domingo, 27 de septiembre de 2009

Apuntes un poco dramáticos

Apuntes un poco dramáticos


Las excelentes notas firmadas por Carlos Pagni, Alfredo Leuco, Joaquín Morales Solá y Jorge Raventos, amén de muchas otras que realizan análisis sobre lo sucedido en estos días en el país, cuyo epicentro fue la fábrica de Kraft Foods (ex Terrabusi), en Pacheco, han descripto un escenario por demás complicado: se trata, sin lugar a dudas, de ensayos de insurgencia urbana. Sí, lo mismo que se vio en Argentina en los lejanos 70’s, tan añorados por los Kirchner.

El país se está moviendo en tres planos totalmente diferentes, pero no por ello menos reales: el político, dirigido innegablemente por don Néstor desde su madriguera de Olivos; el real, en la que actuamos todos los ciudadanos de a pie, con nuestros problemas y necesidades cotidianas; y un tercero, el submundo, en el cual conviven estos activistas que, como antaño, son capaces de encaramarse sobre cualquier protesta para general el caos, pero también los servicios de inteligencia y los delincuentes de la droga.

Es cierto, como dicen los citados periodistas, que los K se han visto sorprendidos por una ultraizquierda que no entraba en sus cálculos, pero también es cierto que, durante estos últimos tres años, han llenado su propia ‘caja de Pandora’ con elementos tan disímiles como piqueteros domados a fuerza de billetes, punteros políticos de toda laya, falsificación de datos estadísticos e ignorancia de la realidad, negación de distintas crisis y, sobre todo, de muchísimos actos tendientes a reproducir, en nuestro país, la profunda división que Chávez generó en Venezuela y Correa y Morales replicaron en Ecuador y Bolivia.

Pero esa permanente dicotomía entre la realidad y la ficción oficial hizo que, también, se les escaparan de su idealizado escenario jugadores muy complicados y, según se ve, no susceptibles de ser comprados.

Porque lo cierto es que, pese a su disfraz de izquierdista, el régimen que lleva seis insoportables años en el poder es de derecha, si es que se puede llamar así a este “modelo de acumulación y redistribución” sólo válido para sus amigos y testaferros. Y los verdaderos izquierdistas, esos jóvenes a los cuales se ha dotado de toda la parafernalia rojinegra habitual desde el poder, no lo ignoran.

Tampoco lo ignoran los Gordos de la CGT que, preocupados por la demarcación de sus bases, por ahora en UTA y Alimentación, ven crecer un fantasma cada vez más grande: el de los que, a fuerza de no tener trabajo en blanco, no están encuadrados en los sindicatos que controlan y expolian, que se suman a quienes, dentro de esas organizaciones sobre las cuales han asentado sus nalgas hace tantos años, hoy comienzan a discutir sus adiposos liderazgos.

Y tampoco lo ignora el papagayo caribeño, que está dispuesto a poner dinero –y armas- en regímenes que le permitan distribuir por América, emulando a la Cuba de antaño, exportadora de revoluciones fracasadas, su idea de socialismo al uso propio.

Veamos, entonces, cómo se empiezan a vincular esos planos a los que me refería párrafos antes. Don Néstor, que perdió su plebiscito contra “nadie” y ha conseguido mantener el centro del ring peleando contra “nadie”, tiene enfrente una batalla complicada en el Senado.

Y mi sensación es que este final será peor que el diseñado cuando se votó la famosa Resolución 125. Coincido con los K: ésta es la madre de todas las batallas.

Si el oficialismo consigue imponer su voluntad y, con ello, obtener en la Cámara alta la aprobación del proyecto tal como llegó de Diputados, los Kirchner se habrán apuntado no uno, sino todos los porotos.

Habrán obtenido la destrucción de los multimedios y el acceso de su propia tropa al mercado de las telecomunicaciones. Llegará así toda su banda -Electroingeniería, Cristóbal López, Werthein, Eskenazi, Rudy Ulloa Igor, Eurnekian-Gutiérrez, etc.- a divulgar el discurso oficial y cerrar las puertas a toda voz distinta.

Pero, si no consiguen hacerlo, esto es, si el Senado modifica sustancialmente el proyecto y éste debe volver a Diputados, habrá sufrido una derrota inmensamente peor que la del 28 de junio, y las fieras dormidas en los despachos judiciales, que han comenzado a desperezarse lentamente, se pondrán repentinamente a la cabeza de la vindicta pública.

Habrá llegado, para la mente enferma de don Néstor, la hora de emprender la retirada, incendiando el país a su paso, para que ésta pueda disimularse entre el humo y la confusión.

Y para ello le resultará esencial contar con el concurso destructivo de las bandas de estos subversivos que, empachados de frases chavistas, saldrán a la calle, no a defender a los K sino a sembrar pánico entre los ciudadanos de a pie.

Como me tocó vivir intensamente los años 70’s, pienso que los nuevos líderes rojinegros no resultarán susceptibles de tentaciones vinculadas a la caja que aún conserva don Néstor, pero la tropa de pobres y miserables que, por necesidad, los acompañan sí, al menos para sostener sus barricadas y demás actos de violencia.

Y, a riesgo de caer en posiciones apocalípticas, tampoco olvidemos qué influencia pueden tener, entre la enorme masa de jóvenes sin trabajo ni futuro, los repartidores de droga pues, si ésta fuera usada como elemento de compra de voluntades, los K podrían contar con verdaderas hordas de desenfrenados.

Hasta ahora, nos hemos salvado de ser una versión rioplantense de Venezuela porque los Kirchner no tienen el cincuenta por ciento de la población a su favor, no tienen los petrodólares de Chávez ni cuentan con la adhesión de las Fuerzas, sean éstas Armadas o de Seguridad.

Pero, si la derrota en el Senado se produjera, éste será el escenario que se planteará en Argentina en las próximas semanas. Y es por eso que debemos unirnos, manifestarnos juntos, generar nuevos liderazgos, para que Argentina, sin los Kirchner y sin su banda (a todos los cuales hay que echar ya mismo del poder), pueda resurgir de sus cenizas pese a nosotros, los argentinos.

Esperemos que, esta vez, podamos hacerlo posible.

Bs.As., 27 Sep 09


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