Las puertitas de los señores Fernández
Por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 826)
“Los miembros de esta generación tendremos que lamentarnos no sólo por las palabras
y los actos de las malas personas, sino por los clamorosos silencios de las buenas”.
Martin Luther King
Alberto
Fernández dio una estupenda muestra de oportunidad cuando, hace pocos días, se
prostró ante Vladimir Putin y le ofreció convertir a la Argentina en la puerta
de entrada de Rusia a Latinoamérica. En teoría, lo hizo para obtener ayuda –que
no consiguió- para hacer frente a la crisis que nos agobia por responsabilidad
de su gobierno, caracterizado por su supina ignorancia, su manifiesta incapacidad,
su notoria impericia, su trasnochada ideologización, su lógico internismo y su constante
latrocinio.
Lo hizo
mientras ruega que el FMI acceda a firmar un acuerdo que nos evite caer al
abismo del default generalizado; a pesar de todos nuestros records en la
materia, nunca incurrimos en esa inconducta frente al organismo. Obviamente, el
Meme que nos gobierna no sabía que Rusia ya está presente, económica y
militarmente, en Cuba, Venezuela y Nicaragua, por lo cual nuestra importancia –en
realidad, insignificancia- como cabeza de playa rusa en la región carece de
interés para el tirano ruso.
Y confirmó
que nuestra Cancilleríano tiene la menor idea de geopolítica y que, en lugar de atender a los
intereses permanentes de la nación, prioriza las afinidades ideológicas del
kirchnerismo. Menos de veinte días después de humillarse ante el auto-percibido
zar, éste invadió Ucrania sin limitarse, como pensaban las almas buenas, a
ocupar las provincias ruso-parlantes; mientras escribo, sus blindados ingresan
a Kiev, la capital de una nación independiente que, salvo solicitar su
incorporación a la OTAN, nada ha hecho para desatar la furia conquistadora de
Putin. Es probable que, ante la clara prueba de la falta de interés de la coalición
en entrar en una guerra convencional y, menos aún, enviar tropas al escenario
del conflicto, Rusia se limite a instalar un gobierno títere en Ucrania, tal
como hizo en otros ex-miembros de la URSS.; sin embargo, nadie debería olvidar
que también lo eran Polonia, Estonia, Lituania y Letonia, etc., hoy integrados
a la OTAN y, como tales, amenazantes fronteras para Putin.
La
situación en Europa seguramente está siendo analizada detenidamente por Xi
Jinping para considerar su propia vocación por incorporar a Taiwan a la
República Popular China. Si decidiera usar la fuerza militar para lograr la
anexión de la isla, pondría a prueba la fortaleza de la alianza de Estados
Unidos con los países vecinos (Japón, Corea del Sur, Filipinas, Australia,
etc.) y la notoria debilidad que ha mostrado Occidente al aplicar sólo
sanciones económicas a Rusia puede dar alas a su ambición.
Cristina
Kirchner también abrió otra peligrosa puerta cuando nos puso, hace ya una
década, en la mesa de arena de los conflictos mundiales al entregar a China territorio
nacional -en Bajada del Agrio, Neuquén- para que construyera y equipara una
base militar que usa para el rastreo y el control (¿también la interferencia?) de
la actividad espacial internacional; si el conflicto armado continuara
escalando, y es probable que así suceda, resulta indiscutible que la instalación
se convertirá obligadamente en blanco de un ataque aliado, ya que Occidente no
podría permitir que actúe sobre los numerosos sistemas satelitales.
También
contribuyó a ese posicionamiento el inefable Alberto quien, según afirmó indignado
el Embajador de China ante Argentina, el insólito Sabino Vaca Narvaja, en su
reciente visita a Beijing –también fracasada en sus aspiraciones de ayuda- juró
que entregaría la hidrovía del río Paraná (principal ruta de exportaciones
argentinas) a Xi Jinping, pero su empresa fue descartada en forma sospechosa de
la reciente licitación, tal como expresó en una reciente y muy quejosa
solicitada.
El primer
efecto de la agresión rusa sobre los mercados mundiales fue, naturalmente, la
fuerte suba en los precios de los cereales y la energía. Si bien es cierto que las
fantásticas cotizaciones que alcanzaron desde el miércoles la soja, el trigo,
el maíz, etc., beneficiarán a la Argentina al mejorar el ingreso de divisas, no
lo es menos que impactarán m en la inflación; seguramente, el Gobierno intentará,
una vez más, “desacoplar” los precios internos de los internacionales pero, si
lo hace, generará una nueva guerra con el campo, tal como sucedió cuando pretendió
en 2008 aplicar la Resolución 125, que murió por el voto “no positivo” de Julio
Cobos.
Mucho más
negativo será el aumento del gas que, a pesar de contar con las enormes
reservas de Vaca Muerta, debemos importar masivamente por la pérdida del autoabastecimiento
debido al irrefrenable deseo de Néstor Kirchner de robarse el 25% de YPF, por
el insensato populismo que obliga a subsidiar el consumo, y por la corrupción y
la intromisión del Estado, incluyendo el permanente cambio de reglas de juego,
en los sectores de generación, transporte y distribución de energía, sea de
luz, sea de gas. Para tener una idea de la gravedad de la situación, basta con
pensar que los subsidios representan 2,3 puntos del PBI y que, si persiste el
escenario bélico, deberán incrementarse en US$ 4.500 millones este año, cuando
el Banco Central no tiene ya divisas para afrontarlo.
El
martes, la disfuncional dupla que nos gobierna exhibirá un nuevo “pas de deux” cuando el Meme abra las sesiones
ordinarias del Congreso; subsiste la incógnita acerca de cuál será su disfraz
esta vez, cuando el Carnaval esté concluyendo y deba mostrar qué dice el
acuerdo con el FMI.
Bs.As.,
26 Feb 22