Ladrones inspirados y enredados
por Enrique Guillermo Avogadro
“Un hombre que carece de normas morales y hoy hace lo que ayer
criticaba, no puede nunca representar lealmente a sus conciudadanos”.
José de San Martín
El jueves
la Argentina conmemoró el nacimiento del Padre de la Patria y, en Yapeyú, el
Presidente Pinocho dijo inspirarse en él cada vez que los medios de prensa lo
obligan a enredarse en discusiones inútiles, como aquélla que se vincula al
affaire “Vacunatorio VIP”. Me gustaría preguntarle si se refería a la frase que
sirve de epígrafe a esta nota.
En la conferencia de prensa que brindó con
Antonio Manuel López Obrador en México, se lo vio desencajado y desorientado y,
en verdad, ese estado está totalmente justificado. Puedo garantizarle, querido
lector, que el tan complicado tema de las vacunas robadas en beneficio de canallescos
personajes vinculados al Frente para Todos recién comienza: amigos periodistas disponen
de muchas listas de esos privilegiados en todo el país.
Eso se
ve reflejado diariamente en las encuestas, que muestran el rechazo que produce,
aún entre la rocosa base del kirchnerismo, la profunda amoralidad que aqueja al
Gobierno, capaz de sacrificar la vida de médicos, docentes, abuelos y padres
para asegurar inmunidad a sus dirigentes. Todos los días trascienden los dramas
que viven los adultos mayores, un genocidio en que mueren a mansalva, mientras se
inocula a gobernadores, intendentes, diputados y senadores, suegros varios, hijos
y cónyuges jóvenes, bailarinas expertas en economía, asesores de prensa, extorsionadores
sindicalistas millonarios y hasta fotógrafos presidenciales.
El ex
Ministro Ginés González García, convertido oficialmente en el único responsable
del latrocinio, dijo “si hablo se cae el
Gobierno”, y seguramente lo hará si la Justicia lo procesa por la conducta descripta
en el artículo 261 del Código Penal[i],
el mismo que el Presidente Pinocho, que falsamente dice ser profesor en la
materia de la UBA, demuestra ignorar. Espero que esa amenaza no le cueste la
vida al funcionario despedido.
También
cunde la desesperación en el Instituto Patria, madriguera de la PresidenteVice,
porque la condena a Lázaro Báez -¿continuará en silencio tras el fallo contra sus
hijos?- acerca el huracán a Cristina Fernández. Ninguno de los disparates que
ha intentado para detener los innumerables procesos que la afectan ha tenido
éxito, y esta sentencia al testaferro de los Kirchner y constructor del
faraónico sepulcro de don Néstor, quebró definitivamente el relato y recordó a
la sociedad cuántas penurias y cuánto hambre podrían haberse evitado si el
Estado contara con las siderales sumas robadas por la banda delictiva que hoy
encabeza su viuda.
Para que
quienes no son abogados sepan por qué Báez, Amado Boudou, Julio de Vido,
Milagro Salas y tantos otros no volverán, por ahora, a la merecida cárcel, me
parece útil explicar cómo es el perverso andamiaje judicial que garantiza esa
impunidad: ante la denuncia de un delito, un Juez comienza la investigación,
permanentemente controlado por la Cámara Federal (3 jueces), cuyas resoluciones
son revisables por la Cámara de Casación (otros 3) y, eventualmente, por la
Corte Suprema (5 más). Si al finalizar esa etapa, el Juez considera, en
principio, acreditado ese delito, eleva
la causa a un Tribunal Oral (otros 3), cuyo proceder también es controlado por
Casación y la Corte.
Al
finalizar el juicio oral, se dicta la sentencia, que siempre es apelada y
revisada por Casación y la Corte, por lo cual no queda “firme” hasta tanto esta
última lo resuelva. Mientras todo eso ocurre, y lleva años, los condenados no
van presos, salvo que se trate de los militares imputados por crímenes de lesa
humanidad, para los cuales estas básicas garantías no rigen. Ahora, además, el
kirchnerismo pretende que las sentencias también sean revisadas por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos antes de adquirir esa firmeza; o sea, a los quince
jueces que intervinieron en el proceso y fallaron contra los ladrones, se
quiere agregar otra instancia y quitarle a la Corte su carácter de Suprema. ¿Me
expliqué bien?
Pero la
inquietud de los Fernández² en relación con las elecciones de este año contiene
otros componentes. La imagen del Gobierno se deteriora a diario por la
percepción de la corrupción, por la insuficiencia de los sistemas de contención
del hambre y la miseria, por la proliferación del narcotráfico y la violenta inseguridad
cotidiana, por la imparable inflación y el deterioro del poder adquisitivo de
salarios y planes sociales, por la catástrofe educativa. Y sabe que, si no
obtuviera un resonante triunfo en las legislativas, la jefa oficial terminará
condenada por sus múltiples delitos.
Hoy
mismo, a las 1800, saldremos a las calles y plazas de todo el país a decirles
que no pueden robar más, se trate de dinero, empresas o vacunas, que deben
renunciar todos los involucrados en esos delitos y que, finalmente, no lograrán
la anhelada impunidad.
Bs.As.,
27 Feb 21
[i] ARTICULO 261. - Será reprimido con reclusión o prisión de dos a diez
años e inhabilitación absoluta perpetua, el funcionario público que sustrajere
caudales o efectos cuya administración, percepción o custodia le haya sido
confiada por razón de su cargo. Será reprimido con la misma pena el funcionario
que empleare en provecho propio o de un tercero, trabajos o servicios pagados
por una administración pública.