viernes, 29 de abril de 2022

Buenas, pero insuficientes, noticias

 


Buenas, pero insuficientes, noticias

por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 835)

 

“El precio de la libertad es su permanente vigilancia”.

 Thomas Jefferson

 

No ignoro que lo que sucede en la Justicia, pese a su esencial importancia institucional y republicana, nada tiene que ver con las cotidianas preocupaciones de la sociedad, cuyas prioridades lamentablemente se reducen a sobrevivir y, en el caso de la clase media, evitar caer en la pobreza donde ya está la mitad de la población del país, a pesar de tratarse, en muchos casos, de trabajadores registrados y con salarios asegurados. Para entender mejor la situación en que se encuentra la Argentina, basta con decir que sólo el 10% más alto de la pirámide social tiene ingresos que superan los US$ 500 ($ 100.000.=) mensuales; ¿se los puede llamar ricos?

 

Sin embargo, esta semana se produjeron algunos hechos sumamente positivos que pasaron por debajo del radar ciudadano, tanto en Tribunales y el Consejo de la Magistratura cuanto en el Colegio Público de Abogados de la Capital Federal, donde están matriculados todos los profesionales habilitados para ejercer en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en los juzgados federales de todo el país.

 

El Presidente de la Corte Suprema asumiera, pese a la ofensiva en contra de Cristina Fernández y los bastardos senadores que tanto miedo le tienen, asumió la Presidencia del Consejo, el organismo que, además de administrar el Poder Judicial, designa y destituye a los jueces nacionales y federales. Horacio Rosatti, de él se trata, tomó juramento a los consejeros que resultaron electos por los jueces, los académicos y los abogados; los legisladores tienen sus designaciones cuestionadas en la Justicia. En su primera reunión, y por unanimidad, excluyó de un concurso para ascender a Casación al corrupto Juez Federal de Mendoza,

 

El Senado, después de la jugarreta de la PresidenteVice que dividió el bloque oficialista del Frente para Todos y creó uno nuevo –Unión Ciudadana- al que atribuyó la condición de segunda minoría, le robó a Luis Juez ese cargo y, en su lugar, designó a Claudio Doñate quien, amén de ser un soldadito incondicional de la emperatriz hotelera, no reúne los requisitos mínimos –ocho años de ejercicio como abogado- que el reglamento del Consejo impone. A la inversa, la nominación de la Diputada Roxana Reyes, perteneciente a la UCR, fue denunciada por el oficialismo. Aún logrando sentar a Doñate, el kirchnerismo sólo logrará empatar el número de consejeros, lo cual garantiza la paralización del ente hasta noviembre, cuando todos los cargos deberán ser renovados; la futura integración no promete felicidad a Cristina Fernández y sus ansias de impunidad.

 

Ello así por cuanto las elecciones celebradas en el Colegio de Abogados mencionado más arriba dieron el triunfo a una lista de unidad, encabezada por Ricardo Gil Lavedra, que reunió a todos los letrados que se identifican con las diferentes variantes de la oposición al Gobierno; léase como se lo haga, expresa el hartazgo social por la rampante corrupción y el descomunal saqueo al que ha sido sometido el país, cuyos responsables no están presos porque aún gozan de fueros y privilegios que prolongan, indefinidamente, los juicios en que están imputados.

 

Otro signo positivo de los tiempos actuales se dio el jueves cuando, tardía (tres años de demora) y tímidamente, la Corte Suprema concedió al Tribunal Oral que deberá juzgar la “Causa Cuadernos” el derecho a contratar tres secretarios letrados adicionales para acelerar el trámite. Ese gigantesco proceso tiene más de 120 acusados, entre funcionarios de todo nivel y empresarios, muchos de los cuales se “arrepintieron” y confesaron haber recibido o pagado enormes coimas en efectivo, la mayor parte de las cuales era entregada en bolsos en el domicilio particular de la familia Kichner, en la esquina de Juncal y Uruguay, recibidos por Daniel Muñoz, el fallecido secretario del fundador de la dinastía de ladrones.

 

En otro campo, o sea, en la oposición política, también hubo novedades, muchas preocupantes. Desconectada por completo de la realidad en la que está sumergida la sociedad, o sea, sus votantes, se ha puesto a discutir agriamente el sexo de los ángeles, traducido en candidaturas para las elecciones que tendrán lugar dentro más de un año. El factor Javier Milei, con su sorprendente crecimiento en las encuestas y la discusión por su incorporación a Juntos por el Cambio, se ha transformado en una disrupción en la voluntad de la alianza de mantenerse unida hasta entonces; lo más raro es que el líder libertario, al menos por ahora, no ha manifestado ningún interés en ese sentido.

 

El propio Presidente de la UCR, el Gobernador jujeño, Gerardo Morales, que es quien más se opone a esa imaginada incorporación, quedó en medio de una situación que puede llevar al hundimiento de sus aspiraciones de presidir el país el año próximo. Su interés en la elección de un Juez federal con competencia electoral en Jujuy, y la oscura negociación que, dicen, habría llevado adelante para facilitarla con su amigo y socio provincial, el aceitoso Sergio Massa, actual Presidente de la Cámara de Diputados e integrante de la despareja trilogía que llegó al poder en 2019, ha hundido aún más el muy escaso prestigio del que gozaba.

 

Pero si la oposición no toma urgente conciencia de las necesidades reales de la sociedad y le propone ya mismo soluciones para ellas, llevándole la esperanza de un futuro mejor y alcanzable, la probabilidad de un violento estallido, impulsado por la inflación y por el consecuente deterioro del poder adquisitivo, que será infiltrado por agentes vandálicos del castro-chavismo y del narcotráfico, será cada vez mayor.

 

Bs. As., 30 Abr 22

viernes, 22 de abril de 2022

Cunde el pánico

 


Cunde el pánico

por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 834)

 

“Un hombre sin ética es una bestia salvaje soltada a este mundo”,

 Albert Camus

 

Lamento, seriamente, haber acertado en mi pronóstico acerca de la presunta opción que tenía Alberto Fernández entre independizarse de Cristina Fernández o someterse en forma definitiva a su voluntad, que enuncié la semana pasada. El MemePresidente confirmó que es un cobarde pusilánime al negarse a despedir a los miembros de La Cámpora que manejan las principales cajas del Estado y, sobre todo, al encabezar el acto de lanzamiento (¡otra vez!) del futuro gasoducto “Néstor Kirchner” (¡otra vez!) rodeado por el Secretario y el Subsecretario de Energía, a quienes Martín Guzmán, el Ministro de Economía del que teóricamente ambos dependen, intentó en vano echar varias veces del Gobierno.

 

Si no fuera tan trágico, resultaría sólo ridículo que la ocasión sirviera para conmemorar un nuevo aniversario de la creación de YPF, también presidida por un camporista, la compañía utilizada por el kirchnerismo para saquear al país, sacrificando en el camino el autoabastecimiento energético, que tanto dinero costó con la expropiación de su 51% y que, ahora, permitirá a Cristina hacerse con varios miles de millones de dólares más cuando la Juez Loretta Preska, de Nueva York, falle contra la Argentina en el pleito que sus testaferros instauraron por los buscados defectos de ese proceso. Todo lo conté hace casi cuatro años, en la nota “Cristinita, ¿otros US$ 5000 millones?” (https://tinyurl.com/bdej2bs2).

 

La viuda de Kirchner, que podría haber sido musa de Camus, patéticamente sacó otro conejo de la galera pero se lo ve viejo y desdentado. La sorpresiva división del bloque del Frente de Todos en el Senado, que ejecutó para robarle a Juntos por el Cambio una silla en el Consejo de la Magistratura, dejó expuesto cuánto pánico siente la PresidenteVice. No es para menos, ya que cuanto intentó para lograr la impunidad para sus múltiples crímenes (“democratización” de la Justicia, reforma de la ley que regula la Procuración General, cobertura de juzgados claves con jueces militantes, etc.) y la absolución de la historia, terminaron en sonoros fracasos. Su propuesta de ampliar la Corte a nueve miembros tendrá igual final ya que, si bien puede imponerla en la Cámara alta, no obtendrá allí la mayoría especial necesaria para designar a quienes deban ocupar las nuevas sillas.

 

La política se ha inmiscuido en el Poder Judicial, socavando así uno de los tres pilares sobre los que está asentada la República. Ese pecado lo cometieron todos los gobiernos y partidos desde que el Consejo de la Magistratura fue creado en la reforma constitucional de 1994; basta recordar las recientes elecciones de consejeros de los cuatro estamentos (legisladores, jueces, abogados y académicos), en las cuales se expuso, como atracción e incentivo para los electores, la filiación de cada candidato. Las nefastas consecuencias que esto produce se ven, por ejemplo, en la permanencia del Juez Federal Walter Bento, de Mendoza, procesado por infinidad de delitos pero protegido por el kirchnerismo en el organismo.

 

Atribulada por el terrible deterioro de su situación personal y por la falta de futuro que ve en sus hijos, la sociedad no sabe qué es y qué función cumple ese Consejo, que, además de administrar al Poder Judicial, designa y remueve a los jueces; sin embargo ése es el campo donde se está librando la actual y crucial batalla entre la República y la dictadura, entendida ésta como la concentración del poder en manos del oficialismo, que la busca tanto para garantizar la impunidad de la emperatriz hotelera cuanto para imponer un modelo socio-económico similar al que padece Venezuela. Para comprobarlo basta con observar cómo se comporta el Gobierno en todos los foros internacionales en los cuales ampara, con su voto o su abstención, a los émulos regionales de Nicolás Maduro, como Daniel Ortega, en Nicaragua, y Miguel Díaz-Canel, en Cuba, o con el asesino Vladimir Putin; es más, ni siquiera ha tenido la elemental decencia de condenar la salvaje invasión de Rusia a Ucrania, donde éste comete terribles crímenes de lesa humanidad.

 

Por lo demás, las probabilidades del kirchnerismo de ganar las próximas elecciones disminuyen diariamente, al ritmo del crecimiento de la pobreza causado por la desatada inflación, originada en el descomunal gasto público, que se financia con la emisión descontrolada de papelitos de colores. Es una gran herramienta del Gobierno para reducir sus obligaciones, en especial las derivadas del sistema previsional, quebrado por la populista e irracional decisión de jubilar a millones de personas que no aportaron, pero la deuda de la Argentina (US$ 416,000 millones), especialmente en Leliq y en bonos atados a la inflación o al dólar, alcanza ya niveles estratosféricos.

 

Esta tarde de sábado, a las 1500 horas, llegará a la Plaza de Mayo la protesta de todo el universo agropecuario contra la inicua persecución que sufre, encarnada en la expoliación masiva de sus ingresos, que será acompañada –no lo dudo- por una enorme manifestación cívica; la ciudadanía concurrirá para gritar que está harta de la proliferación de impuestos confiscatorios, la dilapidación de los recursos públicos, la rampante corrupción en todos los niveles del Estado, la inseguridad, la falta de educación, la inicua pretensión de controlar a la Justicia y la impunidad que pretende Cristina Fernández. Es decir, hoy se vivirá en la capital de la República algo similar a lo que ocurrió cuando se intentó imponer la famosa Resolución 125, en plena guerra contra el campo.

 

Bs.As., 23 Abr 22

lunes, 18 de abril de 2022

Entrevista de la Fundación Atlas

 Entrevista de la Fundación Atlas

https://fb.watch/ctDs1aAb76/ 

viernes, 15 de abril de 2022

La crucifixión de Alberto

 


La crucifixión de Alberto

por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 833)

 

“Estoy convencido de que no es posible emitir un juicio

 sobre la actualidad en el vacío de todo valor moral”.

 Juan Archibaldo Lanús

 

LLevo muchos años intentando entender qué sucede en la Argentina, pero confieso que pocas veces ví algo de tal bajeza moral como lo que presencié el martes, cuando Cristina Fernández inauguró las sesiones de la EuroLat, el encuentro anual de legisladores europeos y americanos. No solamente lanzó un destructivo misil contra su propia criatura –el Presidente, Alberto Fernández- sino que utilizó ese atril internacional para despotricar contra la Constitución Nacional y la división de poderes, el capitalismo, la OTAN, el FMI, la Justicia y el ex Presidente Mauricio Macri.

 

La horrorosa frutilla de ese incomible postre autorreferencial fue el recuerdo de los varios procesamientos por corrupción que le dictó el Juez Claudio Bonadío, atribuyendo su fallecimiento a Dios actuando como instrumento de su venganza personal. Una claque militante no cesaba de vitorearla (“Lo peor de parte de una sociedad manipulada por la política, es ver a pobres defendiendo a los ricos culpables de su pobreza”, escribió Paulo Coelho) y fue consentida hasta la humillación por quienes presidían el evento, que festejaban con risas cada disparate que salía de su boca.

 

El ya violento rol opositor asumido por la Vicepresidente, inventora del adefesio institucional que nos gobierna, pone a Alberto Fernández ante una presunta disyuntiva: se independiza de la tutela de su jefa y despide a todos los funcionarios camporistas, que traban la gestión cotidiana mientras roban sin medida desde las cajas más nutridas del Estado (IEASA, YPF, Aerolíneas Argentinas, PAMI y ANSES) o confirma que es sólo un muñeco de papel maché, permanentemente manipulado por Cristina, y entrega a sus más preciados ministros, como ella le exige. Y digo que se trata de una presunta opción porque sabemos que carece de coraje para tal enfrentamiento: es un cobarde, además de un mentiroso consuetudinario.

 

Sigo pensando que ella no está dispuesta a poner la cara en primer plano y pagar el enorme costo político del monumental ajuste que, ante la negativa a ejecutarlo, le será impuesto por el mercado. El kirchnerismo se enfrenta a un actor complicado en el escenario que su pater familiæ, don Néstor (q.e.p.d.), controlaba a la perfección: la calle; ahora, todos los días los miserables, explotados por ladrones oficialistas y opositores, la ocupan y liman el escaso apoyo que aún mantiene el Gobierno.

 

La  fenomenal inflación (6,7%) –en realidad, la depreciación del peso- registrada en marzo, que en alimentos llegó a 7,2%, está royendo el núcleo duro de votos que le permitió, oculta detrás de la figura empaquetada como contemporizadora de su empleado, regresar al poder en 2019. En la medida en que gran parte de ese fenómeno se debe a la falta de confianza pública en quienes nuestra estupidez colectiva ha puesto a cargo de los destinos del país, todos los pronósticos indican que resultará imposible domarlo mientras no se produzca un verdadero cambio en la cabeza del Ejecutivo, y no es precisamente Cristina quien podría encarnarlo; si ella asumiera la Presidencia, seguramente todos los problemas se verán agudizados por su populismo y se tornarán aún más inmanejables.

 

Los propios fieles de la emperatriz hotelera están migrando hacia la izquierda trotskista (lo cual genera ya preocupación en la industria, que ve cambiar de actitud a las comisiones internas de sus trabajadores) y también, en cierto modo sorprendentemente por su condición social, hacia el partido libertario que encabeza Javier Milei. Ello significa que, lejos de cerrarse, la grieta que enfrenta a nuestra sociedad tenderá a profundizarse y ese enfrentamiento, como hemos visto en otros países de la región –lo sucedido en La Paz, Santiago, Bogotá y Lima, son claros ejemplos-, podría ser manipulado por los agentes castro-chavistas a los que la intencionada falta de control migratorio ha permitido instalarse aquí. ¿Cuántos cientos de presuntos médicos cubanos, en realidad activos miembros de los servicios de inteligencia, ingresaron al país bajo la protección del Instituto Patria y de Axel Kiciloff?, ¿cuántos se han quedado?

 

Un amigo, a quien todo el universo político califica como el mayor “conurbanólogo” del país, ratifica que en los pliegues profundos de la más extrema miseria se ocultan, desde hace tiempo, personajes provenientes del Sendero Luminoso peruano, de las FARC y ELN colombianos, del MIR y del FPMR chilenos, a todos los cuales se ha visto actuar a ambos lados de la frontera en la violencia pseudo-mapuche. A ellos habrá que sumar, si se desencadena un conflicto social, no descartable por el deterioro del poder adquisitivo de salarios y jubilaciones y de la inexistencia de una expectativa de mejor futuro, al PCC brasileño, a los cárteles del narcotráfico y sus sicarios, a los barrabravas de alquiler, al “Vatayón Militante” y a los asesinos liberados de nuestras cárceles con la excusa del Covid.

 

Lamento enormemente ser tan duro en esta época del año que, por la confluencia temporal de la Pascua cristiana, del Pésaj judío y del Ramadán musulmán, debiera ser un momento de paz y reflexión para todos, pero la realidad y el deterioro cotidiano de nuestra situación no nos permite tomarnos un respiro y recuperar el optimismo. A pesar de todo, deseo fervientemente que tenga una feliz Pascua de Resurrección (Jag Sameaj o Ramadán murabak, si fuera el caso) con todos los suyos, y que el Dios común de todos nosotros, cualquiera sea la forma en que lo nombremos, sea compasivo con esta triste Argentina que nos toca vivir y le permita a nuestra generación, que ya se está yendo, recuperar un país mejor para dejar a nuestros hijos y nietos.

 

Bs.As., 16 Abr 22

viernes, 8 de abril de 2022

¿Está preparado el helicóptero?

 


¿Está preparado el helicóptero?

por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 832)

 

“No es lo mismo ser profundo que haberse venido abajo”.

 María Elena Walsh

 

Desde cualquier margen de la grieta en que nos encontremos, la inquietud se reduce a los porcentajes de probabilidad que asignamos a que Alberto Fernández complete su período constitucional. El debate puede sintetizarse así: ¿se justifica esperar hasta diciembre de 2023 con tal de conservar la institucionalidad o sería mejor acortar la agonía en que la incapacidad, la impericia, la ignorancia y la soberbia del Gobierno han sumido a la sociedad, que lo paga con desbordada inflación, caída en el poder adquisitivo de salarios y jubilaciones, inexistencia de inversiones, insoportable gasto público, loca emisión monetaria, irrefrenable endeudamiento, lluvia de impuestos, crisis energética, miseria y hambre?

 

Como sabemos, la sutileza nunca caracterizó a Cristina Fernández, quien regaló públicamente a Alberto “Diario de una temporada en el quinto piso”, el libro en que Juan Carlos Torre que relata los avatares de la gestión económica de Raúl Alfonsín, que debió entregar el mando a Carlos Menem, con seis meses de anticipación y en medio de una hiperinflación. A diferencia del mayor logro de su segunda presidencia, cuando cebó con éxito la bomba que explotó en manos de Mauricio Macri, hoy ella ve con desesperación que la arena se escurre, implacable, en el reloj que mide su futuro. Con una inflación que se estima para este año entre 60 y 70%, con una desacostumbrada (para el kirchnerismo) y creciente conflictividad social callejera, con menguantes imágenes e intención de voto de todos los eventuales candidatos de su espacio político, no parece factible que su proyecto dinástico de saqueo e impunidad pueda subsistir.

 

Sin embargo, y tal como hizo frente al acuerdo con el FMI, busca despegarse de las consecuencias de una gestión distinguida por la inexistencia de coordinación entre los funcionarios, por el loteo del Estado y sus cajas entre las facciones del Frente para Todos y, sobre todo, por los males que acarrea el haber entregado la lapicera a Alberto Fernández reservándose la tinta. No contribuye a generar expectativas favorables la notoria declinación física y mental del inquilino de la Casa Rosada, que se suma a su resignación a no independizarse y asumir el poder que debiera acompañar al cargo; hoy, todo sus esfuerzos se reducen a evitar que las balas del Instituto Patria y de La Cámpora volteen a algunos de sus ministros, en especial, Martín Guzmán, Matías Kulfas y Santiago Cafiero.

 

En ese de por sí confuso panorama, las extorsionadoras organizaciones sociales, esas que lucran administrando la más abyecta pobreza y la alquilan a las diferentes tribus oficialistas, quizás buscando un muerto que apure los tiempos, amenazan con incrementar los piquetes y acampes que la ciudadanía, siempre hipócrita, exige impedir pero a la vez rechaza que se repriman con la ley en la mano. Al respecto, no conviene olvidar los dramáticos sucesos de Bolivia, Perú, Colombia y Chile cuando las protestas populares por los aumentos en el transporte o en la inflación fueron infiltradas por terroristas anarquistas que destruyeron ciudades y sistemas políticos.

 

Como el que más, quisiera ver fuera del gobierno y en la cárcel a esta ponzoñosa yunta, que tanto daño económico, cultural, educativo, social, geopolítico y, sobre todo, moral han causado a un país que ya venía barranca abajo, pero creo que debemos apretar los dientes y exigir que permanezcan en sus cargos hasta el final de sus mandatos; ya habrá tiempo después para ajustar las cuentas. Estoy convencido que permitir a Cristina renunciar y huir no hará más que convertirla en víctima de una supuesta conspiración de la derecha y facilitarle un regreso más dañino aún; Evo Morales (en Bolivia), Luiz Inácio Lula da Silva (en Brasil), Hugo Chávez (en Venezuela) y, aunque no lo hayan logrado, Rafael Correa (en Ecuador) y Fernando Lugo (en Paraguay), son claros ejemplos de esta conducta. Tal vez así podamos enterrar de una vez por todas al populismo suicida que nos ha llevado a esta tan prolongada decadencia; y digo sólo ‘tal vez’ porque ha calado muy hondo en la mentalidad popular y resultará muy arduo que la sociedad acepte el costo de erradicarlo.

 

El kirchnerismo, a través del hijísimo Máximo, Axel Kiciloff, Roberto Feletti, Oscar Parrilli, Federico Basualdo (Subsecretario de Energía), Horacio Verbitsky o Fernanda Vallejos (economista), parece cada vez más decidido a domesticar totalmente a Alberto Fernández u obligarlo a renunciar, y ello hace necesario recordar qué prevé la Ley de Acefalía (N° 25.716) para la eventualidad en que se vea impedido de ejercer su cargo. La Vicepresidente completaría el período y, si ésta tampoco pudiera o quisiera, asumirían en este orden la Presidente Provisional del Senado (Claudia Ledesma Abdala), el de la Cámara de Diputados (Sergio Massa) o el de la Corte Suprema (Horacio Rossati), hasta tanto el Congreso, en Asamblea Legislativa, designe a un senador, diputado o gobernador como Presidente en ejercicio hasta que sean celebradas las elecciones.

 

¿Estará dispuesta Cristina Fernández a pagar personalmente el costo social que traerán los meses que faltan?, ¿para qué lo haría? Cambiemos triunfó en 2017, tuvo una acotada derrota en 2019 y revalidó sus méritos en 2021, y la composición del Congreso derivada de esas elecciones hace que todas sus tentativas para arrasar con la Justicia estén condenadas al fracaso; sabe que no podrá evitar las consecuencias penales de la monstruosa corrupción que practicó su familia desde los tiempos de los fondos fugados de Santa Cruz, y es consciente de su debilidad electoral. Entonces, sólo tendrá dos opciones: asumir la Presidencia, conservar la inmunidad de arresto e intentar, seguramente con éxito, ser electa Senadora en 2023; o b) fugar hacia alguno de los paraísos del socialismo del siglo XXI, un penoso destino para tan esplendorosa y riquísima emperatriz.

 

Bs.As., 9 Abr 22

viernes, 1 de abril de 2022

Un Marx nac&pop




 

Un Marx nac&pop

por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 831)

 

“En una época de engaño universal, decir la verdad es un acto revolucionario”.

 George Orwell

 

A priori y a cuarenta años de esa gesta, rindo mi humilde y emocionado homenaje a los caídos y a los veteranos olvidados de la Guerra de Malvinas, en especial a aquéllos que se pudren y mueren, por orden de los asesinos togados, en las sórdidas cárceles de esta hipócrita y cómplice sociedad.

 

Ni Carlos Marx hubiera podido encontrar, fuera de la Argentina, un mejor laboratorio para demostrar la veracidad de su frase: "La historia ocurre dos veces: la primera vez como una gran tragedia y la segunda como una miserable farsa". El kirchnerismo original, es decir, el que gobernó el país desde 2003 hasta 2015, constituyó un drama de saqueo y corrupción como nunca habíamos visto, y se transformó ahora en este disparate que vivimos a diario. No cabía esperar otra cosa de ese antinatural artificio que parió la gran viuda, Cristina Fernández, incorporando a su proyecto para volver al poder en 2019 a dos emblemáticos y esforzados mutantes, Alberto Fernández y Sergio Massa, siempre traidores a sí mismos.

 

Tal como sucedió con el fundador del movimiento, el Gral. Juan Domingo Perón, que debió hacer un giro copernicano en su política en 1953 y realizar un fuerte ajuste, cuando la crisis económica causada por el despilfarro gubernamental lo obligó a pedir dinero al Eximbank y a firmar los contratos con la California, hoy el cuarto gobierno kirchnerista ha encontrado los límites a su populismo, ya que carece de dinero no sólo para seguir adelante con el “plan platita” que ejecutó antes de las legislativas de 2021 –que, además, perdió por goleada- sino para evitar que nuevas penurias socioeconómicas comprometan aún más –ya el hartazgo se ve en los piquetes y acampes- a la supervivencia de su capital simbólico, encarnado en los más pobres de la tercera sección electoral de la Provincia de Buenos Aires.

 

Por ello, el Frente para Todos está exponiendo, día a día, sus fracturas a la luz pública y, en su seno, impera el “sálvese quien pueda”; no es para menos, toda vez que las encuestas de cualquier origen señalan que no tienen ningún candidato competitivo y que, por el contrario, todos sus dirigentes son los políticos peor calificados por la ciudadanía. Ya no sólo es Massa quien intenta cortarse solo sino que los gobernadores de ese palo están analizando separar las elecciones provinciales de la nacional para evitar que la catástrofe que avizoran los arrastre, y hasta los propios intendentes del Conurbano están aterrados ante la probabilidad tan concreta de un estallido social que, por una vez, no puedan utilizar a favor de sus intereses.

 

Alberto, incapaz siquiera de controlar los precios de la lechuga y el rabanito, ordenó al inefable Gustavo Béliz postular la necesidad de una censura oficial en las redes sociales, tal como hacen los déspotas del mundo entero. Al mismo tiempo, los legisladores oficialistas, que tanto han protegido a los mayores ladrones de fondos públicos de la historia, esos que son recordados como tales diariamente en las redes sociales, inventan nuevos blanqueos para esos delincuentes. Esos renovados dislates no obtendrán luz verde en el Congreso pero el Gobierno, que lo sabe, consigue que nos ocupemos de ellos y, por un rato, dejemos de pensar en cómo salir del pantano en que el kirchnerismo nos ha hundido.

 

La pérdida real de poder de la empresaria hotelera sobre el Senado, que quedó probada por la deserción de dos aliados habituales –Alberto Weretilnek y María Clara Vega-, y obligó a postergar la discusión sobre la reforma del Consejo de la Magistratura, dice que tampoco prosperarán sus incansables tentativas para controlar al Poder Judicial a través de la designación de nuevos jueces militantes y tendrá cada vez más comprometido su futuro penal. Tanto le preocupa ese panorama que hará lo imposible para evitar que todo estalle antes de tiempo ya que, como todos sabemos, para ella los fueros son sagrados. Si Alberto Fernández renunciara antes de las próximas elecciones, cuando ella seguramente obtendrá la senaduría por la minoría en la Provincia de Buenos Aires, ese absurdo e ilegal escudo dejaría de existir y podría ser inmediatamente detenida; la única alternativa que le quedaría entonces sería asumir la Presidencia y cargar en directo –algo impensable- con el sideral costo de la crisis que lleva tantos años provocando.

 

Por eso resulta extraño y contradictorio el incesante fuego amigo que el Presidente recibe diariamente del Instituto Patria, de la absurda agrupación Soberanxs, de voceros informales como Fernanda Vallejos y desde los muchos cargos que La Cámpora ocupa en todos los estamentos del Estado y en sus principales cajas. En la medida en que la ya decadente emperatriz patagónica necesita desesperadamente que Alberto Fernández resista en su puesto, esa actitud parece esquizofrénica, pero es algo a lo que el Frente nos tiene acostumbrados desde siempre.

 

El país, en manos de este penoso equipo de descerebrados, se encamina a una crisis aún más aguda. En plena cosecha, falta gasoil, un insumo indispensable para el funcionamiento de las máquinas del campo y de los camiones que deben transportar el grano a puerto; un cuello de botella que impedirá lleguen suficientes divisas a las exhaustas arcas del Banco Central. Por otra parte, como tradicionalmente ha hecho y en medio de un escenario global de escalada de los precios del gas y de la demanda de fletes marítimos, el desfinanciado Gobierno, que hubiera debido aprender de las lecciones de las campañas de Napoleón y Adolf Hitler en el invierno ruso,  no podrá importar todos los combustibles necesarios y, entonces, privilegiará el consumo de energía hogareño (para evitar un nuevo castigo social) frente a las necesidades de la industria, aunque esto implique comprometer cualquier posibilidad de crecimiento y de generación de empleo.

 

Bs.As., 2 Abr 22