martes, 29 de junio de 2010

La imprescindible Justicia

La imprescindible Justicia

“Los signos y el sello de la legitimidad,
de la justicia y de la verdad, han sido
adoptados por hombres que, aún cuando
no sean sus declarados adversarios,
rechazan la doctrina de la democracia
constitucional”
Walter Lippmann



Hace muchos años, escuché de labios de un sabio amigo una máxima que me llamó profundamente la atención: “Con una Justicia independiente, todo es posible; sin ella, nada lo es”.

Mañana, miércoles, la Cámara de Diputados de la Nación discutirá, en el recinto, los dictámenes para la reforma del Consejo de la Magistratura, tan resistida por el oficialismo, que ha encontrado en la composición actual la herramienta ideal para mantener sojuzgados a los jueces de la República.

Se podría argumentar, a la luz de cuanto hemos visto desde que el kirchnerismo consiguió el control del organismo, que los jueces –sobre todo los federales-, ante un control como el que se ha montado, podrían tener la dignidad de irse de sus cargos con portazos incluidos, o que algunos de ellos han sido cooptados por el Gobierno mediante el reparto de sobres provenientes de los fondos reservados de la ex SIDE o, incluso, que sobreviven porque su conciencia prioriza la protección policial y política de pasados prostibularios. Y, seguramente, todo ello será cierto.

Es más; para confirmarlo bastaría con mirar qué pasó en la última reunión de ese Consejo, cuando Oyarbide, gracias al voto del oficialismo, consiguió nuevamente salir indemne de una acusación. Y no es un hecho menor que una de las consejeras, que votó contra las sanciones solicitadas, haya sido la inefable Diputada FpV doña Diana Conti, cuyo propio marido se encuentra involucrado en la causa de los medicamentos “truchos” que investiga, precisamente, don Oyarbide.

Pero no lo es menos que se trata de un instrumento indispensable para que la República, sus instituciones y hasta nuestras vidas y haciendas funcionen. Y es por ello que me propongo, y propongo a mis lectores, hacer una breve reflexión sobre el tema.

Comencemos, entonces. ¿Qué quiso decir mi amigo cuando pergeñó la máxima a la cual me referí en el primer párrafo?

Estamos hablando de una estricta mirada sobre los funcionarios, para evitar y penar el enriquecimiento ilícito, por aplicación de las leyes que, invirtiendo en este caso la carga de la prueba, obliga a quienes desempeñan cargos públicos a demostrar cómo han obtenido los bienes que poseen. El espejo, además, haría que también fueran reprimidos, eficientemente, los empresarios que hubieran pagado las coimas o “comisiones” a los funcionarios corruptos.

¿Podríamos imaginar la desaparición de los fondos de Santa Cruz o la compra de terrenos fiscales en Calafate a precio vil si hubiera una Justicia independiente?

Es razonable pensar que, además, de ese modo, las obras públicas recuperarían, rápidamente, los costos reales, hoy inflados para incorporarles tanto los otros non sanctos cuanto las expectativas de demoras e inflación. En Argentina, esos sobrecostos son de tal magnitud que, corregidos, permitirían cubrir gran parte de la deuda social que, sobre todo en salud y educación, el país tiene con sus sectores más relegados.

En este aspecto, es también imprescindible que sea sancionada una ley que proteja a los “arrepentidos”, para permitir y facilitar las investigaciones sobre estos delitos.

Así como es obvio qué podría hacer una Justicia independiente con la corrupción, lo es menos con otros aspectos de la realidad cotidiana de los argentinos.

En materia de seguridad, una verdadera Justicia permitiría que la ciudadanía estuviera permanentemente informada acerca de los actos de gobierno, ya que impondría un estricto cumplimiento a la ley que establece el derecho de acceso a la información pública.

De allí se derivaría, por ejemplo, un verdadero control acerca de las fuerzas policiales, en materia de asegurar su correcto equipamiento, por la vigilancia sobre las partidas presupuestarias afectadas a ese fin y, como contrapartida, esa Justicia independiente, con el Código Penal en la mano, evitaría la permanente complicidad –o autoría- de la Policía en los delitos más aberrantes –tráfico de drogas, prostitución, corrupción de menores, extorsión de menores para que delincan, secuestros y asesinatos- que golpean diariamente a la sociedad.

También se terminaría, de ese modo, con una parte importante de la financiación ilegal de la política, porque no hay ya quien ignore que, en la cúspide de la pirámide de la corrupción policial, está la política y quienes creen que sólo se puede ejercerla con dinero, no importa de dónde provenga.

La supervisión judicial de los actos de gobierno también derivaría en una rápida mejora en la educación y en la salud pública, ya que evitaría que se desviaran los fondos presupuestariamente destinados a esos fines. Si la aplicación de las leyes vigentes fuera real y tan fuerte como la sociedad lo requiere, no se evitarían los delitos, pero quienes los cometieran irían, en serio, presos.

Una Justicia independiente redundaría, asimismo, en un mejor Congreso. Baste, para confirmar este aserto, mirar hacia el Poder Legislativo de nuestro vecino Brasil; durante la actual Presidencia –y lo mismo sucedió, poco más o menos, en las anteriores- más de noventa legisladores vieron cesados sus mandatos por la comisión de distintos ilícitos.

¿Podemos imaginar, por ejemplo, cómo cambiaría la realidad política si la Justicia garantizara, como manda la ley, la democratización de los partidos políticos? ¿O si los jueces escrutaran, detenidamente, los recursos con los que cuentan esos partidos? En Italia, la operación mani pulite -que, no por casualidad, se originó en los organismos de cooperación internacional- desatada por fiscales y jueces independientes, permitió descubrir que los partidos peninsulares gastaban mil veces más dinero que el que recaudaban legalmente, y terminó con toda una generación de políticos en la cárcel.

Ese mejor Congreso también asumiría mejor su papel legal, pues la Justicia evitaría, como lo manda la Constitución cuando le encomienda ese rol, que el Poder Ejecutivo avanzara permanentemente sobre las facultades legislativas.

Y si miráramos hacia los gremios y la Justicia también impusiera en ella la obligatoriedad de elecciones libres y el control sobre los fondos que hoy, tan alegremente, el Poder Ejecutivo deriva a sus obras sociales, ¿qué efectos tendría sobre el mapa político-sindical de la Argentina?

Los focos de corrupción son innumerables en nuestro país, y día a día crecen ante la lenidad en la aplicación de las leyes dictadas para combatirla. Eso permite que, como dije tantas veces, hoy se haya transformado en un verdadero genocidio.

Respecto a los derechos de la clase pasiva, una Justicia verdadera hubiera impedido la confiscación de los ahorros privados en las AFJP’s, y hubiera permitido que esos fondos fueran utilizados, como sucede en Chile y en Brasil, para apuntalar el desarrollo, toda vez que serían destinados, sobre todo, a la financiación de los proyectos de infraestructura, que requiere de largos plazos.

Mientras tanto, el Fondo de Garantía de las jubilaciones, en manos de la ANSES, sería destinado a su fin específico, esto es, a aumentar el valor de las jubilaciones, con vistas a aproximarlas, lo más posible, a los vigentes pero nunca aplicados, parámetros legales.

Imaginemos, también, qué sucedería si la Justicia obligara al más estricto cumplimiento de los contratos firmados. Argentina carece, en la práctica, de inversiones adecuadas para su tamaño y su potencial mercado; hoy la superan, en este aspecto como en tantos otros, no sólo Brasil, sino Perú, Colombia, Chile, México y hasta Uruguay.

En la medida en que no disponga de esas inversiones, nuestro país tendrá que acostumbrarse a convivir con una altísima inflación (ciertamente, provocada por el Gobierno, mediante la loca incentivación al consumo, que la necesita para recaudar más, en términos nominales, y licuar su gasto público, sobre todo en materia de salarios). Y ello porque, como señala la regla más elemental de la economía, aquí o en Japón, cuando la demanda supera a la oferta, los precios suben, y viceversa; sin inversión, no habrá ampliación de la oferta y, con gastos financiados en cincuenta cuotas, la demanda seguirá creciendo.

Este aspecto, y valga la disgresión, de los muchos que afectan a nuestro país hoy, sea tal vez el más rápidamente solucionable, aún cuando el remedio deba ser heroico y poco “vendible” a la opinión pública interna: bastaría con constituir, con las acciones de compañías privadas que cotizan en bolsa y que integraron el paquete de ahorros privados confiscados en las AFJP’s, un fideicomiso en el extranjero, para garantizar que se respetarán los contratos y, además, someter esos contratos a una jurisdicción extranjera, hasta tanto nuestra Justicia recuperara el prestigio que sólo brinda la seguridad jurídica incuestionable.

Una Justicia independiente evitaría, asimismo, que don Néstor pudiera usar los “modales” de don Guillermo Moreno para tratar de quedarse con Papel Prensa y, así, amordazar a la prensa libre, al mejor estilo de su mentor, el papagayo bolivariano. O impediría que las empresas que exportaran a Venezuela tuvieran que pagar un peaje a la corona argentina para poder hacerlo, o que se importara fueloil caro y contaminante, sin ningún tipo de necesidad.

Y evitaría que el Poder Ejecutivo presionara, vía congelamiento insensato de tarifas, que Argentina se quedara sin gas, sin petróleo y sin luz, para poder “argentinizarlas” a favor de los amigos del poder. ¿Qué sería de los Eskenazy’s, por ejemplo, si a Repsol no se le hubiera impedido subir razonablemente sus precios, como sucedió después de que los testaferros se hubieran hecho del 15% de la empresa?

Otro aspecto a considerar es que, con una Justicia como la que el país necesita, las víctimas civiles del terrorismo de los 70’s también tendrían expedito el camino para efectuar sus reclamos.
Finalmente, ¿qué cabria esperar, para garantizar la libertad de prensa, que un prolijo -y controlado judicialmente- reparto de la publicidad oficial? Ésta dejaría de ser una herramienta de premio y castigo o, lo que es peor aún, de oxígeno esencial de los medios propios del oficialismo.

En fin; creo que esta enumeración, no taxativa, de las posibilidades que se abrirían para Argentina si contara con una Justicia independiente, a la par que carecer de ella produciría –como lo hace hoy- efectos tan contrarios y contraproducentes, amerita que la ciudadanía tome intervención, se agite y la exija.

Sólo así nuestro país podría recuperar la senda de grandeza y merecer, de una vez por todas, el reconocimiento global como un país en serio, no meramente declamado por la propaganda oficial.

Bs.As., 29 Jun 10

sábado, 26 de junio de 2010

Algo huele a podrido

Algo huele a podrido

“Sabemos que nadie toma el nunca el poder
con la intención de abandonarlo. El poder no
es un medio; es un fin. No se implanta
una dictadura para salvaguardar una revolución;
se hace una revolución para implantar una dictadura”
George Orwell


Si bien la corrupción del Gobierno ha sido denunciada desde antes de la misma asunción por don Néstor de la Presidencia de la Nación, y mis sufridos lectores pueden dar fe de cuánto he militado en esa causa, nunca como ahora algo huele ya a definitivamente podrido.

No se necesita ser Shakespeare, ni trasladar el escenario a la Dinamarca de Hamlet, para percibir que los golpes diarios que está sufriendo la imagen del kirchnerismo de la mano de los escándalos que se despliegan a la luz pública desde el Congreso, los diarios, la televisión y, ahora, la Justicia, permitan suponer que nunca podrá levantarse.

Más allá de la información proveniente de las encuestas de Poliarquía, que indican que la corrupción no es un tema colocado al tope de las preocupaciones ciudadanas –de por sí algo notable, puesto que los niveles a los que ha llegado ya reviste las características de un verdadero genocidio-, las furiosas reacciones de don Néstor, de doña Cristina, de don De Vido y de don Timerman parecen confirmar el aserto.

Para justificar mi calificativo de genocidio, basta con revisar las cifras de la ANSES que, según el oficialismo, impiden dar una justa retribución a los jubilados, que son sometidos al hambre y la enfermedad por el riesgo de desfinanciar al Estado, mientras los mismos fondos son utilizados para subsidiar a los amigos del poder en su permanente saqueo al sector privado y a las empresas privatizadas, ésas a las cuales se les congela las tarifas durante diez años y, cuando no pueden realizar las inversiones por falta de recursos, son expropiadas y luego re-privatizadas en beneficio de los testaferros de don Néstor, o aventuras disparatadas como el “fútbol gratis” o Aerolíneas Argentinas.

La impudicia del doble discurso oficial, tan bien señalada por Roberto García hoy, en su columna de Perfil, ha obligado a los inventores y a los voceros de este “modelo” a contradecirse en cuestión de horas tantas veces que, si no fuera tan trágico –debido al rol que cada uno de ellos juega en el equipo oficial de Argentina-, resultaría sumamente cómico.

Kirchner que, asesorado por quienes son responsables de su comunicación e imagen, se había disfrazado recientemente de abuelito de Heidi, dejó salir al Mr Hyde que lleva adentro y, sin concretar acusación judicial alguna, calificó a Magnetto de “delincuente” y, revistiéndose con la toga, aseguró a gritos que la Ley de Medios entrará en plena vigencia el próximo lunes. La desesperación por controlar Papel Prensa, y la instalación urgente del tema del ADN de los Noble Herrera, son claras muestras de la inquietud que tiene el oficialismo respecto a su futuro.

Don Kunkel pretendió, en la reunión secreta de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados, golpear al verdaderamente distinguido Embajador Eduardo Sadous con carpetas de esas que la ex SIDE ha fabricado contra tantos enemigos del oficialismo.

De Vido, que se sintió, por primera vez, seriamente amenazado por las investigaciones judiciales y legislativas sobre el papel jugado por su Ministerio en tantos episodios de corrupción, aprovechó la inauguración de una central eléctrica para embestir desaforadamente, como nunca antes, contra el mismo Sadous, a quien calificó como pésimo funcionario y amante de la vida social; eso lo obligó, en su curiosa explicación, a montar una cancillería paralela, con la anuencia de Bielsa y Taiana; habrá que ver qué dicen éstos en Diputados.

Y la fiesta de disparates la completó don Timerman, desde Toronto, sumándole algo que, como tantas veces durante el kirchnerismo, me permitió recuperar mi capacidad de asombro: habló de la seriedad de la diplomacia de este Gobierno, y de la suya propia. Que este tránsfuga consecuente se autocalifique de serio no deja de ser curioso, pero lo es más que adjetive del mismo modo a una Cancillería que, desde el 25 de mayo de 2003, no ha dejado pecado por cometer.

Los desplantes y plantones a mandatarios extranjeros, el papelón de los cuentos chinos (¡perdón, Oppenheimer!), las valijas voladoras con dinero y cocaína, la “contra-cumbre” de Mar del Plata, el incumplimiento de los contratos de gas, el conflicto por la ex Botnia, la prohibición verbal a importar alimentos, la insólita pérdida de la Presidencia de la organización internacional de energía atómica, las acusaciones a la CIA y al Departamento de Estado por Antonini Wilson, las relaciones con el FMI y el Club de París, las clases magistrales de doña Cristina en las cumbres, y tantos otros episodios que han hecho que Argentina no figure en los mapas del mundo, hablan bien a las claras de la sinrazón de Timerman.

Desde el otro lado, lamentablemente, también llega un aroma parecido. El peronismo federal, que había conseguido una histórica foto hace unos días, ya da la sensación de haber estallado por obra de personalismos sin sentido y sin proyectos ni ideas.

El radicalismo juega, en su interna entre Alfonsín y Cobos, la suerte de su alianza de centro-izquierda. Y Pino Solanas y su Proyecto Sur parecen actuar como funcionales al kirchnerismo. El proyecto Duhalde-Terragno ha desaparecido de las agendas, y el Consenso Republicano, por el que tanto peleó Guillermo Alchouron, debiera moverse más rápido.

Para concluir esta nota, en realidad casi una crónica, sólo me resta una reflexión. Convencido que don Néstor –ni cualquiera que elija para ello- puede ganar una elección, y más allá de mi conocida sensación de que sólo habrá elecciones y traspaso del mando si el tirano de Olivos consiguiera ese imposible, la realidad dice que, en 2012, habrá que ajustar en Argentina.

Es obvio que Kirchner pretende, en caso de perder esas hipotéticas elecciones, dejar el campo minado a su sucesor, puesto que, en su imaginación, el pueblo saldría a la calle para reclamar su retorno. Entonces, comencemos ya a insistir para que, quien reemplace a la parejita imperial, lleve a los Tribunales a todo el elenco gobernante, incluidos los testaferros, a fin de evitar que esa loca imagen se concrete; si terminan todos presos -y eso necesariamente incluye el desmantelamiento inmediato del imperio económico que, con tanta voracidad y desparpajo, ha montado-, don Néstor no podrá hacer más daño y, finalmente, podremos reconstruir la República.

Mucho me temo que, antes de ello, la sociedad argentina deberá atravesar un trágico Jordán.

Bs.As., 26 Jun 10

miércoles, 23 de junio de 2010

Encubridores y Cómplices Necesarios

Encubridores y Cómplices Necesarios


“No busques soluciones en tu cerebro,
“ni mires a tu alrededor buscando amigos.
“No tendrás ya descanso. Sobre tu cabeza
“veo un cielo confuso y aves de rapiña volando
“en círculo para arrojarse sobre su presa”
Juan Carlos Goyeneche
(citado por Marcelo Larraquy)


Si algo le faltaba al Gobierno para convertirse, literalmente, en una banda delictiva, el recientemente designado Canciller, don Héctor, acaba de poner la pieza en su lugar, ayudado por el inefable y siempre listo don Aníbal.

La descarada prohibición al Embajador Eduardo Sadous de hablar libremente esta tarde ante la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados, recordándole de manera pública que debe abstenerse de suministrar a los legisladores información confidencial convierte a ambos, lisa y llanamente, en cómplices necesarios del manto de encubrimiento que el kirchnerismo pretende tender sobre los negociados celebrados entre don Néstor y doña Cristina, del equipo local, y don Hugo, el papagayo caribeño visitante.

¿Dónde, si no es ante los representantes del pueblo de la Nación, debe hablar con más libertad un diplomático? Una vez más, como ya lo hizo cuando desobedeció claras sentencias judiciales para desalojar un gremio, o cuando ordenó el seguimiento de una juez, don Aníbal se pone por encima de la ley, y con ello se convierte en cómplice necesario de los desmanejos del tirano de Olivos; y don Héctor, ahora, hace lo mismo.

El artículo 277 del Código Penal describe, y reprime con prisión, la conducta de quien “ayudare a alguien a eludir las investigaciones de la autoridad o a "sustraerse a la acción de ésta, u omitiere denunciar el hecho estando obligado a "hacerlo; procurare o ayudare a alguien a procurar la desaparición, ocultamiento o "alteración de los rastros, pruebas o instrumentos del delito, o a asegurar el "producto o el provecho del mismo; adquiriere, recibiere u ocultare dinero, cosas o "efectos que sabía provenientes de un delito, o interviniere en su adquisición, "recepción u ocultamiento, con fin de lucro. …”.

Aún para un lego en materia de derecho, resulta absolutamente claro que, imponiendo silencio a Sadous, don Héctor ha asumido, de manera consciente, el papel de encubridor de los delitos cometidos en complicidad con Caracas, sea por las coimas cobradas a los exportadores argentinos, sea por el financiamiento de la campaña electoral de doña Cristina, sea por la innecesaria importación de fueloil malo y caro, sea por el vuelo de infinidad de valijas con dinero.

El poder está intentando curarse en salud, cuando aún los opositores no han conseguido modificar la composición del Consejo de la Magistratura y algunos jueces, por miedo a las represalias o a las carpetas de la ex SIDE, siguen abiertos a cajonear y hasta a sobreseer rápidamente las causas complicadas.

Para espesar aún más el manto con el que pretenden cubrir sus malos pasos, usaron los fastos del Bicentenario y, de resultar campeones, utilizarán a Maradona y su selección desde el balcón, en un remedo de aquel 1978 tan mentado. Sin embargo, don Néstor debiera recordar de qué poco sirvieron esos circos para la conservación del poder en manos de los aprovechadores.

Yabrán decía que “el poder es impunidad”, y Kirchner está llevando ese aserto a un nuevo escalón, mucho más elevado.

Lo que, evidentemente, parecen no percibir sus adláteres y cómplices que ponen a su servicio su honra –los que la tenían, que no son muchos- y, en el futuro, hasta su libertad, es que en su trepada permanente, don Néstor es capaz de usar, pisar, olvidar y entregar hasta a sus más íntimos y fieles, cuando eso sirve a sus exclusivos intereses.

Cada día más, la República se sumerge en el fangal en el que la parejita gobernante ha convertido la realidad política, social, económica y jurídica del país, y cada día nos despertamos con un nuevo descenso hacia el infierno.

Los opositores, todos ellos, deben dar, de una buena vez, muestras de que colocan a la Argentina por encima de cualquier apetencia personal y de todas las candidaturas. El tiempo actual, como dije alguna vez, hace que sea hora de hombres, no de nombres.

Y esos hombres deben ponerse a trabajar para ofrecer ideas y propuestas en todos los campos, para hacer que la política vuelva a ser el lugar en el que se debate y se acuerda sobre esos temas, y no un bastardo escenario de televisión o una revista del corazón.

Argentina debe ponerse de pie. Debe recuperar su autoestima y su capacidad para dar a todos sus habitantes aquellos derechos que fueron enunciados en la Constitución, exigiendo el estricto cumplimiento de los deberes que también surgen de ella.

Mientras eso no ocurra, y el Dr. Alieto Guadagni acaba de darnos una magistral clase sobre la decadencia en materia de educación, seguiremos apartados del mundo, alejados de toda capacidad de influir en el concierto mundial y, sobre todo, incapacitados para darnos un destino de grandeza.

Bs.As., 23 Jun 10

martes, 15 de junio de 2010

Historias de chanchos y de chanchadas

Historia de Chanchos y Chanchadas

“Y sólo la ilusión, y no el saber,
hace al hombre feliz”
Stephan Zweig

Existe un cuento, sumamente difundido, que habla de un hombre de ciudad que, visitando una zona rural, se sorprende al ver muchos cerdos salvajes en cautiverio. Al interrogar al propietario acerca del modo en que logró capturarlos, éste le explica que, primero, colocó comida en un claro del bosque. Luego, cuando los animales se acostumbraron a acercarse para alimentarse, puso una valla en uno de los lados de un futuro corral y dejó que, nuevamente, los chanchos se acostumbraran a su presencia. Repitió el procedimiento tres veces hasta que, finalmente, puso la valla final y capturó a la piara completa.

Otra historia similar cuenta que una rana, cuando se la coloca en una cacerola con agua fría y se la calienta lentamente, va acostumbrándose a las nuevas temperaturas hasta que, finalmente, muere.

En la Argentina de los Kirchner está sucediendo algo comparable. Día a día, el Ejecutivo avanza sobre las libertades constitucionales, sobre los procesos judiciales, sobre las empresas y sobre los dineros públicos y ni siquiera los más pavorosos escándalos -¿podrían calificarse de otro modo la falsificación de remedios para enfermos terminales o la financiación de la campaña electoral por el narcotráfico o el subsidio a las barras bravas para contar con una tropa de choque propia?- hacen que la ciudadanía reaccione.

En este momento, el Gobierno está listo para colocar la valla final, y nadie parece darse por enterado. El Mundial de Sudáfrica y las ventas de televisores en 50 cuotas han resultado estupefacientes suficientes para una población de por sí apática y desinteresada de la cosa pública.

El candado último será, como lo viene anunciando en este desierto InformadorPublico.com, la detención de Magnetto y de Bartolomé Mitre tan pronto don Néstor consiga un juez -¿tal vez alguno de pasado prostibulario?- dispuesto a firmarlas. La acusación será por delitos de lesa humanidad, obviamente falsificados, relacionados con la compra a la familia Graiver, que administraba los fondos de Montoneros provenientes de los secuestros extorsivos, de parte de las acciones de Papel Prensa S.A..

Obviamente, será una maniobra más, que se sumará a las “patoteadas” de Guillermo Moreno y a la presión por los ADN de los Noble-Herrera, tendiente a la apropiación, por parte del kirchnerismo, de la única fábrica de papel de diario de la Argentina, que abastece al 75% del mercado local –el otro 25% se importa- compitiendo, sin protección alguna, con los precios internacionales. Sus clientes son 170 periódicos de todo el país, encabezados por Clarín y La Nación.

La propia doña Cristina, usando ayer su consabido atril, tomó partido en esta pelea de fondo que su marido lleva adelante, proponiendo la intervención inmediata del Estado en un mercado totalmente transparente y eficiente, como lo era, antes de que don Julio de Vido se ocupara personalmente del tema, el mercado eléctrico cuya conducción ejercía Cammesa. El desastre producido por esta aventura kirchnerista será una cuenta que deberán pagar las generaciones futuras, tanto como la falta de gas y de petróleo, generado por las nefastas políticas ejecutadas en esas áreas desde 2003.

Pero el episodio de Papel Prensa, de coronarse con éxito la maniobra pergeñada por don Néstor, será la partida de defunción de la República, ya que será el Poder Ejecutivo quien asigne las cuotas de papel a cada diario, con las consecuencias imaginables para la libertad de prensa y las instituciones de la República. Por lo que parece, la ciudadanía prefiere no darse por enterada, y tolerar –adormecida por el fútbol- cualquier desmán.

No niego que una Ley de Medios nueva era una necesidad, pero ésta, en manos del tirano de Olivos, dejará sin voz, tan pronto resulte liberado su camino por el Poder Judicial, a todos quienes, ejerciendo el periodismo independiente, son los verdaderos fiscales de las conductas de quienes ejercen magistraturas públicas, para evitar abusos y denunciar hechos de corrupción.

Con distintos modos, por cierto menos marciales, don Néstor continúa imitando al papagayo bolivariano, que cierra medios opositores, anula y vacía el poder de quienes resultan elegidos sin su consentimiento, y expropia empresas a troche y moche, sin siquiera pagar por ellas.

El trípode sobre el cual don Hugo sostiene su poder está constituido por el dinero, el Ejército y, aún hoy, el apoyo militante de un 45% de la población venezolana; en nuestro caso, don Néstor lo sustenta en el dinero que recauda por vía de inflación y de retenciones, la inexistencia de Fuerzas Armadas y la apatía y la falta de militancia del 75% que hoy rechaza la gestión del Gobierno, en manos de las dos figuras con mayor índice de desaprobación.

Si Kirchner consigue cerrar el portón, los argentinos nos habremos convertidos en los chanchos salvajes de esta historia, y nos mereceremos lo que ocurra en el futuro con la Argentina, hoy tan escasa de esos laureles que, no sólo no ha conseguido recientemente sino, siquiera, conservado.
Bs.As., 15 Jun 10

viernes, 11 de junio de 2010

Ilusiones complicadas

Ilusiones Complicadas

“Ilusiones del viejo y de la vieja
“van quedando destruidas en la arena”
Villalba/Braga – Delfino (“Palermo”)


La encuesta que publicó el jueves Datamática, cerrada el 23 de mayo de 2010, dio por tierra con la maniobra del kirchnerismo para “vender” una imagen creciente y ganadora a la opinión pública.

Aún hoy, cuando la situación internacional continúa favoreciendo a la economía argentina y el consumo –léase venta de televisores, electrodomésticos y automóviles- sigue siendo incentivado por el Gobierno a costa de enterrar el futuro de los jubilados, la imagen negativa de cualquiera de los integrantes de esta siniestra pareja más que duplica (57%) los números positivos (23%), esos mismos que, producidos por empresas pagadas para dibujar encuestas, intentan atraer votos al derrotado carro electoral de don Néstor.

A pesar de que mis sufridos lectores conocen mi posición respecto, ya que saben de mi certeza de que no nos será dado ver la foto de doña Cristina entregando la banda y el bastón a un sucesor ajeno al universo de gangster que comandan, les propongo recordar qué está pasando, en los campos político y económico, en esa realidad cotidiana que, día a día, parece complicar las ilusiones de don Néstor de alcanzar el soñado 40% que, frente a una oposición dividida y atomizada, le permitiría evitar la segunda vuelta electoral.

No fue, precisamente, un dato menor el triunfo del neo-alfonsinismo sobre el aparato radical encabezado por Storani y Moreau, porque ello habilita una verdadera asociación del centenario partido con la Coalición Cívica y con su aliado, el socialismo de Binner. Si la caída en la imagen de Cobos, vinculada por los operadores de la ex Coordinadora a los perdedores del domingo pasado (pese a los esfuerzos realizados hasta por Ricardo Alfonsín para despegarlo de la derrota), provoca la gestación de una candidatura fuerte de la centro-izquierda, que podría llegar a recibir hasta los votos del Proyecto Sur de Pino Solanas, tampoco será una buena noticia.

La segunda muestra de que la realidad está cambiando, y llevándose las ilusiones de don Néstor, fue el acuerdo que firmaron todos los líderes del Peronismo Federal. Ese acuerdo, que aún tiene aristas importantes a discutir –ir o no a la interna del PJ y la forma de decidir la propia candidatura unificada- implica que Kirchner ya no podrá ofrecer, como marco para contener a la tropa peronista, el aparato del partido sin contendientes propios, sea que éstos vayan a internas provinciales o no lo hagan.

Otro factor complicante para el idílico cuadro que pretendió construir el oficialismo es la ya manifiesta voluntad de muchos de los “barones” territoriales de desvincular las elecciones provinciales o municipales de las presidenciales. En resumen, nadie tiene ganas de volver a pasar por lo sucedido en junio de 2009, cuando acceder a las candidaturas “testimoniales” implicó para muchos de ellos perder el control de legislaturas y consejos deliberantes. Y el recuerdo del famoso apotegma que dice que “el peronismo te acompaña hasta la puerta del cementerio pero no se entierra con vos” aparece cada vez más presente en los sueños de esos “barones”.

Hay una frase de Perón que dice que todo peronista lleva un bastón de mariscal en su mochila, y hay una realidad: en su historia, ese movimiento no acompaña a perdedores. Don Néstor, desde que cayó frente a un candidato recién nacido a la política nada menos que en la Provincia de Buenos Aires, es un perdedor, a pesar de la capacidad de daño que aún conserva.

El Gobierno centró importantes expectativas en el éxito de las festividades con que celebró el Bicentenario de la Revolución de Mayo. Sin embargo, la masiva presencia de la gente en la calle le reportó algunos datos negativos. El primero de ellos fue el cariño con que la población asistió al desfile militar, pese a lo desflecado del mismo. Y el segundo fue la forma en que el pueblo, el electorado, recibió la fuerte imagen de disgregación, de resentimiento y de falsedad que los actos oficiales transmitieron de las conductas de la pareja imperial.

No invitar los ex presidentes vivos, falsear la historia, entronizar la foto del Che, no asistir al desfile militar ni a la reapertura del Teatro Colón, así como el permanente embanderamiento con abuelas, madres e hijos de la Plaza de Mayo, fueron hechos que provocaron una profunda repulsa en una ciudadanía que, contemporáneamente, mostró en las calles y avenidas que puede vivir en paz, y que no quiere más crispación.

Algo de ello traspasó la coraza que rodea la cabeza de don Néstor, y eso lo llevó a cambiar su imagen habitual; pero disfrazarse ahora de abuelito de Heidi no le servirá de mucho y, conociéndolo, tampoco le durará. Por su parte, doña Cristina volvió a mostrar, en sus habituales diatribas desde el atril presidencial, que esos cambios fueron sólo cosméticos y que la matriz del kirchnerismo sigue siendo conformada por el odio, por la tergiversación de la realidad, por la persecución ideológica a los opositores de todo tipo, comenzando por la prensa-

Otro factor que puede transformarse en una piedra mayor en el camino de rosas que soñaba don Néstor es el manifiesto acuerdo al que llegaron las fuerzas opositoras en la Cámara de Diputados para modificar el Consejo de la Magistratura y no renovar los “superpoderes”. Ambos constituyen las piedras basales del “modelo”, pues le han permitido, desde mayo de 2003, robarse el país y disciplinar a propios y extraños.

Si bien es cierto que, aún obteniendo la media sanción en la Cámara baja, el proyecto tendrá que pasar por un Senado que el Gobierno –que salió de compras a partir de marzo- puede controlar, será algo digno de ver cómo se comporta cada uno de los senadores; aún a los kirchneristas recalcitrantes les costará sostener que el país aún está en crisis, para justificar los “superpoderes”, o la necesidad de mantener el control del Consejo en las exclusivas manos del oficialismo.

Si esos cambios finalmente se concretan, el resultado será que el edificio delictual que don Néstor ha construido en los últimos siete años comenzará a temblar desde sus cimientos, y que el tirano de Olivos perderá sus facultades disciplinarias sobre jueces, gobernadores e intendentes.

Veamos, ahora, cuáles son las perspectivas en materia económica. Porque, debo reconocerlo, seguramente el 2010 será un año excepcional en la materia.

Lo primero que debemos saber, para evaluar nuestro futuro inmediato, es que todos nuestros vecinos están creciendo a un ritmo muy superior al argentino. Para no ahondar en detalles, baste con enterarnos que Brasil, nuestro principal socio comercial, creció 9% en la comparación entre el primer trimestre de este año y el del año anterior. Eso que, en realidad, debiera ser una bendición, puede transformarse en una pesadilla si el Gobierno insiste con sus absurdas limitaciones al comercio bilateral.

Además, y si bien es cierto que los chinos tienen una paciencia secular, y que su economía les permite “ningunear” a los que se portan mal con ella, es muy probable que el viaje de doña Cristina a Beijin en julio permita superar las dificultades que, a raíz de los malos modos del Gobierno, se han suscitado con nuestro principal comprador de aceite de soja. Con ello, gran parte de los problemas autogenerados de nuestro comercio exterior –me refiero, por ejemplo, a la prohibición verbal de importar alimentos de elite impartida por don Moreno por orden de don Néstor- se habrán visto solucionados.

También es verdad que la inflación –esa bestia negra de todos los economistas del mundo- beneficia al Gobierno, toda vez que le permite ajustar salarios reales mientras recauda a lo pavote, parece haber dejado de crecer a partir de abril.

Pero no lo es menos que, por falta de inversiones externas e internas, la incentivación del consumo –que don Néstor llevará al paroxismo en los próximos doce meses- regenerará una espiral ascendente que golpeará más, precisamente, a los más pobres, la clientela natural del kirchnerismo.

Desde otro ángulo, la falta de fuentes en las cuales buscar los recursos que el festival de subsidios, las empresas privatizadas y los planes sociales -para no hablar de ese fomento irrazonable del consumo al que me referí antes-, obligará al Gobierno a recurrir, cada vez más, al saqueo de las pocas arcas públicas que quedan en pie, en especial la ANSeS.

Por lo demás, la pretensión de Kirchner de revertir el ánimo de la clase media urbana con los demenciales subsidios a la energía –gas, electricidad y combustibles- muy difícilmente (a mi entender, no lo lograrán) conseguirán el objetivo de mejorar la su imagen.

Lo mismo sucederá con el campo, y con las economías regionales, ya que cualquier medida que pueda dictarse en su favor ahora tampoco podrá alterar la percepción general, esa que está ya convencida que, a poco de andar, el Gobierno volverá sobre sus pasos y las actitudes expropiatorias (vía impuestos o directas) resurgirían después de obtenido un triunfo electoral, en especial con un Congreso nuevamente adicto.

La euforia que está provocando la excepcional cosecha de granos, en especial después de uno o dos años de sequía histórica, provocará en 2010 el descorche de botellas en el Gobierno, nadie espera que la performance se repita al año siguiente, con lo cual el efecto de una economía teóricamente pujante sobre la intención de voto en su favor tampoco se convertirá en una realidad mensurable.

Todo este complejo panorama producirá, en el ánimo de don Néstor y de la mano de las encuestas que la ex SIDE pondrá a su alcance, el furor al que nos tiene acostumbrados, y la acentuación de todos los rasgos negativos del gobierno de la parejita.

Y es por todo ello que, para terminar, me veo obligado a ratificar mi pronóstico -tan agorero, al decir de algunos amigos- en el sentido de que, cuando Kirchner confirme que no tiene chance alguna de ganar las elecciones –con lo cual su riesgo de perder la libertad y la fortuna se incrementará notablemente-, producirá episodios dignos de figurar, en destaque, en la historia violenta de los argentinos.

São Paulo, 11 Jun 10

sábado, 5 de junio de 2010

¿Y si gana?

¿Y si gana?

“¡Oh! ¿Cuándo vendrá el fin?
"¿Dónde el furor de la calamidad hallará su ocaso?"
Esquilo (“Las Coéforas”)


Pese a que estoy convencido, como demostró Ricardo Saldaña en su excelente artículo “De ficciones y de miedos”1, que es absolutamente improbable que Kirchner pueda ganar en 2011, esta vez vamos a hacer algunos ejercicios de imaginación política.

Ya es vox populi, pese a que pocos lo reconocen en voz alta, que sólo habrá elecciones internas abiertas, simultáneas y obligatorias, como establece la nueva Ley de Reforma Política sancionada por el anterior congreso-escribanía después que el oficialismo abusara de la inocencia de la izquierda, si don Néstor está absolutamente convencido de ganarlas. Para evitarlas, le bastará con ordenar a su “chirolita”, doña Cristina, no reglamentar la ley en cuestión.

A mi entender, lo mismo sucederá con las elecciones nacionales, ya que, si las perdiera, los intereses de los Kirchner, compuestos por la natural vocación de continuar en libertad, gozando del monstruoso imperio económico que han construido –y que incrementarán hasta entonces-, entrarían en rumbo de colisión con las ansias de verdadera justicia y compensación que inundarían al pueblo argentino; pasarían a revistar entre quienes reclamen venganza hasta los más íntimos aplaudidores de la pareja imperial.

Las posibilidades de un exilio dorado, amén de estar acotadas por las leyes internacionales que penalizan el lavado de dinero y la corrupción pública, han dejado de formar parte del imaginario kirchnerista, ya que la historia universal enseña que, cuando el dueño se fuga, los testaferros se quedan con todo y, por otra parte, Caracas parece ya un tembladeral.

A qué recurrirá para evitarlas, es un misterio aún, pero no tengo la menor duda de que lo hará, cueste lo que cueste, si las encuestas no le garantizan que ganará en primera vuelta. Si fuera al ballotage, cualquiera fuera su contendiente, se repetiría la situación de 2003, cuando Menem llegó a su techo y, pese a obtener la primera minoría, supuso que perdería 70-30 en segunda vuelta.

Por lo demás, vemos –y veremos- a don Néstor vaciando cuanta caja tiene todavía fondos para saquear, en un esfuerzo vano para intentar mejorar el humor de las clases medias y del interior, que tanto rechazo sienten hacia su figura y su “modelo”. Entre los anuncios que se realizarán en los próximos días estará un nuevo congelamiento de las tarifas de gas, que sólo benefician a los sectores medios y medios altos, a costa de seguir pagando subsidios con la plata de la ANSeS, es decir, de los jubilados.

Desde otro ángulo, es obvio que la inflación continuará trepando –ayer nomás el gremio de los curtidores obtuvo un 49% de incremento salarial- y el gasto público, ya desbocado, será disparado todavía más en el año electoral que se avecina. Y eso será un gravísimo problema para el gobierno que suceda a esta payasada.

En resumen, Kirchner está sembrando un campo de minas, para destruir a su sucesor, y con la secreta esperanza cifrada en que el temor general a un descalabro estilo 2001, podría llevar a otro 10/15% a votar por él, como garante del statu quo actual, y asegurarse así el triunfo en el primer turno.

Quien lo suceda, por todos estos factores, que se sumarán a la creciente crisis europea y a sus inevitables coletazos, encontrará una herencia muy difícil de digerir y, menos, de administrar.

Porque, cuando las cajas se acaben y no exista un mercado voluntario externo al que recurrir para financiar la fiesta, habrá que realizar un ajuste, habrá que contener la inflación, habrá que sincerar las tarifas, habrá que terminar con muchos subsidios, habrá que moderar una creciente conflictividad social y habrá que implementar un sistema, muchísimo más duro, que garantice la seguridad cotidiana. Y todo eso en un marco en el cual, dado que la presión tributaria actual es una de las más pesadas del mundo, resultará imposible aumentar los impuestos para recaudar más.

Entonces, ¿cómo se compagina esa situación con la vocación de don Néstor de perpetuarse en el poder?

Creo que la respuesta, a la luz del comportamiento consuetudinario de Kirchner desde que era Gobernador de Santa Cruz, es obvia. Si gana, obtendrá nuevamente las mayorías parlamentarias que su estilo de ejercicio del poder requieren. A partir de allí, obtendrá del nuevo congreso-escribanía las facultades necesarias para realizar ese “rodrigazo”, respaldado por el apoyo legislativo.

En concreto, gane Kirchner o no, habrá que ajustar. Pero, si gana don Néstor ese ajuste –del que quedarán fuera sólo sus amigos y testaferros- volverá a ser injusto, desmedido, abusivo, corrupto y, sobre todo, expropiador, al estilo Chávez.

Si pudiéramos explicar esto, que tan sencillo parece, al núcleo duro del kirchnerismo, ése que le garantiza hoy un 25% de votos, es posible –sólo posible- que podamos golpearlo y hundirlo definitivamente. Pero no será fácil, puesto que hablar de ajuste, por muy inevitable que éste resulte, puede llevar a situaciones como las que Europa toda, y Grecia en especial, están viviendo por estos días.

Creo que ha llegado la hora de que todos los patriotas –especialmente, los jueces de la República- nos pongamos de pie, con prescindencia de banderías políticas, para dar fin, democráticamente, a este terrible flagelo que, de la mano de esta verdadera banda, de esta asociación ilícita de ladrones, de bastardos y de tránsfugas, está azotando a nuestro país.

Para eso, resulta indispensable que nos pongamos de acuerdo en los cinco o seis puntos básicos, indispensables para reconstruir el andamiaje, y sólo después, cuando la ciclópea tarea de erradicar a esta plaga esté concluida, comenzar a discutir cómo llevarlos a la práctica por la vía de candidaturas y elecciones, ofreciendo a la población optar entre los diferentes matices para concretar esos puntos básicos, según nuestras propias ideologías.

Nótese que todavía hoy, a casi un año de las elecciones en que su “modelo” fue derrotado escandalosamente en el plebiscito en el que fueron transformadas las legislativas de 2009, don Néstor sigue marcando la agenda y todos los opositores, entre los cuales me incluyo, vamos hacia donde éste decide y seguimos discutiendo sobre los distintos sucesos que, como un mago, hace aparecer y desaparecer cotidianamente.

Hoy, por ejemplo, nos desayunamos con la peregrina idea –en un país en el cual, merced a la gestión kirchnerista, casi un tercio de la población es pobre o indigente- que pensamos construir submarinos nucleares; imagino que terminarán en el mismo lugar que el mega-gasoducto chavista y el tren bala pero, mientras tanto, esos se habrá transformado, por obra y gracia de la galera de don Néstor, en un tema capital.

Cuando, después del Mundial de Sudáfrica, el país vuelva a esta normalidad tan extraña, será la hora decisiva, pues ya no queda más tiempo. Y Argentina, como diría San Martín –sí, ese al que acompaña el “Che” Guevara en el Salón de los Próceres presidencial- será lo que deba ser … o no será nada.

Bs.As., 4 Jun 10


[1] http://www.analitica.com/va/internacionales/opinion/5631489.asp

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