocresía. Aparentemente emocionado, agradeció a los campeones de la democracia e incumplidores Vladimir Putin y Xi Jinping y a su “amigo” Andrés López Obrador su inexistente apoyo, llamó a la unidad de los argentinos para enfrentar esta catástrofe y, simultáneamente, lanzó ataques a la Ciudad de Buenos Aires, a las provincias e intendencias y, cuando no, a la Corte Suprema.

 

No asumió responsabilidad alguna por la catástrofe sanitaria, social y económica que ha provocado su inútil y corrupta gestión, no pidió disculpas por el fracaso de la costosísima cuareterna que impuso y no dio las razones por las que carecemos de las vacunas más reconocidas; y no lo hizo porque hubiera implicado confesar los delitos de lesa humanidad que ha cometido para convertirnos en el tercer país con mayor número de muertos por millón de habitantes, y por los cuales será juzgado. Aunque no haya sido él mismo quien impidió la llegada de esas vacunas para favorecer el capitalismo de amigos y coimear o forzado a China y Rusia como únicos proveedores, ni haya robado personalmente las pocas que llegaron u organizado los vacunatorios VIP, sin duda es el “responsable mediato” de todo; esa calidad es la que mantiene en la cárcel a cientos de militares, porque “hubieran debido saber” lo que pasaba bajo su mando, condenados a prisión perpetua.

 

El martes, cuando se reunieron las comisiones de Justicia y Asuntos Constitucionales de la Cámara de Diputados, perdí las esperanzas en una recuperación de la República (por algo es su nombre) Argentina. Discutían nada menos que la reforma al régimen de la Procuración General para adaptar la forma de designación y remoción de su titular y el acotamiento de su mandato, hoy vitalicio, a las necesidades del kirchnerismo en orden a obtener la impunidad de Cristina Fernández y la persecución a los disidentes. Es cierto que el tema resulta demasiado técnico para muchos pero, mientras unos pocos protestábamos en la calle, el resto de la sociedad miraba fútbol o se preparaba para VideoMatch, en una clara muestra del tobogán de degradación por el que nos deslizamos hace décadas hacia el abismo. Sólo nos rescató de la total ignominia la encendida participación de la Diputada Silvia Lospennato, que desnudó la total alienación de la agenda kirchnerista respecto a los urgentes problemas de la sociedad: salud, pobreza y miseria, desocupación, inflación, inseguridad, corrupción, etc..

 

En la medida en que la discusión sobre ese siniestro proyecto de ley, resistido por todo el arco empresarial y con destino de aborto en la Justicia, coincidió con la declaración de una nueva y suicida guerra contra el campo, me puse a pensar en la razón de la aceleración ordenada por la PresidenteVice, obvia autora intelectual de ambas iniciativas. Me parece que hay una sola y unívoca respuesta: el miedo; por eso necesita nuevamente fabricar enemigos y victimizarse. A esta altura del año y con las simultáneas crisis que estamos viviendo, ya se ha convencido que no podrá obtener los legisladores que le faltan para alcanzar los dos tercios del Senado y disponer de quórum propio en Diputados. Y la cuenta por todo lo que está rompiendo para llegar con alguna fuerza a octubre (o noviembre) –emisión, tarifas, vacunas- aterrizará en el escritorio de su patético mandatario al día siguiente de las elecciones, y habrá de pagarla con fuertes riesgos judiciales y votos perdidos con vistas a 2023.

 

Más allá del rastrero y vil papel que están interpretando casi todos los líderes de la oposición, incapaces de unificar sus posiciones para no exhibir públicamente sus patéticos desencuentros, también me pregunto por qué son una nulidad a la hora de ofrecer propuestas y planes a la sociedad que la conviertan en una verdadera alternativa de poder. Eso deriva en otro gravísimo problema: el populismo que nos autoinfligimos ha convencido a muchos que el Estado debe hacerse cargo de todo lo que consideran un derecho (luz, agua, gas, fútbol, etc.), no importa quién deba pagarlos. Este disparate, que lleva al inmenso déficit fiscal y que sólo puede atenderse con más emisión e impuestos, es incentivado desde el poder con absurdas regulaciones e intervenciones, y ha hecho desaparecer las inversiones; basta mirar qué sucede con el petróleo y el gas, la minería y el litio, la pesca, etc., o cuántas empresas internacionales se han despedido de la Argentina.

 

Esa insólita tara que padecemos nos pone frente a una opción de hierro: optaremos entre quienes propongan seguir emborrachándonos en esta fiesta impagable y quienes, convencidos de la locura que eso conlleva, se verán obligados a mentir para llegar al poder; Carlos Menem reconoció una vez que, si hubiera dicho qué iba a hacer como Presidente, no lo hubieran votado. ¿Es este dilema el que impide que Juntos por el Cambio haga público un plan concreto –si es que lo tiene- y a los partidos liberales, que ya los han presentado, mostrarse más agresivos en sus propuestas?

 

Un escenario en el que la oposición deberá mostrarse mucho más activa y, sobre todo, unificada es en las redes sociales, que son el nuevo campo de batalla en que se dirimen los relatos. Aún estamos a tiempo, pero muchos figurones deberían renunciar a sus apetencias personales para pensar sólo en el país y no poner en riesgo mayor un ya improbable futuro; sobran ejemplos en nuestro glorioso pasado.

 

Bs.As., 22 May 21

viernes, 14 de mayo de 2021

Sólo infantil ingenuidad

 



 

Sólo infantil ingenuidad

por Enrique Guillermo Avogadro[i] (Nota N° 785)

 

“La democracia había sido borrada del parlamento alemán casi sin protestas. Y los poderes otorgados a un hombre que sabe usarlos, rara vez son devueltos”. John Toland

 

Recuerdo un esencial artículo que publicó, hace once años José Enrique Miguens, al que tituló “Darse cuenta”;  explicó allí el fallecido sociólogo que el nazismo, que sólo había obtenido el 33% de los votos pero había conseguido formar gobierno en 1933, presentaba al Reichstag un proyecto de ley,  obtenía el apoyo de los conservadores y obtenía su sanción; luego, proponía otro, que era votado por los socialistas; y un tercero gustaba a los socialdemócratas. Cuando los alemanes despertaron, Adolf Hitler había concentrado todo el poder y el mundo se enfrentó a la II Guerra Mundial y al exterminio de judíos, homosexuales, gitanos, enfermos, disidentes, etc..

 

Después del duro cachetazo que le propinó la Corte Suprema por sus inconstitucionales pretensiones sobre la autonomía de la ciudad de Buenos Aires, el Gobierno continúa avanzando sobre la República, tal como quedó demostrado con los proyectos para postergar las elecciones –que una ingenua oposición convalidó, sin siquiera reclamar la boleta única- y, sobre todo, para otorgar al penoso Presidente (y, por ende, a su mandante) facultades extraordinarias, teóricamente circunscriptas a la salud pero, en la práctica, limitantes de las atribuciones de las provincias y de las libertades individuales, en un remedo de la Ley de Habilitación que obtuvo Hitler, en 1934, para terminar con la división de poderes.

 

Este disparate, expuesto como tal con la más elemental lección de derecho por el Presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, en la cara de Alberto Fernández durante la segunda escala del patético viaje que éste está realizando por algunas capitales europeas, sin duda será anulado a corto plazo por la misma Corte, que ya ha dejado muy en claro que no tolerará manotazos contra la Constitución y el federalismo.

 

¿Por qué Juntos por el Cambio se prestó a la innoble tarea de postergar el calendario electoral? El Frente de Todos aceptó la inclusión de una cláusula que estableció que era “por única vez” y la oposición se quedó contenta con ese “logro”. ¿Ignora acaso que enfrente sólo hay mafiosos que nunca respetan un compromiso? ¿En qué evidencias científicas apoyó su decisión? ¿Quién puede prever cómo estará la situación de la pandemia y de las vacunas en septiembre? ¿Olvidó que una enorme cantidad de países, muchos de ellos latinoamericanos, celebraron sus elecciones normalmente, a pesar de los contagios? ¿Por qué pudieron votar los bolivianos en escuelas argentinas, y no podremos hacerlo nosotros cuando estaba previsto?

 

El Gobierno sueña que, para la primavera, la economía estará mejor,  habrá conseguido superar su (tan corrupto) fracaso en la compra de vacunas y conseguirá las necesarias para inmunizar prioritariamente a sus huestes, como ya hizo con Carlos Zannini, Horacio Verbitsky y tantos otros ladrones VIPs; mientras tanto, continuará aterrando a la sociedad con sus sospechosas estadísticas de contagios y muertes. Podrá hacer entonces que miembros de La Cámpora y de los movimientos sociales ocupen la mayoría de los puestos de presidente de mesa electoral; en resumen, estará agregando otra pieza al cajón de herramientas disponibles para el fraude.

 

El Estado de Derecho, la Constitución y la Justicia están bajo fuego graneado sin que aparezcan demasiadas voces, más allá del periodismo y la academia, que lo pongan en blanco y negro todos los días. ¿Reaccionó a gritos la política cuando el vernáculo imitador de Jimmy Hoffa, Hugo Moyano, extorsionó públicamente a Francisco de Narváez, nuevo dueño de Walmart Argentina, para que pagara una monumental e injustificada indemnización a sus camioneros?, ¿qué dice hoy mismo, mientras ese corrupto sindicalista bloquea a una pequeña empresa de logística? ¿Qué hizo frente al inconstitucional recorte de fondos a la Ciudad Autónoma?

 

En otro orden de cosas, ¿no percibimos que Cristina Fernández quiere que la Argentina caiga en un nuevo default con el Club de Paris y con el FMI, además de llevar a la misma situación a las empresas a las cuales les ha prohibido pagar sus obligaciones externas? El permanente esmerilado al que somete al Ministro de Economía, Martín Guzmán, que inexplicablemente no ha renunciado aún, tiene ese propósito, y que sea el “pelotudo” Senador Oscar Parrilli su principal vocero lo confirma con creces. Y esa posición busca convertir a China en el peligroso financista de única instancia.

 

Tenemos que entender todos que a estos tipos que nos gobiernan nada les importa, con excepción de triunfar en sus grandes proyectos de impunidad y permanencia hereditaria; y que todas sus acciones, como en el ajedrez, tienen objetivos que sólo se verán varias jugadas después. Si la ciudadanía continúa cayendo en la trampa infantil de analizar cada movimiento aisladamente, cuando despierte será demasiado tarde.

 

Los sufridos lectores me preguntan qué se puede hacer para evitar este trágico final. Existe una sola respuesta: la sociedad civil debe organizarse masivamente para actuar y defender, en todos los terrenos, a la República y su Constitución, aunque ésta sea el adefesio de 1994. El mundo, y también la Argentina, están llenos de ejemplos de reacciones a favor de la democracia y en contra de quienes quieren subvertirla y transformar a cada país en una monarquía absoluta; es cierto que, muchas veces, es riesgoso hacerlo y cuesta dolorosamente caro, pero no hay alternativas. Se lo debemos a nuestros hijos y nietos, tanto como a nuestros ancestros.

 

Bs.As., 15 May 21



[i] Miembro del Consejo Consultivo de República Unida

viernes, 7 de mayo de 2021

Un horizonte de perros

 


Un horizonte de perros

Por Enrique Guillermo Avogadro[i] (Nota N° 784)

 

“Cuando la prudencia está en todas partes, el valor no está en ninguna”.

 Desiré Félicien-François Mercier

 

Hace pocos días, pregunté a Cristina Fernández cuando ordenaría a sus sicarios tomar el Palacio de Justicia. El fallo de la Corte Suprema del martes, pese a lo anticipado, no sólo sorprendió al Ejecutivo sino que aceleró la embestida contra el Poder Judicial de los mastines más salvajes del Instituto Patria; a partir de entonces, esa pregunta se volvió retórica. El horizonte de perros ladra ya no muy lejos del río.

 

Tal como sostienen los pocos halcones de la oposición, es probadamente imposible negociar con el oficialismo, que ha decidido declarar la guerra a la Constitución y a las instituciones de la República. ¿Qué diálogo se puede mantener con enceguecidos dogmáticos siempre dispuestos a puñaladas traperas y militantes de la impunidad y la tiranía? Porque eso es lo que está sucediendo: encaramados sobre el 48% de los votos que obtuvieron en 2019, han resuelto que, para ellos, no rigen la división de poderes, los derechos individuales, el respeto a las minorías, el imperio de las sentencias, la libertad de prensa, el federalismo y la autonomía de las provincias.

 

Alberto Fernández lo anunció el miércoles, cuando dijo que los fallos judiciales y las tapas de los diarios no le impedirán hacer lo que quiera. Lo que ese patético acto realizado en Ensenada escenificó fue su definitiva renuncia a ser algo más que un mero empleado de su jefa; a partir del ridículo stand-up del triste payaso de fama internacional en que se ha convertido, la escasísima autoridad que conservaba se fue por la cloaca y no podrá imponer ninguna medida que se le ocurra, ya que nadie obedece a un probado incapaz y compulsivo mentiroso, como mínimo cómplice del saqueo generalizado de las vacunas, de los test y de las compras de alimentos durante la cuarentena. Las aceptadas humillaciones a las que fue sometido en estos días, comenzando por su imposibilidad de despedir a un funcionario de cuarto nivel, trajo a mi memoria un grito que se gestó en la campaña de 1973: “Qué lindo, qué lindo que va a ser, el Tío en el gobierno y Perón en el poder”. Que se refiriera a Héctor Cámpora prueba cuánta razón tuvo Karl Marx cuando escribió, en su “18 de Brumario”, la mención a la historia que siempre se repite, la primera vez como tragedia y la segunda como farsa.

 

Como muchos alertamos a la sociedad hace tiempo, no porque seamos profetas sino meros observadores de la realidad, resulta de todo punto de vista imposible que Cristina Fernández se resigne y acepte una derrota en las urnas este mismo año; y lo entenderá como tal si no consigue hacerse con los senadores y diputados que necesita para contar con las mayorías especiales que le permitirían gobernar sin tasa, colonizar definitivamente al Poder Judicial y nombrar a un Procurador General que le responda; en resumen, sino obtuviera la impunidad que busca.

 

Ese objetivo de mínima no está hoy a su alcance, ya que conspiran contra él el generalizado pesimismo social, el cierre de las escuelas, la inocultable corrupción, la creciente pobreza, la imparable inflación, el masivo cierre de empresas, la pérdida de cientos de miles de puestos de trabajo y la terrible inseguridad que generan los narcotraficantes que el poder cobija. El único remedio que conoce el Gobierno para controlar las libertades individuales y la veloz circulación de dinero es la cuarentena estricta; pero ésta ya resulta inaplicable, precisamente porque nadie cree en Alberto Fernández y su desaparecido equipo de ¿científicos?, que tanto daño causaron a la ya maltrecha economía nacional.

 

Es por ello que hoy se incrementa el virulento ataque de sus corifeos más indignos a las instituciones. En la medida en que la Corte Suprema y otros tribunales inferiores han asumido finalmente el rol constitucional que les corresponde de impedir los abusos del Ejecutivo e, inclusive, del Legislativo, sólo cabe esperar que esos avances vayan in crescendo y que, a corto plazo, se transformen en violentos. Después de las duras derrotas electorales que sufrió el marxismo de la mano de Guillermo Lasso, en Ecuador y, sobre todo, de Isabel Díaz Ayuso, en Madrid, que han servido de advertencia a las izquierdas latinoamericanas, sugiero observar lo que están haciendo hoy mismo en Chile, en Colombia y hasta en el sur argentino para atentar contra la democracia.

 

En todos esos escenarios, patrocinados y solventados por el Foro de San Pablo y el Grupo de Puebla, están presentes comandos venezolanos, guerrilleros colombianos de las FARC y peruanos de Sendero, falsos mapuches y, llegado el momento, aparecerán aquí los asesinos liberados, los delincuentes importados, los policías corruptos, los narcosicarios, los barrabravas y otros miembros de ese corrosivo lumpenaje, como las patotas de Hugo Moyano y de Juan Pablo “Pata” Medina. Dinero para solventar ese ejército no falta, pues el kirchnerismo se ha apoderado de todas las cajas del Estado y no dudará en utilizarlo para ese siniestro propósito, ya que necesita asegurarse la perpetuidad de la que gozan Nicolás Maduro, Daniel Ortega y el régimen cubano, aunque más no sea para evitar que Cristina Fernández y sus hijos terminen con sus huesos en la cárcel que merecen.

 

Todos los ciudadanos, que hemos jurado a la bandera defenderla hasta perder la vida, estamos llamados a hacerlo ahora por la Constitución, en todo y cualquier terreno, como los espartanos de Leónidas en las Termópilas, ya que las fuerzas armadas no están dispuestas a jugarse nuevamente por una sociedad tan hipócrita y voluntariamente desmemoriada. Si no lo hacemos, perderemos la República y el futuro. ¿Con qué cara miraremos entonces a nuestros hijos y nietos?

 



[i] Miembro del Consejo Consultivo de República Unida

viernes, 30 de abril de 2021

Genocidas, y ladrones reincidentes

 


Genocidas, y ladrones reincidentes

por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 783)

 

“Ver cometer un crimen en calma, es cometerlo”,

 José Martí.

 

Néstor Kirchner buscó revestirse con los fueros que otorga la izquierda; para lograrlo cooptó a los organismos de derechos humanos tuertos, a los que financió sin medida, y consiguió la derogación de las leyes de obediencia debida y punto final que, sabiamente, había promulgado Raúl Alfonsín para pacificar el país. A partir de entonces, el demostrado invento de los 30.000 desaparecidos se transformó en dogma, y María Eugenia Vidal, a la sazón Gobernadora de la Provincia de Buenos Aires, no vetó la ley que impide cuestionar, con datos y hechos, esa manifiesta falsedad.

 

El muerto evitó ser cuestionado por el saqueo que realizó hasta dejar exhausto al país, y que su viuda continuó, tal como demostró esta misma semana el Tribunal Oral Federal N° 4 en un fallo que ocupó más de 3000 fojas. Los anteriores gobiernos kirchneristas habían cometido un claro delito de genocidio al robar tantos fondos que, claramente, faltaron en hospitales, agua corriente y cloacas y hasta alimentos; la trágica situación de los wichi y de los qom, a los cuales se busca exterminar, y de los habitantes del Conurbano profundo, que siguen chapaleando en el barro y a los que el paco destruye, ratifica esta aseveración.

 

Pero nunca la vocación por el latrocinio había llegado a un punto como el actual, cuando la avaricia y el afán de acumular ha producido –según las propias informaciones del Gobierno- más de 63.800 muertes por la corrupción en el proceso de adquisición de las vacunas y que la Argentina sea de los tres países del mundo que peor han conducido el proceso. Y todo eso cubierto por una bruma que emula el escenario de la guerra de Malvinas, sin su maravilloso heroísmo pero con la épica habitual del relato, que pretende ocultar desde los responsables directos hasta la multitud de funcionarios, secretarios, choferes, amantes y demás que se saltaron la fila.

 

Nadie ha explicado por qué la Argentina no pudo acceder a los 13,3 millones ofrecidas por Pfitzer o renunció al 90% de las que puso a nuestra disposición el programa Covax, de la Organización Mundial de la Salud, a un precio muchísimo menor. En cambio, pagó a Hugo Sigman US$ 60 millones por vacunas de AstraZeneca que nunca llegaron y que, además, son resistidas por el primer mundo. Ahora, un funcionario confesó que, con ilegal información privilegiada, puso en carrera (y financiará) a Marcelo Figueiras, de Laboratorios Richmond, por la Sputnik V, que no ha autorizado Brasil por la falta de transparencia en los datos científicos que ofrece.

 

Lo mismo sucede con las razones que llevaron al Gobierno a pagar costosísimos viajes de Aerolíneas Argentinas a Beijin y Moscú, a ofrecer a Cuba financiar el proyecto de fabricar su vacuna “Soberana", y a la concesión exclusiva de los testeos en Ezeiza a una empresa (LabPax) recién creada, tal como sucedió en 2003 con la constructora de Lázaro Báez. Y con la infame politización de la vacunación en la Provincia de Buenos Aires, que se realiza en casas particulares de militantes de La Cámpora y de movimientos sociales, en desmedro de los establecimientos sanitarios disponibles, como salas de primeros auxilios y hospitales públicos.

 

Lo expuesto hasta aquí y las pruebas que todos los días aportan las investigaciones médicas y periodísticas bastaron para que un Fiscal federal, ante una denuncia privada, impulsara una requisitoria penal contra el Presidente Pinocho, el ex Ministro de Salud -Ginés González García- y su sucesora -Carla Vizzoti, a quien sólo llamó como testigo- y, por supuesto, los dueños de droguerías mencionados, tanto por la masacre que han producido –duplicamos los índices de contagio y mortalidad de India, y tenemos diez veces más fallecidos por cada millón de habitantes, después de la cuarentena más prolongada del mundo- cuanto por este nuevo desfalco.  

 

En este caso sí resulta aplicable la imprescriptibilidad del delito de lesa humanidad, descripto y sancionado por el Tratado de Roma, que entró en vigor el 1° de julio de 2002 y que, ratificado por la Argentina, fue aplicado aquí con retroactividad a los dos mil ancianos militares presos, algo prohibido en el propio tratado; pero no debiera sorprendernos, ya que el sistema penitenciario les impide acceder a la vacunación contra el Covid, a pesar de constituir claramente un grupo de enorme riesgo, tal como lo ha probado la mortal difusión del virus en las cárceles en que se encuentran.

 

Mientras la pandemia sigue golpeando, y aterrando, a la ciudadanía, la nefasta araña en que se ha convertido la PresidenteVice mantiene un estruendoso silencio sobre el tema, pero continúa tejiendo sus redes para lograr la impunidad para los innumerables crímenes que ha cometido. Ahora, la ofensiva la encabeza ante el H° Aguantadero el Ministro de Justicia, Martín Soria, que pretende terminar con la independencia de la Procuración General y llevarse puesto al Procurador interino, Eduardo Casal.

 

A los diputados más lábiles, esos tan proclives a estirar la mano para recibir sobres y favores, que simulan inocencia al aceptar las inconstitucionales posiciones del oficialismo pero introduciendo algunos cambios en el texto que recibió ya media sanción en el Senado, debemos recordarles que no pueden engañarnos ya que a éste, cuya mayoría obedece rastreramente las órdenes de Cristina Fernández, le bastará con insistir en su postura para convertir en ley el original.

 

Bs.As., 1 May 21

viernes, 23 de abril de 2021

¿A la Rural de Palermo o al frigorífico?

 


¿A la Rural de Palermo o al frigorífico?

por Enrique Guillermo Avogadro

 

“De nada vale una urna si el que mete el voto en ella es analfabeto, y

 que con muchas mulas de varas, ovejas pasivas o cerdos satisfechos

 en lugar de ciudadanos, no hay quien saque un país adelante”.

    Arturo Pérez-Reverte

 

Estamos en un brete terminal y sólo nosotros tenemos la capacidad de elegir entre algún futuro razonable o si, por el contrario, convertiremos a Tato Bores, en su recordado rol de arqueólogo, en un preclaro profeta; vestido de safari, contaba “Dicen que aquí hubo un país que se llamaba Argentina”, señalando un mapa de América del Sur en el cual, simplemente, nuestro país faltaba, reemplazado por el océano. ¿Queremos ir a competir en la feria global o nos resignamos a desaparecer, como ha sucedido con tantas civilizaciones y naciones en el pasado?

 

Hace casi ochenta años que nos deslizamos rápida o lentamente por una pendiente que ha hecho que nuestro país resulte absolutamente irrelevante en el planeta, que nadie nos tenga en cuenta en el concierto mundial (salvo para expoliarnos, como China), ni siquiera en América Latina. Contemporáneamente hemos logrado que cuatro (seis, si hablamos de los chicos) de cada diez habitantes sean pobres y muchos tengan hambre.

 

Hasta aquí nos han traído la extendida corrupción pública y privada y los populismos de todos los colores y, peor aún, la idea de que sólo tenemos derechos y no obligaciones ha permeado en todas las clases sociales. Una inmensa mayoría de nuestros ciudadanos cree que no tiene por qué pagar los servicios (energía, transporte, comunicaciones, salud, educación, seguridad y defensa). Pretenden que se nos “regalen” la electricidad y el gas que usamos, los colectivos y trenes con los que viajamos, y hasta el fútbol que vemos, mientras exigimos excelentes prestaciones; a la vez, no nos indigna la bajísima la remuneración de nuestros médicos y enfermeros, profesores y maestros, policías y soldados, y jubilados y pensionados.

 

Hubo pruebas recientes de ese disparate generalizado. Con la energía subsidiada durante los anteriores gobiernos kirchneristas, muchos miembros de las clases más acomodadas calentaban el agua de sus piscinas y, cuando el gobierno de Macri intentó ajustar las tarifas, el 48% de la sociedad eligió a los Fernández², encandilada por sus cantos de sirena. Hoy, si la oposición explicara que se acabó la fiesta y hay que pagar la cuenta, que somos una nación pobre sobre un territorio ubérrimo, que es imperioso hacer drásticas reformas y reducir el gasto público porque ya no tenemos a quien pedir prestado, seguramente volvería a perder las elecciones, aún en medio de la sideral catástrofe moral, económica, sanitaria, social y educativa que la actual gestión ha producido.

 

Algunos miembros de la oposición no encuentran el camino; continúan actuando caballerescamente pese a que están jugando con tramposos y tahúres inescrupulosos. Deben convencerse de que con el kirchnerismo y con su jefa es imposible negociar nada, y la única actitud valedera es enfrentarlo en todos los terrenos y plantar cara a los avances que, diariamente, realiza sobre la poca institucionalidad que nos queda. Hubieran debido entender que las elecciones de este año serán esenciales y peligrosas, pero han permitido que el Gobierno importe votantes pobres y que fuertes espadas del Instituto Patria se encaramaran en la Justicia electoral, ocupando el crucial Juzgado Federal N° 1 de La Plata –Alejo Ramos Padilla- y un cargo en la Cámara Nacional Electoral (Raúl Bejas, ex apoderado del PJ de Tucumán).

 

Entonces, ¿cómo solucionar ese trágico intríngulis? En el mundo entero, la democracia está siendo cuestionada y, tampoco en este tema, somos los argentinos una excepción. Especialmente porque, como está a la vista, nuestros actuales mandatarios no sólo descreen de ella sino que, para cumplir sus objetivos de impunidad y trascendencia dinástica, quieren terminar con la Constitución, con el Poder Judicial y con la Procuración; a estos propósitos se endereza toda su proceder, incrementando la canallesca  pobreza –para garantizar la dependencia del auxilio estatal- e impidiendo la educación, sumergiendo en el barro sindical más inmundo a todo el genial proyecto de Domingo F. Sarmiento, que nos transformó en un faro mundial.

 

Las imperiosas reparaciones –fiscales, laborales y previsionales, educacionales, políticas, económicas, financieras y monetarias, sociales, de relaciones exteriores, seguridad y defensa- que tenemos que hacer en esta nave que llamamos Argentina enfrentan todo tipo de obstáculos, partiendo del más grave que es, precisamente, esa convicción generalizada de feliz dependencia del Estado para sobrevivir que he descripto más arriba; pero a ella debemos sumarles las que provienen de la misma corporación política (refractaria a ceder privilegios), del excesivamente protegido empresariado (siempre dispuesto a pescar en la bañadera y cazar en el zoológico) y de los extorsionadores sindicatos que, salvo honrosas excepciones, traban la educación y cualquier posibilidad de reforma laboral, a pesar de la pérdida de empleos que conlleva el anacrónico sistema actual.

 

Pero la historia reciente nos confirma que, sin amplias mayorías en las cámaras legislativas, de las que ninguna fuerza política dispone ya, y sin audacia y férrea voluntad del Ejecutivo, nada resultará posible. Entonces, ¿cómo lograrlo? Debemos encontrar, olvidando la corrección política, algún formato de gobierno que nos permita enfrentar al gran enemigo, el socialismo del siglo XXI, y realizar los indispensables cambios que nuestro país necesita imperiosamente sólo para continuar existiendo como tal.

 

Bs.As., 24 Abr 21

viernes, 16 de abril de 2021

Albertín, ¿violado en manada?

 


Albertín, ¿violado en manada?

por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 781)

 

“Si no hay justicia para el pueblo, que no haya paz para el gobierno”.

 Emiliano Zapata

 

¿Cuánto puede tener que ver con el tiro en el pie que el Gobierno se acaba de pegar el violento fracaso de su absurda política exterior? Contra todos los pronósticos del Grupo de Puebla, su favorito –un delfín de Rafael Correa- perdió en Ecuador, y el MAS de Evo Morales recibió cuatro fuertes cachetazos en los departamentos más importantes de Bolivia. El ballotage de Perú, en que competirán un candidato de izquierda y una de derecha tampoco promete demasiadas alegrías a las aspiraciones de Albertín y el Instituto Patria, que se ven cada vez más aislados en su pretensión de recrear la “Patria Grande” en América del Sur.

 

Ya nadie tiene dudas que este penoso Presidente Pinocho ha sido reiteradamente violado -¿no lo consintió acaso?- por la PresidenteVice y una manada de funcionarios (en general, revistan en las segundas líneas de todos los ministerios) que aplican viejas recetas ya fracasadas, por el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires y por Roberto Baradel, líder de los kirchneristas “trabajadores de la educación”. Disfrazado de tirano que asume la suma del poder público, se lo percibe como un payaso patotero.

 

Evidentemente, el virus con el que dice haberse contagiado –sin explicar dónde ni cuándo habría sucedido, mientras públicamente ignoró barbijos y distancias- ha deteriorado, si cabe, aún más sus facultades físicas y mentales, y lo probó cuando reprochó al sistema de salud, médicos y enfermeros, por “relajarse” al haber atendido a enfermos con otras patologías, lo cual ha llevado a que disminuyan las camas de terapia intensiva destinadas a Covid. El pánico había llevado a los prestadores públicos y privados a postergar todos los tratamientos, incluidos muchos graves, para reservarlas; para este cretino, ¿es peor morirse por el virus que por un cáncer o una cardiopatía, por ejemplo?, ¿no hubiera debido explicar por qué no se hacen los testeos y qué pasó con las vacunas pagadas y no recibidas?

 

Por el terror inducido, la cuarentena más prolongada del mundo fue aceptada porque, dijo, ese lapso se aprovecharía para importar vacunas y optimizar el sistema de salud; ahora, cuando la ideología, la corrupción y la improvisación cubren todo lo vinculado a la pandemia y cuando, como es obvio, tampoco se han mejorado los hospitales y los sanatorios –y muchos han cerrado- ni siquiera pidió perdón. No hizo autocrítica alguna y tampoco hizo referencia al comité de “científicos” –¡desaparecidos en democracia!- en cuyos demostradamente irresponsables consejos se apoyó para fundir 30.000 empresas y perder 1,5 millón de puestos de trabajo.

 

Mientras los casinos continúan abiertos y todos los días se hacen manifestaciones multitudinarias sin ninguna medida de cuidado personal, en la medida más infundada y contraria a todas las recomendaciones mundiales educativas y epidemiológicas, ordenó cerrar nuevamente las escuelas, pese a que todas las experiencias indican que no son ámbito de contagio; lo hizo sólo para obedecer la presión de Cristina Fernández y de Axel Kiciloff, desesperado por la absoluta ineficacia y torpeza que caracterizan su propia gestión, como se comprueba día a día en las aglomeraciones de los centros suburbanos de comercio informal y en el transporte público. Ese cierre tiene varias aristas, todas complicadas para cualquier aspiración electoral: las clases más humildes dependen de ellas para la alimentación de sus hijos; quienes tienen trabajo se verán impedidos de cumplir porque deberán cuidarlos; los alumnos se perjudicarán otra vez por la irreversible deserción escolar que tanto se notó el año pasado; y muchos volverán a la calle y a la droga. A la lista de ministros que nos preguntamos por qué no renuncian (Martín Guzmán y Felipe Solá) se agregaron Nicolás Trotta y Carla Vizzotti, desmentidos en horas sobre la presencialidad en las escuelas.

 

Sin hesitar, a pesar de la formación jurídica que dice tener, Albertín violó tanto la Constitución Nacional cuanto las de la Ciudad Autónoma y la Provincia, y derogó, de hecho, el Estado de Derecho. ¿De dónde sacó el “imperio” necesario para decidir que esa entidad teórica denominada AMBA será militarizada?, ¿cree que puede crear delitos por decreto? Si el Congreso está funcionando, ¿ignora que las restricciones a las libertades individuales sólo pueden ser aplicadas por las leyes que reglamenten el ejercicio de los derechos individuales que la Constitución establece?

 

Me parece que cunde la desesperación en el oficialismo. Sin ella, no se explica esta declaración de guerra total que, claramente, golpea a sus propios votantes y favorece a la unificación de la oposición en la resistencia a la opresión. El Gobierno perdió totalmente el rumbo, tal como se ve en sus permanentes contradicciones internas, los crecientes índices de inflación, en la catástrofe económica, sanitaria y social, y también ha hipotecado la confianza de la ciudadanía hasta un punto de no retorno. La otra y única posibilidad es que sus verdaderos ideólogos, a los que no hay que comprar por idiotas, hayan decidido avanzar hacia un destino final de empobrecimiento generalizado, en que todos vivamos del Estado.

 

De todas maneras, la sociedad civil desobedecerá y resistirá a esta absurda tiranía corrupta, bicéfala, ideologizada y claramente fracasada y, para expresarlo con claridad, saldrá nuevamente a las calles hoy mismo, a las 1700 hs., tal como hace desde el miércoles a la noche ante la residencia de Olivos para perturbar el sueño de este inconsciente émulo de Alberto Olmedo cuando desempeñaba su papel de general-dictador de Costa Pobre.

 

Bs.As., 17 Abr 21