lunes, 29 de junio de 2009

¡A los botes!

¡A los botes!

Hace unos días, concretamente el 21, envié a Néstor Kirchner una “carta abierta”, que fue publicada en innumerables medios electrónicos y que aún puede verse en mi blog.

En ella, le describía los dos caminos –la confrontación o el diálogo- que se abrirían ante él después de las elecciones de ayer, cuando le aseguraba que su “modelo” sería mayoritariamente rechazado por la sociedad argentina.

Ignoro si mi carta le llegó, básicamente porque no la ha respondido. Pero sí sé que mi esfuerzo cayó en saco roto.

La breve aparición de esta madrugada ante las cámaras en el bunker del Intercontinental Hotel, en la que un verdadero “mariscal de la derrota” dopado intentó minimizar la derrota sufrida por su “ejército” bonaerense aludiendo a las elecciones legislativas como de mero trámite.

Olvidó así sus dichos más recientes, cuando las calificó como el episodio de mayor gravedad de su período, iniciado en 2003, ya que los “oligarcas destituyentes” ponían en juego la gobernabilidad del pseudo gobierno de su mujer. Olvidó, también, que había avisado que, si perdían, llegaba el caos.

Esta misma mañana, apareció en otra onírica conferencia de prensa –un solo periodista, y de la agencia oficial- un Kirchner, otra vez dopado, rodeado esta vez por Scioli y Balestrini, Amén de repetir las sandeces tendientes a quitarse las culpas de encima, dio dos muestras concretas de cuál había sido el camino elegido.

Al anunciar su renuncia a la Presidencia del PJ -¿por qué lo habrá hecho frente a todo el público, en lugar de hacerlo frente a los órganos partidarios?- designó, a dedo, a Scioli para sucederlo.

No paró allí el desconocimiento del mensaje de las urnas.

Lo más grave fue que Kirchner dijo que le había ordenado a don Daniel que no renunciara a su cargo de Gobernador y, consecuentemente, resignara su ganada banca de diputado. Lo peor fue que el propio Scioli lo aceptó como natural.

¿Cómo no se ha dado cuenta que su dedo ya no sirve ni para apretar botones? La mejor prueba de ello es la resistencia que ese nombramiento de don Néstor ya generó en los gobernadores justicialistas, tipo Gioja o Das Neves, que han salido a pedir una democrática normalización del partido.

Pero lo que realmente se ha transformado en el mayor signo de la inutilidad del esfuerzo que acometí con mi “carta abierta” fue la conferencia de prensa que, graciosamente, otorgó doña Cristina a los medios.

No estoy hablando de la limitación en las preguntas que los periodistas podían formular y la prohibición de repreguntar, todo lo cual desnaturaliza la esencia misma del mecanismo comunicacional, sino en la cerrada negativa a admitir la realidad.

Para ser exactos: primero jugó con los números, transformando 24 distritos diferentes, cada uno con un juego individual de realidades, en un único distrito electoral, y así dejó en claro que, a su insano juicio y mediante el procedimiento de mezclar peras, manzanas, pepinos y huevos, el Frente para la Victoria había ganado esas elecciones nacionales. ¡Notable! No registró, obviamente, que su marido había llevado al peronismo a la peor derrota de su historia, un agravio que el PJ no le perdonará jamás.

El disparate y la alarma total llegaron cuando negó que resultara necesario cambiar un ápice su gabinete, con la obvia excepción de Ocaña, ni alterar la decisión de falsificar las estadísticas, que le permite falsificar los datos de la realidad para adecuarlos a lo que ella cree o, al menos, a lo que ella pretende que creamos, ocultando bajo esa frazada a una multitud de pobres y de indigentes, de desnutridos, de analfabetos, de bebes muertos en la primera infancia..

Todo eso dejó en evidencia, como dije, que mi optimista tentativa de hacer pensar a la pareja imperial no había tenido éxito alguno.

Ni don Néstor ni doña Cristina registraron que, por haber convertido una elección de medio término en una batalla épica con la intención de plebiscitar la gestión del matrimonio, se habían comido un cachetazo histórico.

Baste para confirmarlo que, ante la pregunta de un periodista referido a que su propia patria chica, la Provincia de Santa Cruz, en la que el kirchnerismo perdió por primera vez en su historia, la Presidente resaltó que había ganado en Calafate, su “lugar en el mundo”.

El segundo semestre, por obra y gracia de la falta de adecuación de los Kirchner a la nueva realidad impuesta por las urnas, y a éstas por la cordura y el sentido común, va a resultar muy, pero muy, complicado. Y, con certeza, deberán meternos, otra vez, la mano en el bolsillo, ya que el robo anterior, la confiscación de las AFJP’s, no resultará suficiente para el cúmulo de obligaciones acumuladas.

Por eso digo, para no extenderme más, ¡Argentinos, a los botes!


Bs.As., 29 Jun 09
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domingo, 21 de junio de 2009

Carta abierta a Néstor Kirchner

Carta Abierta a Néstor Kirchner


Señor Candidato a Diputado Nacional y
Presidente del Partido Justicialista:


Dentro de seis días, la ciudadanía, en una mayoritaria y aplastante proporción, le dirá “no” a la plebiscitaria pregunta que Ud. ha formulado a los argentinos. A esta altura de los acontecimientos, y gane o pierda por un voto su Frente para la Victoria en la Provincia de Buenos Aires, podemos considerar que es un hecho.

Si bien quienes resulten electos el 28 no jurarán sus nuevos cargos hasta el 10 de diciembre, tanto Ud. como el resto de los habitantes de nuestro país habremos tomado debida nota de ese hecho y sabremos, más allá de las desuniones y personalismos que, en campaña, ha mostrado todo el arco opositor, que su “modelo”, al menos como ha sido llevado adelante hasta ahora, dejará de existir.

Pero el 29 de junio deberá Ud. tomar una decisión respecto al futuro, ese que hoy se encuentra en manos de su mandataria, la Presidente.

Ese día se presentarán ante Ud. exclusivamente dos caminos: la confrontación o el diálogo. Cuando escoja, estará determinando cómo serán los próximos tiempos en la Argentina.

El primero de ellos, al cual voy a describir muy someramente, dado que Ud. lo conoce muy bien por haberlo transitado desde hace, al menos, dos años, implica profundizar la intervención del Estado en la economía, acentuar la presión impositiva, continuar fomentando el “capitalismo de amigos”, seguir destruyendo la institucionalidad, agravar el aislamiento internacional, exacerbar la fragmentación social, recortar la libertad de prensa, proseguir con el ocultamiento y la falsificación de las estadísticas, etc., es decir, seguir la senda que ha transitado en los últimos tiempos y que, lo habrá confirmado entonces, lo habrá llevado a la derrota más grave que habrán sufrido Ud. y su partido en toda su historia.

Vayamos, pues, a analizar la otra opción, es decir, aquélla que nos podría reportar, a Ud. y a todos nosotros, enormes beneficios: el diálogo y la búsqueda de consensos.

Sé que elegir este camino, dada su personalidad, le resultará en extremo difícil, pero hacerlo puede reportarle el acceso al bronce, en vez de conducirlo al hierro carcelario y al oprobio histórico.

Pese a que puede resultar un “argumento de madre”, le recuerdo que Argentina es, también, la patria de sus hijos y el lugar en que éstos deberán vivir, ya que el nuevo mundo que emergerá de la crisis no permitirá el disfrute en tierras extrañas de fortunas no explicadas ni justificadas.

Si elige Ud. este camino, lo primero que debería hacer es llevar confianza y tranquilidad a la población, para luego extender ambas a todo el concierto mundial.

En primer término, deberá Ud., vía su mujer, la Presidente, convocar a la oposición a una gran y pública conferencia. No podrá ser en el Congreso, su habitat natural, pues estará todavía ocupado por los actuales legisladores, pero seguramente encontraremos un lugar adecuado. De esa reunión deberán salir las políticas de Estado que todos, Gobierno y oposición, decidamos que serán los temas sobre los cuales nunca más discutiremos.

Deberá ella incorporar al Gabinete nacional a expertos de todas las corrientes de opinión, para informar, urbi et orbi, que se viene un nuevo tiempo. (Recuerde a Perón ofreciéndole la Vicepresidencia a Balbín).

Esas condiciones básicas para torcer el rumbo de colisión en que se encuentra Argentina pueden darse rápidamente. Deberá Ud. comenzar por re-fundar el Indec, muy seriamente por cierto, para que todos podamos tomar debida conciencia de las condiciones en que se encuentra nuestra economía y nuestra sociedad.

A mero título de ejemplo, me permito señalarle que, hasta que no sepamos con exactitud cuántos pobres e indigentes hay en nuestro país, no podremos usar las herramientas adecuadas para sacarlos de ese infierno.

Luego, y dada la extraordinaria fuga de capitales que se ha producido desde fines de 2007, deberá Ud. crear las condiciones que permitan un rápido ingreso de inversiones extranjeras directas (a las cuales, si actúa de esta manera, se sumarán los fondos de los propios argentinos que se encuentran fuera del sistema).

Cualquiera de sus asesores –me olvidaba, deberá Ud. comenzar a oír consejos- le podrá contar que, en este momento y por influencia de la brutal caída que ha sufrido Europa, hay mucho dinero buscando donde ser invertido. Fíjese Ud., por ejemplo, qué está sucediendo en Brasil, en Chile, en Colombia, en Perú y hasta en Uruguay.

Lamentablemente, para que esos capitales ingresen con la rapidez que necesitamos, deberá Ud. adoptar conductas heroicas y, frente a su discurso habitual, muy poco populares. Sin embargo, piense que tendrá Ud. por delante dos años sin elecciones y que, en ese lapso, la bonanza económica que será el indudable fruto de estas actitudes podrá llevarlo, otra vez, al podio.

Veamos a qué me refiero. Nuestro principal problema es que, en nuestro país, no creen propios ni extraños. Y eso porque hemos destruido la confianza en los contratos y, sobre todo, en la palabra empeñada. El mundo no cree en nuestros Tribunales, ni en nuestro Congreso, ni en nuestro Poder Ejecutivo.

Además, para poder revertir esta situación, deberemos tomar al toro por las astas y, aunque sea un poco, imitar a su amigo -¿lo sigue siendo, más allá de los gestos?- Lula.

¿Qué hizo Brasil? Muy sencillo: creó un fondo de garantía constituido por activos líquidos, es decir, por acciones de compañías estatales y privadas que cotizan en el exterior para garantizar la seguridad de las inversiones. Hoy la ANSES tiene grandes participaciones en empresas de gran volumen, paquetes que podrían servir, perfectamente, para estos fines.

Hasta allí, podemos decir que sería una tarea fácil, pero veamos dónde está el “sapo” que deberá Ud. tragar. Hasta tanto se recomponga la confianza internacional, deberemos pactar jurisdicciones extranjeras para la discusión de los diferendos con los inversores. El mundo dispone, para estos fines, de organismos confiables y no sospechados de parcialidad, como el famoso CIADI, que hoy nos tiene tan en la mira.

¿Comprende, ahora, a qué me refería cuando le dije que se trataba de soluciones heroicas?

Pero vea Ud. los beneficios inmediatos que nos traerán. El mundo saldrá de esta crisis con muchísimo más hambre que el que ya tenía cuando entró; la FAO está hablando, en estos días, de miles de millones de famélicos que se sumarán a los ya existentes, por el achicamiento de las economías y por la pérdida de puestos de trabajo.

Recuerde que Argentina puede producir, si se dan esas condiciones de tranquilidad y confianza, alimentos para quinientos millones de personas. Pero, para lograrlo, se necesita una enorme inyección de capital que hoy no tenemos o, al menos, nadie está dispuesto a arriesgar.

Si conseguimos esos volúmenes de producción agropecuaria, podremos recuperar los mercados que la insensatez ha entregado, con el respectivo moñito, a nuestros competidores naturales y a algunos que, por su tamaño relativo, no hubieran soñado serlo.

Imagine Ud. el cambio fenomenal que traerá aparejada esta conducta, con todos los pueblos del interior trabajando otra vez a pleno, con los chacareros comprando máquinas para el campo y departamentos para sus hijos. Pero, le repito, para que eso suceda deberá Ud. recrear la confianza perdida.

Lo mismo sucede en materia de infraestructura, que siempre requiere de monstruosas cantidades de fondos, invertidos a muy largo plazo. Nuestro país necesita buscar petróleo y gas, construir nuevas represas, líneas de alta tensión, gasoductos y refinerías. Como ha visto, Argentina no es una opción elegible a la hora de escoger un destino para las inversiones de este tipo. También esto cambiará comiéndose el “sapo” que le describí.

En lo que respecta a la industria, también deberá Ud. cambiar el rumbo. Deberá dejar de fomentar y subsidiar a los sectores que sólo saben vivir si tienen protecciones y prebendas y, en cambio, apoyar muy fuertemente a quienes quieran salir a competir, por calidad y precio, en los mercados más sofisticados del mundo, esos que no resultarán afectados por la crisis internacional.

Deberá Ud. convencer a sus ex amigos de la UIA que es un disparate intentar tener una industria exitosa con un mercado que, cada día, se hace más pobre y más chico.

Como ejemplo, y podría darle muchos, si Ud. puede –vía políticas públicas de apoyo a la transformación- incentivar a los fabricantes de zapatos para que compitan en los mercados de lujo del mundo, el destino de la Argentina cambiará.

Si tenemos los cueros y los técnicos, y conseguimos la maquinaria adecuada, ¿cómo no vamos a poder producir zapatos de US$ 500 el par, en lugar de fabricar mal y barato? Los fabricantes estarían encantados, los trabajadores incrementarían su número y la población más pobre de Argentina podría contar con zapatos de a US$ 30 el par, importándolos de Brasil o China. ¿Cree Ud. que, de ser así, actuaría en desmedro de la industria nacional o del trabajo argentino? Muy por el contrario, puesto que el mercado sería el mundo entero, y no esta desflecada clientela local.

No quiero extenderme más. Si está dispuesto a hacerlo, yo y muchos otros argentinos estamos dispuestos a ayudarlo y a conversar sobre estos temas y sobre la forma de dar un vuelco fenomenal a nuestro castigado país.

Piense que, si decide tomar el otro camino e intentar la “chavización” de Argentina, tendrá muchos problemas, ya que no cuenta ni con el dinero de don Hugo ni tiene Ud. a sus espaldas a las Fuerzas Armadas.

Pero, además, piense en Ud. mismo. ¿Se imagina, después de la brutal derrota que sufrirá el domingo próximo, ser llevado en andas por los argentinos dentro de dos años? Porque, tenga Ud. la más absoluta certeza, eso es lo que sucederá si actúa como se debe.

Está en sus manos. El lunes 29, como le dije, deberá Ud. decidir si lleva a la Argentina al cielo o al infierno. Espero que sea Ud. quien, como decía su ex amigo Duhalde, nos conduzca al éxito al que estamos condenados.

Que tenga Ud. una buena semana.

Bs.As., 21 Jun 09
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miércoles, 17 de junio de 2009

Algunas reflexiones

Algunas Reflexiones

“Buscar y decir la verdad, tal y como se piensa, no puede ser nunca un delito. La conciencia es libre … En cualquiera de los casos, se olvida que ‘matar a un hombre’ no es defender una doctrina, sino matar a un hombre”

Castellio

En estos días, en la recta final hacia el disco de las elecciones, varios temas se encuentran sobre el tapete y en la cabeza de los más informados.

La primera reflexión se vincula a la conflictiva relación que los K mantienen con la prensa en todas sus formas, salvo la obsecuente.

Si analizamos la historia, veremos que los ciclos en América Latina son regionales, y no localizados en un país o en otro.

Así, primero apareció la independencia, que recorrió como una fiebre el continente entero y, en menos de treinta años, alcanzó a todo el imperio español por estos lares.

Después llegaron las disputas internas, algunas transformadas en divisiones que llevaron a la creación de nuevos países, y siguió la época de los caudillos locales.

Más tarde, mucho más, y ya a fines de la primera mitad del siglo XX, se consolidaron las presidencias vitalicias, encarnadas en generales que ocupaban el poder y lo mantenían a lo largo de décadas.

Con el final de esas dictaduras, apareció finalmente la democracia, bien que fallida y defectuosa, en América Latina, cuyo período concluyó abruptamente por obra de revoluciones militares que, con distintas características, se encaramaron en todos nuestros países.

A fines de los 70’s y principios de los 80’s, básicamente por la falta de apoyo de los Estados Unidos, esos regímenes autoritarios fueron cayendo, arrastrados por los vientos de cambio que venían desde el norte.

Finalmente, volvió la democracia, otra vez llena de problemas, pero que sentó sus reales en el continente entero.

Y allí estamos hoy, en general. Pero el péndulo volvió a oscilar en algunos de nuestros países y, utilizando formas pseudo democráticas, vemos que, nuevamente, el autoritarismo populista campea en Venezuela, en Ecuador, en Bolivia y en Argentina.

A una personalidad como la de Kirchner, nada podía resultarle más atractivo que el “modelo” que Chávez está implementando en Venezuela y exportando, mediante sus valijas de petrodólares, a las distintas naciones que, de la mano de líderes carismáticos, han comenzado a intentar imitarlo.

Pero juegan en contra de nuestro ex Presidente dos desventajas comparativas enormes y esenciales: carece de esos petrodólares y no tiene el respaldo de las Fuerzas Armadas nacionales.

Sin embargo, esa misma curiosa personalidad, digna de estudio, no permitirá que don Néstor ceda en sus aspiraciones de perpetuarse en el poder y de ejercerlo, sin límite legal ni prurito moral alguno, mientras conserve la vida.

Hoy –en realidad, hace tiempo- ha decidido pelearse con los medios, encarnados en Clarín. Para ello, ha olvidado –o, al menos, pretende que los demás lo hagamos- que fue él mismo quien prorrogó, de un dedazo, las licencias que han permitido crecer a este monopolio, hoy tan detestado.

Si bien es cierto que sus críticas, las de su vocera y sus funcionarios no se han limitado al imperio de Magnetto, ya que han integrado el elenco de los denostados La Nación y Perfil, la virulencia con que hoy ataca a Clarín y a TN no tienen parangón.

Carlos Pagni, en sendas y brillantes notas que publicó el lunes y el martes últimos en el diario de los Mitre, analizó con total crudeza el cúmulo de intereses espúreos que las diatribas desde el atril encubren y, con ello, puso en blanco y negro que no se trata sólo de las críticas al Gobierno sino de la vocación de ocupar, con amigos de la “burguesía nacional” el espacio de negocios de telecomunicaciones que hoy está en manos de personas y empresas ajenas a su entorno.

Debo confesar que Clarín y su desmedida apetencia por los negocios no me gustan nada y que desearía que imperaran en Argentina las mismas limitaciones que existen en los países centrales para evitar el monopolio de la información, pero hoy me veo obligado a recordar una frase del RP Carlos Mujica.

Éste dijo a los Montoneros, cuando le fue exigido tomar las armas para hacer la “revolución”, que no estaba dispuesto a matar, pero que estaba dispuesto a morir por la libertad de los demás.

Y es por eso que, al menos hasta que podamos discutir todos, en verdadera democracia, una nueva ley de radiodifusión, debemos impedir que don Néstor la cambie ahora, en medio de su innegable debacle política. Si consiguiera hoy la modificación a la que aspira, ésta se transformará en una herramienta infalible para dejarnos a los argentinos sin libertad de prensa.

El ejercicio de esa ilimitada libertad es lo único que nos garantiza, en un régimen tan hermético como el de los K, acceder a una proporción, aunque sea mínima, de los actos de gobierno, que nuestra pareja imperial se esfuerza, con cierto éxito, en ocultar.

La segunda reflexión, que refleja una honda preocupación compartida ya por muchos analistas, se refiere a los hechos que se producirán la misma noche del 28 y la madrugada del 29, cuando K salga a anunciar un ficticio triunfo en los comicios.

Basta recordar, para justificar mi posición, qué sucedió en las últimas elecciones, aquellas que un ministro calificó, sin vergüenza, como las más ejemplares de la democracia. A las 18:00 horas, cuando aún se veían colas enormes de ciudadanos en las mesas de votación, el Gobierno anunció el triunfo de doña Cristina, basándose en las encuestas de boca de urna, pese a que el acto terminó a las 20:00.

¿Qué sucederá en la calle cuando Kirchner anuncie que ganó? ¿Cómo tomarán las hordas de sus seguidores, alquilados con pago en droga, la posterior verdad de los números reales, que darán cuenta de su derrota?

Ya hemos visto cómo actúa el “profesor” Chávez frente a la oposición de su país. Y, con toda seguridad, ha dado lecciones a don Néstor y transferido a éste su experiencia en la materia. No ha ahorrado, y no lo hace hoy, sangre venezolana para conservar el poder.

Pero es indispensable que no nos impongan el miedo. Habrá disturbios, pero no habrá caos. Recordemos que Kirchner carece de fuerzas armadas, que tiene la repulsa de las fuerzas de seguridad y que gran parte del peronismo, dueño del poder de la calle, le ha dado la espalda.

Y, finalmente, la última reflexión, que va más allá del 29 y que ya he expuesto en notas anteriores.

Se refiere a cuánto estará dispuesta a tolerar la sociedad que, para entonces, habrá respondido -con un aplastante 70%- “no” al falso plebiscito que nos ha impuesto, cuando le toque el bolsillo.

El 28 de junio, muchos legisladores actuales sabrán que deberán dejar sus bancas el 10 de diciembre. Algunos, usarán una rápida garrocha para pasarse al bando vencedor y asegurarse así algún futuro político; otros, extenderán su mano para obtener, de la “banelco” oficial, la tranquilidad económica durante su travesía del desierto.

El resultado de esa cuenta develará si Kirchner podrá seguir usando al Congreso como su escribanía personal o, por el contrario, deberá gobernar exclusivamente por decreto de necesidad y urgencia.

Los resultados difundidos de la recaudación impositiva no permiten demasiados optimismos respecto a las obligaciones fiscales del segundo semestre.

Muy brevemente, no alcanzará para hacer frente, a la vez, al pago de los servicios de la deuda externa, más los subsidios al transporte y a la energía, más las obras públicas no susceptibles de suspensión, más los aumentos salariales de la administración pública, más un incremento en el seguro de desempleo, más la atención de los programas sociales.

En resumen, Kirchner no tendrá más remedio que volver a saquear, sea al Banco Central, sea a los encajes que las instituciones bancarias mantienen en él, sea a los depósitos, sea al comercio exterior, sea mediante un aumento real y grande de las tarifas.

Sin hablar de ideologías, que se han demostrado inexistentes, pero sí de bolsillos, imaginar cómo responderá el conjunto social a medidas de este tipo es el mayor desafío de nuestro momento.

En este aspecto, sigo siendo pesimista.

Bs.As., 17 Jun 09
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miércoles, 10 de junio de 2009

Nada nuevo

Nada Nuevo

“Y a pesar de todos los intentos, los logros del Monarca
no se multiplicaban. Y en el mundo de hoy ¿cómo ganar
crédito sin ellos? Claro que queda la posibilidad de
inventar, de sumar dos veces, de explicar, pero en este
caso los alborotadores se alzan en seguida y lanzan sus calumnias”
Kapuściński


La cita que encabeza esta nota corresponde a “El Emperador”, un libro escrito sobre la base de las entrevistas que el autor mantuvo con antiguos funcionarios de la Corte de Abisinia, de la época en que el Emperador Haile Selassie gobernaba sobre lo que hoy se llama Etiopía.

Pese a que los hechos allí narrados tienen una antigüedad de más de cincuenta años, su lectura resulta indispensable, por lo menos para los argentinos de este comienzo del siglo XXI ya que, guardando las distancias del caso, parece describir a nuestro país y al imperio K, ambos en plena decadencia.

Estamos hoy inmersos en una campaña electoral que desnuda y expone impúdicamente nuestros peores defectos.

Coincido –mal que me pese- con don Néstor y con el inefable don Daniel, cuando califican al 28 de junio como una batalla crucial para nuestro futuro. Nos jugaremos todos en ella recuperar la República o caer, sin más, en un “chavismo” peor.

Sin embargo, más de la mitad de la población ignora qué se votará, y nadie cuenta con plataformas claras sobre las que discutir las propuestas de las diferentes opciones.

Nuestra ilustrada oposición no ha conseguido, siquiera, ponerse de acuerdo sobre cinco o diez políticas de Estado respecto a los temas más cruciales de nuestra realidad: justicia, salud, educación, alimentación, defensa …

Hemos reducido uno de los momentos en que la Historia dirá si fue una verdadera bisagra de nuestro destino en una mera competencia de caras y de nombres.

Resulta notable que, a poco menos de tres semanas del acto comicial, no solamente se ignore qué piensan en cada uno de esos temas concretos los candidatos, sean éstos “testimoniales” o no, sino que la verdadera campaña se esté jugando en un programa cómico o en unos señoriales almuerzos televisivos, por cierto mucho más serios.

Don Néstor, a quien reconozco como un maestro de la comunicación, continúa siendo el dueño del centro del escenario, y todos los demás bailamos con la música que, cada día, decide poner al aire.

Ni la centro-derecha de Macri, De Narváez, Michetti y Solá, ni la centro-izquierda de Prat-Gay, Carrió, Stolbizer y Alfonsín han logrado firmar un verdadero pacto de comportamiento legislativo, ni la izquierda, en todas sus variantes, ha conseguido unificar sus propuestas.

Entonces, todos los días, Kirchner continúa en el dominio de la pelota y los demás jugadores de este definitorio partido se limitan a jugar a la defensiva.

Así, vemos a don Néstor impulsar maniobras disparatadas –como las denuncias contra De Narváez, la aparición de candidatos homónimos, la permanente descalificación (ahora, con buen tono) de los enemigos que cotidianamente fabrica- y, enfrente, la oposición aparece como adormecida por los golpes que recibe.

En lugar de limitarse a contestar los agravios que se prodigan desde los micrófonos oficiales, quienes en verdad estén preocupados por el futuro y estén dispuestos a evitar que Argentina se transforme en una Venezuela pobre debieran estar trabajando en construir consensos, para ofrecer a la ciudadanía la certeza y la credibilidad que reclama.

Sin embargo, los personalismos más abyectos continúan primando sobre la grandeza que la hora exige y, en lugar de candidatos que presenten signos de cordura y madurez, hoy han exacerbado la división y la exclusión del adversario. Y esa atomización juega, indiscutiblemente, a favor de don Néstor.

Me permito recordar a todos quienes se encuentran en el bando del “no” a Kirchner que éste conservará, hasta el 1° de marzo de 2010 y después de esa fecha, un enorme poder, ya que contará todavía con la caja concentrada que, aún enflaquecida, servirá para comprar voluntades y amigos, además de conservar la primera minoría en el Congreso.

Por a ello, estoy convencido que, lamentablemente para todos, don Néstor no se convertirá en uno más de los factores de un poder compartido con los vencedores y que, por el contrario, surgirá de la derrota con más ímpetus, siempre autoritarios y dañinos.

El segundo semestre de este año, y todo el 2010, se presentan hoy como sumamente complicados. Para confirmarlo, basta con ojear los números de la recaudación deflacionada, y el crecimiento del gasto público, y comparar esos recursos con las obligaciones que el Gobierno tendrá que afrontar.

Piénsese sólo en los subsidios a las tarifas y en el costo de la importación de productos energéticos que, si dejaran de existir, producirían un inmediato “rodrigazo”, agréguense la necesidad de incrementar el monto y la cantidad de los seguros de desempleo, el aporte a las empresas para que éstas dejen de despedir personal, la atención de los compromisos de la deuda, etc., y se coincidirá con lo expresado en el párrafo anterior.

Kirchner se valdrá de todos los componentes de ese tétrico escenario para explicar la necesidad de gobernar a fuerza de leyes aprobadas por el nuevo Congreso deslegitimado que surgirá de las elecciones o a fuerza de decretos de necesidad y urgencia.

La “pregunta del millón”, entonces, es cuánto estará dispuesta a tolerar, pacíficamente, una sociedad que habrá, para entonces, expresado su poderoso “no” y triunfado en el plebiscito insanamente planteado por el Gobierno.

Sugiero, como he hecho muchas veces, que cada uno de los lectores encienda su computadora y diseñe una planilla Excel, Sobre los casilleros horizontales, coloque un país –Australia, Nueva Zelanda, Canadá, Chile, Brasil, Uruguay, Perú, Colombia, México, Irlanda, India y China, por ejemplo- cada dos columnas, titulando a cada una de ellas “1957” y “2007”, respectivamente. Luego, sobre los casilleros verticales, coloque un indicador de calidad (tasa de analfabetismo, tasa de deserción escolar, tasa de mortalidad infantil, índice de corrupción, consumo y secuestro de estupefacientes, índice de homicidios y otros delitos, nivel de vida, producto bruto interno total y por habitante, índices de pobreza e indigencia, déficit habitacional, etc,, etc., etc.)

También sugiero que realice todo este trabajo equipado con una gran cantidad de pañuelos, porque los necesitará cuando descubra que Argentina es el único país, con la triste excepción de Haití, que ha retrocedido en todos y cada uno de esos indicadores, marcando así una tendencia suicida hacia el deterioro y la decadencia.

Por eso, conciudadanos, exijamos a los candidatos y a los partidos políticos plataformas concretas para sacarnos de esta crisis terminal en la que nos han sumergido todos ellos, con el consentimiento abúlico de todos los demás. Pero, para poder ser exigentes, tenemos que comprometernos, tenemos que bajar al barro y pelear en él todos los días.

Transformemos, de una vez por todas, nuestro voto y nuestro accionar en un verdadero mandato, en términos jurídicos. Que nuestra voluntad y nuestros deseos sean los límites concretos de las facultad de representarnos que otorgaremos en las urnas a estos nuevos diputados y senadores.

Empecemos a tomar conciencia que el 28 de junio se jugará un partido mucho, pero mucho, más importante que una final de fútbol en la Copa del Mundo. Ésta brinda una oportunidad cada cuatro años, pero la Historia no nos dará ninguna más.

Si lo desea, pídamelo por mail y le enviaré un borrador de un acta de coincidencias básicas, que hemos preparado un grupo de personas inquietas, y que estamos dispuestos a discutir. Tal vez pueda Ud. llevarlas a su partido, a su club, a su café, e ir ampliando geométricamente la base de ciudadanos que exigen.

Y recuerde, mi -a esta altura- apesadumbrado lector, que en Venezuela los habitantes ya no pueden ni quejarse ni dejarse oír. ¿Quiere Ud. esto para Argentina?

Si no reacciona, y si no lo hace ya, ese será nuestro futuro inmediato.

Bs.As., 10 Jun 09.
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sábado, 6 de junio de 2009

El Mediterráneo y otros mares

El Mediterráneo y Otros Mares

“Vivimos tiempos plebeyos”
Spengler


Hace más de treinta y cinco años, Joan Manuel Serrat compuso una de las canciones que más me han marcado. En ella, este catalán del mundo reflejaba su vida entera –incluyendo su propia muerte- sobre el espejo de agua del Mare Nostrum, tan vinculada a la historia de su región.

Veinte años después, aterrado y desesperado, escribió el anticipado epitafio de ese mar, herido de muerte por la insensatez de los hombres, que hemos abusado –y seguimos haciéndolo- de nuestro único hogar común, el planeta Tierra Puso por nombre a esa despedida, esta vez en catalán, “Plany al mar”.

En la presentación de ésta, Serrat dijo que, pese a que cuando soñó “Mediterráneo” ya se veían signos de deterioro en el ambiente marino, nunca había supuesto que, en tan breve tiempo, la estupidez y la estulticia de la especie humana hubieran causado tal irreversible daño, que lo obligaba a asistir al entierro del mar.

* * * * *

Por mi parte, hace varios años escribí una nota –“Lo inexplicable …”-, que mucho tiempo después subí a mi blog, en la cual trataba de entender qué pretendía Kirchner el día que prohibió las exportaciones de carne argentina. En 2006 y 2007, respectivamente, agregué a ese artículo un colofón y un prefacio, a medida en que mi extrañeza se agravaba.

Para quienes no quieran tomarse el trabajo de leerla, la nota original afirmaba que carecían de sentido la prohibición impuesta y las razones invocadas para hacerlo (“la mesa de los argentinos”), toda vez que los cortes vacunos que nuestro país colocaba en los mercados externos nada tenían que ver con aquéllos que consume nuestra gente como, por ejemplo, la tira de asado.

Y con una extraña premonición –por la época en que fue escrita- sostenía que a don Néstor –no se hablaba, todavía, de Cristina- los argentinos no nos lo podríamos sacar de encima a fuerza de cacerolazos, a golpes de carritos de supermercado y, ni siquiera, con votos.

Pero hoy, a la luz de la “chavización” que estamos viviendo, y de su acentuación que se avizora para después del 28, tengo la misma sensación que debe haber afligido a Serrat cuanto escribió “Pleny al mar”.

Aún con todos mis pronósticos fatídicos y apocalípticos, nunca supuse que este insano nos llevaría tan rápido a este peligroso escenario, y no conozco momento histórico alguno en que un gobernante dilapidara con esta velocidad el caudal de su aprobación y de su apoyo ciudadano.

* * * * *

Los Kirchner, que ya tienen en su haber enemigos complicados –el campo, las clases medias, los grandes centros urbanos, el interior, la Iglesia, los militares, México, Uruguay, Chile, Estados Unidos, Inglaterra, Holanda, Guinea Ecuatorial, etc.- han decidido librar una batalla final contra la industria.

Don Néstor ya quemó, en su locura “neronística”, la poca cohesión que existía en la sociedad, partiendo las redes económico-sociales a hachazos. La verdadera estructura productiva argentina, basada –mal que le pese- en la agroindustria y la metalmecánica, está destruida y, con ella, todo el amplio abanico de proveedores y servicios que le habían permitido transformarse en una de las más dinámicas y avanzadas del mundo.

Y ahora, a escasos días de las elecciones, ha decidido ir por más. Después de designar directores, y anunciar que designará síndicos, en las compañías que tienen en su capital participación de la ANSeS, ha informado a las empresas en general, con un gesto –prohibir a Edesur distribuir honorarios por $ 60 millones, una nimiedad para una eléctrica- cuáles son sus planes para después de las elecciones, gane o pierda verdaderamente en ellas.

Cierto es que, cuando aparecieron las primeras señales del rumbo de Kirchner, expresadas en su “guerra gaucha”, los industriales argentinos, imbuidos de su cultura prebendaria (aún cuando se les exigiera transformarse en felpudos aplaudidores), miraron para otro lado y siguieron yendo a Olivos a recibir humillaciones, las mismas que hacía tiempo les propinaba, en sus propios despachos o por celular, el encantador y –según él dice- sexualmente bien dotado Guillermo Moreno.

Pero ello no resulta óbice para que, a escasos metros de la meta electoral, los malheridos y vapuleados industriales vernáculos no busquen –o, en realidad, desesperen por ella- la solidaridad de los chacareros ante el agravio.

Entonces aparece, como más nítida, la locura de Kirchner. Desde Maquiavelo en adelante, o gracias a él, todos conocemos el primer principio al que deben ajustar su conducta quienes gobiernan: “divide y reinarás”.

Mucho más cerca, en la geografía y en el tiempo, la lección la aprendió Pinochet cuando llamó a los chilenos a plebiscitar a su gobierno; la dura derrota que le infligió la oposición -pegoteada exclusivamente para convocar al “no”- lo eyectó de La Moneda.

¿Es que don Néstor no ha aprendido nada? ¿Por qué se pone en contra, en este preciso momento, a los industriales que, aunque no coincidan en lo demás, pasarán a militar activamente en el campo en la oposición? ¿Para qué ceder, tan gratuitamente, poderosas unidades del propio ejército al enemigo?

Estoy viejo y, lamentablemente, no puedo hoy comenzar a estudiar psicología, pero analizar este caso casi lo ameritaría. Para entender la insania de quien nos gobierna resultaría necesario convocar a un concilio de especialistas.

Su conducta carece de explicación racional, pero anticipa el porvenir.

* * * * *

Un futuro que, más allá del verdadero resultado electoral, comenzará, en verdad, el 29 de junio y que tendrá mucho que ver, sin lugar a dudas, con un camino semejante –no idéntico, por falta de dólares y de tropa- al que el caribeño, dudoso amigo pero cómplice seguro, ha diseñado para Venezuela, para Ecuador, para Bolivia, para Nicaragua y para Cuba.

Y, cerrando este círculo periódico y diabólico, Argentina volverá al caos. Sea porque Néstor tenga éxito, sea porque fracase, en cuyo caso él mismo lo desatará.

Si los ciudadanos lo permitimos, porque nos convertirá en otro país con “socialismo del siglo XXI” aunque, por sus propios defectos internos, aún más corrupto y amiguero. Y si no lo permitimos, porque tendremos que luchar –no uso ningún eufemismo- para conservar nuestras libertades, que este tirano de cuarta nos querrá recortar o prohibir.

Como hemos visto recientemente, está dispuesto a cualquier cosa para lograr sus fines, cualesquiera que éstos sean. No estamos frente a un inmoral, que conoce la norma y la viola; don Néstor es, realmente, un amoral y, como tal, desconoce la existencia de las reglas.

Un mero repaso, seguramente incompleto, de algunos de los “detalles” que ha introducido en este proceso electoral:
a) El adelantamiento de la fecha;
b) La transformación de una elección mera legislativa en un plebiscito;
c) La designación “a dedo” de los candidatos;
d) Las candidaturas “testimoniales”;
e) La “alteración” de domicilios;
f) La judialización de sus artimañas (vgr., la efedrina);
g) La invención de candidatos y partidos (falso “Narváez);
h) La adulteración de padrones (inclusión de muertos y desaparecidos);
i) La sospechosa confección de DNI’s;
j) El desconocimiento de sentencias judiciales (la “marchita”);
k) El arbitrario manejo de los fondos electorales;
l) El uso indebido de bienes públicos (helicópteros, aviones y policías);
m) La utilización proselitista de acciones de gobierno (anuncios e inauguraciones varias);
n) La falsificación de encuestas;
o) La malversación de datos públicos con fines propagandísticos (últimamente, la recaudación).

Para concluir, sólo me resta hacer una referencia a la multitud de disparates que circulan por la red, y a los cuales la ciudadanía, acostumbrada ya al genio de don Néstor y de doña Cristina, presta credibilidad.

A mero título de ejemplo, se dice que Kirchner está preparando una gigantesca maniobra para proclamar fraudes en los distritos en los que resulte perdidoso, incluyendo la generación de disturbios la propia noche del domingo electoral. Si muchos creen verdaderamente en eso, significa que la ciudadanía en general -y, en especial, aquélla que tiene acceso a Internet- está convencida de lo perverso y desmedido de la personalidad de Kirchner.

Sólo la estupidez y el egocentrismo de los dirigentes de la oposición pueden salvar a esta banda, a estos mafiosos, de la hecatombe final. Espero, fervientemente, que despierten a tiempo porque … “entre estos tipos y yo, hay algo personal”.


Bs.As., 6 Jun 09
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miércoles, 3 de junio de 2009

Chavismo en acción

Chavismo en Acción

Ayer, una vez más, Kirchner sorprendió a propios y extraños con dos medidas, ambas tendientes a profundizar el “modelo” –sea éste lo que fuera- y su particular socio, el colorido tirano venezolano, contribuyó a la confusión general, con su inveterado estilo.

Lo que más curioso resulta es que los tres episodios no han generado, en la sociedad argentina en su conjunto, reacción alguna. Y eso hace encender luces rojas en el tablero de comando de este avión sin brújula en que se ha transformado la Argentina.

Don Néstor comenzó la partida de sinrazones intimando –sí, ¡intimando!- a Edesur a abstenerse de distribuir, por primera vez desde 2001, un dividendo a sus accionistas. Más allá de las absurdas razones invocadas por el ENRE para comunicar la decisión del gran jefe (“la distribución de ese dividendo pondría en riesgo el servicio prestado por la eléctrica”), dada la cifra en cuestión, pocos medios han reflejado como correspondía esta vergonzosa intervención del Estado en una empresa privada.

No creo que el sonriente Rodríguez Zapatero, que no impidió el saqueo de los Kirchner a Repsol para entregarle parte de la compañía a los cómplices amigos del poder, reaccione fuertemente ante este atropello sufrido por su connacional Endesa, pero sí estimo que Lula, que se puso al frente de un reclamo de Petrobras ante Evo Morales, perdone una salvajada similar de don Néstor.

Por su parte, el inefable don Huguito, desde su Caracas bolivariana, no quiso ser menos notorio, y prohibió la importación de automóviles argentinos. Pese a que nuestras fábricas han visto caer sus exportaciones en casi un 26%, por efecto de la crisis internacional, los Kirchner estaban demasiado ocupados anoche, cenando con un Clinton (a quien, por lo demás, no reprocharon su “neoliberalismo”) global, para protestar por esta medida de su incondicional aliado.

Si fuera ingenuo pensaría que, cuando este episodio se produce a pocos días del manotazo de Chávez a empresas argentinas, don Néstor ha dado orden a su canciller (con minúscula, dada su actuación) de pedir las explicaciones oficiales del caso o, en su defecto, de llamar a nuestra también original embajadora (más minúsculas, por igual razón), la querida Alicia Castro.

Pero, como tampoco ví que los Kircher reaccionaran cuando, después de cobrar a la Argentina una tasa usuraria en un empréstito entre amigos (no sé por qué, pero me hace acordar a la “banca solidaria” de Heller, cuyo banco es el más caro del mercado local), a las cuarenta y ocho horas se desprendió de los bonos soberanos adquiridos de esa guisa y, con esos pequeños detalles, hizo disparar el “riesgo país”. Tal vez, en aquella oportunidad, los Kirchner vieron calmados sus patrióticos dolores con las aspirinas que trajo Antonini Wilson pero, en este caso, ¿con qué lo harán?.

Vayamos, ahora, al tercer episodio: la pretensión del Gobierno encabezado por la vocera de don Néstor de designar síndicos en las empresas en las cuales la ANSeS participa del capital.

Para comprender a qué me refiero, debo hacer un poco de historia. Esas compañías, de los rubros más diversos, obtenían parte de su capitalización mediante las participaciones atomizadas que realizaban las ex AFJP’s en las bolsas de valores. Esta es una actitud idéntica a la que realizan las empresas en todos los países en los cuales existen sistemas de jubilación privados, los famosos fondos de pensiones. En Brasil, por ejemplo, son importantísimos, y qué decir en los Estados Unidos.

Las reglas de juego vigentes permitían que los accionistas originales pudieran realizar un monitoreo permanente de la concentración de tales adquisiciones de acciones, para evitar maniobras que pudieran desposeerlos de sus posiciones de control.

Entonces el Gobierno, movido por su desesperación financiera (a la luz de los números actuales, lo necesitaba más que un trasplante) y con la aquiescencia de una ciudadanía adormecida por la propaganda oficial, se lanzó como un águila sobre los ahorros privados, llevando a sus arcas los fondos líquidos y, también, todas las tenencias accionarias de las AFJP’s, concentrando todo ese paquete en manos de don Amado.

Así, el Estado se vio dueño de importantísimos porcentajes en el capital de gran número de empresas, casi todas de primer nivel, aplicando en ellas los modales habituales del inefable Guillermo Moreno.

Comenzó don Néstor a mover sus fichas, colocando directores amigos en la mayoría de ellas –por cierto, cediendo alguno de esos cargos a su incondicional Hugo Moyano- y hoy ha completado la exposición de su política exigiendo la designación de síndicos en las mismas.

No es que tenga una especial simpatía por los industriales argentinos, los cuales –con algunas escasísimas honrosas excepciones- no dudan en integrar la cohorte de aplaudidores para obtener prebendas, protecciones y subsidios, todos en su beneficio pero perjudiciales para todos los demás (véase “Una respetuosa sugerencia a la Unión Industrial”, una nota que publiqué hace tiempo en
http://egavogadro.blogspot.com).

Mientras escribía esto llegaba a mi casilla una excelente nota de Mario Teijeiro, Director del Centro de Estudios Públicos, que expresa, mucho mejor de lo que yo hubiera podido hacerlo, lo que intento decir aquí. (
http://www.cep.org.ar/articulo.php?doc=populismo_e_industrialismo&ids=236).

Pero la tardía reacción que las organizaciones que nuclean a nuestros empresarios tuvieron días pasados, con motivo de la confiscación bolivariana de las compañías de Techint, parece no haber durado demasiado. Hasta ahora, y han pasado muchas horas, no he visto comunicado gremial empresario que exprese la repulsa debida.

Y de allí mi grave preocupación.

Estoy convencido que, sea cual sea el resultado real de las elecciones, don Néstor se adjudicará públicamente el triunfo, dirá que su “modelo” ha sido plebiscitado favorablemente, e intentará, con la complicidad del Congreso servil que lo acompañará hasta el 10 de diciembre, profundizarlo emulando a su rojillo colega bolivariano.

Y si la ciudadanía en Argentina responde de igual modo, con una inacción total, veremos a los Kirchner avanzar sobre los medios de comunicación, sobre los bancos, sobre las empresas y, por encima de todo, sobre las libertades individuales que tanto nos costó conseguir.

Gracias a Dios, para que don Néstor pueda vestirse de verdadero papagayo caribeño le faltan dos requisitos esenciales: los millones, ahora menguantes, de Chávez y un Ejército cómplice. Eso no quiere decir que no lo intentará, ya que es totalmente irrazonable, pero –como le sucedió con el campo y como dicen allí- le haremos “un hijo macho”.

Bs.As., 3 Jun 09
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lunes, 1 de junio de 2009

Respuestas adeudadas

Respuestas Adeudadas

Esta curiosa campaña electoral, donde casi nada es lo que parece, ya que ni los candidatos asumirán las bancas ni se exhiben, en general, plataformas o ideas, está dejando en la imaginación de la gente una serie de respuestas que se le adeudan y que, tarde o temprano, tendrá que recibir.

La primera de esas respuestas –y, tal vez, la más importante- la adeudan don Néstor y Scioli, que han llamado a plebiscitar su “modelo” en las próximas legislativas. Un plebiscito se responde por sí o por no, sin más opciones. Entonces, si el 28 de junio se realizará un plebiscito, aún sui generis (como todo en Argentina), los votos que reciba el oficialismo deberán computarse como afirmativos, mientras que todos –todos- los que coseche la oposición, se llame ésta Pro-Peronismo, Alianza Cívico-Social, juecismo, Socialismo, Peronismo Federal, Radicalismo, y toda la izquierda, deberán tomarse como negativos.

Después de “el caos o yo” de Kirchner, y tomando en cuenta que la idea del plebiscito fue declarada –y lo sigue siendo en cada discurso de campaña- por el Gobierno bisexual que nos ha tocado, resulta razonable hoy, a la luz de todas las encuestas, pensar que, como mínimo, un 65% de los votos corresponderán al “no”.

Sin duda, entonces, el Gobierno adeuda a la ciudadanía una clara respuesta acerca de qué harán con el “modelo” recibiendo su propuesta una tan enorme repulsa. ¿Será dejado de lado o, por el contrario, se intentará “chavizarlo” más?

Ese “modelo”, reiteradamente calificado por Kirchner y su vocera como “productivo, competitivo, acumulativo e inclusivo”, en realidad ha provocado ya –diga lo que diga el Indec- la producción de señales pésimas para el común de los habitantes (dejo expresamente excluidos a los empresarios amigos y cómplices de don Néstor). Así, ha quedado demostrado que:
· Ha expulsado el ahorro nacional, llevando al exterior casi US$ 30.000 millones desde la asunción de doña Cristina.
· Ha transformado a la Argentina en sólo el quinto país, en Sudamérica, en la recepción de inversión externa directa.
· Ha destruido la Justicia y desnaturalizado, completamente, a todos los organismos de control.
· Ha hecho crecer la pobreza y la indigencia en forma geométrica, debido al descontrolado gasto público y a los disparates económico-políticos que la parejita ha propinado al país.
· Ha aislado a Argentina del mundo, dejándola sólo atada a la suerte, ahora pauperizada, de Venezuela, Bolivia, Ecuador, Cuba e Irán. Hoy, el país tiene problemas diplomáticos con Estados Unidos, con México, con Brasil, con Chile, con Uruguay, para hablar sólo de la región.
· Ha confiscado los ahorros de los jubilados y, ahora, se dedica a utilizar esos fondos en subsidiar a empresas no competitivas y a financiar a las clases más acomodadas.
· Ha reducido su caudal político al segundo y al tercer cordones del Conurbano, ratificando que su único sustento son los más miserables, a los cuales ha mantenido en esa situación, precisamente, para sostener su indispensable clientelismo.
· Ha producido los mayores hechos de corrupción que recuerde la historia de nuestro país: los fondos de Santa Cruz, las obras públicas sobrevaluadas y superfacturadas, la valija de Antonini Wilson, el transporte de drogas por Southern Winds, el mantenimiento artificial de Lafsa, la bolsa de Felisa Micheli, los subsidios al transporte y a las tarifas, el intercambio de fueloil bueno argentino por malo venezolano, los negocios con los bonos soberanos con Chávez, el descarado crecimiento patrimonial de los pseudo emperadores y sus funcionarios, los aportes de los traficantes de drogas a la campaña de Cristina, los aviones y los viajes de Jaimito, las facturas de Skanka, el fraude electoral en las elecciones de 2007, las maniobras para asfixiar a las empresas para regalarlas a sus amigos, el pago de consultorías para proyectos faraónicos e irrealizables de infraestructura, la escandalosa concesión de casinos y de tragamonedas, la designación de amigos y cómplices como directores de empresas privadas, y miles de ejemplos más.
· Ha destruido a las Fuerzas Armadas y reducido al país a la más abyecta indefensión de su soberanía.
· Ha destruido las mayores fuentes de exportaciones del país y, con ella, a todo el interior, incluyendo el fantástico desarrollo de la producción de maquinaria agrícola.
· Ha condenado a Argentina a importar carne, leche, trigo, petróleo y gas, destruyendo las reservas de hidrocarburos que, algún momento reciente, nos permitía la autosuficiencia.
· Ha fracturado gravemente a la sociedad argentina, a fuerza de pelearse con la Iglesia, con las Fuerzas Armadas, con la prensa, con la oposición, con el campo, con el interior, con las clases medias urbanas, y con provincias enteras.

La segunda respuesta que se nos debe y que, por la escasez de tiempo pasará para las presidenciales de 2011, es por qué se permite a quienes ejercen cargos ejecutivos inaugurar obras públicas durante los seis meses previos a las elecciones como sucede, por ejemplo, en Brasil.

Nótese que doña Cristina dedica todos sus días a inaugurar –por cierto, varias veces cada una- construcciones de todo tipo, aún muy menores. Así, la Presidente viaja a cualquier provincia para inaugurar diez casas, dos kilómetros de rutas, un dispensario o pone piedras fundamentales en obras de infraestructura reiteradamente anunciadas y no ejecutadas.

Argentina se debe a sí misma, entre muchas otras tan fundamentales o más que éstas, una ley seria de regulación de la propaganda política, una nueva ley electoral que habilite la boleta única y, sobre todo, una ley de financiación de las campañas electorales.

La tercera respuesta, muy vinculada a la anterior, se refiere al descarado uso de los bienes públicos por parte de don Néstor, que no hesita en utilizar aviones, helicópteros, automóviles, policías y empleados, nacionales y provinciales para su proyecto personal.

Y la cuarta respuesta, tal vez la más urgente, se refiere a qué conducta adoptarán los diputados y senadores que, después del 28 de junio, habrán visto confirmado el cese de sus mandatos el 10 de diciembre. ¿Usarán la garrocha para saltar desde el campo oficialista para tratar de componer su futuro con los vencedores o, por el contrario, aceptarán la Banelco para asegurar su futuro cuando se encuentren en el llano?

Kirchner que, cualquiera sea el resultado real, se proclamará vencedor en su original plebiscito, podrá optar por modificar en serio su conducta y comenzar a dialogar y consensuar con la oposición, o por profundizar su “modelo” e intentar llevar a la Argentina a una situación similar a la de Venezuela o sus socios.

Gracias a Dios, don Néstor no dispondrá de los millones de Chávez, ya casi desaparecidos en realidad, ni del Ejército bolivariano para apoyar sus insanos planes. Y, tampoco, la sociedad argentina es comparable a la venezolana.

De todos modos, como he dicho muchas veces, los Kirchner me mantienen joven, porque me permiten, diariamente, recuperar la capacidad de asombro. Y tengo la seguridad de que esta vez harán lo mismo, antes y después de las elecciones.

Bs.As., 2 Jun 09
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