sábado, 27 de julio de 2019

A confesión …




A confesión …


“Pero eso es lo que pasa cuando, …, en vez de procurar hacerte buena propaganda
 escribiendo libros diciendo lo guapo y estupendo que eres y lo mucho que te quieren
 todos, eres tan gilipollas que dejas que los libros los escriban e impriman otros”.
 Arturo Pérez-Reverte

Que la Argentina es un país exótico, por decir lo menos, ya no hay quien lo discuta: la trágica decadencia como nación, el acostumbramiento a vivir con una inflación estratosférica, una oferta política repleta de delincuentes que, procesados y encarcelados por haberse robado hasta las canillas, siguen manteniendo una alta imagen pública y grandes probabilidades de regresar al poder, y la falta de reacción social ante su permanente contradicción entre los discursos actuales y los más recientes archivos fílmicos, son sólo algunos de los rasgos más salientes que dan razón a quienes así piensan. En especial si nos comparan con Brasil, Perú y otros vecinos que tienen a sus ex mandatarios presos, mientras aquí no sólo son candidatos sino que algunos ejercen como senadores en el Hº Aguantadero.

Sin embargo, hay ciertos episodios que, cada tanto, nos sorprenden por lo insólito y hasta verdaderamente originales que resultan. Durante la semana que acaba de transcurrir, la cucarda de gran campeón en esta original competencia correspondió, sin duda alguna, al inefable Hugo Moyano, patrón del sindicato de Camioneros y del Club Atlético Independiente, además de otros equipos de fútbol de menor dimensión e imputado como verdadero titular de innumerables empresas presuntamente creadas para defraudar a su mismo gremio.

Obviamente, me refiero al reclamo que formuló, procurando compartir las ganancias que eventualmente reporte, contra los responsables de una ficción televisiva titulada “El Tigre Verón” ya que, sostiene el quejoso, existe una absoluta coincidencia entre el libreto de la serie y su propia vida. En la medida en que la serie tiene como protagonista a un sindicalista corrupto y adicto a las drogas, pesado jefe de una violenta organización delictiva, e involucra a su familia entera, que nuestro Jimmy Hoffa local afirme ante la Justicia que se trata de un “plagio” puede calificarse, al menos, como desopilante.

Los deudos de ese líder camionero norteamericano, desaparecido en 1975, ¿se habrán planteado demandar a Danny DeVito y a Jack Nicholson por filmar, en 1992, “El pulso del poder”, que reflejaba, con pelos y señales, la trayectoria criminal del nefasto personaje? Los fiscales argentinos que están investigando a Moyano y su entorno, ¿podrán obtener algunas evidencias del programa televisivo, ya que el propio acusado las reconoce como reales para efectuar su reclamo?

En otro orden de cosas, esta semana se reunió aquí el Mercosur para analizar la crisis humanitaria, un verdadero genocidio, generado por Nicolás Maduro; lamentablemente, el tuerto y cínico gobierno uruguayo impidió que se firmara la durísima condena que los demás países habían propuesto.

La Asamblea Nacional de Venezuela, con la firma del Presidente encargado, Juan Guaidó, presentó ante el Tribunal Penal Internacional el informe que suscribió la inobjetable Michelle Bachelet, actual Alta Comisionada para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, y los propios jueces de La Haya acaban de iniciar una causa contra la Fiscal a cargo del tema –Fatou Bom Bensouda- por considerar que ha incurrido en negligencia grave en el trámite de las numerosas denuncias formuladas con anticipación.

El trabajo de la ex Presidente chilena constituye un demoledor inventario de los asesinatos, las torturas, las desapariciones, la emigración forzada y la indiscriminada represión que protagonizan los grupos paramilitares armados por el criminal Nicolás Maduro, a quien inspira el régimen cubano (que depende de la caridad que el tirano le dispensa mientras mata de hambre y enfermedad a su pueblo) y apoyan Rusia e Irán.

Se encuentra documentado el material bélico de última generación que le ha suministrado Vladimir Putin, y la presencia de “asesores” enviados por Raúl Castro, así como también la participación de integrantes de la Guardia Imperial de los ayatollahs y de milicianos del Hezbollah, incluida en la lista de organizaciones terroristas, en esas milicias irregulares.

A esta altura de los acontecimientos que rodean al horroroso proceso, para los oídos del mundo entero resulta atronador el absoluto silencio que guarda SS Francisco al respecto, como lo reflejó Andrés Oppenheimer esta misma semana. No se ha escuchado una sola declaración del Papa que condene al “hijo de Chávez”, pese a que éste se ha burlado durante los últimos años de todos los esfuerzos que la comunidad internacional ha realizado para poner fin a tamaña calamidad.

Esa conducta del Pontífice se replica en la Argentina en todos quienes acompañan la fórmula Fernández², ya que la corrupta alianza de los Kirchner con los sátrapas venezolanos les impide criticarlos, más allá del blindaje mediático que la izquierda internacional ha brindado a todos los regímenes comunistas que tantos millones de muertos cargan sobre sus espaldas (Iosíf Stalin, Mao Tse Tung, Pol Pot, Fidel Castro, Daniel Ortega, Abimael Guzmán, Roberto Santucho, Mario Firmenich, etc.).

Bs.As., 27 Jul 19

sábado, 20 de julio de 2019

Infame ideología y nueva oportunidad




Infame ideología y nueva oportunidad


“Una vez más, la historia, como decía Hegel, progresaba para el mal lado”.
 Juan José Sebreli.


Voy a apartarme hoy del escenario estrictamente electoral para referirme a dos temas que se vinculan con la historia de nuestro país y que han vuelto al presente como tragedia.

El 11 de julio ppdo. y para conmemorar el Día de la Independencia, dos veteranos y héroes condecorados de la Guerra de las Islas Malvinas, el Comodoro Héctor Sánchez y el Capitán Luis Cervera, de la Fuerza Aérea Argentina, fueron invitados por el Colegio Nacional de Buenos Aires a contar sus experiencias como pilotos en el conflicto bélico que, con su triste pero esperable desenlace, tanto enlutó a nuestra patria.

Para ratificar lo dicho, basta recordar que estos hombres perdieron nada menos que a nueve compañeros en esas incursiones casi suicidas contra la flota británica, que los obligaron a pelear a enormes distancias del continente, con escaso combustible y pocos medios tecnológicos y donde la diferencia sólo pudo darse por el coraje y la entrega de los aviadores militares en combate.

El arrojo y la pericia de nuestros pilotos han sido reconocidos, sin límite alguno, por todos los comandantes del Reino Unido que participaron en el conflicto, al igual que lo fueron los demostrados por nuestros marinos submarinistas, comandos y batallones de infantería.

Nada de eso resultó suficiente para impedir que un grupo de alumnos, y algunos padres, comenzaran a agredir a los expositores, pretendiendo involucrarlos –nótese que sólo por haber lucido con honor el uniforme argentino- en la desaparición de personas durante el último gobierno militar, y a protestar por su presencia en el instituto de enseñanza.

Así quedó definitivamente demostrado el inmenso daño que el kirchnerismo causó a la sociedad, parte de la cual, con tal de sostener sus falacias históricas, está dispuesta a realizar verdaderos sacrificios humanos en el altar de su perversa ideología, adoptada sólo por interés político, y volver a matar en él a los mejores de nosotros. Ni siquiera puede condenar, ni lo acepta de terceros, al genocida régimen de Nicolás Maduro.

Ante esa misma piedra sacramental están esperando su turno los dos mil ancianos militares –ya han muerto por negligencia y falta de atención médica más de quinientos de ellos en prisión- condenados sin pruebas y transgrediendo todos los principios del derecho constitucional y procesal penal. Los responsables de esta situación son tanto los asesinos togados y los fiscales militantes que realizaron las parodias de juicio al mejor estilo stalinista, los organismos de falsos derechos humanos y hasta los ministros de Justicia desde 2003 hasta la fecha.

Estos últimos no han informado aún a la sociedad cuánto y a quién se pagaron las indemnizaciones, pese a que éstas alcanzaron los miles de millones de dólares de dineros públicos.

Este aspecto del fabuloso negociado montado alrededor del tema por el kirchnerismo ha sido puesto ahora sobre el tapete por una humilde mujer, Jovina Luna, hermana de uno de los soldados conscriptos asesinados por Montoneros, la guerrilla peronista, el 5 de octubre de 1975 (en pleno gobierno democrático, elegido por más del 63% de los argentinos) en su fracasado asalto al Regimiento 29 de Monte, en Formosa.

No solamente el Estado ignoró a los caídos en la defensa del cuartel, sino que indemnizó a los familiares de los subversivos muertos durante el ataque, a razón de US$ 250.000 cada uno e incorporó sus nombres al muro del Parque de la Memoria, al cual la Cancillería lleva a rendir homenaje a los mandatarios extranjeros, muchos de ellos gobernantes de países que han sido también víctimas de acciones terroristas.

Esa pared fue dotada, durante el kirchnerismo, con 30.000 chapitas que, originalmente, debían albergar los nombres de igual número de desaparecidos durante el Proceso; se incluyó en tal nómina hasta los de aquellos que fueron ajusticiados por las propias organizaciones guerrilleras pero, cuando resultó obvio que no había nada parecido, se recurrió a retroceder en el tiempo, y así se llegó hasta 1955.

Aún así, quedan 20.000 vacantes, sin nombre alguno; pero ese dato, como tampoco las dos ediciones (1983 y 2006) del famoso informe de la CONADEP, impidió que la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires sancionara el año pasado una ley que impide discutir la mágica cifra de 30.000, confesadamente inventada por Luis Labraña para conmover a los izquierdistas europeos y hacerlos abrir sus billeteras para bancar las actividades de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, que realizaron ingentes latrocinios luego con los aportes estatales que también recibieron.

Pero, a veces, también se nos da una segunda oportunidad. Mucho me he preguntado qué hubiera sucedido si, en 1973, la burocracia de su movimiento hubiera permitido a Juan Domingo Perón llevar como candidato a Vicepresidente a Ricardo Balbín y no a Isabel Martínez; la respuesta siempre fue la misma y, con seguridad, el 24 de marzo de 1976 hubiera sido sólo un día más.

Ahora, la oferta de Mauricio Macri a Miguel Angel Pichetto viene a ocupar ese rol; estoy convencido que el actual Senador, cuando ocupe su nuevo cargo después de las elecciones, será el puente que permitirá superar la grieta y enterrar, de una buena vez, un pasado que sigue dividiéndonos por no haber sido nunca saldado y olvidado, como ocurrió en Europa, a pesar de los cuarenta y tres años transcurridos.

Bs.As., 20 Jul 19

sábado, 13 de julio de 2019

Mañana será tarde




Mañana será tarde


“Es sorprendente ver a millones de hombres, miserablemente esclavizados y  sometidos
 a un yugo deplorable, no porque estén obligados por una fuerza mayor sino
 porque están fascinados y, por así decirlo, hechizados sólo por uno,
 al que no deberían temer, ya que él está solo, ni querer, ya que es con ellos inhumano y cruel”.             Etienne de La Boétie

El futuro está recibiendo una enorme colaboración de las huestes kirchneristas en estos días cruciales: Pablo Biró (Aerolíneas), Sergio Palazzo (Bancarios), José Fantini (Carne), Juan Grabois (CTEP), Hugo Moyano, Guillermo Moreno, Dady Brieva, Santiago Cúneo, Luis D’Elía, Axel Kiciloff, Eugenio Zaffaroni y hasta Alberto Fernández (que recula en chancletas para contradecir sus críticas tan recientes a su propia jefa espiritual o intentar justificar su apoyo a Nicolás Maduro y Luiz Inácio Lula da Silva) espantan a los indecisos; de todas maneras, resulta inexplicable que, pese a la enorme corrupción probada en los Tribunales, aún haya muchos de éstos.

La hermana Martha Pelloni, que tanto prestigio ganó cuando luchó con coraje para aclarar el crimen de María Soledad Morales, denunció que La Cámpora es la dueña del narcotráfico. Tratándose del mayor negocio del país, siempre supuse que los Kirchner, tan avaros, jamás lo cederían a “La Morsa”, y que éste sólo era el gerente. Ahora, evidentemente, lo ha recibido en herencia Máximo, el gran hijo, y estos dichos de alguien tan prestigioso, puede producir el mismo efecto que llevó a tantos a rechazar a Aníbal Fernández en 2015.

Dentro de menos de un mes, los argentinos deberemos votar en las PASO y, pese a que en ellas nada será decidido, pueden transformarse en la tumba de la Argentina. La confirmación de ese aserto no puede ser más sencilla: si el Frente para Todos obtuviera entonces un porcentaje sensiblemente mayor de votos que Juntos por el Cambio, la sociedad y los mercados entrarán en pánico y todos los indicadores económicos (dólar, inflación, riesgo-país, consumo, etc.) estallarán; así, las chances que tenemos de sobrevivir habrán desaparecido pues el bolsillo de los electores sufrirá un deterioro irreversible antes de octubre.

Y todo esa catástrofe es altamente probable ya que basta recordar que, en 2015, Cambiemos obtuvo en esas PASO dos millones de votos menos que en la primera vuelta electoral; en un escenario menos complicado que el actual, porque el kirchnerismo se había ocupado muy exitosamente de maquillar la crisis que dejaba, sólo por un escasísimo 1,5% evitamos caer en manos de Daniel Scioli y Carlos Zannini.

Es por eso que, en la medida en que Juan José Gómez Centurión y José Luis Espert no han oído el ruego de renunciar a sus respectivas candidaturas presidenciales (manteniendo sí las de sus candidatos a legisladores) pese a saber que sólo serán testimoniales, y morderán algunos votos al oficialismo, esta apelación a la racionalidad adquiere aún mayor gravedad y urgencia: es imprescindible que todos, todos, vayamos el 11 de agosto a votar.

Para quienes nos sentimos obligados con la democracia y pretendemos que ésta luzca transparente y libre de impurezas, existe un deber mayor: fiscalizar estas elecciones; no se trata sólo de cuidar el voto de nuestro propio partido sino, inclusive, el de aquéllos otros que carecen de la estructura necesaria para cubrir todas las mesas, para evitar las mañas que tanto daño han hecho en el pasado y que todavía continúan haciéndolo en los feudos medievales de Formosa, Santiago del Estero y Tucumán. Si no lo hacemos, mañana será tarde para lágrimas.

Creo que, por todo eso, resulta imprescindible leer un artículo de Ian Sielecki titulado “El dilema de la Argentina: cruzar o no el Rubicón hacia el siglo XXI” (https://tinyurl.com/y5ubaemt), ya que plantea con toda claridad cuáles son las opciones a las que nos enfrentamos.

En otro orden de cosas, y no es un tema menor, el Gobierno incluirá a Hezbollah en la lista de organizaciones terroristas, con todo lo que esto implica. Era hora, ya que esa milicia chiíta pro-iraní se adjudicó en su momento los atentados contra la Embajada de Israel y la sede de la AMIA, que tantos muertos argentinos costaron hace ya veinticinco años.

Hoy Hezbollah está presente en Venezuela, por la fuerte alianza del asesino Nicolás Maduro con el régimen de los ayatollahs que hoy tiene en vilo al mundo, y en la Triple Frontera, donde participa activamente en el contrabando de armas y narcóticos, en abierta complicidad con los sanguinarios delincuentes brasileños del Primeiro Comando Capital y del Comando Vermelho.

Será curioso, seguramente, observar la reacción del kirchnerismo cuando se publique en el Boletín Oficial, ya que mantiene hoy la misma actitud con Venezuela que tuvo cuando ejercía el poder y se alineaba firmemente con Irán, país al cual intentó –ignoro si lo consiguió- vender material nuclear por mediación del cómplice Hugo Chávez, con Rusia y con Cuba (¿algo que ver con las presuntas dolencias de Florencia Kirchner y los reiterados viajes de su madre a la isla?).

Finalmente, para los desilusionados con la gestión actual, entre los que me incluyo, una sola pregunta: ¿creen, realmente, que podrán estar mejor con los ladrones de la fórmula Fernández² que con los chambones actuales?

Bs.As., 13 Jul 19

viernes, 5 de julio de 2019

Un mundo a favor




Un mundo a favor


“En realidad, no tienen límites los beneficios que los
 seres humanos pueden proporcionarse los unos a los otros
 cuando utilizan al máximo su diligencia y su habilidad”.
 Winston S. Churchill

La firma del pre-acuerdo entre la Comunidad Europea y el Mercosur es, evidentemente, una noticia fantástica, ya que implica un fuerte impulso a nuestra necesidad de lograr competitividad y abrirnos a un mundo que ha demostrado reiteradamente estar a nuestro favor. La extensión de esta columna no permite un análisis minucioso del texto firmado pero, en su defecto, sugiero leer una muy explicativa nota de Alejandro Vicchi en La Nación del jueves: https://tinyurl.com/yy8ehtxk. En cualquier caso, este pre-acuerdo es, sin duda alguna, un éxito de la política exterior de Mauricio Macri y de sus tres colegas.

Cuando dije que se trataba de un pre-acuerdo me referí a que la implementación total del convenio insumirá nada menos que 10 a 15 años, pero lo positivo es que fija un plazo cierto para que Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay realicen sus reformas a sus legislaciones en materia laboral, impositiva y previsional para lograr una competitividad tan esencial.

Ahora, esa carta de intenciones deberá pasar por el cenagoso filtro de los parlamentos de los 28 países que integran la primera, y los 4 que forman el segundo; conociendo en especial la posición de Francia respecto a sus productores rurales, que motivó una fuerte declaración de Emmanuel Macron, es posible prever que ese tránsito no será fácil. De nuestro lado, el cinismo del kirchnerismo, que intentó llegar a esta meta durante sus doce años en el poder, resultará en un arduo debate legislativo, preanunciado por los dichos de Alberto Fernández, Máximo Kirchner y Hugo Moyano.

Los más férreos opositores a este convenio serán los líderes sindicales, que se opondrán a toda reforma laboral, en especial los camioneros y los aeronáuticos, con sus paros salvajes que a tantos perjudican, y los laboratorios medicinales, que utilizan la investigación y las patentes ajenas para vender sus productos aquí, pero el resto de los sectores, en general, se verán altamente beneficiados por el tratado, incluyendo a los trabajadores, que podrán acceder a mejores empleos y mejores salarios, puesto que nos facilitará el acceso a un mercado de ochocientos millones de personas.

Hace años que sostengo que nuestros llamados industriales, en general, prefieren pescar la bañadera y cazar en el zoológico que arriesgarse a enfrentar, de igual a igual, a sus pares del exterior, y ello ha obligado a los consumidores de todos los niveles socio-económicos a comprar caros y deficientes productos, porque el cierre de la economía, al impedir la competencia y obligar a “vivir con lo nuestro”, siempre produce ese efecto.

Es más, ese concepto es tan obsoleto que significaría que, fronteras adentro, se fabricara absolutamente todo para no importar nada y, consecuentemente, tampoco exportar. Si pensamos en cuántos componentes importados tienen los automóviles en el mundo entero –se fabrican sus partes en múltiples países- comprobaremos cuán absurda es esa posición.

Por otra parte, menester es reconocer que los permanentes y súbitos cambios en las reglas de juego a los que estamos acostumbrados, la inflación y los vaivenes en la cotización de nuestra moneda dificultan enormemente –o hasta inviabilizan, en algunos casos- adecuarse a una economía abierta, aunque sea en forma parcial.

Propuse, en su momento, que desde el Gobierno se anunciara, con fecha cierta medida en años, el momento en que se produciría esa apertura; mientras tanto, se otorgarían créditos accesibles para la reconversión de la industria y para su adecuación a los parámetros internacionales en materia de calidad, precio y diseño.

Como ejemplo concreto, utilicé entonces a los zapatos, que se fabrican en Europa con cueros americanos y alta tecnología, para venderlos en los mercados de lujo a precios siderales. En la medida en que nuestros operarios podían ser capacitados, la maquinaria necesaria podía ser adquirida y nuestros costos fueran sensiblemente inferiores, podíamos salir a pelear por esos mismos clientes exclusivos a precios muy inferiores.

Por lo demás, debemos recordar que, en Argentina, somos unos 42 millones de habitantes, de los cuales 31% se encuentran por debajo de la línea de pobreza. El resto, unos 28 millones, estimo que deben comprar –en promedio- un par de zapatos cada dos años, o sea, se trata de un mercado sumamente reducido que, por su tamaño, no permite producir en escala con precios acordes; y que China y Brasil pueden fabricar calzado a razón de unos US$ 10 el par. Si nos abriéramos al mundo, nosotros exportaríamos para el sector de mayor poder adquisitivo e importaríamos a esos precios, con lo cual todos los argentinos, aún los más pobres, tendrían zapatos.
  
Dicho todo lo anterior, entremos al capítulo de turismo. Se concretó el curioso periplo que llevó al compañero Alberto Fernández hasta Curitiba para entrevistar a Luiz Inácio Lula da Silva; y digo curioso porque, en tren de visitar a delincuentes presos, bien podría haber empezado por sus muchos socios que llenan las cárceles argentinas, como Amado Boudou, Julio de Vido, Ricardo Jaime, Cristóbal López, Lázaro Báez y tantos otros, que nunca recibieron siquiera un saludo de la jefa de la organización ilícita que integraron. De todas maneras, fue un acierto la comparación que hizo en Brasil con la suerte de Cristina Fernández, porque ambos ex-presidentes son probadamente ladrones, por mucho que tanto él como el Papa pretendan que están siendo perseguidos por su ideología. Me pregunto de qué se disfrazará cuando, obedeciendo a su irracional feligresía, se vea obligado a defender al asesino Nicolás Maduro.

BsAs, 6 Jul 19