sábado, 30 de enero de 2016

Asombrosa Dilución


Asombrosa Dilución

"... una canción de gesta se ha perdido en sórdidas noticias policiales". Jorge Luis Borges

Cristina Fernández debe estar más que asombrada viendo, desde Calafate, cuán rápido se diluye su influencia sobre un Partido Justicialista, al cual durante casi trece años convirtiera en un caracol (mudo, baboso, arrastrado y cornudo), y que hoy intenta reconstruirse de la mano de Urtubey, de la Sota y Massa. La imaginaria revolución que liderara la noble viuda de un guerrero (de "Chorra", de Discépolo) concluyó con el saqueo y la colonización del Estado, la obsolescencia de la infraestructura nacional, una inflación que bate records mundiales, la caída del desempleo privado, una fractura social inédita y la creciente pobreza estructural; que esa sea la herencia de la década que recibió más viento de cola en los últimos sesenta años, agrava la imputación a los responsables.

Varios hechos demuestran cómo se escapa la arena del poder entre los dedos de esa suma sacerdotisa: la sanción del presupuesto de la Provincia de Buenos Aires, prohibida por ella pero habilitada por los intendentes; la patética transformación de su hijo Máximo (¡ordenó comprar una play-station!) en okupa en la Cámara de Diputados; la escuálida marcha para reclamar por Milagro Sala; la falta de acompañamiento social a la protesta contra los indispensables despidos en la administración pública -¡hasta Alicia Kirchner lo hace!-; la desfachatada negación de Estela Carlotto de su amistad; el apoyo a la reforma electoral y el grave alejamiento político del Senador Pichetto. Pero, en la medida en que aún conserva el apoyo de los gremios de izquierda y de algunas pseudo organizaciones sociales -¿cómo pueden estos idiotas seguir defendiendo un "relato" tan distanciado de la realidad y encabezado por las personas más corruptas de que tengamos memoria?- entrenados para generar violentos conflictos, resultaría estúpido subestimar su capacidad de daño.

La reunión de los mandatarios provinciales (muchos ya le echan "flit" al kirchnerismo y a La Cámpora) con el Ministro del Interior fue significativa, ya que permitió alcanzar acuerdos de gobernabilidad, que repercutirán en el Congreso a partir de marzo. El Presidente y su equipo -que cuentan con el 72% de aprobación- demostraron que pueden ser flexibles y enérgicos a la vez, que están dispuestos a dialogar y a corregir aquellas medidas que lo ameriten; no es poco, después de tantos años en los cuales ni el Parlamento pudo modificar una coma en las órdenes recibidas de los mandamases kirchneristas.

La noticia de la semana fue la quita parcial de subsidios a la energía eléctrica y el consecuente aumento en las facturas a las industrias y a los consumidores de la Ciudad Autónoma y el Conurbano bonaerense. Aquí también, motivada por la criminal inflación que están generando las cadenas de comercialización, en especial de alimentos, se recurrió a un prudente gradualismo; si no se hubiera hecho así, la simple equiparación de los precios con los costos de la energía hubiera multiplicado por quince o veinte el monto a pagar, pero habrá que llegar a ello para que podamos dejar de padecer las recurrentes interrupciones de servicio.

Hace muchos años, en una reunión con expertos, empresarios del sector eléctrico y grandes consumidores, dije a éstos que se estaban suicidando. Al haber aceptado el congelamiento de tarifas impuesto en el peor momento de la crisis de 2001/2002 y mantenido a rajatabla por ambos Kirchner, se beneficiaron con una gigantesca transferencia de recursos a su favor, mediante el subsidio al precio de uno de sus principales insumos; con una frase ajena ("la energía más cara es la que no se tiene cuando se necesita"), sugerí a los industriales iniciar conversaciones con sus proveeedores de generación, transporte y distribución eléctrica para paliar los efectos de esas medidas sobre la situación financiera de éstos; no fui escuchado, y esos beneficios de corto plazo fueron de tal magnitud que se quedaron sin fondos y, consecuentemente, dejaron de invertir para aumentar la capacidad de los tres sectores, que ya no pudo acompañar el crecimiento. Ahora, le queda a Aranguren la obligación de reconstruir CAMMESA, la entidad que autoregulaba al sector eléctrico y que fuera modelo mundial.

Dado que las facturas bimestrales por el suministro que recibían los hogares de la región privilegiada eran ridículas en sus montos, los beneficiados derrochaban el fluido, refrigerando e iluminando sus casas como arbolitos de Navidad y calentando el agua de sus piletas de natación aún en verano. Así, este ajuste dispuesto por el Ministro de Energía, justificado tanto desde el punto de vista económico cuanto desde la equidad con el resto de los argentinos, que pagan muchísimo más, también hará disminuir ese consumo irracional, reduciendo los riesgos de cortes de suministro.

La inflación sigue deteriorando nuestra vida cotidiana. Ante la disparada de los precios, que fue curiosamente acompañada por una baja en lo que reciben los productores de alimentos (carne, leche, etc.), surge una pregunta obvia: ¿quiénes son los que están atentando contra el país entero y lucrando tan criminalmente con nuestras necesidades?; estos imbéciles parecen no darse cuenta que ésta -el gobierno de Mauricio Macri- es la última bala y, si fracasa, retornará el populismo que los esclavizó durante trece años. Nadie puede acusarme de estatista o dirigista, pero creo que ha llegado el momento de que el Estado investigue las causas de ese impuesto no legislado (la inflación), Milton Friedman dixit, y utilice los muchos recursos legales -precios sostén, apertura gradual del comercio, etc.- de los que dispone para poner inmediato fin a esta situación ya que, además, se viene encima el tiempo de negociación de las paritarias salariales.

Si el Gobierno no toma el toro del gasto público por las astas, no hará más que repetir una película que ya todos vimos: endeudarnos en el exterior para financiar el déficit; las resoluciones adoptadas por el área de Energía van en la dirección correcta pero, tal vez, será necesaria una aceleración en los tiempos. Por el contrario, debe buscar capitales para las grandes obras públicas que necesitamos: rutas, puertos, comunicaciones, generación eléctrica, etc.; en ningún país éstas son realizadas con el ahorro de los ciudadanos actuales, porque resulta ilógico que una sola generación financie emprendimientos que beneficiarán a muchas en el futuro. Y, obviamente, captar inversiones productivas, pero recordemos que ellas requieren seguridad jurídica, hoy garantizada, y energía suficiente para sus procesos industriales, una materia aún adeudada pero en vías de corrección por las medidas del jueves.

Mañana, con el fin de la feria judicial, los jueces de Comodoro Py empezarán a desperezarse y, seguramente, acelerarán los tiempos en las causas que tanto preocupan a Cristina y Máximo Kirchner y a sus secuaces de toda laya. La Justicia debe entender que es quien tiene el mayor pasivo en la consideración social y, para corregirlo, debe actuar rápido, con seriedad e independencia, para perseguir a tantos ladrones, algunos de ellos con las manos llenas de sangre -como Ricardo Jaime y Juan Pablo Schiavi-, y para que, una vez sancionada la ley cuyo proyecto enviará Macri al Congreso así lo permita, recuperar los dineros que faltan de las arcas nacionales.


Bs.As., 31 Ene 16

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sábado, 23 de enero de 2016

Cretinos sin Cambios




Cretinos sin Cambios

"Hay que tener temple de héroe para ser, sencillamente, un hombre decente". John Le Carré

Desde luego, y más allá de la exitosa visita de Mauricio Macri, con la remarcable compañía de Sergio Massa, al foro de Davos, la semana que pasó estuvo marcada por el increíble aumento de la inflación, en especial en materia de alimentos. A principios de diciembre, los industriales argentinos, tan afectos a la protección y los favores del Estado, previeron que la apertura del cepo cambiario que ejecutaría el Gobierno tan pronto asumiera, llevaría la cotización del dólar a alrededor de $ 20, y acomodaron sus precios a esas perspectivas imaginadas.

Como sabemos, el tal vez excesivo éxito de la medida lo ha hecho fluctuar en torno a los $ 14 por unidad y, sin embargo, no hubo una retracción similar en los precios, lo cual prueba la catadura moral de esos falsos "capitanes de la industria"; ni siquiera el aumento en el valor de sus empresas medido en términos bursátiles, producto precisamente del cambio copernicano en la forma de gestionar la cosa pública, ha conmovido el duro corazón de estos señores, tan atado al cortoplacismo y tan amante de la ganancia inmediata. Macri, que los conoce bien, debiera comenzar ya mismo a poner límites a tanta ambición y a tanto egoísmo; basta para ello que los obligue a competir, abriendo paulatinamente el comercio, y a adecuarse a esa nueva realidad, compitiendo por calidad y precio. La adopción de una conducta de este tipo no sólo garantizaría los puestos de trabajo actuales sino que, seguramente, permitiría crear muchísimos nuevos por efecto de una gran demanda global de productos locales de excelencia.

El otro hecho fue la reacción del kirchnerismo (con la conspicua presencia de Estela Carlotto) y de los partidos de izquierda frente a la detención, bajo imputaciones de delitos comunes, de la dirigente de la Tupac Amaru, Milagro Sala, calificada de presa política. Son los mismos que no dudaron en dejar como herencia a más de dos mil detenidos desde hace más de diez años, muchos de ellos sin condena, por el solo hecho de haber vestido el uniforme de la Patria cuando, quienes ahora acusan, asesinaban indiscriminadamente, ponían bombas, atacaban los regimientos del gobierno democrático que obtuvo más votos en la historia e, inclusive, pretendían transformar a Tucumán en "estado beligerante", protegidos por Cuba, Libia, Vietnam, Argelia, Líbano, etc.

Tal como sucediera durante la década saqueada, estos dementes pretenden aún, cuando ya han perdido las elecciones y el poder, imponer el patoterismo a la vigencia de la ley y no dudan en continuar ocupando el espacio público con sus piquetes mafiosos, sensiblemente más raleados por la escasez de fondos oficiales para transportar y sostener a sus integrantes. El viernes, mientras la ciudad ardía, me preguntaba dónde estaban los jueces y fiscales que nada hacían para poner fin a estas cosas, que tanto perjudican a los demás.

Y el tercer hecho significativo fue la gigantesca demostración de dolor cívico que constituyó la conmemoración del primer aniversario del asesinato del Fiscal Nisman tras su denuncia contra Cristina y Twitterman por encubrimiento de los autores del atentado a la AMIA, al parecer algo indispensable para los oscuros negocios que el kirchnerismo realizaba con Venezuela y con Irán.

El 1° de febrero, los jueces federales, que tanto han dormido, alquilados (nunca vendidos) durante los negros años de ambos Kirchner, además de avanzar en la causa del inexplicado memorandum firmado con los ayatolás, debieran sacarse las lagañas, quitar el polvo de cientos de expedientes de denuncias de corrupción y comenzar a llamar a quienes tanto confundieron los dineros públicos con personales. Hasta en Brasil y en Estados Unidos, la Justicia está avanzando contra delincuentes como Julio de Vido, por cobrar coimas de Petrobras y beneficiar a los amigos del poder, o Mariano Recalde y Ricardo Jaime, por sobreprecios en la compra de aviones para Aerolíneas Argentinas; ¿cómo explicar, entonces, que Anímal Fernández, tan sindicado como gerente del narcotráfico, no haya sido aún citado por juez alguno?

A las sesiones ordinarias del Congreso, el Poder Ejecutivo debería enviar sendos proyectos de ley que permitan incorporar a nuestros códigos la figura del arrepentido -la delación premiada- para permitir que muchos cuenten lo que saben y, en su caso, aporten las pruebas necesarias para combatir a los corruptos -funcionarios, empresarios y ciudadanos- de todo pelaje, incluido el fabuloso negocio realizado con los derechos humanos, y el decomiso, en beneficio del Estado, de las ilícitas fortunas así amasadas.

Pero pretendo continuar con propuestas positivas para el Gobierno, que permitan cambiar nuestra triste realidad. Hoy le tocará el turno, precisamente, a los jueces y fiscales de menor cuantía y, por qué no, a la policía, tan cuestionada en estos días. Tampoco en esta materia voy a inventar la pólvora; por eso, mi sugerencia es imitar un modelo que tanto éxito ha tenido en los Estados Unidos. Allí, los ciudadanos eligen, entre ellos mismos, a los fiscales y a los jueces inferiores y hasta su jefe de policía local, que ocupan sus cargos por determinados períodos pero pueden renovar sus mandatos; como los así escogidos forman parte de la misma pequeña comunidad en que ejercen sus funciones, el control de sus actos y de los eventuales cambios en su vida personal la realizan los propios vecinos, que los premian o castigan con su voto.

Las ventajas de adoptar un sistema similar, sobre todo en los pueblos del interior, son obvias: alivio en la tarea de los tribunales superiores, rapidez en los procedimientos, proximidad con los hechos, independencia en las decisiones, y justicia en las sentencias, civiles y penales. Si quien ejerciera como "sheriff" fuera un ciudadano común, conocería a su comunidad como nadie, y sería conocido por ésta hasta en sus menores hábitos y costumbres, impidiendo así que cayera en la tentación de corrupción, so pena de terminar él mismo en la cárcel. Obviamente, una solución de este tipo no podría aplicarse en las grandes ciudades, donde todos somos anónimos, y tampoco podría dejarse en manos de estos funcionarios locales la actuación contra los grandes delitos federales, pero significaría un enorme avance en la lucha contra todas las formas de delincuencia.

Espero, finalmente, que Macri reponga, bajo control civil, a la Gendarmería Nacional, a la Prefectura Naval y a la Policía de Seguridad Aeroportuaria en sus funciones específicas, dotándolas de todos los medios -y de la voluntad política- necesarios para encarar seriamente la lucha contra el narcotráfico; si lo hace, nos alejará del trágico destino que hoy desangra a México.


Bs.As., 24 Ene 16  

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sábado, 16 de enero de 2016

Contribuyendo a Cambiar




Contribuyendo a Cambiar

“Es preciso desconfiar de aquellos generales o políticos que padecen la obsesión de ganar todas las batallas”. Lidell Hart

Evidentemente, la noticia de la semana -y, tal vez, la más relevante del año- ha sido la aprobación del presupuesto de la Provincia de Buenos Aires, después de una prolongada pulseada con los bloques opositores al gobierno de María Eugenia Vidal. La califico así porque esa forma de sanción de las leyes -la negociación- es la base de la democracia, y estuvo ausente durante, al menos,  los diez últimos y oscuros años del kirchnerismo; cuando don Néstor (qepd) obtuvo su primer triunfo legislativo en 2005, se hizo con las mayorías automáticas que convirtieron al Congreso en una mera escribanía y, a partir de entonces, nuestro sistema político dejó de ser "representativo" para convertirse en "delegativo"; los resultados están a la vista.

La famosa gobernabilidad no depende de contar con cámaras adictas sino de la capacidad de dialogar y consensuar, como quedó demostrado en la exitosa gestión de los ocho años del PRO en la Ciudad Autónoma, en las dos presidencias de Luiz Inácio Lula da Silvia y en la primera de Dilma Rousseff y, sobre todo, en el período que lleva Barak Obama en el Despacho Oval, con un Capitolio donde reinaron los republicanos.

Un párrafo aparte merece la conducta de los diputados del ¿Frente para la Qué? en la Legislatura bonaerense: hasta que no llegaron los intendentes del Conurbano a explicarles, claramente, que la falta de aprobación del presupuesto haría que sus comunas se incendiaran, ciegamente habían obedecido la orden de impedirlo que había impartido, desde su lugar en el mundo, doña Cristina a través de su siniestro payaso, José Ottavis. Los bloques  monolíticos que la noble viuda construyera saqueando las cajas del Estado y repartiendo favores no ha conseguido, ni lo hará, sobrevivir sin dinero ni poder al desierto político que debe atravesar.

Dicho esto, y después de tantos días hablando de magnicidios (mañana se cumplirá un año sin que sepamos quiénes mataron a Alberto Nisman), de narcotráfico, de efedrina y de fugas cinematográficas, me pregunto qué están esperando los fiscales y los jueces federales para llevar de las pestañas a declarar a Anímal Fernández, a José Granero, a los hermanos Zacaría y a tantos de sus cómplices; pero también a Lázaro Bóvedas Báez, a Cristina y Máximo Playstation Kirchner, a Osvaldo Sanfelice, a Mariano Recalde y a muchos otros en la causa Hotesur, a la noble viuda y a Twitterman por el memorandum con Irán, a Julio de Vido y a los empresarios que fueron la esencial contraparte de los funcionarios corruptos en cientos de otras.

Si bien ha comenzado la purga de la Policía, ¿cómo puede ser que todos estos delincuentes sigan circulando libremente, exhibiendo una viveza criolla agraviante para la sociedad, mientras el resto de los habitantes de la Argentina continuamos entregando nuestra cuota de vidas y de sangre diaria en razón de la inseguridad y de la falta de rutas, por ejemplo? La paciencia ciudadana puede extenderse hasta el 1° de febrero, cuando los Tribunales reanuden su actividad, pero no mucho más: para que este reclamo se escuche, le ruego que firme y difunda una petición referida al tema en Change.org; basta con que copie esta dirección  (http://tinyurl.com/zhc8yhs) y la pegue en su buscador.

Pero, continuando en la tesitura de ayudar, que inauguré en mi nota anterior -"¡Mauricio, teléfono!"- voy a formular nuevas propuestas al Presidente y a sus ministros de Justicia y de Seguridad. Respecto a las ya incontables fugas de las prisiones argentinas, propongo una idea, calcada de los países más avanzados: en alguna región central de la Patagonia, bien aislada, licitar la construcción y la administración de la "hotelería" de una cárcel de máxima seguridad reservando, obviamente, la vigilancia al Servicio Penitenciario Federal, y trasladar allí a todos los detenidos por causas de narcotráfico, trata de personas, a los más violentos asesinos y a los presos más peligrosos. Obviamente, la localización del establecimiento, en medio del desierto, impediría que los allí alojados pudieran soñar, siquiera, con huir y el manejo privado de sus costos abaratarán el mantenimiento de la prisión.

La segunda sugerencia tiene que ver con la irrestricta inmigración que nuestro país padece hace años. Resulta absurdo que no rija requisito alguno, ni siquiera el análisis de los antecedentes penales en sus países de origen, para la admisión de extranjeros que, cinco días después de llegar, disponen de DNI y acceden a todos los servicios sociales y educativos que la Argentina brinda a sus ciudadanos. No se trata de discriminar ni de restringir, sino simplemente de aplicar las normas que todas las demás naciones imponen a quienes pretenden visitar o vivir en su territorio. Seguramente, una política en este sentido no influirá demasiado en la inseguridad reinante pero, por ejemplo, hará que tantos narcotraficantes dejen de radicarse aquí para ocultar sus bienes, blanquear su dinero y continuar sus nefastas negocios.

Como el Presidente ha dicho que espera que se le planteen los disensos, quiero hacer una breve referencia a la presentación que realizó el miércoles Alfonso Prat-Gay, Ministro de Hacienda y Finanzas: tengo la impresión que se le fue la mano en el gradualismo del plan para reducir la inflación y el gasto público y recuperar el crecimiento. Los argentinos no hemos asumido todavía lo angustioso de la situación en que Mauricio Macri ha encontrado al país, y debería informárnoslo detalladamente en el discurso de inauguración de las sesiones ordinarias del Congreso, el 1° de marzo.

Si, como se dijo, las metas macroeconómicas buscadas recién se alcanzarán -si todo sale bien- en 2019 y, hasta entonces, continuará en alguna medida la expoliación impositiva y el insano despilfarro de recursos, creo nadie se dará cuenta de que ha llegado el momento de pagar la enorme factura de la fiesta en la que hemos vivido hasta ahora y la sociedad argentina,  borracha de ridículos subsidios, disparatados controles y obsceno clientelismo, se negará a abandonarla y ponerse a trabajar para salir de este abismo.  

De todas maneras, el positivo mes transcurrido desde que Mauricio Macri asumiera la Presidencia ha permitido que se dieran giros verdaderamente copernicanos en varios aspectos, todos los cuales celebro: geopolítica y vinculación con el mundo, reducción de personal militante e innecesario ("noquis"), cancelación de injustificados y carísimos proyectos faraónicos de infraestructura, recuperación de las estadísticas públicas, verdadera lucha contra el narcotráfico y la corrupción, etc.

Soplan, indudablemente, nuevos vientos en la Argentina, y hacen que la gente, salvo algunos fanáticos, se muestre optimista, vaya dejando atrás la crispación y comience a cerrar la monumental grieta, recomendada por el finado Laclau, que adrede construyeron los Kirchner. Agradezcamos, entonces, que Dios, que nos había olvidado, haya vuelto a vestir la camiseta de nuestra selección nacional.


Bs.As., 17 Ene 16

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sábado, 9 de enero de 2016

¡Mauricio, teléfono!




¡Mauricio, teléfono!


"El Poder Ejecutivo ofrecerá al país un balance e inventario completo de la situación económica. Queremos que el país sepa dónde está, para apreciar mejor la magnitud del esfuerzo que debe realizar". Arturo Frondizi


La captura de Martín Lanatta, su hermano y Víctor Schillaci, después de la inexplicable fuga que protagonizaran, amén de configurar una monumental victoria para la Gobernadora y el Presidente, debe tener ser el principal motivo de preocupación de Anímal Fernández y de Cristina Kirchner, al menos tanto como que la Juez Servini de Cubría se decida a indagar a los Zacarías, tan cercanos a ella, ya que los detenidos comenzarán a hablar ante los diferentes jueces que llevan las causas generadas a partir de la evasión y la antigua, relacionada con el tráfico de efedrina. Baste recordar que los laboratorios que la importaban y contrabandeaban luego a México son los mismos que financiaron la campaña presidencial de la noble viuda, en 2007, tanto como las numerosas valijas con dinero que enviara el extinto Papagayo Caribeño.

En gobiernos como los de ambos Kirchner, tan centralistas en el poder y en los negocios, resulta increíble que el verdadero jefe del gigantesco negocio del narcotráfico fuera el bigotudo Fernández; fue sólo un mero gerente de los verdaderos dueños, tanto como lo fueron Lázaro Bóvedas Báez, Ricardo Avioncito Jaime, Amado Guita-rrita Boudou, Julio de Vido, los Eskenazi y tantos otros, incluyendo, quizás parcialmente, a Cristóbal Timba López.

En cuanto a los temas de fondo, los nuevos funcionarios están tomando conocimiento de la magnitud del desastre que las diferentes administraciones kirchneristas han dejado como herencia; cada vez que levantan un papel o abren un cajón, como sucedió con María Eugenia Vidal en La Plata, encuentran una nueva deuda impaga, amén de regimientos de ñoquis. Así las cosas, Macri no tendrá otra alternativa que plantearnos la necesidad de un fuerte esfuerzo para sacar al país adelante.

Para lograrlo, el Presidente está obligado a decir la verdad, por muy dolorosa que ésta resulte a una sociedad tan cegada por el populismo y por el clientelismo más abyecto; debe usar la cadena nacional, tan pronto como tenga el detalle de la situación real de las finanzas públicas, para informar a la ciudadanía que el dinero se acabó, porque se malgastó y porque fue robado, y que de nada sirve endeudarse en el extranjero y sin corregir el déficit público que llegó, durante el año pasado, a la increíble cifra del 8% del PBI nacional, ya que se trata de una receta que nos ha llevado a múltiples crisis. Si no lo hace así, por no querer dar malas noticias, el crédito que recibió el 22 de noviembre en las urnas le durará poco. 

En este sentido, es menester referirse a la inmunda actitud de los funcionarios y legisladores kirchneristas que, aún hoy, siguen obedeciendo ciegamente a Cristina Fernández, que está tratando de negociar la impunidad a cambio de desenchufar la máquina de impedir que ha puesto en funcionamiento. Si observamos cómo maquilló con bonitos discursos todos los dislates que intentó mientras fue inquilina de la Casa Rosada, con tanto desprecio por las leyes y por la Constitución, no nos debe asombrar que ahora reaccione como una virgen ultrajada cuando sus esbirros y sicarios son desalojados de las cuevas en que había pretendido refugiarlos, o que mande a romper los pactos legislativos tendientes a resolver, al menos en parte, los innumerables desaguisados que integran su herencia.

Para desactivar la reacción de los gremios estatales frente a los despidos inevitables, sugiero al Presidente convocar a un referendum para preguntarle a la sociedad si está dispuesta a continuar soportando esta sideral presión tributaria para pagar los sueldos del millón de empleados que hoy sobran en los aparatos del Estado.

Y aquí surge otro deber irrenunciable, producto de las promesas de campaña, de Macri frente a la sociedad: todos sus funcionarios deben formular la correspondiente denuncia penal frente a cada delito que descubran o sospechen; no se trata de venganza, sino de justicia. Resulta indispensable, además, realizar esas denuncias para quebrar el espinazo  kirchnerista, empeñado en trabar la gestión del Gobierno; comenzar a desfilar por Comodoro Py permitirá que, de una vez por todas, entienda que ha perdido las elecciones. A una comunidad a la que se le exigirán tantos sacrificios -quita de subsidios, pérdida del empleo público, paciencia frente a la obsoleta infraestructura, renovada inflación- no se le podrá pedir, además, que continúe viendo circular tranquilamente, inclusive de vacaciones en el extranjero, a quienes son culpables de tantos males. La persecución penal debe quedar en manos de la Justicia, pero las denuncias deben hacerse y, luego, reclamar al Poder Judicial una acelerada investigación y, en su caso, una condena ejemplar.

Hace años acuñé una frase: "con una Justicia independiente, seria y rápida, todo será posible; sin ella, nada lo será". En estos días, hemos visto nada menos que a Jaimito, Schiavi y los Cirigliano salir tan campantes de los Tribunales después de haber sido condenados a severas penas por la masacre de Once porque la sentencia aún no está firme; y obtener fallos confirmatorios de Casación y la Corte Suprema puede llevar años. Resultará imposible cosechar fe en el cambio mientras este tipo de episodios continúe exhibiendo la tradicional impunidad que premia la corrupción entre nosotros.

En ese marco, quiero referirme a la situación de los militares que combatieron al terrorismo, mil ochocientos presos políticos que el kirchnerismo ha dejado al nuevo Presidente, que se pudren en cárceles comunes de todo el país (ya han muerto más de trescientos veinte por falta de atención médica), muchos de ellos sin condena pese a llevar más de diez años en cautiverio. No sugiero que se dicte una amnistía general sino que, simplemente, se termine con la discriminación que soportan; que se les apliquen todos los "beneficios" de los demás encarcelados: prisión domiciliaria para los mayores de setenta años y para los enfermos graves, cálculo doble del tiempo de detención preventiva (este mes se liberó así a un feroz asesino serial), aplicación de la ley más benigna, etc. Luego, y como en tantísimos otros emblemáticos casos, sobre todo en los de corrupción y en los las indemnizaciones y negociados con los derechos humanos, revisar los juicios realizados y comprobar que las sentencias han reflejado, correctamente, las pruebas colectadas, es decir, que no han sido dictadas sobre la base de falsedades y testimonios claramente amañados.

A mi modesto entender, éstas son las obligaciones urgentes que debe honrar Mauricio Macri, ya que de ellas dependerá, en gran medida, su credibilidad en los complicados meses que nos aguardan.


Bs.As., 10 Ene 16

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