sábado, 5 de junio de 2010

¿Y si gana?

¿Y si gana?

“¡Oh! ¿Cuándo vendrá el fin?
"¿Dónde el furor de la calamidad hallará su ocaso?"
Esquilo (“Las Coéforas”)


Pese a que estoy convencido, como demostró Ricardo Saldaña en su excelente artículo “De ficciones y de miedos”1, que es absolutamente improbable que Kirchner pueda ganar en 2011, esta vez vamos a hacer algunos ejercicios de imaginación política.

Ya es vox populi, pese a que pocos lo reconocen en voz alta, que sólo habrá elecciones internas abiertas, simultáneas y obligatorias, como establece la nueva Ley de Reforma Política sancionada por el anterior congreso-escribanía después que el oficialismo abusara de la inocencia de la izquierda, si don Néstor está absolutamente convencido de ganarlas. Para evitarlas, le bastará con ordenar a su “chirolita”, doña Cristina, no reglamentar la ley en cuestión.

A mi entender, lo mismo sucederá con las elecciones nacionales, ya que, si las perdiera, los intereses de los Kirchner, compuestos por la natural vocación de continuar en libertad, gozando del monstruoso imperio económico que han construido –y que incrementarán hasta entonces-, entrarían en rumbo de colisión con las ansias de verdadera justicia y compensación que inundarían al pueblo argentino; pasarían a revistar entre quienes reclamen venganza hasta los más íntimos aplaudidores de la pareja imperial.

Las posibilidades de un exilio dorado, amén de estar acotadas por las leyes internacionales que penalizan el lavado de dinero y la corrupción pública, han dejado de formar parte del imaginario kirchnerista, ya que la historia universal enseña que, cuando el dueño se fuga, los testaferros se quedan con todo y, por otra parte, Caracas parece ya un tembladeral.

A qué recurrirá para evitarlas, es un misterio aún, pero no tengo la menor duda de que lo hará, cueste lo que cueste, si las encuestas no le garantizan que ganará en primera vuelta. Si fuera al ballotage, cualquiera fuera su contendiente, se repetiría la situación de 2003, cuando Menem llegó a su techo y, pese a obtener la primera minoría, supuso que perdería 70-30 en segunda vuelta.

Por lo demás, vemos –y veremos- a don Néstor vaciando cuanta caja tiene todavía fondos para saquear, en un esfuerzo vano para intentar mejorar el humor de las clases medias y del interior, que tanto rechazo sienten hacia su figura y su “modelo”. Entre los anuncios que se realizarán en los próximos días estará un nuevo congelamiento de las tarifas de gas, que sólo benefician a los sectores medios y medios altos, a costa de seguir pagando subsidios con la plata de la ANSeS, es decir, de los jubilados.

Desde otro ángulo, es obvio que la inflación continuará trepando –ayer nomás el gremio de los curtidores obtuvo un 49% de incremento salarial- y el gasto público, ya desbocado, será disparado todavía más en el año electoral que se avecina. Y eso será un gravísimo problema para el gobierno que suceda a esta payasada.

En resumen, Kirchner está sembrando un campo de minas, para destruir a su sucesor, y con la secreta esperanza cifrada en que el temor general a un descalabro estilo 2001, podría llevar a otro 10/15% a votar por él, como garante del statu quo actual, y asegurarse así el triunfo en el primer turno.

Quien lo suceda, por todos estos factores, que se sumarán a la creciente crisis europea y a sus inevitables coletazos, encontrará una herencia muy difícil de digerir y, menos, de administrar.

Porque, cuando las cajas se acaben y no exista un mercado voluntario externo al que recurrir para financiar la fiesta, habrá que realizar un ajuste, habrá que contener la inflación, habrá que sincerar las tarifas, habrá que terminar con muchos subsidios, habrá que moderar una creciente conflictividad social y habrá que implementar un sistema, muchísimo más duro, que garantice la seguridad cotidiana. Y todo eso en un marco en el cual, dado que la presión tributaria actual es una de las más pesadas del mundo, resultará imposible aumentar los impuestos para recaudar más.

Entonces, ¿cómo se compagina esa situación con la vocación de don Néstor de perpetuarse en el poder?

Creo que la respuesta, a la luz del comportamiento consuetudinario de Kirchner desde que era Gobernador de Santa Cruz, es obvia. Si gana, obtendrá nuevamente las mayorías parlamentarias que su estilo de ejercicio del poder requieren. A partir de allí, obtendrá del nuevo congreso-escribanía las facultades necesarias para realizar ese “rodrigazo”, respaldado por el apoyo legislativo.

En concreto, gane Kirchner o no, habrá que ajustar. Pero, si gana don Néstor ese ajuste –del que quedarán fuera sólo sus amigos y testaferros- volverá a ser injusto, desmedido, abusivo, corrupto y, sobre todo, expropiador, al estilo Chávez.

Si pudiéramos explicar esto, que tan sencillo parece, al núcleo duro del kirchnerismo, ése que le garantiza hoy un 25% de votos, es posible –sólo posible- que podamos golpearlo y hundirlo definitivamente. Pero no será fácil, puesto que hablar de ajuste, por muy inevitable que éste resulte, puede llevar a situaciones como las que Europa toda, y Grecia en especial, están viviendo por estos días.

Creo que ha llegado la hora de que todos los patriotas –especialmente, los jueces de la República- nos pongamos de pie, con prescindencia de banderías políticas, para dar fin, democráticamente, a este terrible flagelo que, de la mano de esta verdadera banda, de esta asociación ilícita de ladrones, de bastardos y de tránsfugas, está azotando a nuestro país.

Para eso, resulta indispensable que nos pongamos de acuerdo en los cinco o seis puntos básicos, indispensables para reconstruir el andamiaje, y sólo después, cuando la ciclópea tarea de erradicar a esta plaga esté concluida, comenzar a discutir cómo llevarlos a la práctica por la vía de candidaturas y elecciones, ofreciendo a la población optar entre los diferentes matices para concretar esos puntos básicos, según nuestras propias ideologías.

Nótese que todavía hoy, a casi un año de las elecciones en que su “modelo” fue derrotado escandalosamente en el plebiscito en el que fueron transformadas las legislativas de 2009, don Néstor sigue marcando la agenda y todos los opositores, entre los cuales me incluyo, vamos hacia donde éste decide y seguimos discutiendo sobre los distintos sucesos que, como un mago, hace aparecer y desaparecer cotidianamente.

Hoy, por ejemplo, nos desayunamos con la peregrina idea –en un país en el cual, merced a la gestión kirchnerista, casi un tercio de la población es pobre o indigente- que pensamos construir submarinos nucleares; imagino que terminarán en el mismo lugar que el mega-gasoducto chavista y el tren bala pero, mientras tanto, esos se habrá transformado, por obra y gracia de la galera de don Néstor, en un tema capital.

Cuando, después del Mundial de Sudáfrica, el país vuelva a esta normalidad tan extraña, será la hora decisiva, pues ya no queda más tiempo. Y Argentina, como diría San Martín –sí, ese al que acompaña el “Che” Guevara en el Salón de los Próceres presidencial- será lo que deba ser … o no será nada.

Bs.As., 4 Jun 10


[1] http://www.analitica.com/va/internacionales/opinion/5631489.asp

Publicado por:
http://www.informadorpublico.com/

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