Amores
perros
“Cuando un
solo perro ladra a una sombra,
diez mil perros hacen de ella una realidad”.
Emil Cioran
Ha
pasado demasiado desapercibida la amenaza real que Cristina Fernández,
utilizando a Graciana Peñafort como “chirolita”, acaba de formular contra la
Corte Suprema y la democracia en la Argentina. No deberían resultar gratuitos
sus dichos -"Es
la Corte Suprema quien tiene que decidir ahora si los argentinos vamos a
escribir la historia con sangre o con razones. Porque la vamos a escribir
igual"- y habría que explicar a
estas señoras que, si buscan reeditar un pasado tan dramático como el de los
70’s, el final será el mismo que tuvo aquél.
No
niego la importancia del confinamiento para aplanar la curva de contagios y
evitar el colapso del sistema sanitario, pero me parece que los números de
infectados y muertos por el Covid-19, en comparación con otros factores
habituales, no resultan suficientes para justificar la eternización de la
medida y el virtual asesinato de la economía global, que producirá sin duda
mayores e irreparables daños. El periodismo, una vez más amarillista, es el gran
responsable del pánico que afecta a las sociedades de todo el mundo; los
diarios hablan en sus portadas sobre la crisis en letras tamaño catástrofe y dedican
más de la mitad de sus páginas a ella, mientras las radios y canales de
televisión machacan a toda hora con el tema. En función de ese miedo, el mundo
ha detonado una bomba atómica para matar un mosquito.
Fernández²,
evidentemente, se han enamorado de la cuarentena, ya que les permite gobernar,
al mejor estilo “1984”, sin intervención del H° Aguantadero y del Poder
Judicial, injustificadamente cerrados a cal y canto por sus también cómplices
autoridades. Resulta absolutamente indispensable, para la conservación de la tan
precaria salud institucional de la República, que ambos recuperen el rol que la
Constitución les asigna. La oposición, por su lado, se está dejando llevar como
vaca al matadero, manteniendo un insólito y cómplice silencio para no aparecer
complicando la situación en medio de la crisis sanitaria.
Detrás
del telón de la pandemia y del papel central que los Estados han adquirido por
ella, como se ve diariamente en todo el mundo, aquí el kirchnerismo continúa
avanzando a paso redoblado con la perpetuación de esa situación anómala, en
especial para permitir que Cristina Fernández, sus hijos y demás integrantes de
su banda delictiva obtengan la impunidad que anhelan. Ya consiguió que salieran
de la cárcel muchos de ellos (Amado Boudou, Julio de Vido, Cristóbal López,
Roberto Baratta, Luis D’Elía, etc.), aunque esta semana la Cámara de Casación
consiguió bloquear la excarcelación de Martín Báez y Ricardo Jaime.
En el
caso de este último, al Presidente pretendió apartarse de la conducta de
Horacio Pietragalla Corti, hijo de asesinos terroristas y Secretario de
Derechos Humanos, quien se presentó al Tribunal para solicitar la concesión de
la prisión domiciliaria de este delincuente con condena firme, en nombre del
teórico riesgo de contagio; sin embargo, momentos después reculó en chancletas
para respaldarlo, obviamente por instrucciones de su socia.
El
Ministro Martín Guzmán, que fuera recomendado a la Vicepresidente por su ídolo
Joseph Stiglitz para comandar la renegociación de la deuda, también utiliza la
cuarentena para demorar el inquietante panorama del “día después”. Carecía de
un plan económico antes de que comenzara la pandemia y ahora, cuando el mundo
entero saltó por los aires, le resultará imposible diseñarlo para ese confiable
futuro que necesita “vender” a los acreedores externos. El default en que muy probablemente
caigamos dentro de un mes implicará la imposibilidad de que las empresas
obtengan financiación externa, y el valor de las mismas continuará cayendo.
Sin
inversión y sin crédito, pese a que la
enorme inflación que nos espera al salir de la cuarentena servirá para licuar
el gasto y los salarios, el déficit fiscal resultará impagable, aún si
prosperaran los disparatados proyectos para agravar todavía más la sideral
presión tributaria. El kirchnerismo aspira a que sea China, la gran exportadora
de capitales en el mundo, quien cubra esas necesidades; no le importa el modo
en que se comporta en los países en que actúa, en los que se ha transformado en
la voraz aspiradora de recursos naturales y empresas devaluadas a cambio de las
divisas que presta.
Cristina
Fernández busca llevarnos al destino que para la región pretende el Foro de San
Pablo, descripto en detalle en el informe final de la reunión de julio de 2019
en Caracas; es decir, al mismo infierno en que son obligados todavía a vivir
los ciudadanos de Cuba y Venezuela. Si triunfara, podría imponer su teoría del lawfare y terminar así con sus problemas
judiciales; el mismo objetivo persiguen otros notorios próceres del clepto-socialismo
del siglo XXI, ahora también amontonados en el Grupo de Puebla, al que se ha
agregado Alberto Fernández, único Presidente en ejercicio.
Bs.As.,
25 Abr 20