viernes, 25 de febrero de 2022

Las puertitas de los señores Fernández

 


Las puertitas de los señores Fernández

Por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 826)

 

“Los miembros de esta generación tendremos que lamentarnos no sólo por las palabras

 y los actos de las malas personas, sino por los clamorosos silencios de las buenas”.

 Martin Luther King

 

Alberto Fernández dio una estupenda muestra de oportunidad cuando, hace pocos días, se prostró ante Vladimir Putin y le ofreció convertir a la Argentina en la puerta de entrada de Rusia a Latinoamérica. En teoría, lo hizo para obtener ayuda –que no consiguió- para hacer frente a la crisis que nos agobia por responsabilidad de su gobierno, caracterizado por su supina ignorancia, su manifiesta incapacidad, su notoria impericia, su trasnochada ideologización, su lógico internismo y su constante latrocinio.

 

Lo hizo mientras ruega que el FMI acceda a firmar un acuerdo que nos evite caer al abismo del default generalizado; a pesar de todos nuestros records en la materia, nunca incurrimos en esa inconducta frente al organismo. Obviamente, el Meme que nos gobierna no sabía que Rusia ya está presente, económica y militarmente, en Cuba, Venezuela y Nicaragua, por lo cual nuestra importancia –en realidad, insignificancia- como cabeza de playa rusa en la región carece de interés para el tirano ruso.

 

Y confirmó que nuestra Cancilleríano tiene la menor idea de  geopolítica y que, en lugar de atender a los intereses permanentes de la nación, prioriza las afinidades ideológicas del kirchnerismo. Menos de veinte días después de humillarse ante el auto-percibido zar, éste invadió Ucrania sin limitarse, como pensaban las almas buenas, a ocupar las provincias ruso-parlantes; mientras escribo, sus blindados ingresan a Kiev, la capital de una nación independiente que, salvo solicitar su incorporación a la OTAN, nada ha hecho para desatar la furia conquistadora de Putin. Es probable que, ante la clara prueba de la falta de interés de la coalición en entrar en una guerra convencional y, menos aún, enviar tropas al escenario del conflicto, Rusia se limite a instalar un gobierno títere en Ucrania, tal como hizo en otros ex-miembros de la URSS.; sin embargo, nadie debería olvidar que también lo eran Polonia, Estonia, Lituania y Letonia, etc., hoy integrados a la OTAN y, como tales, amenazantes fronteras para Putin.

 

La situación en Europa seguramente está siendo analizada detenidamente por Xi Jinping para considerar su propia vocación por incorporar a Taiwan a la República Popular China. Si decidiera usar la fuerza militar para lograr la anexión de la isla, pondría a prueba la fortaleza de la alianza de Estados Unidos con los países vecinos (Japón, Corea del Sur, Filipinas, Australia, etc.) y la notoria debilidad que ha mostrado Occidente al aplicar sólo sanciones económicas a Rusia puede dar alas a su ambición.

 

Cristina Kirchner también abrió otra peligrosa puerta cuando nos puso, hace ya una década, en la mesa de arena de los conflictos mundiales al entregar a China territorio nacional -en Bajada del Agrio, Neuquén- para que construyera y equipara una base militar que usa para el rastreo y el control (¿también la interferencia?) de la actividad espacial internacional; si el conflicto armado continuara escalando, y es probable que así suceda, resulta indiscutible que la instalación se convertirá obligadamente en blanco de un ataque aliado, ya que Occidente no podría permitir que actúe sobre los numerosos sistemas satelitales.

 

También contribuyó a ese posicionamiento el inefable Alberto quien, según afirmó indignado el Embajador de China ante Argentina, el insólito Sabino Vaca Narvaja, en su reciente visita a Beijing –también fracasada en sus aspiraciones de ayuda- juró que entregaría la hidrovía del río Paraná (principal ruta de exportaciones argentinas) a Xi Jinping, pero su empresa fue descartada en forma sospechosa de la reciente licitación, tal como expresó en una reciente y muy quejosa solicitada.

 

El primer efecto de la agresión rusa sobre los mercados mundiales fue, naturalmente, la fuerte suba en los precios de los cereales y la energía. Si bien es cierto que las fantásticas cotizaciones que alcanzaron desde el miércoles la soja, el trigo, el maíz, etc., beneficiarán a la Argentina al mejorar el ingreso de divisas, no lo es menos que impactarán m en la inflación; seguramente, el Gobierno intentará, una vez más, “desacoplar” los precios internos de los internacionales pero, si lo hace, generará una nueva guerra con el campo, tal como sucedió cuando pretendió en 2008 aplicar la Resolución 125, que murió por el voto “no positivo” de Julio Cobos.

 

Mucho más negativo será el aumento del gas que, a pesar de contar con las enormes reservas de Vaca Muerta, debemos importar masivamente por la pérdida del autoabastecimiento debido al irrefrenable deseo de Néstor Kirchner de robarse el 25% de YPF, por el insensato populismo que obliga a subsidiar el consumo, y por la corrupción y la intromisión del Estado, incluyendo el permanente cambio de reglas de juego, en los sectores de generación, transporte y distribución de energía, sea de luz, sea de gas. Para tener una idea de la gravedad de la situación, basta con pensar que los subsidios representan 2,3 puntos del PBI y que, si persiste el escenario bélico, deberán incrementarse en US$ 4.500 millones este año, cuando el Banco Central no tiene ya divisas para afrontarlo.

 

El martes, la disfuncional dupla que nos gobierna exhibirá un nuevo “pas de deux” cuando el Meme abra las sesiones ordinarias del Congreso; subsiste la incógnita acerca de cuál será su disfraz esta vez, cuando el Carnaval esté concluyendo y deba mostrar qué dice el acuerdo con el FMI.

 

Bs.As., 26 Feb 22

viernes, 18 de febrero de 2022

Cachafaz y Delincuente

 


Cachafaz y Delincuente

por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 825)

 

“El masoquismo y la amnesia también son derechos humanos”.

 Jorge Fernández Díaz

 

La Argentina cayó en una profunda fosa moral hace décadas, pero la elección de Cristina Kirchner, probada jefa de una asociación ilícita que saqueó el país como nunca antes, como PresidenteVice en 2019, lo puso de manifiesto. Pero esta semana, el tipejo que ocupa el sillón de Rivadavia, de quien todos suponíamos que no podía devaluar más su palabra, hizo que la sociedad, en su conjunto, recuperara su capacidad de asombro. Y lo hizo al declarar, como simple testigo, en la causa penal que, entre varios otros, la tiene como principal acusada por el claro direccionamiento de las obras públicas a favor de Lázaro Báez, que devolvía favores mediante el pago de cientos de habitaciones que no utilizaba su personal –que trabajaba a 600 Km de distancia- en los hoteles de la familia Kirchner, que lavaba así centenares de millones de dólares.

 

En la medida en que usa y abusa de su carácter de profesor en la Universidad de Buenos Aires, me pregunto si es idiota o se hace; de todas maneras, la respuesta sería superflua. Al comenzar una audiencia testimonial, se pregunta a los declarantes, ya bajo juramento, si lo comprenden las “generales de la ley” (si conoce a las partes, si es amigo o enemigo de alguna de ellas, si tiene interés personal en el resultado del juicio, etc.); el Meme, sin hesitar, juró que no era amigo de Cristina Fernández; pretendió dar inexpugnable valor a sus dichos, que obviamente favorecieron a la acusada.

 

Sin embargo, abundan los archivos que están a disposición de todos en los que el caracol que se encuentra al frente del Poder Ejecutivo aseguró que era muy amigo de su jefa. Los jueces rechazaron el pedido del Fiscal Diego Luciani para que tales recuerdos fílmicos fueran incorporados a la causa, señalando que los mismos eran de público y notorio conocimiento, pero así quedó clara la falsedad de los dichos del testigo. Éste incurrió en la conducta descripta en el artículo 275 del Código Penal.

 

Luego del duro revés que sufrió Cristina cuando el Fiscal General sostuvo la apelación de su colega contra el absurdo fallo del Tribunal Oral Federal 5 que la sobreseyó sin realizar el juicio en la causa “Hotesur”, recibió otra la pésima noticia en la Cámara de Casación la cual, al rechazar sus recursos, dejó firme su procesamiento en la “causa Cuadernos”. Muchos amigos me preguntaron las razones de la demora en comenzar el juicio, para lo cual aún no se ha fijado fecha. Voy a tratar de contestarles aquí, refiriéndome sólo a los procesos de corrupción que son investigados, y juzgados, en los tribunales federales.

 

Cuando se formula la denuncia de un ilícito, se sortea al juez de primera instancia que se hará cargo de la investigación; éste consulta al fiscal (representante de la sociedad en el juicio) si considera, a priori, que se ha cometido un delito. Si el fiscal da luz verde, comienza la investigación penal, durante la cual se reúnen pruebas de todo tipo (peritajes, testimonios, documentos, etc.). Las resoluciones del juez son revisadas por una sala de la Cámara de Apelaciones, formada por tres jueces.

 

Cuando esa etapa de instrucción termina con la convicción del juez de encontrarse ante un hecho delictivo, la cierra y eleva la causa a juicio, que se celebra públicamente ante un tribunal oral formado por tres jueces y en el que actúa un nuevo fiscal. Allí se abre una nueva etapa de recolección de pruebas aún no incorporadas; cuando se trata de una gigantesca -como “Cuadernos”- por la cantidad de procesados y de testigos ofrecidos por las partes, aparecen inconvenientes derivados de las vacantes en las salas, que obligan a sortear a colegas de otras y, sobre todo, de la falta de recursos de los tribunales orales, tanto en materia de personal cuanto de instalaciones, y no digamos de salas de audiencias con capacidad suficiente.

 

Sólo cuando concluye esa etapa y nadie tiene más que agregar, se fija la fecha en que comenzarán las audiencias. Las resoluciones del tribunal son revisadas por una sala, formada por otros tres jueces y con otro fiscal, de la Cámara de Casación. Es decir que, al llegar a la etapa oral y pública, han actuado nada menos que siete jueces en tres instancias diferentes pero nuestro Código permite a las partes, a lo largo de ese de por sí largo proceso, apelar todas las resoluciones e intentar llegar a la Corte Suprema en cada oportunidad; es ya antigua jurisprudencia que establece que ésta sólo interviene ante un planteo de inconstitucionalidad o ilegalidad de una sentencia definitiva que pone fin al proceso, pero los abogados defensores no trepidan y recurren todo para demorar el comienzo del juicio, cuando lo lógico sería –si sus clientes fueran inocentes- intentar acelerar al máximo el trámite para obtener su absolución en el menor plazo posible.

 

En Argentina no se considera que existe una sentencia firme, -y como tal, de inmediato cumplimiento- hasta tanto la Corte no resuelva los recursos de queja que presentan los abogados cuando, en realidad, los pactos internacionales y el propio Código no requieren para ello más que un doble conforme, o sea, la sentencia de un Tribunal Oral ratificada por Casación. Se trata de una mala pero habitual interpretación –como la de extensión de la protección de los fueros- de la ley vigente que, además, entorpece el funcionamiento del alto Tribunal. Si las sentencias firmes pudieran ser ejecutadas de inmediato, otro sería el cantar en los procesos de corrupción, cuya demora tanto indigna justificadamente a la sociedad ya que, con frecuencia, terminan en la nada por prescripción de los delitos.

 

Bs.As., 19 Feb 22

viernes, 11 de febrero de 2022

¡Qué cambalache!

 



 

¡Qué cambalache!

por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 824)

 

“La verdad se defiende sola. La mentira necesita de la ayuda del Gobierno”

 Antonio Escohotado

 

Tal como todos suponíamos, el absurdo e inoportuno periplo del Meme Presidente con el sólo objetivo de pasar la gorra en Moscú y Beijing terminó, para nosotros, en un gran fiasco. Luego de humillarse tanto ante un pétreo Vladimir Putin, volvió a tomar el avión para visitar a Xi Jinping con idéntico propósito. El dictador lo miró con su mejor cara de nada y, para su sorpresa, vio arrodillarse y bajarse los pantalones a Alberto Fernández y lo escuchó decir que el peronismo siempre ha admirado al Partido Comunista Chino; Juan Domingo Perón debe haberse revolcado en su tumba. El nuevo Embajador de China ante Argentina, el disfrazado Sabino Vaca Narvaja, cantó en mandarín una canción en honor de Mao, uno de los mayores asesinos de la historia, y ambos fueron luego a rendirle homenaje en su mausoleo.

 

Acto seguido, a Fernández le pusieron delante un montón de acuerdos que endeudan a varias generaciones. Los debe haber firmado sin leer, ya que tenía urgencia de rogar que Xi aceptara ampliar el swap vigente, autorizara la utilización de esos yuanes (intercambiados por pesos en mera contabilidad creativa) para otros objetivos distintos al comercio bilateral y nos prestara algo de los derechos especiales de giro (DEG) que el FMI entregó a todos los países miembros. El jerarca chino, sonriente, siguió mirándolo, movió la cabeza y, claro, eso fue percibido por el poveretto Alberto como un éxito.

 

Y digo que parece no haber leído porque, por ejemplo, el proyecto de construir Atucha III, la central nuclear que se instalaría en Lima, Provincia de Buenos Aires, es un innecesario y monumental disparate. El combustible a utilizar será uranio enriquecido –Argentina no lo produce, y sí dispone de gas natural- cuyo costo y futuras opciones de suministro se desconocen, tanto como qué se hará con él, dada su agresividad con el medio ambiente, cuando la vida útil de la planta termine. De concretarse, se transformará en la construcción más cara de la historia argentina (US$ 8.200 millones, según el Gobierno, casi US$ 14.000, según los expertos), y será la primera usina nuclear construida por China en el extranjero.

 

Algo similar ocurre con las represas hidroeléctricas previstas en el río Santa Cruz, por mera casualidad en sociedad con Gerardo Ferreyra, de Electroingeniería, que carecen de estudios de impacto ambiental –en Ecuador acaba de demostrarse que China las construye mal- y, por lo demás, están al fondo de la lista de prioridades nacionales. En materia de comunicaciones, la última visita de nuestro inefable Meme fue a la fábrica de Huawei, que pertenece al Ejército chino, y cuyo sistema 5G es rechazada en casi todo Occidente porque permite el espionaje industrial y militar.

 

Pero el más importante acuerdo firmado por nuestro Meme fue la adscripción a la “Franja y Ruta de la Seda”, el megaproyecto global del régimen de Xi para financiar obras de infraestructura (144 naciones ya adhirieron) con créditos a altas tasas de interés, con la garantía de las propias instalaciones, construidas mayoritariamente por empresas chinas, con trabajadores chinos. Los préstamos son tan onerosos que, en el caso de los 40 países más pobres que lo firmaron, ya superan el 10% del PBI local.

 

Cuando las naciones deudoras se ven impedidas de pagar sus obligaciones, y Argentina tiene el record, simplemente China se queda con la propiedad de esos puertos, carreteras, redes de comunicaciones y bancarias, plantas de generación de energía, aeropuertos, etc.; eso es lo que ha sucedido en naciones como Montenegro,  Macedonia, Uganda, Sudán, etc., y ha hecho que el Partido Comunista Chino sea hoy propietario de miles de obras de este tipo alrededor del mundo (como lo es de la base espacial en Bajada del Agrio, en Neuquén), y es habitual que, entonces, imponga sus criterios geopolíticos (¿y militares?) al comercio internacional, con las consecuencias que son fácilmente imaginables.

 

El Gobierno, en la persona del Presidente Alberto Fernández, violó nuevamente las normas más elementales de la diplomacia internacional hablando en contra de un aliado natural –los Estados Unidos, a quien necesita con desesperación dado su poder de veto en el FMI- ante sus más férreos contendores, asociándose con los dos regímenes más despóticos del mundo sin siquiera mencionar las cuestiones de Ucrania y Taiwan, que se encuentran hoy en el preocupante tapete global, y ni siquiera cuestionó las violaciones de los derechos humanos que ambos dictadores cometen a diario.

 

Ratificó así cuán rastrera y sesgadas es su posición al respecto, algo que ya había demostrado con su irracional apoyo –que ni siquiera acompañan los izquierdistas Gabriel Boric (Chile), Pedro Castillo (Perú) y Gustavo Petro (Colombia), para pesar de Nicolás Maduro- a sus colegas de Nicaragua, Cuba y Venezuela, y en sus permanentes ataques a la prensa libre. Sus sicarios continúan ensañándose aquí con los hoy ancianos militares que derrotaron a la subversión marxista en los 70’s y, mientras tanto, apoyan irrestrictamente las reivindicaciones de los pseudo-mapuches, que buscan apropiarse de tierras e independizar a la Patagonia de Argentina.

 

El Congreso argentino está en receso hasta el 1° de marzo, cuando se abrirá un nuevo período de sesiones ordinarias. Será entonces cuando la oposición deberá ponerse de pie, exigir la información precisa necesaria, tanto sobre los verdaderos alcances del preacuerdo con el FMI cuanto sobre todos los contratos firmados por el Meme con Rusia y China, y exigir el cumplimiento de lo dispuesto por el artículo 75 de la Constitución, que establece que aprobar este tipo de convenios es atribución exclusiva e indelegable del Poder Legislativo.

 

Bs.As., 12 Feb 22

viernes, 4 de febrero de 2022

La escorpión(a) y su cría

                                         




                                              La escorpión(a) y su cría

por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 823)

 

“Tú crees que me matas, yo creo que te suicidas”. Antonio Porchia

 

El Gobierno, claramente debilitado después de la derrota electoral, atribuible en gran parte a la emperatriz patagónica, continúa sin embargo con su táctica de no dejar dormir a los argentinos. No creo, en absoluto, que la renuncia de Máximo Kirchner a la jefatura de la bancada oficialista en Diputados, el haber dinamitado ese inútil la aprobación del Presupuesto 2022, el apuro de Alberto Fernández en anunciar un acuerdo con el FMI (desmentido por éste) o sus inspiradas declaraciones durante su inoportuna visita a Vladimir Putin hayan sido actos desconocidos previamente por Cristina Fernández y, menos aún, que constituyan señales de independencia del MemePresidente frente a su despótica mandante.

 

Obviamente, la renuncia del mínimo hijo bi-presidencial sólo buscó conservar el capital simbólico que se concentra –cajas estatales mediante- en la organización que, fundada por su madre en otra encarnación, heredó y dice comandar. De todos modos, es de resaltar que su decisión de abandonar la jefatura del bloque no se replicó respecto a su banca de diputado; si perdía sus mal entendidos fueros, se hubiera transformado en blanco móvil de los jueces que lo investigan por mega-corrupción y lavado de dinero.

 

Me centraré ahora en lo sucedido en Moscú que, supongo, debe haber sorprendido al propio autopercibido zar de la nueva Rusia por la exagerada sumisión de nuestro mandatario. Realmente, no podría ser para menos, toda vez que esta rara mezcla de cachafaz porteño con motoquero de delivery le ofreció convertir a la Argentina en cabeza de puente del desembarco ruso en América Latina, explicándole que pretende dejar atrás la “dependencia” respecto a los Estados Unidos; olvidó cuánto costó a nuestro continente, y a nuestro país en particular, el apoyo que la ex-URSS brindó a Fidel Castro cuando éste intentó exportar su insurrección a tantas imaginarias Sierra Maestra durante la “guerra fría”.  

 

La semana pasada, esta columna previó que Alberto Fernández viajaría a pasar la gorra ante Putin y Xi Jinping por la fragilidad de la situación de las reservas del Banco Central, y adelantó que el precio, de obtener alguna ayuda, sería alto, medido en términos de soberanía. Pero no pudo imaginar que los pantalones del MemePresidente cayeran tan bajo; claro que falta saber qué consiguió a cambio, pero tengo absoluta certeza que no será mucho. Qué hará Alberto Fernández en China, donde llegó ayer, todavía es otra incógnita pero, dado el poderío de ese país y su interés en nuestra infraestructura, las comunicaciones y las materias primas, seguramente la sodomización a la que se someterá alegremente será todavía peor. Tampoco tiene explicación la siguiente escala de la gira presidencial en Barbados, un conocido paraíso fiscal.

 

Todo podría reducirse, en circunstancias normales, a una charla de borrachos en un café, pero ese magnicidio albertista se dio en un escenario global pre-bélico por la crisis de Ucrania, que Putin pretende recuperar para su renacido imperio y, contemporáneamente, en medio de las arduas negociaciones –por ahora, fracasadas- con el FMI para obtener algún tipo de facilidades para los problemas de la deuda y de la escasez de divisas, con vistas a transferirle la bomba a su sucesor en 2023. Una alineación tan fuerte con Rusia, hoy enfrentada a todo el hemisferio occidental, seguramente desconcertará aún más (ya lo estaban, por las fracturas expuestas del oficialismo) a los funcionarios del Fondo y condicionará el apoyo de Estados Unidos, Japón y Alemania en el Directorio del organismo.

 

De todas maneras, la pérdida de poder de Cristina Fernández y su asociación ilícita se puso de manifiesto en la marcha tan organizada que llevó a una piara importante de delincuentes a protestar contra la Corte Suprema y exigir la renuncia (o el despido) de sus miembros. Y digo esto porque ella no pudo, en sus mejores épocas, avanzar con sus anhelados proyectos de impunidad, y las recientes amenazas de sus sicarios (Martín Soria y Juan Martín Mena, Ministro y Secretario de Justicia, respectivamente) a los cuatro ministros del alto Tribunal no han mejorado en absoluto sus posibilidades de obtenerla.

 

La presencia en el palco de personajes tan repudiados por la sociedad como Amado Boudou, Hebe de Bonafini, Luis D’Elia, y tantos otros procesados o condenados por delitos infamantes, sumados a Juan Ramos Padilla,  Roberto Baradel, Hugo Yatzky y Graciana Peñafort, no hizo más que iluminar con fuertes luces la red de complicidades que cruzan a la banda de gangsters que accedió al poder central de la mano de Néstor Kirchner.

 

Una de las ramas de esa organización criminal, la más dañina, es la que protege a las redes del narcotráfico, en clara asociación con los grandes carteles internacionales. Esta semana sus manejos, sea por una guerra entre vendedores, “dealers”, “capangas” y “porongas”, o por inexperiencia en el “corte” de la droga, causaron dos docenas de muertos y la hospitalización de ochenta adictos. Llamó la atención que sólo veinticuatro horas después fuera detenido el teórico responsable de la masacre, es decir, quedó probado que todos sabían que este criminal, uno de los últimos eslabones de la cadena, se encontraba prófugo ¡en su propio domicilio! Hay montones de testigos que declaran que los “kioscos” llevan bolsas de dinero, que los patrulleros policiales recogen en puntos cercanos para elevar luego a toda la siniestra pirámide política, una verdadera organización mafiosa, que nos gobierna.

 

Bs.As., 5 Feb 22