sábado, 31 de agosto de 2019

Canallas lenguaraces




Canallas lenguaraces


“Pondrá en pie, según la fórmula de Juan Claudio Lechín, ‘un caudillismo
 mesiánico basado en la delincuencia’, una dictadura narco-populista”.
 Laurence Debray


Las multitudinarias manifiestaciones del sábado encendieron luces rojas en el tablero de control del Frente de Todos, que esperaba un paseo tranquilo y triunfal hasta octubre. Rápidamente, el Instituto Patria ordenó a Alberto Fernández que dinamitara el tácito acuerdo que lo vinculaba a Mauricio Macri para mantener la calma en la economía hasta las elecciones; el candidato, obediente, dejó de lado su disfraz de estadista y salió a incendiar la pradera, aún a costa de dejar la tierra arrasada.

Bastaron unas frases falsas suyas el lunes para que, otra vez en menos de quince días, todo volara por el aire. Con el sablazo que implicaron sus dichos acerca del interés del FMI en adelantar las elecciones expresado por sus funcionarios que nos visitaban, nuevamente nos hizo retroceder al mismo tembladeral que se produjo el 12 de agosto, cuando los mercados entraron en pánico por el triunfo de la fórmula Fernández² en las PASO.

Esa repetida reacción negativa, que llevó a otra escalada del dólar –que repercute instantáneamente sobre la inflación- y del riesgo-país, muestra a las claras qué opina el mundo respecto a la posibilidad de un retorno kirchnerista al poder. Y, sobre todo, expone el enorme desprecio que esa banda de canallas siente por los sectores más pobres de la sociedad.

La otra maniobra de pinzas sobre la Casa Rosada la constituyeron las masivas marchas, organizadas para conservar el abyecto dominio de la calle y comenzar la agitación –de manual revolucionario- en busca de la destitución del Gobierno. Gran cantidad de organizaciones movilizaron a una masa de pobres sodomizados por sus dirigentes, que lucran con subsidios y planes de todo tipo; fue patético escuchar a los asistentes entrevistados por canales de televisión, ya que todos dijeron ignorar para qué estaban allí.

Se intenta repetir así lo sucedido en diciembre de 2001, cuando se ahogó financieramente a la administración de Fernando de la Rua, se ejecutó el “plan helicóptero” que costó tantos muertos y, poco después, se concretó la devaluación asimétrica que se llevó todos los ahorros de los argentinos.

Conociendo muy bien a qué extremos de violencia está dispuesto a llegar el Foro de San Pablo para recuperar en América Latina el poder para el “socialismo del siglo XXI”, y el apoyo militar y económico que recibe de China, Rusia e Irán, tal como sucede con Cuba, Nicaragua y Venezuela, me sorprendió la suave calificación de “autoritario” con que Alberto Fernández describió al genocida régimen de Nicolás Maduro, cuando ya sus crímenes se encuentran probados por el informe de Michelle Bachelet, la inobjetable responsable de los derechos humanos en la ONU.

El Foro, el 28 de julio en Caracas, resolvió “apoyar al movimiento popular de Argentina, que ha logrado conformar una alianza unitaria en el Frente de Todos, … para enfrentar al macrismo …”, el Nº 2 de la dictadura, (Diosdado Cabello) advirtió a Alberto que no se crea que el elegido será él puesto que los votos son de Cristina, y las FARC colombianas han publicado su propio documento apoyándola.

Ambos temas –FMI y relaciones exteriores- se concatenan porque los mercados voluntarios de crédito internacional se encuentran cerrados, a cal y canto, para nosotros, defaulteadores seriales. ¿A quién recurrirá el candidato, si llegara a Presidente, para pedir dinero cuando necesite pagar las cuentas del populismo que pretende reinstalar? Las opciones serán escasas: al Fondo será inútil rogarle y ya sabe que su jefa y candidata a Vicepresidente no cuenta con la simpatía de nadie. Su amenaza al mundo occidental de recurrir a China, además de los conflictos que generará con nuestros actuales aliados, conlleva el enorme riesgo de mayores exigencias por parte de Xi Jimping en materia de bases militares y de materias primas, absolutamente indispensables para el gigante asiático en su actual situación de guerra comercial con Estados Unidos y de desaceleración de su economía.

Cuando ya se ha comprobado que todos los activos argentinos (bancos, empresas, títulos, etc.) valen la mitad que de lo que valían el 9 de agosto, cuando está muy claro que serán Cristina Fernández y Carlos Zannini quienes gobiernen y nos lleven sin escalas hacia el peor infierno, cuando sabemos que será inevitable la impunidad de los ladrones, cuando un triunfo permitirá que los dueños del narcotráfico regresen al poder, cabe preguntarse: ¿están locos tantos argentinos?, ¿cómo no perciben esa realidad?, ¿cómo muchos, que han visto sus fortunas licuarse en pocos días, siguen financiando este demencial proyecto?, ¿cómo privilegian una imposible tranquilidad en sus bolsillos sobre su futuro y los de sus hijos y nietos? 

El sábado pasado, muchos dijimos que ¡sí, se puede! Se pueden conservar las instituciones de la República, se puede respetar la Constitución y no modificarla, se pueden garantizar la libertad de prensa y de cátedra, se puede mejorar el servicio de justicia sin convertirla en militante, se puede meter presos a los ladrones y a los corruptos, se pueden seguir combatiendo la droga y el delito, se pueden hacer obras públicas sin monstruosos sobreprecios, en fin, se puede vivir en libertad, ejerciendo nuestros derechos y respetando a ultranza los de los demás.

Nada está perdido, aún la batalla está por librarse. Pero, para triunfar, todos quienes pensamos así deberemos trabajar arduamente, explicando a nuestros amigos y vecinos qué se juega, exigiéndoles que vayan a votar, convenciendo a quienes ejercieron el “voto castigo” en las PASO, fiscalizando las elecciones para garantizar su transparencia. La Argentina que soñamos nos lo exige.

Bs.As., 31 Ago 19

sábado, 24 de agosto de 2019

¡Qué cocktail más raro!









¡Qué cocktail más raro!


“No le temo a un ejército de leones conducido por una oveja;
 le temo a un ejército de ovejas conducido por un león”.
 Alejandro Magno

En su excelente artículo en La Nación del jueves, Carlos Pagni (https://tinyurl.com/y359l4wr) describió con meridiana claridad el difícil y contrapuesto escenario en el que hacen equilibrio Mauricio Macri (Presidente en funciones y candidato) y Alberto Fernández (candidato que presume haber sido ya efectivamente electo) debido a algunas necesidades comunes que ambos tienen de cara al futuro, en esencia la tranquilidad económica del país y la relación con los acreedores y el FMI, que los convierte casi en socios o, al menos, en colaboradores necesarios.

Qué sucederá con esa peculiar asociación transitoria cuando comience la verdadera campaña es la gran incógnita: ¿se reiniciarán los tiroteos discursivos entre ambos, que con seguridad volverían a repercutir en la cotización del dólar, la inflación y el riesgo país o privilegiarán, como verdaderos estadistas, el interés supremo de la Patria?

Realizaremos un esfuerzo homérico para revertir los resultados de las PASO, y todos quienes creemos en la República y en la libertad nos manifestaremos hoy, sábado 24, a las 17:00 hs., en el Obelisco porteño y en todas las plazas del país, para evitar que la formula Fernández², se haga con todo el poder en estas cruciales elecciones.

Es simple calificarlas así porque, si los datos de agosto se repitieran en octubre, conseguirá mayorías propias –o simples levantamanos- en ambas cámaras del Hº Aguantadero. Con ellas, designará al nuevo Procurador General (nada menos que el jefe de los fiscales federales), cubrirá cientos de vacantes en los juzgados y tribunales, podría controlar el Consejo de la Magistratura (para remover a los jueces díscolos), disciplinará a Comodoro Py y logrará así la tan buscada impunidad de los corruptos que se robaron el país entero. De todas maneras, algo de eso ya se está viendo, al observar cómo han girado las veletas del emblemático edificio desde las PASO.

La enorme preocupación que embarga, al menos, a la mitad de la sociedad, esa que, pese a los enormes problemas que sufre su bolsillo, privilegia la institucionalidad, la Constitución y la decencia, radica en el retorno del kirchnerismo narcotraficante y ladrón. Traduciendo, se preocupa mucho menos por Alberto F que por Cristina F; no olvida que ésta designó per se al candidato a Presidente, y tampoco que, detrás suyo, forma La Cámpora, encabezada por Máximo Kirchner y Eduardo “Wado” de Pedro, con todo lo que ello implica en cuanto a posicionamiento ideológico.

Porque, si triunfara Fernández² y la dueña del espacio pasa a gobernar realmente –Alberto F. debiera contratar un probador de alimentos-, a todos los males del párrafo siguiente habrá que sumarle el aislamiento internacional y la rápida adhesión de nuestro país al eje que conforman en la región Venezuela, Cuba y Bolivia y, en el globo, China, Rusia e Irán.

Hoy, que los cisnes negros mundiales se acercan en bandadas enormes, que la guerra comercial entre China y Estados Unidos parece incrementarse, que están entrando en recesión grandes países del mundo (Alemania, Italia, USA, Singapur, etc.), que parece inevitable el Brexit sin acuerdo, que los capitales están comenzando a huir hacia refugios menos riesgosos (oro, etc.), quien resulte elegido no tendrá demasiadas opciones. Sin duda, deberá hacer buena letra o empujará al país hacia un abismo aún más profundo que el actual.

Gane quien sea en octubre o diciembre, tendrá que hacer las indispensables reformas impositiva, previsional y laboral, reducir el gasto público, etc., porque se acabaron los prestamistas. Pero hay una verdad casi de Perogrullo: si fuera finalmente Macri, todas esas modificaciones serán resistidas y hasta impedidas, como siempre, por el peronismo en todos sus disfraces; en cambio, si fuera Fernández –claro, si los Kirchner lo dejaran gobernar- podría repetirse el momento que tuvo a Eduardo Duhalde como protagonista, secundado por Jorge Remes Lenicov como Ministro de Economía, o sea, entre 2002 y 2003. 

Basta recordar que, con la salida de la convertibilidad, ese Presidente elegido por el Congreso devaluó la moneda en 40% y, con ello, licuó los salarios y el gasto con el silencio cómplice del famoso “movimiento” y hasta de la CGT. Cuando llegó Nestor Kirchner a la Casa Rosada, y pese al mitómano relato de éste -que sus secuaces declaman todavía-, toda la tarea “sucia” estaba hecha y, además, tuvo la suerte –para él y su cleptomanía- de gobernar en un escenario sumamente favorable (lo permitió un precio de US$ 600 para la soja) y ante un público aterrado por la catástrofe de 2001.

Y que tampoco hubo quejas cuando Juan Domingo Perón, en 1952 y ya en medio de la crisis a la que había entrado por dilapidar las reservas en el altar de su populismo insensato, se endeudó en el exterior, militarizó a los trabajadores ferroviarios en huelga, firmó el contrato petrolero con la California, congeló los sueldos y los ató a la productividad. Nadie más que un peronista hubiera podido –o podrá- adoptar medidas así sin detonar un conflicto político gravísimo.

Bs.As., 24 Ago 19

sábado, 17 de agosto de 2019

Propuesta indecente




Propuesta indecente

“Por fortuna, los optimistas seguían
 trabajando en lugar de lamentarse”.
 Agustín Etchebarne


Sólo seis días antes del aniversario de la muerte del General José de San Martín, la República sufrió el domingo pasado un golpe demoledor en Cancha Rayada, comparable a aquél que, en marzo de 1818, casi termina con el Ejército de Los Andes; el destino quiso que los lugartenientes patriotas consiguieran rescatar grandes contingentes del desastre y, pocos días después, en Maipo, el Libertador derrotó definitivamente a los realistas en Chile. La historia de la humanidad está repleta de ejemplos similares.

Aún en estado de estupor por los números finales de las PASO, lamento enormemente que, pese a mi ruego final del sábado pasado, todos las previsibles repercusiones de una marcada diferencia a favor de la fórmula Fernández², explicable matemáticamente por la unión de todo el peronismo detrás de ella, se hayan transformado en trágicas realidades y, sobre todo, que Dios no se haya conmovido por la suerte de los argentinos; ahora, que todo parece perdido y que la incorporación de Miguel Angel Pichetto al binomio oficialista demostró no rendir los frutos esperados, sólo me queda apelar a la capacidad de resiliencia de todos quienes preferimos vivir en una verdadera democracia representativa, y no en una delegativa.

A riesgo de ser calificado como maníaco inventor de conspiraciones, deberíamos estudiar el rol de la empresa cubano-venezolana SmartMatic, encargada del escrutinio, y vigilar con atención la conducta de los famosos “punteros” ladrones de urnas y organizadores de “cadenas de votos” y, principalmente, defendernos contra los hackers que ingresaron en las bases del Ministerio de Seguridad, de las fuerzas federales y contra quienes atentaron contra las redes de fibra óptica en varios puntos del país o cortaron la electricidad en algunas escuelas de La Matanza cuando se debían enviar las planillas al centro oficial de cómputos. Nada de todo ello, aclaro desde ya, puede explicar toda la enorme distancia -15,6%- que medió entre los principales precandidatos del domingo, pero tal vez sí justificar tantos inmensos errores en los pronósticos de las encuestas previas.

Sin duda, el esfuerzo principal deben hacerlo ahora aquéllos que tienen funciones en el Gobierno. En un ejemplo absolutamente extremo y quizás hasta desaconsejable, si Juntos por el Cambio pensara que es imposible remontar lo sucedido, tal vez quiera preguntarse: ¿qué pasaría si Mauricio Macri y Miguel Angel Pichetto priorizaran salvar la ropa del espacio político y renunciaran a sus postulaciones presidenciales?

Los efectos serían inmediatos, puesto que dejarían de ser, en esta tan áspera coyuntura económica, competidores políticos (facilitando así el diálogo con la oposición) y –en el caso del primero- tranquilizarse y dedicar todo su tiempo a ejercer exclusiva y eficientemente el Poder Ejecutivo hasta el 10 de diciembre. En la Provincia de Buenos Aires, así y con boleta corta, es probable que María Eugenia Vidal lograra dar un giro copernicano a la tan extrema diferencia que benefició a Axel Kiciloff.

Si fuera necesario inspirarlos para realizar esta hazaña, deberemos recordar a Leónidas en el paso de Las Termópilas, tratando de detener, con sólo 300 hombres, la masiva invasión persa, cuando pidió a un caminante: “Extranjero, ve a Esparta y dile que aquí hemos muerto por defender sus leyes”.

La pregunta, que puede sonar a derrotista, resulta pertinente ya que un triunfo en el principal bastión del kirchnerismo, que se sumaría a la victoria segura en la ciudad de Buenos Aires y probables en Córdoba y Mendoza, permitiría conservar un enorme poder en el nuevo ciclo que se avecina, que sigo imaginando como muy peligroso para la salud republicana por la recuperación de las mayorías en ambas cámaras del Hº Aguantadero y, consecuentemente, en el Consejo de la Magistratura, con todo lo que ello implica para el correcto funcionamiento del Poder Judicial.

Ya, pese a ser solamente candidatos, los ganadores de las PASO han propuesto desplazar a miembros de la Corte y remover a los jueces que se atrevieron a procesar y detener a los principales exponentes de la corrupción, dejar inmediatamente libres a todos ellos y archivar las causas. Demás está decir que, a partir de ahora, la ilusión de recuperar al menos parte del sideral botín que Cristina Fernández y sus cómplices se llevaron al exterior se habrá disuelto.

Todavía estamos a tiempo de dar vuelta la situación, pero lograrlo requerirá de un monumental esfuerzo de todos y cada uno de nosotros, que deberemos hacernos cargo de vigilar, con mayor intensidad y profesionalidad, el correcto resultado de la voluntad popular. Es indispensable que quienes pensamos en el bien de la República salgamos a la calle a convencer, uno a uno, de concurrir en octubre a quienes se abstuvieron de votar el domingo pasado, y a nuestros amigos que residen en el exterior a hacerlo en los respectivos consulados.

Como sugerencia a los equipos electorales del oficialismo, recomiendo que quienes ejerzan la función de fiscales generales en las escuelas del Conurbano, sean aguerridos y jóvenes abogados, capaces de responder legalmente a cada una de las situaciones conflictivas que se presenten, y a no dejarse intimidar por las actitudes patoteriles que tanto se vieron el domingo; además, se deberá duplicar su cantidad, pues si sólo hay uno por escuela, le resultará imposible controlar la totalidad de las mesas cuando, además, deberá ocupar un lugar en ellas cada vez que uno de sus fiscales lo necesite.

Los fiscales de mesa, dos por cada una el día completo, deberán ser preferiblemente vecinos de la zona, para facilitar el trato con los votantes, tal como hicieron los “colegas” del Frente para Todos y de la izquierda, y más jóvenes que los que trabajaron el domingo, para evitar el natural cansancio que afectó a los mayores. Y el equipo de abogados “circulante” por los distritos, deberá ser escogido entre los de mediana edad, duchos en lides electorales, y con el coraje personal necesario para superar los climas hostiles que, seguramente, deberán soportar.

Nada se ha perdido aún, y el proceder del Padre de la Patria, que hoy conmemoramos, debe transformarse en un ejemplo concreto para quienes estamos seguros de estar librando “el buen combate”, tal como lo describió Paulo de Tarso, con su misma fe.

BsAs, 17 Ago 19

sábado, 10 de agosto de 2019

Cisnes en bandada





Cisnes en bandada


“Vivimos tiempos difíciles, pero no seremos derrotados por la confusión”.
 José Antonio Girón de Velasco


¿Qué tienen que ver con nosotros Cachemira, el estrecho de Ormuz, Corea del Norte, el Brexit, la guerra comercial USA-China? Aunque no los veamos como acontecimientos tan cercanos, podrían influir gravemente en nuestro futuro inmediato.

Si las dos potencias nucleares (India y Pakistán) detonaran su eterno conflicto, si el tráfico internacional de petróleo se viera comprometido gravemente por la acción de Irán, si el gordito Kim Jon-un se pusiera a jugar con misiles más grandes, o si Boris Johnson consiguiera que el Parlamento británico aprobara su plan de salir de la Comunidad Europea en octubre sin acuerdo alguno, los temblores de los mercados internacionales harán que los capitales huyan de los países emergentes, como la Argentina.

A comienzos de esta misma semana, la brusca devaluación del yuan, el arma elegida por Xi Jinping para contrarrestar las barreras aduaneras que está levantando Donald Trump para frenar el monumental déficit comercial de los Estados Unidos, hizo pedazos los mercados mundiales y produjo un tsunami en la cotización de todas las monedas, acciones y bonos. ¿Qué pasaría en el mundo si China decidiera desprenderse de, al menos, una parte de la monumental cantidad de bonos norteamericanos que tiene en su poder?

Obviamente, y a sólo un día de las PASO, el cisne negro que encabeza aquí la bandada es la gran probabilidad de una marcada diferencia a favor de la fórmula Fernández² en los resultados. Si así fuera, el lunes nos despertaremos en medio de un verdadero terremoto financiero, ya que la cotización del dólar, el riesgo-país y la inflación llegarán a muy altos niveles, mientras que los precios de las acciones argentinas y nuestros bonos soberanos se precipitarían al vacío; o sea, una tormenta perfecta.

Porque la sensación generalizada que dice que un porcentaje mayor a los cinco puntos porcentuales resultaría irremontable para Juntos por el Cambio, se confirmaría por la negativa reacción de todos los indicadores económicos antes de la primera vuelta de octubre. La explicación, en un país tan dolarizado como el nuestro, donde la moneda nacional sólo se utiliza para pagar y cobrar y nunca para ahorrar, no puede ser más sencilla: la disparada en la cotización de la divisa norteamericana (en realidad, la caída del peso) actuaría de inmediato impulsando todos los precios y, sobre todo, deprimiendo el ánimo de los ciudadanos, aún el de aquéllos que, como les dijo alguna vez Juan Domingo Perón, nunca vieron un dólar.

Que hoy, a escasas horas de este crucial comicio, nos encontremos en esta situación sólo tiene un responsable: el propio Gobierno quien, como escribí mucha veces, insistió en una especulación bastarda al elegir como sparring político a Cristina Fernández desde los lejanos días de diciembre de 2015, después de haberla absuelto, con su inexplicable silencio, de los gigantescos pecados y latrocinios cometidos durante sus gestiones.

Sin embargo, tampoco ello justifica, en plenitud, la actitud de casi la mitad de una sociedad que, según nos dicen todas las encuestas, está dispuesta a renovar su fe en la mayor delincuente de la historia argentina y en los asesinos y consumados filibusteros que la acompañan e integran la asociación ilícita que conformó con su marido muerto. ¿A qué extremos llegará el síndrome de Estocolmo que afecta a esa parte del electorado?

Pregunto esto porque los sondeos también nos informan que su mayor concentración, donde tiene mayor aprobación, es en el trágico Conurbano bonaerense, precisamente el lugar donde cometió el mayor crimen –un verdadero genocidio- contra sus habitantes, que siguen siendo rehenes de estos siniestros ladrones.

Hoy, que el Estado ha vuelto a estar presente, que no se oculta a los pobres, que se extienden las redes de agua potable y gas, que llegan la energía eléctrica y el pavimento, que los hospitales y centros de salud curan y han dejado de ser meras fachadas para inaugurar, que se disfruta del Metrobus y del SAME, que los trenes funcionan, que todos los días se capturan narcotraficantes y se demuelen sus bunkers, que se está produciendo una fenomenal limpieza entre los miembros de la ex maldita Policía, que se acabó el revoleo de bolsos en conventos y financieras, que no se mata a los denunciantes ni a los fiscales, tengo todo el derecho a plantear ese interrogante.

En su muy reciente “Una historia de España”, Arturo Pérez-Reverte propone un principio de respuesta: “En un país donde la pobreza y el analfabetismo eran endémicos, las prisas por cambiar en un par de años lo que habría necesitado el tiempo de una generación, resultaban mortales …”.

La conclusión no puede ser más clara: sólo la educación podrá sacarnos de este pozo al que, como dijo alguna vez María Elena Walsh, no caímos sino que nos mudamos con gran trabajo. Pero se requiere mucho tiempo y esfuerzo para reencontrarla, en especial cuando se parte de la degradación total en que se encuentra actualmente, conducida por Roberto Baradel y sus secuaces. A partir del 10 de diciembre, los argentinos deberemos exigir a nuestras autoridades que pongan especial énfasis en avanzar hacia el esperanzador escenario que plantea el siglo XXI, del cual sin duda hemos dilapidado ya veinte años.

Para mañana, la taba está aún en el aire; cuando caiga, cerca de la medianoche, confío en que Dios haya demostrado ser, una vez más, misericordioso con nosotros, pese a que tan poco hemos hecho para merecerlo.

Bs.As., 10 Ago 19

sábado, 3 de agosto de 2019

¿Se jugará?





¿Se jugará?


“Los lugares más oscuros del infierno están reservados para
 aquellos que se mantienen neutrales en tiempos de crisis moral”.
 Dante Alighieri


Hoy no voy a dirigirme a usted, que está convencido de votar a Juntos por el Cambio (Mauricio Macri/Miguel Angel Pichetto y María Eugenia Vidal), pero sí le pediré que, cualquiera sea su edad, vaya el domingo próximo a votar porque, como le contaré más adelante, nos jugamos el 11 de agosto la República.

Le aclaro, y puede verificarlo en mi blog, donde están publicadas mis notas semanales de los últimos quince años, que no pertenezco al Pro ni a Cambiemos y que tengo graves y justificadas críticas a la gestión de gobierno de Macri, comenzando por la falta de respeto a la sociedad que implicó no decirle la verdad al principio de su mandato sobre el contenido envenenado de la herencia que recibió en 2015; de haberlo hecho, de haberle explicado claramente que sólo podía esperar sangre, sudor, lágrimas y esfuerzos, quizás otro hubiera sido este cantar.

También pretendo hoy, con el respeto del caso, que reflexione usted, que piensa votar a Consenso Federal (Roberto Lavagna), a Despertar (José Luis Espert) o a Nos (Juan José Gómez Centurión). Los tres postulantes no reaccionaron frente quienes les pedimos que renunciaran a sus candidaturas presidenciales –ya que, polarizada la elección como está, es hartamente improbable que puedan llegar a participar del ballotage y, así, sólo resultan funcionales al kirchnerismo- y mantuvieran las legislativas, un objetivo claramente útil para sus posiciones y sus aspiraciones políticas.

Usted, que cree firmemente en las propuestas económicas de Lavagna, en el liberalismo de Espert o en la férrea defensa de la vida de Gómez Centurión, lo que pretende en realidad es que haya voces que las representen y que lo expresen así en el Congreso. Me atrevo a pensar que, si renunciaran a esas candidaturas presidenciales, que nunca podrán ser otra cosa que testimoniales, el peso de sus respectivas agrupaciones políticas en la configuración de las futuras cámaras parlamentarias se potenciaría.

No dudo de la honorabilidad de ninguno de ellos, dos de los cuales son, además, amigos míos. Pero, me parece, su vanidad está haciéndonos correr, como país y como sociedad, riesgos inaceptables; si éstos se convirtieran en realidad y perdiéramos definitivamente la República y el futuro, la historia será inmisericorde con los tres.

Analicemos juntos, ahora, en qué radica necesidad de concurrir a votar en las PASO y, además, cortar la boleta de estos tres candidatos tan tozudos, partiendo del presupuesto de que el kirchnerismo movilizará, con seguridad, a toda su militancia para esa contienda. Para percibir qué significa eso basta con recordar que, en las últimas elecciones, en la primera vuelta hubo dos millones de votos más que en las primarias.

Ahora bien; como seguramente ya sabe, los famosos mercados descuentan –ya lo tienen en sus cálculos- que la fórmula Fernández² obtendrá más votos que la de Macri-Pichetto. Si esa diferencia fuera, digamos, hasta un 5%, no pasaría demasiado porque en las elecciones reales ese porcentaje creen que puede revertirse; sin embargo, si fuera mayor, pongamos entre 8 y 10%, la situación sería la contraria y considerarían inevitable el retorno de nuestro propio “socialismo del siglo XXI”.

A partir de entonces, todos los indicadores económicos -cotización del dólar, inflación, riesgo-país, precio de las acciones y de los bonos, depósitos en los bancos, etc.- saltarían por el aire, y así la profecía clepto-populista (“vamo a volvé, vamo a volvé”) se vería cumplida y habremos perdido definitivamente la República.

Terminarán los procesos por corrupción y la jefa de la organización ilícita continuará impune, la plata robada habrá desaparecido para siempre, los ladrones saldrán de la cárcel, tendremos definitivamente una Justicia militante, la prensa libre habrá dejado de existir y nuestro inexorable destino será la triste y horrorosa Venezuela actual. Para comprobarlo basta con escuchar las demenciales propuestas que brotan del Instituto Patria y de todos quienes acompañan a Cristina.

De Macri -y de quienes lo acompañan- se puede decir mucho (inexperiencia, soberbia, mala praxis, graves errores no forzados, incumplimiento de la promesa de acabar con el curro de los derechos humanos y con la bastarda persecución a los militares, etc.), sobre todo en el tema económico, pero nos sacó del cepo y del default, recuperó el Indec y la credibilidad de las estadísticas públicas, consiguió revertir el monumental déficit energético que Néstor nos legara, nos reinsertó en el mundo y nos alejó del “eje del mal” bolivariano, terminó con la persecución a los opositores y a la prensa, está peleando día a día con éxito contra el narcotráfico, ha realizado obras públicas importantísimas que nos han costado la mitad de las kirchneristas, poco a poco va limpiando el ambiente sindical y encarcelando a sus grandes y eternos caciques corruptos, largos etcéteras, y el país respira una libertad como no existió en los veinte años que lleva este siglo.

Por quedarse el domingo 11 en su casa, ¿está usted dispuesto a perder todo eso?, ¿privilegiará su comodidad a la vida de la República?, ¿facilitará el retorno de una fuerza política que lleva a tantos delincuentes condenados como candidatos?, ¿aceptará que vengan por lo poco que queda?, ¿tolerará una nueva guerra contra el campo?, ¿quiere que los narcotraficantes vuelvan a imponer su ley?, ¿desea que, para no estigmatizarlos, se deje de contar a los pobres o cree que en la Argentina hay menos que en Alemania?, ¿olvidó el memorándum con Irán, el asesinato de Alberto Nisman y sus circunstancias?, ¿prefiere negar la inflación?, ¿quiere que se vuelva a emitir moneda sin respaldo?, ¿cuánto cree que valdrán sus propiedades si La Cámpora se hace cargo del país?

En resumen, ¿usted se jugará?

Bs.As., 3 Ago 19