Asombrosa Dilución
"... una
canción de gesta se ha perdido en sórdidas noticias policiales". Jorge Luis Borges
Cristina
Fernández debe estar más que asombrada viendo, desde Calafate, cuán rápido se
diluye su influencia sobre un Partido Justicialista, al cual durante casi trece
años convirtiera en un caracol (mudo, baboso, arrastrado y cornudo), y que hoy
intenta reconstruirse de la mano de Urtubey, de la Sota y Massa. La imaginaria
revolución que liderara la noble viuda de un guerrero (de "Chorra",
de Discépolo) concluyó con el saqueo y la colonización del Estado, la
obsolescencia de la infraestructura nacional, una inflación que bate records
mundiales, la caída del desempleo privado, una fractura social inédita y la creciente
pobreza estructural; que esa sea la herencia de la década que recibió más
viento de cola en los últimos sesenta años, agrava la imputación a los
responsables.
Varios hechos
demuestran cómo se escapa la arena del poder entre los dedos de esa suma sacerdotisa:
la sanción del presupuesto de la Provincia de Buenos Aires, prohibida por ella
pero habilitada por los intendentes; la patética transformación de su hijo
Máximo (¡ordenó comprar una play-station!) en okupa en la Cámara de Diputados;
la escuálida marcha para reclamar por Milagro Sala; la falta de acompañamiento
social a la protesta contra los indispensables despidos en la administración
pública -¡hasta Alicia Kirchner lo hace!-; la desfachatada negación de Estela
Carlotto de su amistad; el apoyo a la reforma electoral y el grave alejamiento político
del Senador Pichetto. Pero, en la medida en que aún conserva el apoyo de los
gremios de izquierda y de algunas pseudo organizaciones sociales -¿cómo pueden
estos idiotas seguir defendiendo un "relato" tan distanciado de la
realidad y encabezado por las personas más corruptas de que tengamos memoria?- entrenados
para generar violentos conflictos, resultaría estúpido subestimar su capacidad
de daño.
La
reunión de los mandatarios provinciales (muchos ya le echan "flit" al
kirchnerismo y a La Cámpora) con el Ministro del Interior fue significativa, ya
que permitió alcanzar acuerdos de gobernabilidad, que repercutirán en el
Congreso a partir de marzo. El Presidente y su equipo -que cuentan con el 72%
de aprobación- demostraron que pueden ser flexibles y enérgicos a la vez, que
están dispuestos a dialogar y a corregir aquellas medidas que lo ameriten; no
es poco, después de tantos años en los cuales ni el Parlamento pudo modificar
una coma en las órdenes recibidas de los mandamases kirchneristas.
La
noticia de la semana fue la quita parcial de subsidios a la energía eléctrica y
el consecuente aumento en las facturas a las industrias y a los consumidores de
la Ciudad Autónoma y el Conurbano bonaerense. Aquí también, motivada por la criminal
inflación que están generando las cadenas de comercialización, en especial de
alimentos, se recurrió a un prudente gradualismo; si no se hubiera hecho así,
la simple equiparación de los precios con los costos de la energía hubiera
multiplicado por quince o veinte el monto a pagar, pero habrá que llegar a ello
para que podamos dejar de padecer las recurrentes interrupciones de servicio.
Hace muchos
años, en una reunión con expertos, empresarios del sector eléctrico y grandes consumidores,
dije a éstos que se estaban suicidando. Al haber aceptado el congelamiento de
tarifas impuesto en el peor momento de la crisis de 2001/2002 y mantenido a
rajatabla por ambos Kirchner, se beneficiaron con una gigantesca transferencia
de recursos a su favor, mediante el subsidio al precio de uno de sus
principales insumos; con una frase ajena ("la
energía más cara es la que no se tiene cuando se necesita"), sugerí a
los industriales iniciar conversaciones con sus proveeedores de generación,
transporte y distribución eléctrica para
paliar los efectos de esas medidas sobre la situación financiera de éstos; no
fui escuchado, y esos beneficios de corto plazo fueron de tal magnitud que se
quedaron sin fondos y, consecuentemente, dejaron de invertir para aumentar la capacidad
de los tres sectores, que ya no pudo acompañar el crecimiento. Ahora, le queda
a Aranguren la obligación de reconstruir CAMMESA, la entidad que autoregulaba
al sector eléctrico y que fuera modelo mundial.
Dado que
las facturas bimestrales por el suministro que recibían los hogares de la
región privilegiada eran ridículas en sus montos, los beneficiados derrochaban
el fluido, refrigerando e iluminando sus casas como arbolitos de Navidad y
calentando el agua de sus piletas de natación aún en verano. Así, este ajuste
dispuesto por el Ministro de Energía, justificado tanto desde el punto de vista
económico cuanto desde la equidad con el resto de los argentinos, que pagan
muchísimo más, también hará disminuir ese consumo irracional, reduciendo los riesgos
de cortes de suministro.
La
inflación sigue deteriorando nuestra vida cotidiana. Ante la disparada de los
precios, que fue curiosamente acompañada por una baja en lo que reciben los
productores de alimentos (carne, leche, etc.), surge una pregunta obvia:
¿quiénes son los que están atentando contra el país entero y lucrando tan criminalmente
con nuestras necesidades?; estos imbéciles parecen no darse cuenta que ésta -el
gobierno de Mauricio Macri- es la última bala y, si fracasa, retornará el
populismo que los esclavizó durante trece años. Nadie puede acusarme de
estatista o dirigista, pero creo que ha llegado el momento de que el Estado
investigue las causas de ese impuesto no legislado (la inflación), Milton
Friedman dixit, y utilice los muchos
recursos legales -precios sostén, apertura gradual del comercio, etc.- de los
que dispone para poner inmediato fin a esta situación ya que, además, se viene
encima el tiempo de negociación de las paritarias salariales.
Si el
Gobierno no toma el toro del gasto público por las astas, no hará más que
repetir una película que ya todos vimos: endeudarnos en el exterior para
financiar el déficit; las resoluciones adoptadas por el área de Energía van en
la dirección correcta pero, tal vez, será necesaria una aceleración en los
tiempos. Por el contrario, debe buscar capitales para las grandes obras
públicas que necesitamos: rutas, puertos, comunicaciones, generación eléctrica,
etc.; en ningún país éstas son realizadas con el ahorro de los ciudadanos
actuales, porque resulta ilógico que una sola generación financie
emprendimientos que beneficiarán a muchas en el futuro. Y, obviamente, captar
inversiones productivas, pero recordemos que ellas requieren seguridad
jurídica, hoy garantizada, y energía suficiente para sus procesos industriales,
una materia aún adeudada pero en vías de corrección por las medidas del jueves.
Mañana,
con el fin de la feria judicial, los jueces de Comodoro Py empezarán a
desperezarse y, seguramente, acelerarán los tiempos en las causas que tanto
preocupan a Cristina y Máximo Kirchner y a sus secuaces de toda laya. La
Justicia debe entender que es quien tiene el mayor pasivo en la consideración
social y, para corregirlo, debe actuar rápido, con seriedad e independencia,
para perseguir a tantos ladrones, algunos de ellos con las manos llenas de
sangre -como Ricardo Jaime y Juan Pablo Schiavi-, y para que, una vez
sancionada la ley cuyo proyecto enviará Macri al Congreso así lo permita,
recuperar los dineros que faltan de las arcas nacionales.
Bs.As.,
31 Ene 16
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