domingo, 29 de septiembre de 2013

Sin pan y sin tortas (¿o con?)


Sin pan y sin tortas (¿o con?)

“Cuando estén secas las pilas de todos los timbres que vos apretás, buscando un pecho fraterno para morir apretado” Enrique Santos Discépolo

La ridícula participación de nuestra egregia Presidente en la Asamblea General de las Naciones Unidas fue, tal vez, la mayor muestra del profundo estropicio que el kirchnerismo ha cometido en materia de relaciones internacionales, no todas ellas atribuibles a la estupidez y a la ignorancia de nuestro lamentable Canciller, el Twitterman. Ir a Nueva York a rogar que el Parlamento de Irán apruebe el memorándum que tuvo un trámite express, hace ya un año, en su homólogo argentino por orden de doña Cristina, torna aún más inexplicable todo el asunto, que tuvo un enorme costo político interno para el Gobierno.

Las razones que los mentideros locales dieron, en su momento, a esa enorme torpeza tampoco permitieron, a la fecha, justificarla: ni la balanza comercial con Irán ha mejorado y, mucho menos, llegaron combustibles para paliar la profunda crisis energética en que la voracidad y la rapiña del matrimonio imperial ha provocado y que, seguramente, tendrá consecuencias gravísimas en el futuro inmediato. Peor aún: el alineamiento de los países del arco chavista con el régimen de Ahmadinejad terminó abruptamente cuando éste perdió el poder y la realpolitik obligó a su sucesor a abrir promisorias negociaciones con Occidente. O sea, Argentina no obtuvo beneficio alguno con la firma del memorándum en cuestión y, por el contrario, quedó del lado de quienes perdieron.

La soledad de nuestro país se manifestó, una vez más, en el silencio de Brasil y otros países amigos que, más allá de la habitual retórica diplomática, siguen discutiendo fuertemente las maniáticas posiciones de Patotín Moreno, pero quedó cruelmente expuesta por la casi total ausencia de delegaciones extranjeras durante el prolongado discurso -¡duró 45 minutos, cuando lo permitido es 15!- con el cual la Presidente apabulló al mundo entero. Inclusive España, que tiene similares problemas a Malvinas en Gibraltar, rechazó asociarse a nuestro país en su reclamo.

En otro orden de cosas, muchísimo más gravitante por cierto, debo referirme a un tema al que hice a lo largo de varias notas recientes: el inminente robo de más de cuatro mil millones de dólares de las ya exhaustas reservas del Banco Central. Obviamente, estoy hablando de la obligación de pagar, el año próximo, esa enorme suma a los tenedores de los bonos atados al crecimiento del PBI argentino.

Como recordará, expliqué claramente que, al falsear el Indec las cifras de ese crecimiento, nacería esta obligación que, incluida en la Ley de Presupuesto 2014, ya ha recibido media sanción en la ex H° Cámara de Diputados y que, seguramente, será sancionada por el ex H° Senado en quince días, conjuntamente con la extensión de la absolutamente justificable emergencia económica. Me permitiré, entonces, volver a formularle una pregunta: si todos los economistas y analistas del mundo, incluidas las universidades de Harvard y Buenos Aires, están convencidos que la Argentina no creció este año, ¿quién puede haber comprado anónimamente esos bonos, salvo quien hubiera podido manipular las cifras? Al cobro los presentarán bancos, que actuarán en nombre de ocultos clientes, pero tenga la más absoluta certeza de que, tras esos velos, se ocultan caras en exceso conocidas. ¿Serán éstas las tortas finales de la década rapiñada?

Habría que pensar, e investigar, qué –o cuánto- pueden haber recibido los diputados teóricamente de oposición que contribuyeron, con su esencial voto, a que el Gobierno obtuviera tal regalo para sus bolsillos, por lo demás ya tan llenos y, sobre todo, analizar muy bien quiénes integran cada una de las listas-sábana que nos serán propuestas en menos de un mes, cuáles son sus antecedentes personales, cuán honestos son. No vaya a ser cosa que elijamos, los argentinos, otra vez mal y sigamos convalidando nuestro derrumbe como sociedad y como país.

La educación o, mejor, la increíble decadencia que ha sufrido, pese al incremento de la asignación de recursos, sólo superada durante la presidencia de Arturo Illia, ha vuelto a aparecer en los titulares de la semana por los mismos motivos, la toma de colegios por estudiantes que pretenden decidir acerca de cómo debe educárselos. La frutilla de ese trágico postre fue, por supuesto, la invasión de cinco alumnos del otrora glorioso Nacional Buenos Aires a la iglesia de San Ignacio, que intentaron destruir e incendiar después de profanarla; increíblemente, el acto fue justificado por el Ministro del área, el compañero Sileoni.

La violencia habitual, incrementada al punto de poner en riesgo la vida del candidato a diputado que encarna el fin de ciclo presidencial y matrimonial, volvió por sus fueros hace ya una semana; la forma en que reaccionaron los naturales responsables de la seguridad pública –tan preocupados por el desierto que comenzarán a atravesar cuando concluya- dejó muy pocas dudas acerca de qué filiación tenían los agresores.

Finalmente, un pequeño párrafo para referirme a la encendida defensa que hizo doña Cristina de DirecTV y la posibilidad que el sistema de televisión satelital brinda a sus usuarios de acceder a todos los canales del mundo; si los más pobres y miserables de los argentinos tuvieran acceso a ellos y, entonces, verificaran cómo viven los españoles, los griegos y los portugueses que se encuentran en su misma condición (caídos del sistema), rápidamente comenzarían a construir balsas para emigrar a esa Europa en crisis con que la Presidente dice comparar a nuestro exitoso país, después de quemar la Casa Rosada, Olivos y los hoteles de Calafate.

En resumen, el Gobierno sigue bailando en la cubierta del Titanic, a pesar de saber el tamaño –del cual ha sido gran responsable- del iceberg puesto a flotar por una ciudadanía harta de prepotencia, de mentira, de inseguridad y de tantos otros males que nos aquejan, agravados después de toda una década ganada por tan pocos, contra el cual chocará el buque kirchnerista.


domingo, 22 de septiembre de 2013

El dolor de ya no ser

Copia de Enrique y Ale Grau.jpg

El dolor de ya no ser

“La gloria de los hombres se ha de medir siempre por los medios de que se han servido para obtenerla”. François de la Rochefoucauld


La diáspora que las elecciones primarias continúan produciendo en las filas del oficialismo tuvieron su fotografía más explícita en la reunión de empresarios convocada por doña Cristina en Tecnópolis; las ausencias más notorias fueron las de Méndez, de la UIA, y Brito, de la Asociación de Bancos, pero más de cien capitanes de la industria faltaron a la cita. Ese gesto, impensable hasta julio, da cuenta de la soledad en la que se encuentra un gobierno transformado en un pote de yogurt, con fecha cierta de vencimiento, y del cual ni Gardel ni Lepera pensarían que puede “Volver”. Si a ello se les suman los agravios que Patotín Moreno infirió durante años a esos mismos invitados ausentes, la explicación resulta innecesaria.

El procesamiento del energúmeno funcionario fue otra de las muestras de la pérdida de poder del kirchnerismo, tan lejano a sus épocas de gloria, cuando todos se inclinaban a su omnímoda voluntad. En el terreno de la Justicia, por supuesto aparte de las derrotadas batallas contra la prensa, será donde se librarán las campañas futuras de la banda de delincuentes que hoy nos gobiernan, aterrados ante un horizonte de condenas que, seguramente, incluirán a sus hijos y parientes, comenzando por los presidenciales, los “jaimitos” y la princesita del titular de la AFIP, tan necesitada de movilización.

Desde el origen de la década ganada por tan pocos, don Néstor (q.e.p.d.) y su viuda se exhibieron como víctimas de los gobiernos anteriores, causantes de todos los males de la Argentina, que habían contraído obligaciones que ellos debían afrontar. La actitud de quien tantas veces se autotituló abogada exitosa presenta dos opciones: ignora que los compromisos asumidos por un gobierno obligan a su país, con prescindencia de quien sea su presidente, o bien es una muestra más de la mala fe del relato. De allí la novedad de la semana en la materia; decir, como lo hizo, que aceptó el gobierno sin beneficio de inventario es una estupidez sin nombre, ya que no se trata de una herencia privada sino de un rarísimo sucesorio que, pese a contener tantas bombas de tiempo –como las que dejará el kirchnerismo- convoca a tantos voluntarios a recibirlo.

Finalmente, una breve anotación para la polémica calificación como década ganada que otorgó doña Cristina a la producción de leche: si bien la producción se ha incrementado, la realidad indica que se ha producido a costa de una enorme concentración –como ha sucedido en muchísimas otras ramas de la industria- que ha implicado la desaparición del 90% de los tambos, con el consiguiente desarraigo de familias rurales y la desocupación que eso entraña.

Dedicaré, ahora, unos párrafos a mis sugerencias para la imprescindible renovación de la Justicia. Sin pretender dictar cátedra sino, simplemente, realizar propuestas para su discusión inmediata, comenzaré entonces diciendo que, en la Argentina y en cualquier otro país, “con Justicia, todo es posible; sin Justicia, nada es posible”.

No descubro pólvora alguna cuando sostengo que la inseguridad, la impunidad, la corrupción, son los temas que más preocupan a los ciudadanos hoy en día; todos ellos, entre otros no menos importantes, son temas sobre los cuales una Justicia verdaderamente independiente, seria y rápida podría accionar muy rápidamente.

Piénsese, sólo, en qué sucedería con la seguridad si la Justicia se sintiera independiente del poder político y llegara al fondo de la alianza real entre los malos policías, los punteros locales y los delincuentes, aplicando a todos ellos el peso de la ley vigente, sobre todo en materia de narcotráfico. Piénsese en qué sucedería si todos los funcionarios, a partir de cierto rango, tuvieran que pasar por un juicio de residencia, como aquél al que eran sometidos los representantes de la Corona al dejar sus cargos.

Por lo demás, la trascendencia pública internacional de la independencia del Poder Judicial en Argentina, y el apego obligado del país a sus leyes, no solamente prestigiará nuestra imagen en el mundo sino que, con ello, comenzarán a aparecer las inversiones, tan esenciales para el desarrollo económico. Si los argentinos nos convencemos que nunca más las reglas serán cambiadas por quien ejerza el Ejecutivo, o por el absoluto desprecio del partido mayoritario ocasional por el interés público, regresarán los capitales hoy depositados en el exterior, y de su mano volverán los extranjeros.

Pero, ¿cómo hacer para cambiar, en tan breve plazo como el que el país necesita, la Justicia que hoy tenemos? No servirá para ello el procedimiento que intentó utilizar hasta ahora el Gobierno, pese a su previamente declamada voluntad de transparencia, para la elección de los miembros del Consejo de la Magistratura o para la propuesta de candidatos a jueces, desoyendo e ignorando las críticas públicas o alterando, por su sola voluntad, el orden de mérito en los concursos.

Tengo la certeza, después de más de cuarenta años de ejercicio de la abogacía, que la enorme mayoría de los jueces son individuos probos y capaces, y que en cada uno de los fueros y jurisdicciones se conoce perfectamente a los mejores y a los peores de sus propios integrantes. Los miembros de las diferentes cámaras debieran ser elegidos por el voto secreto de los jueces inferiores; no se trata de proteger a la familia judicial sino de permitir que sea la excelencia y el reconocimiento y el respeto de sus pares quienes otorguen los ascensos necesarios. Por su parte, los jueces inferiores debieran pasar, para su designación, por exámenes públicos y transparentes de antecedentes y conocimientos, y exigirles, una vez nombrados, la permanente actualización de los mismos como requisito para su permanencia.

Para que esta propuesta tuviera éxito, el procedimiento debería replicarse en todas y cada una de las provincias, para evitar la manipulación caudillista y clientelista de sus realidades sociales y políticas y, por supuesto, una constante vigilia ciudadana sobre el comportamiento de los políticos, que intentarán influir en los procesos para buscar, a través de la connivencia corrupta, la protección de sus intereses espurios. El mero hecho de contar con una Justicia a prueba de corrupción, sea ésta monetaria o política, permitirá a la población volver a confiar en un futuro posible para nuestra Patria.

Pese a las naturales exigencias cotidianas de quienes padecen la inseguridad en carne propia no creo necesario modificar las leyes existentes sino, simplemente, aplicarlas con rigor y equidad. Pero sí habría que enmendar aquéllas que se refieren a los delitos de corrupción ya que, por su misma naturaleza, muy difícilmente se encuentran pruebas concretas, ciertas e indubitables, de la comisión de estos hechos.

Piénsese cómo mejoraría la administración pública si una Justicia independiente y proba se encargara, eficientemente, de investigar las denuncias de corrupción y el enriquecimiento indebido de algunos. En este punto propongo dos medidas; la primera, tomada de la Italia que encaró el proceso de mani pulite contra sus más importantes políticos y empresarios. Para poder condenarlos, sustentó las sentencias en indicios graves y concordantes, sin requerir pruebas concretas, de casi imposible obtención en estos casos. En Argentina también esa forma ha sido analizada; la inversión de la carga de la prueba –o sea, que quien no prueba que es inocente es culpable- nunca fue aplicada por los jueces de Comodoro Py, a punto tal que fueron invalidados 4000 mails encontrados en las computadoras del socio de Jaimito. La segunda, es la inmediata implantación del juicio por jurados para este tipo de delitos aberrantes, sobre todo cuando tantos niños (dos por ciento) hoy mueren de desnutrición en la Argentina, mientras sus funcionarios se dedican a engrosar sus fortunas más allá de cualquier límite. Deben ser los propios ciudadanos quienes digan si cada uno de ellos es culpable o inocente de los delitos que se le imputan, y el juez quien se limite a fijar el monto de la condena.

Octubre se aproxima y, antes de terminar, dejará un perfume a frentes marchitas que impregnará los dos últimos años del kirchnerismo en el poder, si es que el olor a chamusquina no lo supera antes.

Ronda, 22 Sep 13






domingo, 15 de septiembre de 2013

¿El Frente para la qué?



¿El Frente para la qué?

“Te vas porque yo quiero que te vayas, a la hora que yo quiera te detengo,    yo sé que mi cariño te hace falta porque, quieras o no, yo soy tu dueño”.

Hoy, esta estrofa de “La media vuelta”, el lindísimo bolero que escribió Luis Miguel, podría firmarla, mal que le pese a doña Cristina, más del 75% de los argentinos, según ya nos informan los encuestadores que, unánimemente, informan de un triunfo de los opositores –en especial Massa, en la esencial Provincia de Buenos Aires- que duplicará las marcas exhibidas en agosto. Un punto a considerar es qué significaría, entonces, la frase “a la hora que yo quiera te detengo”, pues podría adquirir el ritmo de cumbia tumbera y perfume carcelario.

Más allá de sus antecedentes de discursos de izquierda y robos personales, la desesperación ha cundido en Olivos y sus alrededores, y han llevado al Frente para la Victoria a exhibir su costado más esquizofrénico, pero no menos rapaz. ¿De qué otro modo podrían calificarse sus últimas actitudes? Recordemos: Insaurralde dijo que había que bajar la edad de imputabilidad de los menores; Kunkel y Araña Conti lo mataron, Cristina y Scioli lo dejaron solo y, con seguridad, todos le pasarán la factura de la derrota electoral.

Scioli, finalmente, entregó a Casal y nombró Ministro de Seguridad a Alejandro Cowboy Granados; el Perro Verbitsky y su CELS y La Cámpora salieron a matarlo. Galuccio, pese a que reconoció la existencia de la crisis energética, y Berni, cuando dijo que la inseguridad no era una sensación, fueron ignorados y desmentidos; no los crucificaron por ser imprescindibles, al menos por el momento. Echegaray, después de regalarle un Audi A1 a su querida hijita, se contradijo a sí mismo aumentando los mínimos de los monotributistas. Milagro Sala y Kunkel abjuran de su kirchnerismo. El groucho-marxista Kiciloff subsidia a los más ricos sus viajes y sus autos; y así hasta el infinito.

Como dijo Carlos Pagni el jueves, la Presidente parece haberse resignado a la derrota, pero pretende conservar un 20% -su núcleo duro e irreductible- para soñar con un futuro menos incierto, reteniendo una cuota importante de poder; sin embargo, debería alguien informar a la señora que, como los granos de arena, éste se le está yendo rápidamente entre los dedos. El cielo está poblado de gente saltando hacia el Tigre, antes que Kolynos Massa haya ganado siquiera una elección; ese dato permite imaginar qué sucederá después del 27 de octubre.

Antes de que la derrota se transforme en un decaimiento general en la “escribanía parlamentaria”, el cristinismo está consumando dos grandes estafas a los argentinos. La primera se tradujo en la adjudicación a Ferreyra (Electroingeniería), de las represas Cepernik y Kirchner, en Santa Cruz; se trata del terrorista que compartió, y seguramente compartirá, una celda con el Bis-Chino Zannini una celda en Córdoba por su participación en actividades terroristas (¡curiosa evolución la de estos “jóvenes idealistas”!). Ferreyra, seguramente, subcontratará a Lázaro Báez que, por impresentable, no pudo ser elegido directamente. Las represas no son prioritarias, su energía resultará carísima, y nuestros nietos deberán pagar por ellas.

La segunda consiste en que, manipulando las cifras del Indec en cuanto al inexistente crecimiento de nuestra economía, y tal como lo había dicho desde esta misma columna, Argentina deberá pagar entre 2014 y 2015 la increíble cifra de US$ 11.500 millones a quienes compraron bonos de deuda atados, precisamente, a ese crecimiento. Me permitiré formular, otra vez, la pregunta más obvia: si todos los informes de los organismos y centros de estudios internacionales están convencidos que nuestro país no crecerá, ¿quién puede haber comprado esos bonos si no estuviera en condiciones de falsear las estadísticas? Esta semana, después de pagar en Bonar, las reservas nominales cayeron a US$ 35.000 millones; esa cifra da una idea de la catástrofe que producirá este nuevo robo.

Alguien muy cercano me ha reprochado, en estos días, que me limito a actuar como cronista de los hechos y, eventualmente, a proponer soluciones para los problemas nacionales, sin comprometer mi opinión a favor de algún candidato en especial, presumiendo que es mi obligación hacerlo. Mi respuesta ha sido siempre idéntica: no estoy dispuesto a seguir un nombre, y sólo lo haré cuando quienes pujan por hacerse con el poder nos informen qué quieren hacer con él; por ahora, también, imito a Churchill cuando le preguntaron por qué se asociaba a Stalin y respondió que, para terminar con Hitler, estaba dispuesto a abrazarse al mismo Diablo.

La próxima semana, si esta calma que preanuncia tormentas continúa, me explayaré sobre el tema de la Justicia, que merece una reforma substancial, sin por ello perder la independencia que, como uno de los poderes del Estado, la Constitución establece.

Mientras tanto, a seguir rezando a Dios, cualquiera sea el nombre con que lo llamemos, que la señora Presidente no siga haciendo de las suyas, la mediquen bien y le quiten el acceso a Twitter.






domingo, 8 de septiembre de 2013

Imaginando Golpes


Imaginando Golpes


       “Una nación está en peligro cuando su presidente habla todos los días y se cree la persona más importante de su país”. Arturo Illia


Evidentemente, la unidad médica presidencial ha perdido la mano, y no consigue dar con la fórmula terapéutica que permita a la señora Presidente controlar sus devastadores impulsos. Las pruebas, al canto: cuando la sedación pierde efecto, doña Cristina enarbola como un arma su teléfono móvil y comienza a descargar sobre sus fabulados enemigos –se llamen Piñera, Obama, Macri, Pino Solanas o Massa- toda clase de epítetos, en un estilo orillero y chabacano que parece enorgullecerla.

Esta semana, tanto desde el twitter presidencial como de los habituales lenguaraces a los que la viuda de Kirchner manda a hablar en público, ha comenzado a reutilizar el viejo y manoseado recurso del golpe institucional; el imputable Luis D’Elía hasta le puso fecha, el 8N. Es cierto que viene, pero le será propinado antes en las urnas, el 27 de octubre, con una fuerza aún mayor que la que implicaron las PASO.

Tampoco parece estar dándole el resultado esperado, según las encuestas, el giro copernicano que ha dado en algunos ítems centrales del “relato”. Quizás se deba a que reconocer la inflación (Insaurralde) o la inseguridad (Berni) no es lo mismo que encarar los dos problemas que más repercuten, hoy, en la consciencia ciudadana.

Por lo demás, la efectista medida de trasladar cinco mil gendarmes desde las porosas fronteras al Conurbano resulta una estupidez sin nombre, o una nueva “colaboración” con el narcotráfico. El juego de las sillas que pretende entre las policías, la Gendarmería, la Prefectura y el Ejército sólo puede ser producto de una mente afiebrada o de una complicidad manifiesta; ni las fuerzas de seguridad tienen la preparación ni los elementos indispensables para combatir la delincuencia común en los tenebrosos escenarios bonaerenses ni las fuerzas armadas cuentan con la experiencia y la instrucción necesarias para controlar eficientemente los límites de la Argentina; sólo le falta a la señora Presidente convocar a los bomberos para ir a la guerra y a los boy-scouts para vigilar el mar litoral.

En realidad, con todas esas medidas la viuda de Kirchner está abriendo el paraguas, porque los plazos que la Constitución establece para el fin de su mandato son tan lejanos que resulta altamente probable que las bombas de todo tipo –pobreza, indigencia, subsidios, reservas monetarias, deuda pública, energía, cepo cambiario, educación, salud, infraestructura, corrupción- que armaron su marido muerto y ella misma terminen explotando mucho antes de diciembre de 2015.

No hay que descartar que, entre los planes presidenciales, se encuentre la detención de civiles –como ya sucedió en la época de Alfonsín y pasa hoy en Venezuela- bajo la nebulosa imputación de golpistas, dada la agresividad puesta de manifiesto recientemente, ya que ello le permitiría recuperar, al menos por un breve tiempo, el control de la agenda pública. Pero la reacción, ante un verso tan trillado, debe ser la de apretar los dientes y aguantar, hasta que este descalabro concluya y sus autores, cómplices y encubridores terminen presos y pobres.

Más allá de los improperios que lanza, al mejor estilo de Maradona, sobre las personas y empresas que, en el país, se han atrevido a desconocer sus facultades imperiales, está provocando daños inconmensurables en las relaciones con el resto de las naciones del mundo. La inexplicable razón que la llevó al memorándum firmado con Irán en Siria, que actuó como intermediario, no parece ser entendida por los líderes de quienes debieran ser nuestros aliados naturales. El indignado reclamo que lo que queda de nuestra Cancillería intentó hacer a los Estados integrantes del G-20 para que se incluyera el tema de los holdouts en el documento final de la cumbre de San Petersburgo se estrelló contra una negativa frontal, ya que toda la atención estuvo concentrada en un asunto muchísimo más grave, cual es la posibilidad de una gran conflagración global.

De producirse un ataque, aún limitado, de los Estados Unidos y, eventualmente, de Francia contra el régimen de Damasco, también serán mayores las preocupaciones de la Casa Rosada, ya que elevará los precios del barril de petróleo; las importaciones de gas licuado, que se valúan con ese parámetro, son la principal causa de la inflación, que se está incrementando rápidamente.

Nuestro paupérrimo Palacio San Martín, donde pone sus asentaderas este tan incapaz y risible Canciller, ha hecho todos los esfuerzos posibles, e infructuosos, para que doña Cristina sea recibida por Obama en visita oficial o, al menos, para mantener con éste una reunión bilateral. Conociendo el carácter que gasta nuestra primera magistrada, cabe suponer qué ataque de hígado debe sufrir cada vez que el Presidente pasea por la región sin dignarse venir a Buenos Aires, o cuando a sus colegas latinoamericanos se les extiende la alfombra roja en Washington; tal vez, como una vez sucedió con otra argentina que sufrió aquí un desplante social, sea ésta la verdadera causa de la conducta internacional que hoy mostramos.

Lamentablemente, desde la oposición continúa el silencio respecto a cómo piensa enfrentar, desde el Congreso que integrará desde diciembre, para encarar al menos los problemas más acuciantes. Si bien es cierto que no accederá a funciones ejecutivas, no lo es menos que alguno de los que la integran deberá hacerse cargo de la conducción del país cuando este pseudo imperio eterno imaginado por Diana Araña Conti se haya convertido en pasado; imaginemos, por ejemplo, una eventual y pronta renuncia de doña Cristina, sea invocando cuestiones de salud, sea aduciendo la imposibilidad de continuar gobernando por las acciones de este nuevo “círculo rojo”.

Por ello, debieran dejar de ofrecernos simplemente envases, cuyo contenido ignoramos, fabricados por gurúes contratados, y comenzar a exponer qué piensan y cómo actuarán si les toca hacerlo. Sólo así los argentinos podremos ponernos a pensar en adelantar los relojes institucionales, pues lo contrario implicará dar un nuevo “cheque en blanco” (¿recuerda las elecciones de octubre de 2011?), transformará en víctimas a estos delincuentes y obligará a los herederos a pagar la factura de una fiesta a la que poquísimos fueron invitados.

Para concluir, sólo me resta continuar explicando mi punto de vista sobre alguno de esos problemas acuciantes, y hoy será el ferroviario, visto desde el ángulo de los que, en España, son llamados “trenes de cercanías”; para entender este párrafo, le ruego pinche este vínculo: http://tinyurl.com/ltfdt58.-

La señora Presidente inaugurará su semana laboral visitando la villa 1-11-14, en Barracas. Si utilizara el Google Earth, como hizo Lanata, tal vez quiera colocar allí otro de los habituales carteles con su fotografía y la leyenda “Aquí también Argentina crece”. Como ha crecido el número de los jóvenes “ni-ni”, es decir, que no trabajan ni estudian.







domingo, 1 de septiembre de 2013

"Alma de Loca"



“Alma de Loca”

“Ríe siempre, milonguera, bullanguera, casquivana
para qué quieres amargar tu vida
pensando en cosas que no pueden ser.
Corre un velo a tu pasado, sé milonga, sé mundana,
para que así los hombres no descubran
tus amarguras, tus tristezas de mujer”
Jacinto Font


Con el mismo pragmatismo con que años ha presentara el proyecto de ley de la asignación pseudo-universal por hijo, robando la iniciativa a la Coalición Cívica, la Presidente elevó el llamado mínimo no imponible del impuesto al salario más de lo que había propuesto la oposición, encabezada por Massa y Camión Moyano; ahora bien, si era tan fácil hacerlo, ¿por qué no lo había concretado antes de las PASO? La respuesta me parece obvia, sobre todo porque confirma mi viejo aserto acerca de la mala información que Icazuriaga y Milani, los discutidos e ignorados jefes de la Secretaría de Informaciones y del Ejército, le suministraron dos veces: el Intendente de Tigre no se presentaría, y las primarias afirmarían la preponderancia del Frente para la Victoria.

Con la misma chapucería el Gobierno actuó en la relación con LAN Argentina. Voces del entorno presidencial daban cuenta de la previa certeza de una reacción adversa de la Justicia ante la pretensión de los jóvenes ladrones de La Cámpora de obtener, con esas inicuas presiones, el monopolio de los vuelos de cabotaje para su “quintita” propia, Aerolíneas Argentinas; entonces, ¿para qué lo hicieron? Es cierto que una política muy parecida le sirvió a don Néstor (q.e.p.d.) para robarle el 25% de YPF a Repsol, que puso a nombre de los Ezkenazi, pero eran otros tiempos, más aptos para la corrupción y la locura.

Hay que recordar que esas acciones del fallecido son las causantes de la fenomenal crisis energética que asola nuestro país, que responde por la imparable inflación y que se convertirá, sin dudas, en el peor problema que deberá enfrentar el sucesor de doña Cristina, quienquiera que sea, porque, además, éste no contará con las indispensables divisas requeridas para el pago de las importaciones. Esa crisis, sólo ahora reconocida por el enigmático Galuccio, es la que ha obligado al Gobierno a cometer una nueva chapuza, la firma del contrato con Chevron.

No se trata de una crítica a la incorporación del capital extranjero, que aplaudo por indispensable, sino en la forma en que se hizo y el secretismo que rodea sus estipulaciones. El inusitado plazo de concesión, la exclusión del “cepo cambiario” –sólo porque no ha sido generalizada- y, sobre todo, la destrucción de los restos del federalismo, la invocación de la calidad de empresa privada para YPF para evitar el dictado de una ley, y todo ello por un monto que no representa ni siquiera el 15% de las necesidades anuales de una exploración y explotación prolija de Vaca Muerta, son aspectos que tenderán a desalentar, aún más si cabe, a otras empresas que podrían tener interés en participar del yacimiento. El señor Galuccio y doña Cristina deberían recordar que, a la hora de los bifes, “Roma no paga traidores”.

La tercera chapucería de la semana fue concretada al anunciar el envío del proyecto de ley para reabrir el canje de la deuda, enumerada en el discurso presidencial como la segunda medida –la primera, créase o no, fue que rezaría a Dios para que la Corte Suprema norteamericana la entendiera- que había decidido adoptar. Nuevamente, la pregunta es: ¿por qué no lo hizo antes que la Cámara de Apelaciones le pegara un sopapo tan fuerte a la Argentina? Además, y como prueba de la forma en que se maneja hoy la economía, tuvo que recular en chancletas con la propuesta de cambiar el domicilio de pago, ya que hubiera sido considerado como un desprecio –de todos modos, ya anunciado- a la futura decisión del Tribunal.

La viuda de Kirchner ha enviado a Lancha Scioli a ponerse la campaña del FpV al hombro, en todo el país; para fortalecerla, recurre a estos manotazos de ahogado y a esconder a los más conocidos e impresentables de su entorno. Sin embargo, me parece que no tendrá éxito. Ayer fueron difundidas nuevas encuestas –Zuleta Puceiro, le da 6 puntos de ventaja a Massa, pero siempre comete “errores” de medición; Poliarquía que, anunció paridad en las PASO, ahora le da 10; y González, que fue uno de los pocos en anunciar con precisión el derrumbe oficialista, la lleva a 13 puntos de diferencia- que impulsan a cada vez más peronistas y exitistas hacia el campamento de Tigre. El futuro del kirchnerismo está muy cercano, como demostrara el inefable Carlos Kunkel, uno de los escondidos por doña Cristina, cuando negó haber pertenecido a la banda de delincuentes que ésta encabeza.

Argentina, como muchos otros, es un país en el que la mayor parte de su población se siente integrante de la clase media; sólo aparecen excluidos de este autoconvencimiento los más pobres y marginados, y los que sólo subsisten por los planes sociales. El divorcio que el segundo período de doña Cristina produjo con esa enorme franja, en razón de la eclosión del desbarajuste económico gestado por la familia imperial desde que accediera al sillón de Rivadavia, ya no tiene vuelta atrás; esta vez, la señora Presidente lo sabe, porque tonta no es, pero intentará conservar su poder hasta el último día, aún a costa del futuro –cero reservas y una crisis energética impar- para evitar que los fantasmas judiciales comiencen a perseguirla antes de tiempo. Debería darse por enterada que ningún acuerdo de indemnidad que pretenda obtener resultará posible, ya que esa misma clase media le pasará una inevitable factura.

Para creer esta afirmación –por cierto, algo pocas veces en el peronismo- resulta menester observar qué sucedió con los funcionarios de Menem, salvo con María Julia Alsogaray, que pueden circular tranquilamente por la calle y comer donde se les antoja, y estos sátrapas que, aún en el poder, son abucheados en público cada vez que asoman la nariz fuera del helicóptero o de los autos oficiales. El odio que han generado, a fuerza de humillar y mentir a sus conciudadanos durante diez años, se verá acrecentado cuando los argentinos descubramos que, una vez más, el tren pasó por América Latina y aquí, además de perderlo, sólo ha servido para enriquecer a los integrantes de la asociación ilícita integrada por quienes nos gobiernan y sus empresarios amigos.

Pero, para evitar ser sólo uno más de los que disparan “balas de tinta” contra el Gobierno y cumplir mi antigua promesa, le ruego haga click en este enlace (http://tinyurl.com/bx9t7mt), que lo llevará a una propuesta concreta que formulé para mejorar tanto la universidad pública y hacer que ésta recupere el nivel de excelencia perdido hace años, como para permitir a la Argentina contar con la cantidad adecuada de profesionales en las ciencias duras que necesitará para su desarrollo y su participación efectiva en el mundo globalizado del siglo XXI.

Ayer, un amigo me dijo: “si pierden en octubre, pobres de nosotros; si empatan, pobres de nosotros; y si ganan, pobres de nosotros”. Como descarto completamente las dos últimas probabilidades, coincidió así con mis más negros pronósticos acerca de la forma en que la señora Presidente, más allá de los mohines y buenos modales que utilizará hasta las legislativas, encarará sus dos últimos años en la Casa Rosada y planificará su pesada herencia; no olvidemos que cierto monseñor, muy cercano a SS Francisco cuando éste era Arzobispo, calificó a doña Cristina como “maligna”.

Tal vez, resultaría útil acercarle la estrofa del tango que da título a esta nota y, sobre todo, a la estrofa que le sirve de epígrafe. Digo esto recordando que no hay nada más transitorio que la gloria del mundo (sic transit gloria mundi), cosa que debe haber percibido, con enorme desasosiego, después de conocer el resultado de las PASO e imaginar qué le espera en octubre.