domingo, 31 de octubre de 2010

Muchos muertos en uno

Muchos muertos en uno

“Si la muerte pisa mi huerto,
¿quién firmará que he muerto
de muerte natural?
“¿Y quién será el nuevo dueño
de mi casa y mis sueños
y mi sillón de mimbre?
Joan Manuel Serrat


He resistido, desde el miércoles hasta hoy, la tentación de escribir sobre el impacto de la muerte de Kirchner en la realidad política, en la marcha del país y en el futuro de la Argentina. Y lo he hecho para evitar caer en el análisis predictivo, necesariamente banalizado por la ignorancia acerca de los próximos pasos de doña Cristina.

El jueves por la tarde, al grabar un programa de televisión al que había sido invitado, y que se emitió esa misma noche, le dije al periodista en cuestión que había cometido un error convocándome, ya que no disponía de una bola de cristal en mi bagaje, y que hubiera sido mejor haberlo hecho con un psicólogo, que pudiera interpretar qué sucedería en la mentalidad de la viuda de un personaje tan particular.

Porque lo cierto es que, esa mañana, en el Calafate, murieron muchas personas a la vez: el marido de doña Cristina, el jefe político de la Presidente, el padre de Máximo, el Presidente del PJ oficial, el verdadero ministro de economía, el real presidente del Banco Central, el Secretario General de UNASUR, el conductor de la diplomacia nacional, el dueño de los negocios non sanctos, el jefe de los testaferros, el árbitro equilibrista entre tantos sectores con fuerzas contradictorias y enemistadas.

Esos roles deberán ser cubierto por una serie de personajes que rodearon, con mayor o menor proximidad, el féretro durante la prolongada ceremonia fúnebre.

No necesito reiterar aquí mi opinión acerca de la era K, inaugurada en mayo de 2003, pues mis notas están publicadas en mi blog y en muchos medios electrónicos nacionales y extranjeros, y tienen fecha cierta.

Un amigo brasileño, que me llamó el mismo miércoles para conocer mi parecer sobre el futuro inmediato, me dijo antes de cortar la comunicación: “En nuestros países, todos los muertos se convierten en santos”. Hoy, después del fallecimiento de don Néstor, pienso de él lo mismo que pensaba mientras vivió.

Pero, ahora, lo que importa es el futuro. Y éste me preocupa sobremanera. Kirchner, con todos sus enormes defectos y con su enriquecimiento ilícito y su corrupción desaforada, logró algo que sólo Perón había podido hacer: permanecer sobre el filo de la muralla que divide a la izquierda más combativa de la derecha más retrógrada, a los nuevos “jóvenes idealistas” de los caciques sindicales, a los piqueteros oficialistas de los barones del Conurbano, y hacerlo con relativo éxito.

A partir de mañana, comienza una nueva etapa en el país y en el Gobierno. ¿Llamará Mercedes Marcó del Pont a doña Cristina para pedir instrucciones concretas? ¿La Presidente ordenará cuánto se debe retirar del Tesoro del Banco Central? ¿Consultará Guillermo Moreno qué porcentaje de inflación debe acusar el INDEC? ¿Pichetto y Rossi conseguirán mantener unidas a las bancadas oficialistas sin don Néstor para disciplinarlas? ¿Quién manejará los grandes negocios familiares?

Porque, para doña Cristina y el universo de funcionarios que la rodean, son muchos muertos de golpe. Kirchner condujo el país, la economía y sus negocios con una forma absolutamente personal y centralizada, y hoy dejó demasiadas posiciones para cubrir simultáneamente.

He sostenido siempre que don Néstor, que no regaló nada en su vida, debía tener enormes contradocumentos o seguros contra la traición de sus testaferros en YPF, en las grandes constructoras de obras públicas, en las empresas eléctricas, en los casinos, en las compañías de servicios públicos, en los medios de comunicación. Llegué a decir, para ejemplificarlo, que estaba seguro de que, en la bóveda de la casa del Calafate, Kirchner debía mantener un hijo de cada uno de ellos. ¿Quién, del entorno de doña Cristina, conducirá esas relaciones tan complicadas?, porque me parece que a Máximo la tarea le quedará grande.

Pero, como dije, lo que hoy más me preocupa es el reemplazo en la administración de los conflictos entre las distintas alas del kirchnerismo que, con toda lógica política, comenzarán a disputarse los espacios de poder, y de dinero, a partir de mañana mismo.

¿Continuará Moyano ejerciendo, con su impudicia habitual, el mando de la CGT? ¿Lo permitirán sus colegas, que lo odian por haberles quitado afiliados y los fondos consecuentes? ¿Qué pasará con la CTA y su reclamo de personería gremial? ¿Y con las asambleas de delegados y las conducciones sindicales? ¿Qué harán los grupos piqueteros oficialistas que reclaman participación en la asignación de los planes? ¿Soltará doña Cristina la traílla de los jueces federales y los lanzará sobre Moyano?

¿Existe alguien que crea que quienes han recibido tantos favores monetarios del Gobierno y que hoy se sienten dueños de cuotas importantes de poder estén dispuestos a resignarlos a favor de sus contendientes, ahora que no está don Néstor para imponer su criterio?

Quienes tienen la edad de quien esto escribe recuerdan con nitidez qué pasó en la Argentina cuando murió Perón y las dos alas del justicialismo salieron a la calle a mantener y aumentar su importancia en el escenario de entonces. Si bien es rigurosamente cierto que doña Cristina no es Isabelita, también lo es que tampoco es Kirchner.

La adhesión que la muerte ha concitado en torno a su figura tendrá muy poco tiempo como monolítica. Las alas más combativas de los sindicatos saldrán a disputar el liderazgo de sus jefes, y todos sabemos cómo se resuelven, en la Argentina, esos conflictos en que hay tantos intereses, especialmente dinerarios, en juego.

Lo mismo sucederá en el Conurbano, donde los jefes territoriales deberán, ahora, evitar que Milagro Salas, Pérsico, la Cámpora y los demás les arrebaten cuotas de poder; en ambos sectores hay barrabravas, esos mismos que don Néstor intentó cooptar comprándolos a través de Hinchadas Unidas Argentinas.

El reciente asesinato de Ferreyra, fiel reflejo de una forma insana de luchar por espacios y privilegios, puede no ser más que el inicio de graves conflictos que doña Cristina deberá administrar, ahora sin don Néstor. ¿Podrá hacerlo?

Para las elecciones, previstas para octubre de 2011, falta un año. Demasiado tiempo para que la memoria tan frágil de los argentinos conserve la pátina de dolor y solidaridad que hoy puede estar empujando la imagen de doña Cristina hacia arriba.

Que 40.000 argentinos haya ido a la capilla ardiente a despedir a su jefe político, y que algunos más hayan permanecido en vigilia en la plaza, sobre todo por la presencia juvenil y militante, seguramente ha impresionado a muchos.

Y los problemas económicos que la Presidente deberá enfrentar, o agudizar, no serán un dato menor para su popularidad.

Me referiré a ellos en una futura nota, una vez que todos sepamos quiénes asumirán los diferentes roles vacantes dejados por don Néstor el miércoles; hoy, como dije, sería hacer futurología.

Sin embargo, hay datos reales para comenzar a evaluar ese futuro, como lo son, por ejemplo, que la ausencia de un enemigo manifiesto deje sin objetivos ni explicaciones a la pre-candidatura de algunos, o la forma en que fue conducida la ceremonia final, con tantas exclusiones obligadas y tanto sectarismo, o la frialdad en el saludo a Moyano o la importancia concedida a los amigos de Máximo.

Que Dios misericordioso se apiade del alma de don Néstor, que tanto ha marcado la nuestra.


Bs.As., 31 Oct 10

martes, 26 de octubre de 2010

¡Genocidas!

¡Genocidas!

“Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta,
porque me encuentro unido a toda la humanidad;
por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas;
doblan por ti”.
John Donne


El 23 de noviembre de 2009 escribí una nota, a la que titulé “Corrupción, como Genocidio”[i], en la que describía cómo la forma de ejercer el poder y concentrar la caja de este Gobierno que supimos conseguir estaba matando, literalmente, a gran parte de la población, sectorizada en las capas más desprotegidas de la Argentina.

Hoy, después de ocho años de los Kirchner en el poder, con el país creciendo -por obra y gracia de la soja y de las exportaciones a Brasil- a tasas nunca vistas en la Argentina, ha muerto una niña más por desnutrición.-

El propio Gobernador de Misiones acaba de decir a los medios -¡qué no dirá mañana de ellos la Presidente por twitter!- que la cifra de muertos en su Provincia alcanza, por esa sola causa, a doscientos seis casos, mientras que los afectados llegan a seis mil.

Mientras tanto, siguen impunes los delitos relacionados con los fondos de Santa Cruz, con los sobreprecios en las obras públicas, con el lavado de dinero instrumentado con la venta de terrenos en Calafate, con la valija de Antonini Wilson, con la mafia de los medicamentos, con las coimas en los subsidios al transporte, con las facturas truchas de Skanka, con los fideicomisos y la importación de gasoil de Venezuela, con el cínico enriquecimiento ilícito de don Néstor y sus cuarenta ladrones (su familia, sus testaferros, sus ministros y sus amigos, comenzando por Ricardo Jaime y los secretarios privados del tirano de Olivos y de doña Cristina), y miles de etcéteras.

Hoy, otro chico se ha muerto porque el Estado, en manos de estos inmorales, no es más que una alcancía en la que todos ponemos para que ellos roben. Ellos se llaman funcionarios, sindicalistas, empresarios y, tristemente, hasta militares y policías.

Hoy, mientras don Néstor y la Presidente dilapidan dineros públicos para hacerse enviar los diarios y las medialunas a la Patagonia, otro chico ha muerto por desnutrición, por la ausencia de ese Estado que pretenden haber reconstruido sobre la falsa distribución.

Hoy, mientras doña Cristina y cada uno de sus ministros se roba empresas enteras, o funde a las que no se doblegan, otro chico ha muerto.

El sábado, mientras la Presidente twitteaba en el Calafate, un tornado golpeó a un pobrísimo pueblo de Formosa. Ochocientas casas fueron destruidas y dos mil personas perdieron todo lo –poquísimo, casi nada- que tenían; sin embargo, la Presidente dormía y, por supuesto, no podía ser incomodada.

Argentina, con cuarenta millones de habitantes, es capaz de producir alimentos para quinientos millones de personas; por impericia, por negligencia, por culpa o por dolo, no lo hace. Porque está en manos de unos sinvergüenzas ignorantes que, con el declamado propósito de privilegiar el mercado interno, han terminado con todos los incentivos a las indispensables inversiones, esenciales para lograr el verdadero crecimiento.

Argentina, que supo ser un país rector en materia de educación en América Latina y respetado en el mundo entero por ello, no solamente ha dejado de serlo sino que hoy no logra ubicar, entre las mejores trescientas universidades del mundo, una sola nacional.

Argentina, de la que llegó a dudarse –en la segunda década del siglo anterior- si superaría a los Estados Unidos, se ha convertido en el único país del mundo que, a lo largo de setenta años, sólo decrece y decae.

Y hoy, como corolario, Argentina, que supo ser el paraíso soñado por las masas de inmigrantes que lo poblaron y enriquecieron, ha sido aplazada -2,9 puntos sobre 10- en materia de corrupción, como sucede desde hace ya varios años.

La muerte de cualquier hombre duele y clama al Cielo. Pero la muerte buscada de los niños más pobres y olvidados de nuestro país, en manos de estos genocidas que no dudan en hartarse a costa de esas vidas, nos exige algo más que poemas, oraciones y declamaciones.

Los argentinos debemos asumir las culpas que, como sociedad, tenemos en la caída y en la desolación en la que nos encontramos, y ponernos de pie para recuperar la autoridad en la familia, para terminar con la degradación en las costumbres, para construir instituciones sólidas y confiables y, antes que nada, para terminar con el hambre entre nosotros, para evitar nuevas muertes por inanición; en suma, para volver a ser un país, para construir una nación y dejar de ser un mero consorcio.

Bs.As., 26 Oct 10

[i] http://egavogadro.blogspot.com/2009/11/corrupcion-como-genocidio.html

viernes, 22 de octubre de 2010

La peor de las pesadillas

La peor de las pesadillas

“Imagen espantosa de la muerte,
sueño cruel, no turbes más mi pecho,
mostrándome cortado el nudo estrecho,
consuelo sólo de mi adversa suerte”
Lupercio Leonardo de Argensola


El 17 de octubre -¡hace sólo cinco días!- escribí una nota a la que llamé “Batallas Perdidas”, refiriéndome a la que, el viernes anterior, los Kirchner habían perdido contra don Hugo “Camión” en River.

No podía suponer, entonces, qué sucedería en la semana siguiente, cuando –como acertadamente dijo Jorge Asís en su sitio de Internet- se atravesaría la “frontera del primer muerto”.

No me han llegado encuestas recientes, pero no dudo que Moyano se ha transformado, para Eduardo Duhalde, en el Durán Barba de Macri o en el Braga Menéndez de los Kirchner.

Las expresiones del líder de la CGT –a la vez, Presidente del PJ de la Provincia de Buenos Aires y Vicepresidente del mismo a nivel nacional- informando que, si en las futuras elecciones (cuando quiera que éstas se produzcan) llegara a ganar un radical, iría con sus hordas a impedirlo, no pueden más que llevar agua al molino del hombre de Lomas de Zamora, el único que, en el imaginario popular, tiene lo necesario para enfrentar a este enriquecido patotero.

Pero el tema de esta nota es otro, obviamente signado por la muerte de Ferreyra, el militante del Partido Obrero caído en Avellaneda.

La nota de Asís[i], que recomiendo efusivamente, describe claramente qué podría suceder en Argentina si, enancado en este asesinato, se decide en el Parlamento, lisa y llanamente, terminar de un plumazo con el sistema de sindicalismo peronista que lleva ya más de sesenta años en uso.

Porque entonces la izquierda radical, esa que carece de representación popular –como lo demuestra cada vez que intenta adquirir blasones en actos electorales- pero que dispone de fuerzas de choque capaces de inquietar al más valiente, se haría con el control de algunos gremios y comenzaría a ensayar su anticuadísimo y fracasado proyecto de lucha de clases, llevándola a las calles.

Los Kirchner lo lograron. Hoy, la Argentina se enfrenta a un dilema muy complicado, por obra y gracia de la crispación que han sabido insertar en la sociedad, en la cual ya no hay adversarios sino sólo amigos o enemigos.

Y ese dilema, a partir de la muerte de Ferreyra, puede describirse en estos términos: terminamos con el sindicalismo peronista –ese que todos sabemos corrupto y prebendario- y entregamos nuestro futuro al trotskismo en todas sus formas, o viceversa.

Ambas opciones son malas, muy malas. Porque, es cierto, la ciudadanía está harta, total y completamente, del modelo sindical vigente, expresado, por antonomasia, por Hugo Moyano y sus hijos. También es verdad que pueden democratizarse sus instituciones, y aumentar el control público sobre los fondos que los gremios manejan sin cortapisa alguna.

Pero ese proceso debería ser encarado con calma y tranquilidad, no en medio del negro período en que los argentinos vivimos hace más de siete años. Como la Ley de Medios, es algo que nuestro país se debe, pero no para transformarse en un mero instrumento de las apetencias oficiales.

Sin embargo, la otra opción, es decir, la que implicaría utilizar el cadáver de Ferreyra como ariete contra todo el sindicalismo peronista, llevaría a la sociedad a encontrarse, de la noche a la mañana, con la dialéctica de Raúl Sendic en la calle. El fundador de Tupamaros, al ser entrevistado por Pablo Giussani para su libro “Montoneros: la soberbia armada”, explicó que la dialéctica de la insurrección, en períodos democráticos, pasa por golpear permanentemente al gobierno, forzarlo a traspasar los límites autoimpuestos, hasta que se vea obligado a reprimir y, con ello, muestre su lado fascista.

Porque no debe olvidarse que, como dije más arriba y lo prueba el análisis de todas las elecciones habidas en la Argentina, la izquierda insurreccional carece de base de sustentación popular. Es más, la propia Ley de Reforma Política, diseñada y aprobada por el kirchnerismo para intentar conservar el poder, dejará fuera de la contienda a la enorme mayoría de esos grupúsculos que sólo adquieren personería virtual en la calle, a la cual llevan a la totalidad de sus adherentes, numéricamente incapaces de imponerse en las urnas.

Y el problema surge en este momento porque, como se vio anoche en Plaza de Mayo, todas esas organizaciones sociales y políticas están “corriendo por izquierda” a este Gobierno; es lo peor que pudo pasarle, porque la presencia de esa gente está mostrando a las claras cómo se deshace el disfraz de progreso y distribución con el que pretendió revestirse.

A partir de ahora, los Kirchner tienen frente a sí dos caminos, a cual más malo: se respaldan en Moyano e intentan conservar –en realidad, lo haría él y no la parejita imperial- el control de la calle, o lo enfrentan en una batalla perdida de antemano que, además, haría que cayeran en brazos de esa izquierda combativa que nada tiene que envidiar a las milicias socialistas de don Hugo Chávez.

Lo peor es que, muy a pesar nuestro, don Néstor sigue manejando –cual “mono con gilette”- la agenda nacional. Cualquiera sea el camino que elija, será terrible para nuestro país y hará que traspasemos, en un número terrible, esa frontera de la que habló Asis en su nota.

De un modo u otro, volveremos a los primeros 70’s, esa época aparentemente tan añorada –presumo que a ello se debe la inclusión de los asesinos del Regimiento 29 de Monte en la lista de los desaparecidos indemnizados- por este insano matrimonio, capaz de cualquier cosa para conservar el imperio económico que han sabido conseguir, en lugar de los laureles a los que hubieran debido aspirar.

Bs.As., 22 Oct 10

sábado, 16 de octubre de 2010

Batallas perdidas

Batallas Perdidas


“Zumban las balas en la tarde última.
“Hay viento y hay cenizas en el viento,
“se dispersan el día y la batalla
“deforme, y la victoria es de los otros".
Jorge Luis Borges


Ignoro si don Néstor o su distinguida cónyuge, doña Cristina, han leído a Borges y se sintieron así identificados con el imaginado Francisco Narciso de Laprida en su tarde última mientras escuchaban a don Huguito Moyano en River y veían frente a sí la multitud de fieles que ellos mismos ya son incapaces de convocar, ni siquiera pagando.

La pareja imperial lleva muchas derrotas en su haber, casi todas como goles en contra. Esta semana, fue el tener que vetar la ley del 82% móvil, que se agregó a larga lista que encabezó la Resolución 125 y que integraron la Ley de Medios, la caducidad de la licencia de Fibertel, la pelea por quedarse con la parte de Telecom Italia, etc..

Este viernes 15, sin embargo, tengo la seguridad de que los Kirchner sintieron un escalofrío al entrar al estadio y enfrentarse a ese Frankestein al que, si bien no han creado, han permitido crecer y ya tiene vida propia y poder superior.

Todas las alianzas que el tirano de Olivos conserva estaban basadas en las mutuas armas letales que esos presuntos “amigos” conservan en sus manos apuntando al aliado. Y la gran apuesta que todos nos hacíamos era cuándo se rompería ese equilibrio precario.

Porque, en todos los casos, los que militaban –algunos aún lo hacen- en las filas kirchneristas hicieron suya esa antigua máxima romana: si vis pacem, para bellum. Debemos reconocer que no es un descubrimiento de este período, pero nunca había sido tan explícita su uso como en este período.

Los ejemplos sobran: Kirchner puede cortarle los fondos a don Danielito, pero el incendio de la Provincia quemaría Olivos; lo mismo sucede con los barones del Conurbano.

Con Moyano, hasta el viernes, la situación estaba dada porque uno podía parar el país en una hora y el otro, con un llamado a Comodoro Py, meterlo preso.

Pero el viernes todo cambió. Moyano jugó a la perinola y salió “toma todo”. Y don Néstor y doña Cristina no tuvieron más que contemplar como el camionero se llevaba todas las fichas de la mesa.

A partir de ahora, la relación de fuerzas ha cambiado, pues será don Hugo quien marque el ritmo de la orquesta oficial. Veremos tiempos complicados por delante.

Esa brutal modificación del panorama repercutió en Mar del Plata, donde IDEA celebraba su coloquio anual. Que el proyecto de participación en las ganancias de Recalde, que no pasará por el Congreso (salvo que la oposición decida suicidarse) se transformó, por obra y gracia de las imágenes de River, en el tema principal entre los industriales.

Y también tendrá una marcada influencia en el resultado de las elecciones presidenciales, cuando quiera que éstas se lleven a cabo. Porque quien pretenda ganarlas tendrá que explicar muy claramente, y convencer, a la ciudadanía que tiene la fuerza, la capacidad y el coraje de detener –en todas las acepciones de la palabra- al “hombre del camión”.

Otra vez, parece, los argentinos deberemos optar por el mal menor. Porque no puedo imaginar qué sucedería en el país si eligiéramos como presidente a alguien que carezca de esas condiciones.

O, por el contrario, será la hora de que nos pongamos los pantalones largos. Eso sólo se puede hacer replicando, hoy, lo que intentaron hacer Perón y Balbín en 1973: un gobierno de unión nacional, en el que los mejores hombres de todo el espectro político asuman la responsabilidad histórica y tomen, juntos, el timón de la Historia. ¡Qué mejor día que éste, sesenta y cinco años después!

Un párrafo final para agradecer a Dios que haya permitido a Humberto Bonanata, el Director de Notiar, atravesar el duro trance quirúrgico que lo ha alejado de estas páginas desde hace ya más de tres semanas. Como nos informó ayer la Secretaria de Redacción, se está recuperando. Mi cariñoso saludo a él y su familia.

Bs.As., 17 Oct 10

jueves, 14 de octubre de 2010

Carta abierta al Presidente de Chile

Carta Abierta al Excmo. Señor
Presidente de la República de Chile,
D. Sebastián Piñera
"De tumbo en tumbo aún llameaste y cantaste
"de pie como un marino en la proa de un barco"
Pablo Neruda





Como ser humano, debo confesarle que, a mis sesenta y cuatro años, lloré de emoción al asistir por televisión al rescate de los treinta y tres valientes que pasaron setenta días en la mina, a setecientos metros de profundidad.

El pueblo de Chile, al que tanto conozco y tanto admiro, ha dado en estas horas una muestra de cómo debe comportarse una verdadera nación ante la adversidad, como lo hizo cuando fue golpeada por un sismo terrible unos pocos días antes de que usted asumiera su cargo.

Las relaciones entre nuestros países han sido dificultosas –por ser cauto- hasta la década de los 90’s, cuando la sensatez de gobiernos y cancillerías llevaron a poner fin a la disputa por los límites, la misma que casi nos lleva a la guerra en 1978 y que sólo fue evitada por la mediación papal, encarnada en el Cardenal Samoré.

Señor, la gesta que concluyó anoche llena de orgullo a la humanidad y a los sudamericanos. Y el éxito debe atribuirse a toda la ciudadanía chilena y a las instituciones de su República.

El Estado, en este caso, ha dado una muestra cabal de eficiencia, de unidad de objetivos, de capacidad y, sobre todo, de representar la voluntad de todo un pueblo.

Es por esto que, como argentino y en nombre de mis compatriotas, debo pedirle disculpas y, a través suyo, a todos los chilenos.

Disculpas por la forma en que mi país ha tratado a la Justicia del suyo. Que la Presidencia de la República Argentina concediera refugio al criminal terrorista Galvarino Sergio Apablaza Guerra, el asesino de un senador y secuestrador de un empresario, todo ello en democracia, ha constituido un verdadero insulto a Chile y a sus instituciones –que no lo han merecido en modo alguno- y, por sobre todo, nos ha mancillado como país.

En ocasión del terremoto, el suyo ya había dado muestras de fortaleza nacional, de unidad de destino y, sobre todo, de confianza en sus instituciones, esas que doña Cristina no hesitó en agraviar y en descalificar. Porque como todos sabemos, señor Presidente, Apablaza no era reclamado para ser objeto de una venganza sino para ser juzgado por los Tribunales de su República, a los cuales todo el espectro político chileno respeta por su independencia y seriedad.
Soy abogado y, como tal, sé que las elecciones constituyen un verdadero mandato que el pueblo concede a sus gobernantes. Pero también sé que ese mandato debe ser ejecutado y cumplido dentro de sus límites; cuando el mandatario se excede en los poderes que le han sido otorgados, debe ser juzgado por ello. Y doña Cristina lo será, no lo dude.

Pero también debo pedirle disculpas por la “diplomacia presidencial” que encabeza nuestra inefable Presidente. Mientras Ud., señor, hacía guardia en la boca del pozo de rescate, su colega argentina twitteaba sin parar, utilizando el drama de Copiapó que afligía al mundo para burlarse de la oposición interna y de la prensa independiente, a la que tanto agrede cotidianamente, en una nueva y clara muestra de la banalización a la cual es tan afecta.

Durante el gobierno de su antecesora, Michelle Bachelet, Chile debió compulsivamente, porque estaba en riesgo su desarrollo mismo, “independizarse” de la Argentina en materia de gas; los permanentes cortes del suministro a los que fue sometido, todos debidos a la criminal política energética que nuestro Gobierno puso en marcha a partir de 2003, obligaron a su país a radicar las plantas de regasificación, por las cuales hoy Chile debe sentirse orgulloso, a pesar de sus mayores costos respecto al producto que hubiera debido llegar por los ductos.

Pero, sépalo señor, nuestros pueblos son hermanos, y lo seguirán siendo mucho tiempo después que los Kirchner se hayan inexorablemente transformado en polvo en manos de la historia. Los argentinos deberemos pagar por los errores cometidos, y esta etapa será, sin duda, uno de los más graves, pero pasará. Y cuando ello ocurra, otra vez nos abrazaremos a los chilenos en los Andes.

No voy a pedirle disculpas, en cambio, por los dichos de Diego Maradona. No corresponde que lo haga, porque el emisor no reviste importancia alguna, más allá de sus efímeras glorias futbolísticas. Hacerlo, señor, sería otorgarle una entidad de la que carece. Sólo la estupidez de algunos –compartida por nuestro Gobierno, que lo transformó en Frankfurt en uno de los íconos de nuestra cultura (¡otra muestra de banalización!)- lo hace aparecer hoy como modelo, cuando su conducta debiera ser reprobada por unanimidad.

Me despido, señor Presidente, con admiración y con envidia. La misma que suscitan en el alma de mis compatriotas otros gobernantes de la región, como Santos, Lula, García, Mujica y, por supuesto, usted.

Un enorme y respetuosísimo abrazo, que le ruego extienda al resto de sus compatriotas.

¡Viva Chile, mierda!

Bs.As., 14 Oct 10

sábado, 9 de octubre de 2010

Argentina en el laberinto (Editorial de Notiar)

Notiar

Editorial 10 Oct 10

Argentina en el Laberinto

“Aunque remontes el vuelo como un águila

y entre las entre las estrellas pongas tu nido,

también de allí te haré descender, dice el Señor”

Abdías

A quienes nuestras obligaciones laborales nos imponen la gratísima obligación de relacionarnos permanentemente con extranjeros, nos cuesta mucho intentar explicarles cómo funciona la Argentina, especialmente ahora, cuando los Kirchner han conseguido introducir al país en un laberinto que incluye tanto la economía cuanto la política, interna y externa.

Porque, en términos macro, la economía parece todavía saludable, aún cuando su aspecto no condiga con lo que sucede dentro de su “organismo”, especialmente cuando el termómetro está indicando una temperatura elevada (léase, inflación y pobreza, revaluación del peso, subsidios), que el “médico” niega.

La semana que termina estuvo signada, para adentro, por dos hechos, a cual más importante. El primero fue, como es obvio, el fallo de la Corte que, en la práctica puso al grupo Clarín a salvo del desmembramiento que don Néstor pretendía imponerle antes de las próximas elecciones presidenciales. Esa sentencia, además, tuvo un marcado mensaje político al Poder Ejecutivo al ser refrendado por todos los ministros del Tribunal supremo; don Néstor recibió, con ello, una serena pero inflexible respuesta al ataque infame que, ordenada por Olivos, consumara doña Hebe unos días atrás.

El fallo en cuestión, por supuesto, condujo a doña Cristina, presumo que como militante y no como Presidente, a infames y breves diatribas en Twitter, secundada por sus “barrabravas” informáticos, don Aníbal y el propio don Héctor Twitterman.

Pero el laberinto condujo a la realidad a un nuevo ángulo y a nuevos caminos. El segundo hecho relevante de la semana fue el acto al que, en respaldo institucional a don Peralta, el Gobernador de Santa Cruz, convocara don Néstor en Río Gallegos, y al que consiguió arrear a otros catorce mandatarios provinciales necesitados aún del favor financiero del tirano.

A su vez, ese acto tuvo dos aristas remarcables. La primera fue la ausencia de nuevos ataques a la Corte, que tantas malas noticias ha dado últimamente a la Presidente y su marido, que pareciera indicar un cambio del rumbo los llevaba a un choque frontal y a un conflicto de poderes de incierto pronóstico. Desde otro ángulo, al enfatizar la independencia de los jueces, Kirchner mandó llamar a silencio a los twitteros, incluida su propia esposa.

Además, esa modificación en la calificación y en la confrontación puede ser leída como una fuerte concesión de don Néstor a sus -hasta ahora- aliados gobernadores, que nuevamente veían en el escenario electoral al fantasma de Herminio Iglesias prendiendo fuego a la candidatura de Italo Luder.

Pero lo más curioso –o lo más laberíntico- fue oír al propio interesado, don Néstor, informar que cambiaría su domicilio nuevamente a Río Gallegos. Implica, por ejemplo, su renuncia a la imaginada candidatura a Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, elaborada en las usinas de Olivos para disciplinar a don Danielito y calmar sus eventuales ansias separatistas del aparato de poder kirchnerista, y deja varios interrogantes sobre el escenario: ¿querrá ser gobernador de Santa Cruz, la provincia en la que el oficialismo recibió una paliza en julio de 2009? ¿serán sólo esos los fueros que busca para evitar pasear por Comodoro Py? ¿se postulará a Presidente o reimpondrá otra vez a doña Cristina?

Regresando al principio de esta nota, resulta complicadísimo explicar a quien vive en un país normal que los límites a la tiranía hoy son marcados en la Argentina por el Poder Judicial y no por la oposición, pese a que ésta derrotó al oficialismo hace poco más de un año.

En materia internacional, y más allá de las desagradables –pero negadas- consecuencias políticas de la afrenta a las instituciones chilenas y a su democracia por el otorgamiento de la calidad de refugiado político a Apablaza, que desmerecen y debilitan la posición a frente a Irán, otro hecho importante fue la visita de doña Cristina a Ala, para inaugurar el curioso stand argentino y, como siguiente país anfitrión, la propia feria de Frankfurt.

Los aspectos curiosos –la iconografía, con Maradona, Gardel, Evita, y las gigantografías, con doña Cristina y don Néstor, y la notoria ausencia de literatos argentinos valiosos- ya han sido señalados por todos los medios, nacionales e internacionales y, por ello, no vale la pena insistir sobre el tema. Tampoco lo merece el comentario de la Presidente a un medio alemán, luego desmentido por ella, acerca de sus imaginarios períodos de encarcelamiento durante el Proceso.

Pero, en cambio, vale la pena detenerse sobre la insólita pretensión de nuestros excelsos gobernantes de no someter los números de la economía a la revisión del FMI. Y digo insólita por cuanto, como bien explicó el Vicepresidente del organismo, esa obligación no es con el Fondo sino con el resto de los países del G-20, ente que el nuestro preside pro tempore, a los cuales la Argentina pretende ir a pedir dinero.

Fue, en ese sentido, notable la ofensa de don Amadito con los periodistas de Clarín y La Nación cuando éstos preguntaron acerca del tema, ya que reaccionó comparándolos a los judíos a los cuales los nazis obligaban a limpiar las cámaras de gas después de cada ejecución masiva.

Parece que los funcionarios argentinos, a pesar de lo familiarizados que están con las nuevas redes sociales, ignoran que sus comentarios son rápidamente reproducidos por todos los medios de prensa internacionales, amén de la propia Internet. Una prueba de ello son los calificativos aplicados por don Héctor Twitterman a las expresiones del Senador chileno que reclamó la extradición de Apablaza.

Pero fue en Alemania donde doña Cristina sufrió los mayores daños a la imagen de estadistas globales que ahora pretenden construir los Kirchner, desde la Presidencia de la Argentina y desde la Secretaría General de la Unasur. Que la mujer del tirano pretendiera pasar por ese país hablando sólo de cómo entiende ella la cultura nacional, no podía –y no lo fue- ser aceptado por la señora Angela Merkel quien, con preguntas acerca de cómo va la Argentina a pagar sus deudas con el Club de París, “apretó” fuertemente a nuestra primera mandataria, tanto que ésta no pudo dejar de mostrar su rostro más deformado por la incomodidad.

Doña Cristina cree que, poniendo su mejor cara de yo-no-fui, conseguirá recorrer el mundo impunemente, es decir, sin que nadie le reclame lo que nuestro país debe y, pudiendo, se resiste a pagar.

Tampoco hizo un buen papel, ni siquiera digno, cuando, para contrarrestar de algún modo los cachetazos recibidos por el tema de la deuda, pretendió poner en apuros a la Canciller alemana reclamando que su país dejara de imponer barreras al ingreso de las exportaciones argentinas. Olvidó –ella también- que el mundo está permanentemente al tanto de lo que sucede en nuestro país y ello hizo que se sorprendiera cuando la señora Merkel, muy educadamente por cierto, le recordó que Argentina impone fuertes impuestos a sus exportaciones y que, a través de don Guillermito, el gritón amenazante, ha dificultado en gran medida las de carnes, con consecuencias tan graves como las que estamos padeciendo (léase aumento de precios, escasez, pérdida de mercados e incumplimiento de las exportaciones pactadas bajo el régimen de la cuota Hilton).

No sé si los tiempos inmediatamente por venir serán buenos o malos, pero no tengo ninguna duda acerca de que continuarán siendo tan laberínticos como los actuales, Don Néstor, a pesar de no acertar una sola bola en mucho tiempo, sigue siendo el dueño del casino, seguramente por defecto de quienes, a esta altura, ya debieran estar haciendo cola para cobrar sus premios.

Y de esa mente tan particular, tal vez porque sabe que no podrá conservar el poder pacíficamente, se puede esperar cualquier cosa.

Para terminar, una noticia importante para quienes sabemos de su inquebrantable vocación republicana y de su familiar sacrificio diario: Humberto Bonanata ha pasado por el quirófano con todo éxito y pronto lo tendremos nuevamente al frente de Notiar.

Bs.As., 10 Oct 10

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lunes, 4 de octubre de 2010

Autogolpe en Macondo

Autogolpe en Macondo

“Cabe preguntar qué vale más, si aquellos años

de guerra abierta, cruel pero varonil, o los

presentes de asfixia moral, de lepra sorda,

de cobardías y de sensualismos de camastros”. Leopoldo Lugones

En función de un análisis de los escenarios posibles y, sobre todo, de la personalidad de los Kirchner y del imperio económico que han sabido forjar, hace mucho tiempo que sostengo que no podremos desalojarlos del poder ni siquiera con votos. Hasta ahora, quienes criticaban esa postura me exigían que, también, describiera a qué artilugio podrían recurrir para postergar las elecciones, convencidos de su derrota y del muy amargo fin de fiesta que les traerían aparejado; un caos provocado en las calles, y la declaración del estado de sitio para contenerlo, me parecían la alternativa más probable. En esa ecuación, obviamente, introducía a D’Elía, a Pérsico, a Esteche (Quebracho) y, en los últimos tiempos, a Milagro Salas. Esta mañana, sin embargo, creo haber encontrado otro camino, menos obvio en cuanto a la atribución de su autoría, que podrían recorrer don Néstor y su corte de energúmenos para conseguir el mismo objetivo dilatorio. Es, casi, un dogma la aseveración que dice que los argentinos sólo reaccionan cuando les tocan su órgano más sensible, el bolsillo. Pese a que no hubo protesta masiva alguna cuando fueron confiscados los ahorros privados en las AFJP’s, puedo compartir ese dogma y, sobre él, este nuevo artilugio que creo haber descubierto se torna más factible. Como nos explicó Diego Cabot en su columna de ayer en La Nación, (http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1310460) las tarifas de la energía y del transporte requieren, para mantenerse en el nivel actual, de ingentes subsidios que el Estado dejará pronto de poder pagar; cuando eso suceda, se verá como se multiplican por tres esos precios. Y eso no incluye, naturalmente, a las inversiones que se requieren –US$ 4.500 millones anuales, durante 15 años- para que la oferta energética permita y acompañe el crecimiento de la economía. Por lo demás, un dólar cuyo precio en pesos aumenta cinco veces menos que la inflación –esa que no existe, según don Amadito- más temprano que tarde atentará gravemente contra las exportaciones mientras, contemporáneamente, detendrá el crecimiento por la fuga de capitales y por su destino a la inversión no productiva (ladrillos), la única que, en el imaginario popular, permite poner los ahorros a salvo de las desmanejos de los gobiernos. Entonces, ¿podría estar pergeñando don Néstor un nuevo “rodrigazo” como detonante del caos que necesitaría para ganar tiempo antes de la derrota anunciada? Quienes vivimos ese momento de la historia económica argentina –los anuncios de Celestino Rodrigo. Ministro de Economía de Isabel Martínez de Perón fueron realizados el 4 de junio de 1975- recordamos claramente la enorme reacción que produjeron, encabezada por una CGT que se había transformado, en los hechos, en opositora por la presión de sus bases, que veían la insensata licuación instantánea de sus salarios. Pero algunas cosas, fundamentales, son diferentes hoy. Ni Néstor ni Cristina son personajes débiles, como era la viuda de Perón, y Moyano no puede ni quiere transformarse en opositor; un oportuno llamado incitador desde Olivos a Comodoro Py podría trasladar sus huesos a la cárcel, compartiendo causa y celda con Zanola y los implicados en la mafia de los medicamentos y en los saqueos a las obras sociales. La CTA, también por obra y gracia del tirano de Olivos, está inmersa en un proceso de fracturación que, al menos, le impediría resistir unida a u sinceramiento instantáneo de la economía. En resumen, no parece que haya, actualmente, alguna organización que pudiera provocar, con su protesta, la salida del Gobierno, ni existe un paso intermedio, como fue la expatriación de López Rega. ¿Es factible, hoy, un escenario de ese tipo? No tengo, en absoluto, certeza alguna al respecto, pero me parece que podría transformarse en el detonante o la chispa que generara ese caos al que hice referencia, que serviría de excusa para dar un auto-golpe a los Kirchner. Esta misma semana, el amigo don Rafael Correa acaba de poner en escena una obra teatral similar; si bien García Márquez imaginó a Macondo en Colombia, América Latina completa podría ser su ubicación. Usó una mera protesta salarial de los policías de menor rango para transformarla en un conato de golpe de estado, con tentativa de magnicidio incluida. Ese montaje –casi una obra de arte, televisada en directo para el mundo entero- no sólo sirvió para galvanizar a sus fieles sino que le permitió obtener un respaldo internacional a la falsa democracia ecuatoriana, y un salvoconducto para intentar profundizar su propio “socialismo del siglo XXI”, que comparte con Chávez, Ortega y Evo Morales. Que Santos, Piñera, Mujica y Alan García se prestaran a participar de la farsa habla muy a las claras de la incontenible presión intelectual de las izquierdas retrógradas y populistas sobre la racionalidad y la institucionalidad de los regímenes verdaderamente democráticos y representativos. Sólo Lula se abstuvo de confirmar, con su presencia, la mascarada; básicamente porque, siendo un hombre de izquierda pero moderno y sensato, no quiso convalidar esta payasada. Los Kirchner, que son más incorregibles que lo calificado por Borges, están viendo caer, día a día, los personajes que integraban su altar, doméstico e internacional. Chávez perdió nada más que las mayorías especiales sólo porque amañó la ley electoral y sus circunscripciones para beneficio propio; de todas maneras, su caudal propia ha mermado en forma importante. Sin embargo, el mismo Chávez derrotado anunció ayer, en su programa “Aló, Presidente”, más expropiaciones y la entrega de armas a sus milicias populares. ¡Qué tentación para don Néstor! Yasky, con su derrota ante Micheli, preanuncia qué sucederá con Moyano tan pronto el sol kirchnerista deje de enviar sus benéficos rayos monetarios a los sindicatos, y el Conurbano y sus barones han comenzado a decir ‘no’ a las pretensiones de Olivos de implantarles listas colectoras en sus distritos, mientras algunos gobernadores –hasta el manso Capitanich- ya piensan en dividir las elecciones para no ser arrastrados por la impopularidad de la parejita imperial. El Palacio de Justicia –ese que Bonafini confundió con La Bastilla- ha puesto un freno cierto a las aspiraciones de don Néstor; si éste quiere implantar su tiranía, deberá recurrir a otros métodos, no republicanos. Y Comodoro Py puede transformarse, en breve plazo, en otra fuente de inquietudes graves para el matrimonio imperial y sus cómplices. El propio Parlamento, que sancionó una Ley de Protección de los Glaciares a contramano del Gobierno, dio una muestra muy clara de la falta de convocatoria que ya tienen las misiones mesiánicas de Olivos. Don Aníbal, ese malevo de pacotilla al que algún fiscal debiera imputar por sus agravios a los ministros de la Corte, la gran madre y todos los demás, sólo hablan cuando Kirchner los manda, y es obvio que el mandato llegó esta semana, cuando en Olivos se convencieron de la imposibilidad de contar con un grupo Clarín desmembrado antes de las elecciones. Como esa es, a los ojos de don Néstor, la gran batalla por la supervivencia, recurrirá a otros artilugios, tampoco republicanos y, me temo, más violentos. La pólvora de todos los cañones susceptibles de ser disfrazados de institucionales se ha mojado, y eso hará que se recurra a otras armas, en todos los terrenos. Ya se desconocen fallos de la Corte, se da refugio a los asesinos, se organizan marchas para desestabilizar al Poder Judicial, se paraliza al Congreso, se insulta descaradamente desde los medios oficialistas, se paralizan industrias de propietarios rebeldes, se reescribe la historia, ¿qué más? Para completar ese cuadro, resta imaginar cómo será la reacción cívica ante las agresiones que los Kirchner continuarán consumando diariamente a una democracia tan endeble como la nuestra. ¿Nos mantendremos en esta apatía generalizada que les ha permitido llegar hasta aquí? ¿Seguiremos permitiendo este cúmulo de arbitrariedades? ¿Cómo explicaremos a nuestros hijos y nietos que, cuando la República estaba en juego, nos quedamos cómodamente en casa, mirando la realidad por televisión?

Bs.As., 4 Oct 10




domingo, 3 de octubre de 2010

Fuegos de artificio (Editorial de Notiar)

Notiar
Editorial del 3 Oct 10
Fuegos de Artificio


El Director de Notiar, Humberto Bonanata, a quien deberá practicarse una intervención quirúrgica esta semana, me ha concedido el honor de escribir la editorial dominical en su reemplazo. Vaya pues, además de mis deseos de una pronta recuperación, mi profundo agradecimiento por esta encomienda.

La semana que acaba de terminar estuvo signada por la rebelión policial, curiosamente a cargo de suboficiales y tropa, contra una medida salarial que la mayoría oficialista impuso en el Congreso ecuatoriano.

En realidad, no fue así. Mediante un extraño ritual que empuja a los mejores presidentes de América del Sur a plegarse a las maniobras “marketineras” de sus pares pseudo progresistas, el eje de la semana fue un montaje que hizo aparecer una simple huelga de los cuadros policiales inferiores, que veían recortados sus ingresos, en una tentativa de golpe de estado, con magnicidio incluido.

Debo reconocer que don Rafael Correa realizó un espléndido montaje de su representación teatral y, sobre todo, que tuvo un fantástico éxito en el mundo entero. Que el precio de esa escenificación se haya traducido en cinco muertos y casi doscientos heridos debe considerarse menor, si el resultado fue la tan amplia repercusión y el gigantesco respaldo que obtuvo un régimen que, con matices, tiende a parecerse a Venezuela en su tentativa por instalar el “socialismo del siglo XXI”.

Continuando con el análisis de los aspectos internacionales de esta última semana de septiembre, también merece un párrafo la concesión del status de refugiado político al asesino Apablaza, reclamado por Chile no para encerrarlo sino, previamente, para juzgarlo en sus Tribunales, por lo demás enormemente respetados, tanto por sus propios ciudadanos cuanto por los inversores extranjeros, que llegan en tropel.

Dando una nueva prueba de su facilidad para el doble discurso, mientras reclamaba en la ONU que Irán entregara a los imputados por el atentado a la AMIA para juzgarlos en Argentina (o en un país neutral), Cristina negaba Santiago ese mismo derecho, como ya había hecho, años atrás, su marido en el caso del terrorista etarra reclamado por Madrid.

El tercer hecho relevante de la semana fue la concentración que el oficialismo consiguió realizar –a fuerza de muchos ómnibus- ante el Palacio de Tribunales. La “madre de todos” (Kirchner dixit) llamó a tomarlo, en caso de que la Corte Suprema de Justicia de la Nación –recordemos, uno de los tres poderes del Estado- no fallara rápidamente y de acuerdo a las necesidades del oficialismo.

Lo grave no es que Hebe Bonafini lo haya dicho, pues es sólo un episodio más en la larga cadena de delitos impunes que esta demente ha cometido contra la democracia argentina. Lo preocupante es que ninguno de los funcionarios, encabezados por Mariotto, o legisladores presentes, como Gullo, o los miembros de la parejita imperial hayan puesto distancia de sus dichos.

Pero recordemos que exactamente lo mismo sucedió cuando otro delincuente consuetudinario, como Luis D’Elía, tomó por asalto una comisaría de la Policía Federal, o cuando los sindicalistas de Moyano bloquean las plantas industriales de aquéllos a los que el Gobierno ya considera enemigos.

Estamos viviendo, en Argentina, tiempos difíciles, y lo serán más hasta diciembre de 2011. Pero, a pesar de nuestra tendencia a vernos como el centro del mundo, todo lo que ocurre aquí ha sido siempre reflejo de lo que sucede en el resto de la región, a la que atraviesan periódicas “modas” en materia de regímenes de gobierno.

Hoy, en ese sentido, será un punto de inflexión en el futuro inmediato de América Latina. Doscientos millones de brasileños concurrirán a las urnas para elegir, como sucesora de Luis Inácio Lula da Silva, a Dilma Rousseff. Es altamente probable que no se requiera un ballotage, pues el Presidente ha logrado transferir a su heredera una parte importante de su imagen, que hoy consideran positiva el 86% de sus compatriotas.

De todas maneras, el análisis de ese futuro inmediato debe mirar con atención cómo actuará esa señora: como simple marioneta de Lula, para que éste regrese triunfal en 2015, o con verdadera independencia.

Siendo, como es, Brasil el único país regional que hoy se sienta, por derecho propio, entre las grandes naciones del globo, la respuesta a la pregunta implícita en el párrafo anterior marcará la próxima década, también en la Argentina. No olvidemos cuán vinculado está nuestro crecimiento, más allá de la santa madre soja, a las importaciones brasileñas y, menos aún, no dejemos de observar cómo funcionarán los sistemas regionales (Mercosur, OEA y Unasur) con Dilma sentada en el Planalto.

Resulta imposible adivinar cuáles serán los hechos que marcarán la semana que hoy comienza, pero tengo la más absoluta seguridad que el domingo próximo nos encontrará aún más asombrados.

Bs.As., 3 Oct 10