sábado, 28 de diciembre de 2019

El mismo amor, la misma lluvia




El mismo amor, la misma lluvia


“Cuando la patria está en peligro, se recurre a Dios y al soldado.
 Cuando el peligro pasa, Dios es olvidado, y el soldado … juzgado”.


Como parte importante de la blitzkrieg del peronismo pegoteado (impuestazos, degradación de las instituciones, abuso de medios públicos) la clara intención de Cristina Fernández de obtener total impunidad respecto a las innumerables causas por corrupción que la afectan –y, con ella, a sus hijos- se materializa diariamente a través de su control sobre los organismos que actúan como acusadores en las mismas y en el Consejo de la Magistratura, que controla la designación y la remoción de los jueces. Por lo que se ha visto en los últimos días, me atrevo a decir que la obtendrá.

Por otra parte y como era de esperar dada su ideología, Sabina Frederic, la Ministro de Seguridad de Alberto Fernández, adoptó desde su designación, hace sólo dieciocho días, una serie de medidas que tendrán fuertes consecuencias sobre la sociedad.

Derogó el protocolo que había promulgado Patricia Bullrich sobre el uso de armas de fuego por las fuerzas de seguridad bajo su mando (Policía Federal, Policía de Seguridad Aeroportuaria, Gendarmería Nacional y Prefectura Naval) y, en la práctica, transformó a éstas en inocuas frente al delito en todas sus formas. A partir de ahora, no solamente los uniformados deberán pedir por favor a los ladrones y asesinos que se entreguen sino que, si tuvieran que disparar para salvar su propia vida, quedarían a merced de los jueces y, dependiendo de cuán garantista (la famosa escuela de Raúl Zaffaroni) sea el magistrado que le toque en suerte, podría terminar absuelto o preso por larguísimo tiempo. La seguridad, ¡bien, gracias!

También retiró del equipamiento del que dispondrían los agentes que se desempeñan en sitios muy concurridos (estaciones ferroviarias o subterráneas, etc.), las famosas pistolas eléctricas Taser, diseñadas precisamente para evitar riesgos para los ciudadanos durante hechos de violencia en esos ambientes. Y suprimió el Servicio Cívico Voluntario en Valores, creado durante la gestión de Patricia Bullrich y que tuvo una enorme y positiva repercusión en la sociedad, sin dar otra explicación que no se trataba de una actividad específica de la Gendarmería.

Pero si algo peor cabía esperar, rápidamente se arrogó facultades judiciales –lo mismo que hizo Axel Kiciloff cuando designó dos ministros provinciales, pese a que se encuentran procesados, invocando la teoría del lawfare- cuando dijo que volverá a investigar la presunta responsabilidad de la Gendarmería en la muerte por ahogamiento de Santiago Maldonado y, además, que revisará la pericia que esa fuerza realizó, con control de los jueces, y concluyó en que Alberto Nissman fue asesinado.

Suprimió la Secretaría de Lucha contra el Narcotráfico y hay fuertes rumores y trascendidos acerca de una suspensión total del famoso “Escudo Norte”, montado durante la presidencia de Mauricio Macri para terminar con la porosidad de nuestras fronteras y evitar el tráfico de drogas provenientes de Bolivia y Paraguay. Si esa medida se confirmara, obviamente se revitalizaría la alianza que tantos años vinculó a los grandes carteles con la asociación ilícita que encabeza la familia Kirchner.

Mientras tanto, la catarata de empresarios, gremialistas y políticos presos por corrupción que salen de la cárcel después del triunfo de Fernández² en las PASO –Julio de Vido, Roberto Baratta, Cristóbal López y Fabián de Souza, Carlos Kirchner, Gerardo Ferreyra, Oscar Thomas, Atanasio Pérez Osuna, Fernando Esteche, Miguel Angel Plo, Omar “Caballo” Suárez y César Milani- continúa sin pausa y, como dije más arriba, van cayendo las causas que involucran a Cristina y sus cómplices.

En todos los casos, esas excarcelaciones y prisiones domiciliarias obedecieron a la nueva norma que dictara el Hº Aguantadero para limitar el arbitrio de los jueces, o a razones humanitarias vinculadas con la salud de los detenidos, bajo el argumento de las carencias que tiene el Hospital Penitenciario Central, ubicado en el penal de Ezeiza.

Es entonces, cuando la indignación me supera. Porque es en ese mismo nosocomio donde se deben atender los militares y civiles, todos ellos ancianos, que se encuentran detenidos en las inventadas y tergiversadas causas llamadas “de lesa humanidad” y que debieran denominarse “de venganza”. Nuestro Congreso se cubrió aún más de indignidad cuando sancionó una “ley interpretativa”, que dispuso que sólo a ellos no le resulta aplicable la norma del 2x1, es decir, computar dos días soportados de prisión preventiva para reducir en uno cada condena.

No debería sorprenderme, ya que tampoco rigen con respecto a los dos mil ciudadanos que se encuentran en esa situación –los verdaderos presos políticos- los principios de inocencia, de la duda a favor del reo, de jueces naturales, de irretroactividad de la ley penal, del juzgamiento bajo el régimen jurídico imperante al momento de los hechos, de legalidad, de la ley más benigna ni, por supuesto, las limitaciones a la prisión preventiva.

En la medida en que las nuevas reglas establecidas para ésta, precisamente las que habilitaron tantas liberaciones de ladrones, debieran ser aplicadas también a estos soldados que, cuando jóvenes, cumplieron su deber con la Patria, no dudo que el inmundo Hº Aguantadero volverá a las andadas, como acaba de hacer con la nueva delegación de facultades legislativas al Presidente, y sancionará otra ley interpretativa que los margine de esos beneficios generales.

Como se ve, los seculares tangos siguen describiendo, como hiciera “Cambalache”, esta Argentina que vive siempre “el mismo, el mismo loco afán(o)”. Mientras tanto, que usted y su familia tengan el mejor 2020 posible, que seguramente no será mucho. ¡Hasta el año que viene!

Bs.As., 28 Dic 19

viernes, 20 de diciembre de 2019

Sorpresas te da la vida






Sorpresas te da la vida

"Es una ingenuidad creer que los hombres malos no harán el mal".
 Marco Aurelio


El nuevo “fernandismo²” –sea de Alberto o de Cristina- ha dado una inmensa lección de real politik explícita a Cambiemos y, sobre todo, al PRO de Mauricio Macri: en sólo una semana y mediante una sorpresiva blitskrieg, arrasó con todas las fronteras de la institucionalidad y de la República y, con prisa y sin pausa, va por más o, como mínimo, por lo que queda.

El principal “panzer” de esa nueva guerra es la norma de absurdo título: “Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva en el marco de la Emergencia Pública”. Y lo califico así porque la solidaridad debe ser voluntaria, ya que si es obligada se transforma en confiscación, y no recuerdo un país en el mundo cuya economía se haya reactivado por ley.

Después de la enorme polémica que desató en especial el artículo 85 de ese proyecto ómnibus, ya que le hubiera otorgado al Presidente la suma del poder público (¿alguien habrá leído el artículo 29[i] de la Constitución Nacional?), el Gobierno resolvió retirarlo del texto. (No es el único, porque el texto prevé otras once delegaciones legislativas ilegales al Ejecutivo). Tanto el viaje de ida cuanto el de vuelta generaron interrogantes.

Alberto Fernández ocupa su recién estrenado cargo por exclusiva voluntad de su Vicepresidente, propietaria de los votos que lo pusieron allí. Por su parte, ella no sólo se reservó el dominio absoluto de ambas Cámaras e, inclusive, de todo el andamiaje administrativo del Hº Aguantadero, sino que colocó en los primeros y segundos escalones claves del Ejecutivo y del Legislativo (Carlos Zannini, Mercedes Marcó del Pont, Daniel Rafecas, Juan Martín Mena, Elizabeth Gómez Alcorta, Eduardo Wado de Pedro, Agustín Rossi, Juan Cabandié, Luis Basterra, Sergio Berni, Cristina Caamaño, Carlos Cruz, Sergio Massa, Cristina Abdala de Zamora, etc.) a sus más fieles escuderos, amén de vetar a quienes la disgustaban. Es decir, no resignó poder, por mucho que sea el Presidente el teórico dueño de “la lapicera”.

   Por eso, llamó al principio la atención que se incluyera en la ley una delegación tan enorme de facultades legislativas ya que, obviamente, restaba a Cristina sus actuales y gigantescos resortes de control sobre las actividades de aquél. Éstos son de tal magnitud que, a mi modo de ver, la única posibilidad que tiene Alberto para equiparar las fuerzas es mantenerla aherrojada a las múltiples causas por corrupción que la afectan y, con ella, a sus hijos. ¡Teléfono para Carlos Stornelli, Claudio Bonadío y Martín Irurzun!

¿Qué pasó en la relación interna de esa extraña pareja que hizo que se intentara ese inconstitucional recorte para favorecer a Alberto y, acto seguido, se decidiera renunciar al mismo, beneficiando a Cristina, sólo veinticuatro horas después? Lo desconozco, pero pretender que la marcha atrás se debió al público rechazo que la pretendida norma suscitara, es desconocer ingenuamente la historia del kirchnerismo y la vocación de monarquía absoluta que demostrara durante los doce años de su gestión.

Las reformas económicas que obtuvo el Gobierno afectan, en especial, gravemente al campo, a los exportadores y a los jubilados. Tal vez porque la Argentina, siempre excepcional, logró una inédita transición pacífica, el Gobierno no parece percibir que está sentado sobre una olla a presión ni haber tomado nota del clima de alta conflictividad que afecta a toda la región, pero el monumental ajuste que esta ley implica puede justificar un rápido contagio. Ya se están generalizando las protestas de chacareros y agricultores autoconvocados y, a corto plazo, los jubilados volverán a la calle, indignados por las exclusiones (toda la clase política, ex presidentes ministros, secretarios, intendentes, legisladores, asesores, diplomáticos, jueces -como Norberto Oyarbide- y otros privilegiados) al congelamiento; y seguramente serán acompañados por otros grupos exprimidos por esta descomunal presión impositiva y por la habitual izquierda violenta.

Es natural que la indignación cunda porque el Estado nacional, provincial y municipal no ha hecho esfuerzo alguno por acompañar esa “solidaridad” que reclama al sector privado. Proliferan los ministerios, los cargos legislativos, los organismos, todos consumidores de inconmensurables recursos públicos, y la política nada ha hecho para reducirlos o para rebajar los sueldos y las dietas de los legisladores (como acaba de hacer Chile) y ni siquiera tuvo la decencia de reducir el número de estas verdaderas sanguijuelas. También se dio el lujo de no tratar el proyecto de ley de “ficha limpia”, que acompañaron con su firma cientos de miles de ciudadanos y que hubiera permitido mejorar, al menos en parte, la fetidez que emana del Hª Aguantadero.  

El hartazgo se multiplica cuando se percibe que los ladrones K, que al mando de su jefa saquearon impunemente el país, salen de la cárcel con el cambio de orientación de las veletas de Comodoro Py, sin devolver un solo centavo de lo robado. ¿Cuánta “solidaridad” se necesitaría si recuperáramos los campos, los hoteles, las cuentas bancarias, los aviones, los autos, los departamentos, etc., que faltan del Tesoro público?

En estos días, muchas voces han sonado preanunciando la posibilidad de una guerra civil; sin embargo, para que algo así se produjera, se necesitaría que el pueblo argentino entero, de uno u otro bando, tuviera el temple moral capaz de producir la batalla de Caseros, como bien dijo Leopoldo Lugones, o una conflagración como la que sufrió España entre 1936 y 1939. No veo en nuestra sociedad ese coraje, esa determinación para impedir que desaparezca la República. Antes –más temprano que tarde- veremos chocar los planetas en este curioso universo K.

Pese a todo, espero que tengan usted y los suyos una muy feliz Navidad, y que ese Jesucristo, Señor de la Historia y que renacerá el martes a la noche, se apiade de nosotros.

Bs.As., 21 Dic 19  



[i] Artículo 29.- El Congreso no puede conceder al Ejecutivo nacional, ni las Legislaturas provinciales a los gobernadores de provincia, facultades extraordinarias, ni la suma del poder público, ni otorgarles sumisiones o supremacías por las que la vida, el honor o las fortunas de los argentinos queden a merced de gobiernos o persona alguna. Actos de esta naturaleza llevan consigo una nulidad insanable, y sujetarán a los que los formulen, consientan o firmen, a la responsabilidad y pena de los infames traidores a la patria.

viernes, 13 de diciembre de 2019

Un Alberto bifronte




Un Alberto bifronte


“A pesar de los avances en el conocimiento en el mundo contemporáneo, se
 siguieron fraguando personajes y acontecimientos que conmovieron a multitudes,
 porque sigue predominando la creencia en los mitos más que en los hechos reales”.
 Juan José Sebreli


El martes, al llegar al Congreso para asumir como Presidente, Alberto Fernández tuvo un gesto conmovedor al empujar la silla de ruedas de la Vicepresidente saliente, Graciela Micchetti; y el abrazo con Mauricio Macri fue la frutilla que coronó esa actitud tan civilizada y democrática. Su discurso inicial, en general, no pudo ser más contemporizador y reunificador para una sociedad tan enfrentada como la nuestra, un remedo del mismo mal que afecta a tantas otras, desde los Estados Unidos, el Reino Unido, España e Italia hasta Chile, Bolivia y Colombia.

En particular, aplaudo su declarada intención de privilegiar los derechos humanos. Pero, mientras celebraba el coincidente día internacional de éstos, en el palco de los representantes extranjeros destacaban Miguel Díaz-Canel, Presidente de Cuba, Jorge Rodríguez, poderoso Ministro de Comunicación venezolano, y Rafael Correa, el prófugo ex Presidente del Ecuador, todos ellos violadores seriales de esos mismos derechos. Y el jueves se sumó el arribo –pidió asilo político- del narco Evo Morales, quien renunció a la Presidencia de Bolivia cuando su fraude fue descubierto.

Además, tuve agradables sorpresas cuando dijo que fortalecería la integración inteligente al mundo globalizado, y su vocación por trasparentar la obra pública para evitar “irregularidades”.

También lo acompaño en la necesidad de limitar las prisiones preventivas y de garantizar los derechos constitucionales, siempre y cuando se apliquen a todos, sean quienes fueran. Porque, si aplica esos encomiables propósitos, deberá cesar la persecución estatal a los ancianos militares presos, y muchos de ellos deberán recuperar inmediatamente su libertad.

Comparto con el Presidente la preocupación por el estado de la Justicia Nacional en lo Criminal y Correccional Federal, y creo indispensable su reforma, en especial para excluir de ella las operaciones políticas, provengan de donde sea. Por ser sólo doce los jueces de Primera Instancia, verdaderos zares de las causas federales, ya que son los dueños del “pasa o no pasa” de las denuncias, se convierten en blancos fáciles de las presiones del poder de turno y de las tentaciones “crematísticas”, tal como se viera en los casos de Norberto Oyarbide, Eduardo Farah y varios otros, o como razonablemente se sospecha de tantos otros de los actuales.

La mejor solución o, al menos, la más simple, parece ser “federalizar” a los numerosos jueces de primera instancia en materias penal tributaria y criminal común y un Congreso tan permeable a los deseos presidenciales podría transformarla en ley rápidamente. Pero temo, conociendo el paño, que escondida detrás venga su “democratización”, tan propulsada por Cristina durante su gobierno y milagrosamente abortada por la Corte Suprema.

LLama la atención que haya tantos procesados por corrupción entre los nuevos funcionarios a nivel nacional y bonaerense y lamentablemente, la insistencia de Alberto Fernández en la supuesta persecución judicial y mediática –replicada por Axel Kiciloff para justificar el nombramiento de dos de ellos- que afectaría a la dueña del peronismo multiforme y pegoteado -¿cómo negar las múltiples pruebas y declaraciones coincidentes de sus cómplices arrepentidos?- me hace dudar de las buenas intenciones del primer mandatario, que está obligado por el siniestro pacto que lo llevó a ese lugar a garantizar la impunidad de su jefa y de la familia de ésta.

En especial, cuando se la suma a los estratégicos nombramientos en los más altos escalones de la pirámide estatal en materia de Justicia: a Carlos Zannini, Procurador del Tesoro y, como tal, jefe de todos los abogados del Estado, se agregaron Juan Martín Mena (ex número dos de la SIDE kirchnerista), como Viceministro, y Gerónimo Ustarroz (hermano de Wado de Pedro), como miembro del Consejo de la Magistratura.

Todos ellos responden a Cristina, y serán quienes tendrán la misión de garantizarle tranquilidad por muchos años. Pero Alberto Fernández, más allá de las razonables muestras de agradecimiento y sumisión a quien lo eligiera, necesitará tenerla controlada, para evitar los desbordes institucionales a los que es tan afecta y que tanto daño produjeron a la sociedad. Para ello, sólo tiene un arma: precisamente, mantenerla atada a las causas por corrupción que tramitan en Comodoro Py. Creo que será allí donde se librará la principal batalla por el verdadero poder.

El Presidente ha dado suficientes muestras, durante la campaña electoral, de su muy baja tolerancia a las preguntas de los periodistas y, por eso, otra luz amarilla se encendió cuando expuso su decisión de modificar la publicidad oficial para que ésta se convierta en vehículo para “mejorar la calidad educativa” y “el proceso de aprendizaje de nuestros jóvenes”. Tendremos todos que estar muy atentos cuando se pruebe en hechos, tanto para controlar que no vuelva a ser un modo de  sojuzgar a la prensa libre cuanto para evitar que se utilice, como tantas veces ha sucedido, para adoctrinar y degradar a la República y la democracia.

Me pareció espléndida y esencial la futura creación de una gran Escuela de Gobierno, a imitación de la que existe en Francia; en ésta, todos los miembros permanentes de la administración pública se han graduado y la meritocracia es el principio rector para el ingreso y la permanencia.

Para terminar, en cambio, disiento con la gratuidad de la educación universitaria, tan ponderada por el Presidente en su discurso. He escrito muchas veces sobre el tema (por ejemplo, en https://tinyurl.com/sp6jbk9) y sigo pensando que es, simplemente, un injustificable disparate.

Bs.As., 14 Dic 19

viernes, 6 de diciembre de 2019




La peor Cristina


"Lo más importante es el juicio de la Historia, y a él los
 personajes no asisten. Cuando la gran maestra de los hombres
 emite su sentencia, el veredicto recae sobre los muertos". 
Fernando Henrique Cardoso


El lunes, tal como estaba previsto, Cristina Elisabet Fernández, llamada a prestar declaración indagatoria en una de las múltiples causas por corrupción que la afectan, se subió a la pista principal del circo de Comodoro Py para desplegar su habitual histrionismo y, por supuesto, negarse a contestar a las preguntas que la hubieran obligado a explicar hechos. Pudimos confirmar entonces que volvieron, pero peores.

A pesar de la marcada insolencia –rayana en el desacato- con que se comportó, los jueces que debieron aguantar sus rencorosas diatribas no reaccionaron, cuando una conducta similar de cualquier procesado hubiera derivado en su inmediato encarcelamiento; si hubieran actuado así en este caso, no hubiera podido invocar la protección de los fueros de su nuevo cargo, ya que se trataba de un flagrante delito pero, seguramente, se hubieran producido enormes conflictos en la calle.

La Vicepresidente electa, en la frase más rimbombante y soberbia, se dijo absuelta en vida por el juicio de la Historia y auguró a los magistrados la condena definitiva de ese tribunal universal. Se inspiró en su numen revolucionario, nada menos que Fidel Castro, quien recurrió a una mucho menos pretenciosa afirmación –“la Historia me absolverá”- al ser llevado ante los Tribunales por los fracasados asaltos a los cuarteles de Moncada y Céspedes en 1953; el tirano cubano, a su vez, había parafraseado a Adolf Hitler cuando, en el juicio que celebró en 1923 por la fallida tentativa de tomar el Ministerio de Defensa alemán, dijo: “Aún cuando los jueces de este Estado puedan condenar nuestra acción, la Historia, diosa de la verdad y de la ley, habrá de sonreír cuando anule el veredicto de este juicio y me declare libre de culpas”. ¡Menudos antecedentes tuvo la actitud de la Vicepresidente electa!

Pero lo realmente grave no ha sido ese stand-up, ya que era por completo esperable ya que fue inveterada su decisión de ejercer una defensa política ante la imposibilidad de ejercer una técnica, es decir, aquélla en la cual hubiera debido confrontar con los hechos, probados hasta la náusea.

En cambio, la composición del gabinete de ministros que acompañará a Alberto Fernández a partir del martes próximo ha provocado una profunda inquietud, tanto en la sociedad cuanto en los mercados locales e internacionales, ya que demuestra que el  “albertismo”, imaginado por tantas almas buenas como contrapeso al desaforado “cristinismo” en la administración del Estado, no llegó siquiera a existir y sus principales cabezas se han rendido ante la viuda de Kirchner y su engendro político, La Cámpora.

La aparición en el nuevo equipo de nombres como Carlos Zannini (Procurador del Tesoro), Eduardo Wado de Pedro (Interior), Agustín Rossi (Defensa), Elizabeth Gómez Alcorta (Mujer), Luis Basterra (Agricultura) y Sabrina Fréderic (Seguridad) muestran claramente quién tiene el sabot en la mesa de juego y, sobre todo, cuáles son sus prioridades. Pero, más que nada, que el kirchnerismo que volvió es mucho peor que el último que debimos soportar, pues su jefa viene por la impunidad, la venganza y lo poco que quedó después que viniera por todo.

El inspirador de las peores medidas de la década robada se transformará, desde el martes, en el jefe de todos los abogados del Estado; la relación con las provincias será conducida por un dilecto discípulo de quien tanto las apretara en su gestión anterior; en el comando de las fuerzas armadas se repondrá a quien perdió misiles y municiones; la abogada de Milagro Salas ocupará la cartera destinada a equilibrar la participación de los sexos; el más fervoroso defensor de la Resolución 125, irá a una de las carteras con mayor gravitación, la del campo; y una garantista de la escuela de Zaffaroni y negadora del rol de Hezbollah en los atentados de la Embajada de Israel y la AMIA tendrá en sus manos la seguridad.

Mauricio Macri presentó el jueves un balance final de su gestión, intentando vanamente reparar así el monumental error que cometió al evitar decir la verdad sobre la herencia que recibiera en 2015, cuando hubiera debido explicar que sólo podían esperarse sangre, sudor y lágrimas. De cualquier modo, ese gesto tardío no impedirá que el peronismo pegoteado, mucho más ducho en estas argucias políticas, cargue sobre sus espaldas la responsabilidad de todas las medidas amargas que, con certeza, deberá adoptar en los primeros meses de su gobierno.

Pero, sin perjuicio de la opinión personal que cada uno tenga sobre el Presidente actual, es imprescindible que hoy, sábado 7, a las 17:00 hs., hagamos acto de presencia en la Plaza de Mayo para ratificar ante el mundo que aún existe en la Argentina una multitud (al menos 41%) de personas que privilegian la República, la independencia de poderes, la lucha contra la corrupción, el narcotráfico y la impunidad, y tantas otras cosas del mismo tenor que estos cuatro durísimos años nos permitieron descubrir que son posibles y a las cuales no estamos dispuestos a renunciar.

Bs.As., 7 Dic 19

sábado, 30 de noviembre de 2019

Forzosas comparaciones




Forzosas comparaciones


“Los hechos no dejan de existir porque sean ignorados”.
 Aldous Huxley


Estas semanas están dejando a la vista algunos escenarios que obligan a su cotejo, y me refiero tanto a la Argentina cuanto a Colombia y Chile o a Uruguay. Tienen que ver, por ejemplo, con los políticos presos, con transiciones gubernamentales, con violentos conflictos sociales, con las agresiones sexuales y hasta con los zapatos. Comencemos entonces.

El jueves, una patética –por lo magro de la concurrencia- manifestación reclamó la libertad de algunos angelitos detenidos. Entre los enrejados convocantes se encontraron Amado Boudou, Julio de Vido, Roberto Baratta, Luis D’Elía, Lázaro y Martín Báez, Juan Pablo “Pata” Medina y Milagro Salas, todos condenados en varias instancias por delitos que van desde falsificación de documentos, apropiación de la fábrica de dinero, el crimen de Once, malversación de fondos públicos, asalto a comisarías, lesiones graves, amenazas, tentativas de homicidio, etc.; en resumen, por casi todo lo previsto en el Código Penal. Ricardo Jaime, en idéntica situación, tuvo la decencia de abstenerse de participar del reclamo.

Se dicen presos políticos pero sólo son políticos presos. Eso, en sí mismo, no debiera revestir gravedad alguna porque, estando los hechos probados, prefieren hacer uso de otra defensa: ocultarlos detrás de una supuesta persecución de Mauricio Macri, exactamente lo mismo que hicieron ya muchos otros, comenzando por la Vicepresidente electa, la inefable Cristina Elisabet Fernández quien, seguramente, desplegará sus innegables dotes histriónicas en igual sentido cuando preste declaración indagatoria el lunes, en una de las muchas causas ya elevadas a juicio.

Pero, en cambio, adquiere otra significación con las afirmaciones del profesor Alberto Fernández, que adoptó como propia esa postura y reclama la inmediata libertad –y la consecuente impunidad, por la teoría del lawfare- de todos esos presos y las “explicaciones” de los jueces que los procesaron y condenaron; es la misma actitud que adoptó con Luiz Inácio Lula da Silva, a quien un tribunal colegiado le agravó esta semana la pena.

La Comisión Bicameral de Legislación Penal puso en vigor un límite a la arbitrariedad de los magistrados ante las prisiones preventivas, y ello es verdaderamente positivo. Sin embargo, la penosa comparación surge de la reiterada discriminación que sufren, al respecto, los ancianos militares presos, los menos iguales ante la ley. Para ellos no aplican estas limitaciones procesales ni los principios de inocencia, de irretroactividad de la ley penal, del juzgamiento por jueces naturales y de legalidad. Para no extenderme en cifras de afectados, sugiero leer la carta que publicó Monseñor Santiago Olivera, Obispo Castrense de la Argentina, publicada hace pocos días.

La segunda comparación se produjo con las elecciones uruguayas, en las cuales una gran alianza de partidos, que llevó como candidato a Luis Lacalle Pou, le ganó al Frente Amplio después de quince años de hegemonía de la izquierda. La conducta de triunfadores y perdedores dio una lección de democracia a una región convulsionada; para demostrarlo bastó la elegancia de quienes abandonarán el poder frente a quienes los sucederán, y el encuentro en la calle de dos masivas manifestaciones de signos opuestos, que terminó con mates compartidos y el canto del himno nacional. Desde otro ángulo, dando una nueva lección de civismo, el nuevo mandatario tendrá un gabinete ministerial en el que participarán todos los partidos aliados.

Y esa clase de democracia viene a cuento por la diferencia que establecen el Presidente argentino y su Vice con respecto a los regímenes que gobiernan en América del Sur. Califican como golpe de Estado los procesos que llevaron a la destitución de Dilma Rousseff en Brasil y a la renuncia de Evo Morales en Bolivia, pero defienden la subversión que desató Rafael Correa en Ecuador contra el Presidente Lenin Moreno para intentar regresar al poder, y nada dijeron para respaldar a Sebastián Piñera, en Chile, a Martín Vizcarra, en Perú, o a Iván Duque Márquez, en Colombia, frente al vandalismo terrorista. Tiene antecedentes su conducta actual, ya que la remoción por el Congreso del ex Obispo Fernando Lugo, les sirvió como excusa para excluir temporariamente a Paraguay del Mercosur y permitir la entrada, por la ventana, de Venezuela al organismo regional.

La disertación de Alberto Fernández ante la Unión Industrial Argentina y, concretamente, su manifiesta intención de impedir la entrada de zapatos de Brasil, sirve para entender qué pretende hacer con la industria argentina la cual, de la mano del Frente para Todos, volverá a gozar del más insano proteccionismo, que tanto daño ha hecho al país y a sus habitantes, obligándolos a comprar caro y malo, a contramano total de cuanto han hecho otras naciones que crecieron, entre ellas el propio Brasil, que exporta al mundo desde aviones hasta ojotas.

A partir de 2005, he escrito varias veces sobre este tema (por ejemplo en https://tinyurl.com/v7aorb8). Como puede verse allí, la solución real no puede ser más sencilla y, de adoptarse, esa misma industria que, tradicionalmente, ha pescado en la bañadera y cazado en el zoológico, generaría las indispensables divisas que necesitamos para pagar nuestra deuda y muchísimos puestos de trabajo.

Si, en lugar de ello y como ha prometido el Presidente electo y demostradamente vicario, se refuerza el cierre y la falta de competitividad de nuestra economía, el círculo vicioso en el que nos movemos hace tantas décadas seguirá siendo la clara explicación de nuestra increíble decadencia.

Finalmente, el estruendoso silencio de Cristina Fernández y de las organizaciones feministas ante las acusaciones a José Alperovich por violación, clama al cielo, por comparación, contra al verdadero linchamiento mediático que, por delitos menos graves que los imputados al Senador kirchnerista, practicaron contra el actor Juan Dhartes.



Bs.As., 30 Nov 19

sábado, 23 de noviembre de 2019

Caretas y espejos




Caretas y espejos


“La mistificación es un fenómeno frágil”. 
Laurence Debray


Con impredecible velocidad, las caretas que diferenciaban a Alberto Fernández y la viuda de Kirchner, ya algo desteñidas por una afirmación del primero (“Cristina y yo somos lo mismo”) y, sobre todo, aquéllas que pretendían otorgar al Presidente electo una independencia inédita frente a quien lo había elegido a dedo y llevado al triunfo, cayeron con estrépito.

Y no me refiero sólo a la radicalización de sus posiciones internacionales y pseudo-jurídicas, al relevante cargo reservado a Eduardo Wado de Pedro en el entorno de la Casa de Gobierno y, tampoco, al veto definitivo a Florencio Randazzo para ocupar el Ministerio de Transportes.

La imagen de las reiteradas visitas del futuro mandatario a los domicilios político y personal de la segunda, que no pueden ser imputadas a un mero gesto caballeresco, ya venía dando una pauta de subordinación inconstitucional; pero el lunes, esa actitud llegó al paroxismo cuando, al salir de la casa de Cristina, luego del recargado regreso de Cuba de ésta, Alberto declaró sin empacho que la elección de los integrantes del futuro gabinete ministerial estaba casi terminada.

Lo más llamativo, aunque no sorprendente dados sus antecedentes en la materia, fue que lo hizo pocos días después de asegurar que ella no tendría injerencia en la designación de los ministros. Sin embargo, al transcender algunos movimientos en las autoridades de los bloques del Frente para Todos en el Hº Aguantadero, quedó clarísima la decisión de Cristina.

Para lograr para su hijo Máximo la jefatura de ese rejuntado en la Cámara baja, por ejemplo, Agustín Rossi, que pretendía lo mismo, fue elegido como futuro Ministro de Defensa, pese a sus nefastos antecedentes en ese cargo (por ejemplo, el “extravío” de un misil y toneladas de municiones) por los cuales se encuentra bajo investigación judicial. Y escoger a José Mayans –una de las primeras espadas del impresentable y eterno Gobernador de Formosa, Gildo Insfrán- para ocupar idéntica función en la Cámara alta, seguramente requerirá ofrecer también a Carlos Caserio, alfil del Gobernador Juan Schiaretti, el caramelo de otra silla en el gabinete.

Esas actividades de la Vicepresidente electa tienen tres objetivos: abortar la gestación de un “albertismo” competidor e independiente, posicionar a su vástago para reemplazarla como candidato en 2023, y evitar intranquilidades en el ámbito de la Justicia. Las maniobras que, seguramente, realizará Cristina para lograr la impunidad de su hija Florencia ameritarán el alquiler de balcones, pero eso es algo que nunca le preocupó.

Carlos Pagni, el jueves, en una nota absolutamente imperdible, (https://tinyurl.com/rodr2g9), describió algunos de los intereses contrapuestos que afectarán, en la gestión y en la Justicia, a los integrantes de la fórmula triunfadora.

Cómo funcionará entonces esta conducción bicéfala –por ser optimista- que se prevé para la Argentina a partir del 10 de diciembre es, obviamente, aún una incógnita, pero todos los antecedentes han sido nefastos y terminaron con graves hechos institucionales y hasta de sangre; Héctor Cámpora, ese ex Presidente a quien debe su nombre el núcleo de los jóvenes –ya no tanto- kirchneristas, podría atestiguarlo.

Aunque es probable que esa contienda, que en los primeros 70’s se zanjó a tiros y bombas, ahora se resuelva en transacciones “comerciales”, ya que los aliados y socios regionales de Cristina disponen de ingentes fondos non sanctos que le permitirían comprar al más pintado de los gobernadores y legisladores, por muy díscolos que sean.

En todos los escenarios conflictivos que se han suscitado en los últimos meses en América del Sur, aparecieron grupos terroristas dispuestos a destruir e incendiar ciudades para intentar derrocar a las autoridades (Ecuador, Colombia, Perú y Chile) o para reponer en el poder a mandatarios exiliados o presos (Ecuador, Perú, Brasil y Bolivia); lo curioso es que el  posicionamiento de los vándalos refleja exactamente la actitud contemporizadora o frontalmente enemiga de cada gobierno frente al narcotráfico.

La irrupción del comercio de estupefacientes como actor político resulta fundamental, tanto como el gigantesco desarrollo de las comunicaciones, para entender por qué las protestas legítimas contra el real deterioro de la situación económica de grandes proporciones de las sociedades a partir de la caída en el precio de las commodities –sus enormes alzas permitieron la instalación de los regímenes clepto-populistas aliados del “socialismo del siglo XXI” chavista- han adquirido tamaña virulencia.

Existen muchas denuncias y suficientes pruebas sobre las actividades de Cuba y del “Cártel de los Soles”, esa terrible organización que encabeza Diosdado Cabello e integran los más de dos mil generales venezolanos (más que los de Estados Unidos), tendientes a desestabilizar a los países que no tranzan con el narcotráfico; la enorme masa de dinero que maneja ese negocio, incrementada con el contrabando de combustibles y oro, le permite financiar sin medida a los violentos, a los cuales entrenan y arman. Además, al hacer participar a los mandos militares del reparto del cuantioso botín le ha servido a Nicolás Maduro para asegurarse su lealtad y perpetuarse en el poder, a pesar de la catástrofe humanitaria en la que ha sumido a su país.

Bs.As., 23 Nov 19



sábado, 16 de noviembre de 2019

¡Desacatados!



¡Desacatados!


“La historia es un supermercado; cada cual
 elige llevarse lo que prefiere o necesita”.
 Loris Zanatta

En momentos como los actuales, cuando todas las certezas que teníamos con respecto al mundo se transforman en segundos en magmas trepidantes e hirvientes, resulta harto difícil hacer un análisis unívoco acerca de la realidad, sobre todo cuando estamos inmersos en ella. De todas maneras, y dado el corto espacio del que dispongo en cada nota, me referiré sólo a un aspecto de lo que está sucediendo en América Latina.

Los intereses de Nicolás Maduro y Miguel Díaz-Canel convergieron con los de Rafael Correa, prófugo, y de allí surgió la sedición contra Lenin Moreno en Ecuador; luego, intentaron derrumbar a Martín Vizcarra, pero el mandatario peruano resistió la embestida y también superó la crisis. Y entonces fueron a por Chile, donde se vio la ferocidad de los terroristas enmascarados como en ningún otro lugar; pero no previeron que la sociedad boliviana –afectada por los mismos problemas económicos de las demás- no aceptaría pacíficamente la tentativa de eternización en el poder ni toleraría el fraude electoral, y perdieron así un aliado fundamental.

Los regímenes de Evo Morales y de Sebastián Piñera tienen diferentes orígenes políticos. El primero permitió el acceso al poder de los indígenas del Altiplano y se sumó al ámbito populista de pseudo izquierda organizado por el Foro de São Paulo y la Unasur. El chileno, por su parte, es representante de la centro-derecha, actora de la alternancia democrática con la centro-izquierda que, durante treinta años, llevó tanto progreso.

Sin embargo, surge claramente una notable coincidencia en los gravísimos conflictos callejeros que están afectando a esos dos países, y que podrían agravarse: los gobiernos recurrieron a las fuerzas armadas para reprimir la protesta, aún cuando las razones de ésta fueran diametralmente opuestas. Y en los dos casos, los militares se negaron a hacerlo hasta contar con un respaldo mayor que la mera decisión presidencial.

La hipocresía canallesca de la que hace gala el Grupo de Puebla, formado por ex mandatarios y que integra nuestro Presidente electo, le permite acusar al Grupo de Lima, que varias naciones crearon para buscar una solución democrática al drama humanitario que vive Venezuela, de intervenir en la política interna de ese país; mientras tanto, se califica al Poder Judicial brasileño de perseguir a Luiz Inácio Lula (cuando está condenado por ladrón), se apoya públicamente al Frente Amplio (que competirá en el ballotage uruguayo del domingo 24) y se reprueba a Donald Trump por festejar la renuncia de Evo Morales.  

Es la misma repudiable actitud que lleva a condenar a los militares bolivianos -que sugirieron a Evo Morales renunciar- por golpistas y a aplaudir a sus colegas chilenos por no salir a la calle, en ambos casos desacatando las órdenes presidenciales; sin embargo, la razón de la negativa es la misma: en toda América Latina son muchísimos los soldados que están presos, en nombre de unos derechos humanos tuertos y manipulados, por defender las instituciones republicanas contra la agresión terrorista.

Sobre la protesta pacífica de los ciudadanos, comprensible por razones socio-económicas, se montaron sin dudarlo los mismos que, hace ya cincuenta años, incendiaron la región con la violencia terrorista en el marco general de la “guerra fría”; una vez que Rusia consiguió poner un pie en Cuba, ésta comenzó a exportar su revolución a todo el resto de los países hasta que cada organización guerrillera fue derrotada, sólo bélicamente, por las fuerzas armadas cuyos miembros, prácticamente sin distinción de países, pagaron con la cárcel esa victoria.

Por ello, hoy los ejércitos exigen para obedecer las órdenes de represión prácticamente lo mismo: un inequívoco respaldo político, la vigencia del código de justicia militar y el eventual juzgamiento por tribunales militares. Esto coloca a Piñera en un brete complicado, porque si diera respuesta positiva a dichos reclamos, la izquierda internacional le saltará al cuello y, dada la situación actual de la calle, es probable que se produjeran muchas muertes; en Bolivia, demandan idénticas garantías para salir a controlar, con balas que no son de goma, a los insurrectos partidarios de Evo Morales que quieren incendiar el país. 

El miércoles, nuestro Hº Aguantadero, en comisión bicameral, cristalizó –para evitar el libre albedrío de los jueces- las razones que justificarán la aplicación de la prisión preventiva antes de la sentencia definitiva. Rápidamente, el periodismo salió a preguntarse cuántos de los detenidos por las causas de corrupción recuperarán su libertad, pero no escuché a nadie inquirir sobre la suerte de tantos militares ancianos que, incluso sin haber sido enjuiciados aún, están preventivamente presos hace más de una década. 

Nada está dicho aún en nuestra América del Sur, pero Colombia parece haberse convertido en el próximo objetivo de esos temibles canallas, ya que el Brasil de Jair Bolsonaro no parece ser un bocado fácil y aquí, en la Argentina, la tranquilidad callejera que trajo aparejada el triunfo del peronismo pegoteado se extenderá, seguramente, por varios meses.

Colonia del Sacramento, 16 Nov 19