Canallas de Exterior
por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 881)
“Puede haber en la oposición halcones y palomas, pero ninguna de esas
aves plantea romper el sistema institucional ni crear una hegemonía”.
Jorge Fernández Díaz
El
kirchnerismo, priorizando siempre la ideología a los intereses nacionales, lo volvió
a hacer. No bastaron los problemas que generó al intervenir en los asuntos
internos de Chile (por la repudiable conducta del Embajador Rafael Bielsa y por
el asilo al asesino Galvarino Apablaza), de Bolivia (por el apoyo al ex
Presidente Evo Morales en el golpe contra Jeanine Añez), con Uruguay (por la
radicación allí de las pasteras, que huyeron de Entre Ríos por las coimas que
pedía el ex Gobernador, Jorge Busti) y hasta con Brasil (por la visita en la
cárcel a Lula da Silva).
Ahora, por
la complicidad criminal y política que existe –siempre con el invento del lawfare- entre Cristina Fernández y Rafael
Correa, condenado por corrupción y fugado, hizo estallar la relación con
Ecuador. En nuestra Embajada, a cargo de Gabriel Fuks, se refugió una ex
Ministro, María Duarte, con sentencia firme en la misma causa del ex Presidente.
Alberto Fernández pidió el salvoconducto para permitirle salir del país
invocando falsas razones humanitarias, y Guillermo Lasso se lo negó fundado en
los acuerdos que vinculan a ambas naciones.
Entonces,
Duarte se esfumó y reapareció “milagrosamente” en la Embajada argentina en
Venezuela, a cargo de Oscar Laborde, quien “por casualidad” había estado
visitando a su colega de cargo y militancia Fuks. Escapó en un auto con inviolable
patente diplomática, y las sospechas se agravan porque nuestro Embajador había
pedido retirar la custodia policial y apagar las cámaras de seguridad. Pero no
terminó allí la cosa, ya que el Caracol y
el tan habilidoso Ministro Santiago Cafiero descaradamente mintieron en sus
conversaciones con Lasso y con Juan Carlos Holguín, su Canciller. Resultado: Fuks
fue expulsado y, en represalia, Argentina hizo lo mismo con Xavier Monge Yoder,
Embajador ecuatoriano aquí.
Volviendo
al escenario interior, la repugnancia que me produjo el juicio a militares que
actuaron en 1975 en el Operativo Independencia y la coetánea sentencia que
habilitó a las hijas de Mario Roberto Santucho, el asesino jefe del ERP, a
cobrar una multimillonaria indemnización (lo describí en mi última nota), se
agravó. Y no podía ser menos, ya que no quedan ex coimeros kirchneristas
presos: el ladrón Ricardo Jaime, con montones de causas por corrupción y
responsable de los 51 muertos de Once, fue excarcelado por infantiles razones
de salud, mientras agonizan en las mazmorras de esta hipócrita sociedad muy ancianos
soldados, a los que el sistema carcelario no puede brindar la más mínima
atención gerontológica.
El
anuncio de un índice de inflación del 6,6% para febrero (102% anual), y las
estimaciones del mercado que la establecen superior al 7% -tal vez, cercana al
8%- en marzo, entierran los delirios de Sergio Massa, que se imaginaba ungido por Cristina Fernández y financiado
por tantos empresarios “expertos en mercados regulados”, socios del Ministro en
el saqueo y, quizás, hasta por los cárteles interesados en renovar sus vínculos
con la política. Pese a que ella carece de candidatos competitivos, jamás confiaría
en el Aceitoso puesto que éste, como
todo heredero, podría rebelarse y cumplir sus viejas promesas de echar a los
ñoquis de La Cámpora y meter presos a los corruptos (¿se autodenunciará por los
muchos negociados que describió Carlos Pagni el jueves en La Nación?); coincidiría
con el Caracol, que dijo pretender
terminar con veinte años de kircherismo.
Hasta
ahora, probando así la autoría intelectual de quienes, en 2001, obligaron a
Fernando de la Rúa a renunciar, no ha habido asaltos a los supermercados ni
estallidos violentos, a pesar del 50% por ciento de pobreza y del hambre imperante.
Pero la desmadrada inflación está poniendo a la sociedad en grado de
ebullición, como lo muestran la intemperancia con que reacciona cotidianamente en
la calle y las espontáneas puebladas motivadas por los prolongados cortes de
luz. El peronismo territorial está perdiendo la crucial batalla por el control
social de los barrios carenciados y cediéndole ese puesto a los
narcotraficantes, que dispensan justicia en los conflictos entre vecinos, dan
trabajo y dinero a los jóvenes ni-ni, reparten alimentos y ejercen el monopolio
de la violencia.
Las
declaraciones que formuló el viernes el ridículo Senador Oscar Parrilli fueron intimidantes
para el futuro institucional. Ese perro faldero de Cristina Fernández afirmó
que, si su dueña no fuera ¡absuelta! antes de las elecciones en la causa que la
condenó por concretar el mayor robo de la historia, quien resulte victorioso carecerá
de toda legitimidad; o sea, amenazó a la República con nuevas andanadas de
piedras y con el resurgimiento del terrorismo que, por lo demás, ya está
presente en el territorio nacional, como bien saben en Villa Mascardi y El
Bolsón.
Salvo
que “convenzan” al subnormal Axel Kiciloff de aspirar a Presidente, ese puesto
lo ocupará Daniel Pichichi Scioli. y
Cristina Fernández de Hotesur reculará en chancletas de su autoproscripción para
ser electa Senadora por Buenos Aires y conservar así los fueros que gozan
tantos miembros del H° Aguantadero. Descreo de una postulación de Mauricio
Macri, a quien veo sólo con intención de ser el “gran elector” de Juntos por el
Cambio, e imagino que, en las PASO, competirán dos fórmulas, con Patricia
Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, cada uno acompañado por una figura de la
UCR. La incógnita sigue siendo qué hará y qué suerte correrá Javier Milei;
hasta ahora, no abre a la política su discurso, centrado en unas exóticas
propuestas económicas, y a quien no se le conocen equipos técnicos ni
candidatos provinciales, además de carecer, al menos por el momento, de un
partido nacional para sustentar su candidatura.
Bs.As., 18 Mar 23