viernes, 31 de diciembre de 2021

Pésimo Original, y Mala Copia

 


 

Pésimo Original, y Mala Copia

por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 818)

 

“La política es el camino para que los hombres sin principios puedan dirigir a los hombres sin memoria”. François-Marie Arouet, Voltaire

 

La pandemia y, sobre todo, la “cuareterna” produjo una sensible alteración en nuestra percepción del tiempo, a punto tal que los casi dos años transcurridos desde que el Covid llegó parecen haber desaparecido de nuestra memoria. Sin embargo, hace sólo seis semanas que fuimos a las urnas, y en ellas el 70% de nosotros le dijo “basta” al modelo populista, corrupto, impune y autoritario que el kirchnerismo pretendía instaurar aquí.

 

Ese grito se expresó mayoritariamente a través de las boletas de Juntos por el Cambio en sus diferentes versiones provinciales, pero también mediante las propuestas de las formaciones liberales que encabezan Javier Milei y José Luis Espert y de las agrupaciones de izquierda, que dejaron atrás su habitual insignificancia y crecieron enormemente. Como es natural y por mandato popular, el peso mayor de la responsabilidad de conformar la oposición recae sobre la alianza que reúne al Pro, a la UCR y a la CC-ARI.

 

Luego del rechazo al Presupuesto/mamarracho presentado por el Ministro de Economía, Martín Guzmán, rápidamente la Casa Rosada presentó un proyecto sobre el impuesto a los bienes personales, que resultó vencedor por un voto por la ausencia de una diputada enferma (Crescimbeni) y la deserción de dos viajeros (König y Gutiérrez), todos de JxC. El martes, la mesa nacional de esa alianza se negó, por 14 votos a uno (Patricia Bullrich), a castigar a los irresponsables legisladores, que prefirieron faltar a tan importante sesión para hacer turismo. El miércoles, la ley fue sancionada por el Senado, en una sesión que tuvo quórum por la “borocotización” de una diputada de La Rioja, María Clara del Valle Vega, otra “opositora” que, seguramente, fue convencida de mudarse al Frente para Todos con algunas “efectividades conducentes”.

 

Así, el Gobierno logró mejorar sensiblemente las perspectivas de recaudación (al no reconocer el real impacto de la inflación en las escalas y, además, aumentar mucho los porcentajes) y facultó a las provincias a incrementar el impuesto a los ingresos brutos y a gravar las herencias; todos los gobernadores de JxC, bailando en un alegre trencito de la felicidad, adhirieron a la iniciativa, con excepción de Horacio Rodríguez Larreta (CABA), que ya los había aumentado, y mucho, para compensar la quita en la coparticipación federal que sufrió para bancar a Axel Kiciloff, porque éste gerencia el territorio-corazón del kirchnerismo.

 

En la Provincia de Buenos Aires, los legisladores de las dos grandes coaliciones –con la muy honrosa excepción de once diputados- levantaron sus simpáticas manitos para modificar la ley que impedía la reelección de los “barones” (intendentes) por más de dos períodos, comenzando la cuenta en 2015. Ya la ex Gobernadora María Eugenia Vidal había herido de muerte esa ley al reglamentarla: para que se considerara “período”, éste debía extenderse más allá de los dos años; y muchos de los ahora definitivamente beneficiados, de ambas formaciones, renunciaron a sus cargos antes del 10 de diciembre para acogerse a ese beneficio en 2023, comenzando por los emblemáticos Jorge Macri (JxC) y Martín Insaurralde (FpT). En lugar de cambiar la reglamentación, se modificó la ley y se habilitó a 90 intendentes a re-reelegirse en las próximas elecciones.

 

Quienes, nuevamente, defraudaron a la sociedad que, en un 87%, rechazaba esa posibilidad, argumentan que se trató de optar por un mal menor porque, si no se permitía a esos “barones” volver a presentarse en los distritos que gobiernan desde hace años, La Cámpora podría hacerse con ellos; además, juran que será la última vez que cambiarán la ley. ¿Les compraría un auto usado a estos mentirosos seriales, aunque sean amarillos?

 

Todas estas inmundicias le dan la razón a Milei cuando habla de “la casta”, porque presenciar estos ¿errores? de la oposición, nos obliga a preguntarnos si unos y otros no son, casi, lo mismo. Un amigo, estos días, me dijo que, en el futuro, preferirá votar el original kirchnerista y no a la copia cambiemita. Y la fuerte linterna que utilizó Carlos Pagni el jueves, en su columna en La Nación, para iluminar los tenebrosos pasillos subterráneos del espionaje, en los cuales JxC y FpT se intercambian roles y favores, termina de completar el cuadro pavoroso de la política nacional.

 

Mientras eso pasaba, otros de los muchos asesinos togados, José Michelini y Andrés Basso, miembros del Tribunal Oral Federal N° 1 de La Plata, denegaron nuevamente la prisión domiciliaria (entiéndase, no la libertad) al Comisario Miguel Etchecolatz quien, amén de sus múltiples dolencias, ya cuenta con ¡92 años!; en poco tiempo estos canallas lograrán, una vez más, su propósito: este anciano morirá en la cárcel y pasará a engrosar la ya larga lista de los fallecidos en la cárcel. Y eso sucede mientras el Estado libera a miles de homicidas y violadores aduciendo el riesgo de contagio de Covid, y la catarata de impunidades que llueven sobre la jefa y sus hijos, los organizadores, los funcionarios corruptos, los empresarios coimeros, los ladrones de impuestos, los sindicalistas mafiosos y los otros múltiples cómplices y testaferros de la asociación ilícita que nos gobierna y saquea desde 2003, continúa empapando y asqueando a esta sociedad tan injustificadamente paciente, tolerante e hipócrita.

 

A pesar de todo, pero con pocas esperanzas, deseo para todos nosotros el mejor nuevo año posible; con seguridad, no será mucho.-

 

Colonia del Sacramento, 1 Ene 22

viernes, 24 de diciembre de 2021

¡Qué cachivache!

 



 

¡Qué cachivache!

por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 817)

 

“Hay que tener cuidado al elegir a los enemigos porque

 uno termina pareciéndose a ellos”.

 Jorge Luis Borges

 

¡Muy feliz Navidad! Alegrémonos con María y José por el renacimiento del Niño Jesús, y roguemos todos juntos, cualquiera sea nuestra particular creencia, por la Argentina que tanto lo necesita.

 

Juntos por el Cambio, la alianza por la cual votamos con tanta esperanza para frenar el proyecto autoritario del kirchnerismo, ha comenzado con rapidez a desilusionarnos con su fragmentación. Los primeros en incursionar por esa ruta fueron el Senador Martín Lousteau y su apadrinado, el Diputado Rodrigo de Loredo, quienes, sin pudor alguno exhibieron su falta de respeto a las reglas pactadas e, inspirados por Enrique Coti Nosiglia, dividieron el bloque de la Unión Cívica Radical. La situación obliga a compararla con el panorama que presenta la oposición en Venezuela, destruida por la cooptación de dirigentes lábiles pero, principalmente, por las ambiciones personales de sus líderes; recientemente, Andrés Oppenheimer le atribuyó mayor responsabilidad en la supervivencia del régimen asesino de Nicolás Maduro que al propio narco-oficialismo.

 

En Diputados de la Provincia de Buenos Aires, la nota la dio Natalia Sánchez Jáuregui (del partido Fe -fundado por el fallecido Gerónimo Momo Venegas- pero elegida por Juntos) quien, con su pase al Frente de Todos, dio a éste la primera minoría, con todo lo que ello implica en la composición de las diferentes comisiones y aumentó el riesgo de que otros legisladores sean cooptados con “efectividades conducentes”. Este es otro nefasto subproducto de las vetustas listas sábana que aún utilizamos, porque permiten que ingresen a las cámaras personas que no conocemos y que, más tarde, invocan la propiedad personal (no partidaria) de sus respectivos escaños para negarse a renunciar. El martes próximo la Legislatura bonaerense tratará la modificación de la ley que impide la reelección de los intendentes; resultará fascinante ver cómo se comporta Juntos, ya que algunos de sus propios “barones” serían beneficiados.

 

La gota que hizo rebalsar el vaso de la paciencia cívica fue, como se puede comprobar en las redes sociales, la dura derrota que la oposición sufrió, por un voto, en el tratamiento del impuesto a los bienes personales, que significó un enorme costo fiscal para todos nosotros. El fracaso puede imputarse a la atomización de los bloques que la integran y a la liviandad con que fueron estimadas las fuerzas propias, pero se debió principalmente a la ausencia de tres diputados cambiemitas: Camila Crescisbeni, a la que no se permitió ingresar al recinto por síntomas de estar afectada por Covid (raro, porque durante casi dos años las sesiones fueron virtuales, y ahora no se pudo); Alvaro Gonzalez que, como extrañaba mucho a su hija (igual que muchos de nosotros), se fue a Alemania para asistir a su boda; y Gabriela Brouwer de König (integra la fracción de Lousteau) que, seguramente preocupada por la salud mental de sus pequeños vástagos, partió hacia DisneyWorld en viaje familiar.

 

La clara irresponsabilidad de los dos últimos fue acentuada por las absurdas excusas que esgrimieron ante los fuertes reproches recibidos tanto de los máximos dirigentes partidarios cuanto de sus votantes, que manifestaron su ira mediante todo tipo de mensajes condenatorios. König dijo que había avisado al jefe de su bloque que realizaría el periplo y que, cuando se enteró de la inminencia de la sesión especial que Juntos había convocado, intentó infructuosamente regresar a tiempo; Rodríguez, invocó la razón mencionada pero agregó que, se haber estado presente, la votación hubiera resultado empatada y, finalmente, decida por Sergio Massa, Presidente de la Cámara y miembro de la mesa del poder nacional.

 

Pero todo ello no nos debe impedir dirigir nuestras críticas más fuertes a las cabezas visibles de los diferentes partidos que integran Juntos. Es imposible que conduzcan de este modo una coalición que se propone como alternativa del kirchnerismo y que, salvo algunos planes de gobierno que -me consta- están preparándose, no le dice a la sociedad para qué quiere llegar al poder y cuáles, si triunfa, serán sus políticas. Enfrente tienen nada menos que la más eficiente maquinaria de construir relato e impunidad que llegó a la Casa Rosada desde la época de Juan Domingo Perón; si continúa siendo tan infantil, si no sale a destruir las mentiras que el Instituto Patria y La Cámpora crean diariamente, si no se blinda ante las expediciones de pesca que ya están funcionando, la Argentina habrá perdido una nueva oportunidad y el tren de la Historia nos volverá a dejar atrás.

 

A pesar de cuanto yo mismo suponía y la realidad aseguraba, durante los próximos dos años el Gobierno seguirá conduciéndonos en un plano cada vez más inclinado, pero nada explotará. Aunque, finalmente, no cierre un acuerdo de facilidades extendidas con el FMI y asuma las horrorosas consecuencias de ello, sigue siendo dueño y señor de la máquina de imprimir papelitos de colores, cada vez más devaluados y, claro, eso llevará a un aumento de la ya enorme inflación pero también permitirá incrementar el consumo, porque todos saldremos a gastarlos rápidamente ya que somos conscientes de la velocidad a la que pierden valor. Y aunque dispondrá nuevas limitaciones derivadas de la caída a pique de las reservas, si declaramos un nuevo default y no pagamos nada a nuestros muchos acreedores (la fragata, ¿será otra vez embargada?), podrá acumular muchas divisas provenientes del campo para pagar cada vez menos importaciones de combustibles y de insumos indispensables para la producción de bienes. En ese escenario, ¿sería factible la reelección del Meme Presidente?

 

Bs.As., 25 Dic 21

viernes, 17 de diciembre de 2021

Canalladas y provocaciones

 





Canalladas y provocaciones

por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 816)

 

“También los derrotados, tarde o temprano, encuentran una voz”. Fabiano Massini

 

Me produjo republicana alegría el fallo de la Corte Suprema que, después de seis años, confirmó la inconstitucionalidad de la modificación de la composición del Consejo de la Magistratura, promovida por la ex Senadora Cristina Fernández hace quince.

 

De todas maneras, el Poder Judicial siguió perpetrando actos contra natura a través de algunos jueces, como los magistrados Fernando Machado Pellioni y Javier Feliciano Díaz, integrantes del Tribunal Oral Federal N° 3 que, por mayoría, sobreseyeron a Cristóbal López y Fabián de Souza por el mismo delito por el que condenaron a Ricardo Echegaray a más de cuatro años de prisión; no se conocen aún los fundamentos que utilizaron para resolver, pero a nadie le cabe duda de lo insólito de esa sentencia, ya que resulta imposible que uno cometiera un delito sin la participación de los otros, beneficiarios de los ¡US$ 1.000 millones! estafados al Estado.

 

Adrián Grünberg y Daniel Obligado, que también sobreseyeron hace días a Cristina Kirchner por lavado de dinero, precisamente por el inventado alquiler de cuartos en sus hoteles patagónicos a los mismos López y De Souza, deben sentirse acompañados en la repulsa pública. Ambos fallos serán revisados el año próximo por la Sala I de Casación, de la cual continuará formando parte Daniel Petrone, otra gran noticia de la semana.

 

El Juez Daniel Rafecas, que Alberto Fernández pretendía entronizar como Procurador General, se destacó en estos días. Ordenó detener a doce militares que, cuando sucedieron los hechos que les imputó, eran muy jóvenes oficiales y a los que mandó presos sin siquiera tomarles declaración indagatoria; entre ellos, el Coronel Guillermo Viola, Presidente de la Unión de Promociones. Lo hizo porque, dijo, habrían cometido delitos de lesa humanidad cuando, el 29 de septiembre de 1976, fue detectado un comando de Montoneros e intentaron detener a sus miembros. La batalla fue de tal magnitud que murieron cuatro guerrilleros y Victoria Walsh se suicidó.

 

Su propio padre, el también terrorista Rodolfo J. Walsh, escribió a sus amigos tres meses después del hecho y dijo textualmente: “… El comunicado del Ejército que publicaron los diarios no difiere demasiado, en esta oportunidad, de los hechos. Efectivamente, Vicki era oficial 2° de la Organización Montoneros … y su nombre de guerra era Hilda. …, estaba reunida ese día con cuatro miembros de la Secretaría Política que combatieron y murieron como ella. … Mi hija no estaba dispuesta a entregarse con vida. … Sabía perfectamente que en una guerra de esas características, el pecado no era hablar, sino caer. … Siguiendo el plan de defensa acordado, subió a la terraza con el secretario político, Molina, mientras Coronel, Salame y Beltrán respondían el fuego desde la planta baja. … Me ha llegado el testimonio de uno de esos hombres {del Ejército}, un conscripto: ‘El combate duró más de una hora y media. Un hombre y una muchacha tiraban desde arriba. Nos llamó la atención la muchacha porque cada vez que tiraba una ráfaga y nosotros nos zambullíamos, ella se reía’  …”

 

Pese a esa clara evidencia, Rafecas ordenó la detención de todos pese a que no existe, claro, peligro de fuga ni, menos aún, pueden poner en riesgo las pruebas de la causa. Esos “jóvenes idealistas” muertos están inmortalizados en el Parque de la Memoria porteño y sus familiares fueron fuertemente indemnizados por un Estado idiota y sujeto al saqueo más asombroso. Y todo ello delante de una sociedad cómplice e olvidadiza que se muestra sorprendida y ha elegido a los miembros de las fuerzas armadas –a las que un gobierno democrático ordenó pelear en una guerra que no buscaron para salvar a la Patria- como únicos chivos expiatorios de todo lo malo que sucedió en esos años terribles.

 

A esto debe agregarse que la Secretaría de Derechos Humanos (tuertos), a cargo de Horacio Pietragalla, se ha presentado como querellante en la causa por la ¿represión ilegal? en el combate de Monte Chingolo, en el Conurbano bonaerense, ocurrido el 23 de diciembre de 1975 –Isabel Martínez de Perón era Presidente- cuando el ERP, con cerca de 200 hombres, atacó el batallón Viejobueno con el propósito de robar trece toneladas de armamento y, en el trance, perdieron la vida 62 terroristas y quedaron heridos otros 32; las fuerzas legales sufrieron 10 bajas mortales. Un periodista presente comparó la batalla con la guerra de Vietnam.   

 

Ante el duro sopapo que recibió hace un mes en las urnas y el claro agravamiento de su situación penal, ¿una desesperada Cristina Fernández habrá ordenado agredir a las fuerzas armadas imaginando que éstas repetirán algo similar a los planteos “carapintadas”, denunciar un golpe de Estado y huir? Eso hicieron Evo Morales, en Bolivia, y Rafael Correa, prófugo de la Justicia de Ecuador. Pero no sucederá; dos mil ancianos presos, condenados en juicios amañados y sin ninguna garantía constitucional, son permanentes recordatorios de que la traición y el olvido son las monedas con que esta sociedad obscena paga por defenderla.  

 

La semana que viene, cuando escriba mi columna, Jesús habrá renacido una vez más. Ruego para que se conmueva por la suerte de la Argentina y, en especial, que bendiga a nuestras familias y a los verdaderos presos políticos y las suyas, todos tan golpeados por el infortunio y el dolor durante tantos años. ¡Feliz Navidad!

 

Bs.As., 18 Dic 21

viernes, 10 de diciembre de 2021

Estupidez y Delirio Endémicos

                       


          


            Estupidez y Delirio Endémicos

por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 815)

 

“Ya no basta con contar la verdad, también hay que destruir las mentiras”.

 Javier Cercas

 

El kirchnerismo y La Cámpora lo volvieron a hacer. Para jugar en la mesa de poker del poder, y competir desde la debilidad política con un inexistente “albertismo” que se pretendió parir el Día de la Militancia, convocaron a un obsceno y auto-apologético acto en Plaza de Mayo, apropiándose sectariamente de la celebración del aniversario de la asunción de Raúl Alfonsín, y escenificar una inexistente unidad; arriaron al centro porteño a las habituales multitudes que ignoran para qué van, salvo para gozar de un espectáculo gratuito y, sobre todo, conservar los planes sociales que las organizaciones que dicen ser sus representantes usan para extorsionarlas.

 

Trajeron a Buenos Aires a Luiz Inácio Lula da Silva, también sospechado de corrupción pero en niveles sideralmente menores a los de nuestra multimillonaria emperatriz hotelera; en cambio, José Pepe Mujica, también de visita, brilla por su honestidad. Pronto veremos si ese acto, pensado como un misil contra el MemePresidente, funcionó como tal y si la más reciente afirmación de éste –“ella y yo pensamos lo mismo, pero yo decido”- no es sólo una mentira más; seguramente, la CGT, los gobernadores y los “barones”, todos ausentes, también están esperando que se aclare.

 

Cristina Fernández, brillante y audaz cuando libra la batalla cultural y maestra en edificar falsos castillos en la maleable arena de la historia argentina, usa todas las tribuna para su lucha personal, hasta ahora perdidosa, contra la Justicia y recurre, desnaturalizándola, a la teoría del lawfare; olvida que las causas en las que su suerte penal está más comprometida se iniciaron durante su propia presidencia y que sólo la innoble protección que le brindó el Senado desde 2015 evitó que fuera presa; ¿será cierto que, ante la probabilidad cierta de una nueva derrota, se postularía para volver a esa Cámara en 2023 y así conservar fueros?

 

La nota de la semana, que mostró la angustia que sufre la familia de la PresidenteVice ante el avance de esos procesos –el sobreseimiento que dictó el Tribunal Oral Federal N° 5 no subsistirá porque, seguramente, será revocado por Casación- la dio el inefable Ministro de Justicia, Martín Soria, al visitar a la Corte Suprema. Su delirante tentativa de “apretar” al máximo Tribunal para aliviar la situación procesal de su jefa fue, como era de esperar, un estrepitoso fracaso y lo probó él mismo al salir del Palacio de Justicia y tuitear enloquecidamente contra sus miembros.

 

Las veletas han comenzado a girar, suave pero firmemente. El Juez Ariel Lijo, en la denuncia penal formulada por José D’Angelo a raíz del descubrimiento de los numerosos fraudes que expuso en su reciente libro “La estafa con los desaparecidos”, ha exigido al Ministerio de Economía y a la Secretaría de Derechos Humanos informes sobre todos las indemnizaciones pagadas por el Estado a las víctimas o a los deudos, reales o ficticios, de las fuerzas legales, con las listas de los beneficiados. Estamos hablando de miles de millones de dólares robados; por supuesto, el Gobierno se resiste a entregar esos datos, otra fuente de la gigantesca corrupción.

 

En los próximos días tendremos algunos indicios más de los nuevos vientos que soplan en la Justicia. Por un lado, la Corte parece pronta a decidir, después de seis años, que la modificación que impuso Cristina Fernández a su paso anterior por el Senado en la composición del Consejo de la Magistratura es inconstitucional. Y, por otro, la Cámara de Casación deberá elegir a su Presidente; como la longitud de esta nota no me permite explayarme, sólo diré que, si el Juez Daniel Petrone no es elegido para ocupar ese cargo, la noble viuda del pingüino guerrero llorará amargamente.

 

Así como el delirio se ha transformado en un mal endémico del kirchnerismo gobernante, que se autopercibe vencedor después de una paliza histórica y que todos los días lucha en su propia cumbre por un pedacito individual de futuro, el radicalismo no le va en zaga. La penosa imagen que proyectó sobre una ciudadanía agobiada por la inseguridad, la inflación, la pobreza, la falta de futuro, la pérdida de empresas y trabajos y la muerte de 117.000 de los suyos por la impericia, la ideologización y la corrupción, demuestra que la estupidez también cunde en la oposición.

 

La frase de Andrés Malamud (“los radicales olfatean el poder y huyen en sentido contrario”), que reprodujo Carlos Pagni, remite a la descarnada pelea por las candidaturas para 2023 que el más que centenario partido, por instigación del nefasto Enrique Coti Nosiglia, ya está librando a la vista de la sociedad; parece no haber notado que faltan dos años en un país donde el largo plazo es la semana siguiente y, peor aún, ha ignorado el mandato que recibió hace un mes en las urnas: ponerse a trabajar para evitar la destrucción final de la Argentina. El Pro también lo hace pero, al menos, no exhibe impúdicamente sus diferencias en público.

 

Quiero cerrar esta columna rindiendo un emocionado homenaje a una de las mejores y más nobles personas que he conocido y que acaba de renunciar a su banca senatorial por la cruel enfermedad que sufre. A él merece aplicarse un viejo proverbio judío: “No es más grande quien más espacio ocupa cuando está, sino el que más vacío deja cuando se va”. ¡Hasta siempre, querido Esteban Bullrich, y que Jesús, ya pronto a renacer, los bendiga a a ti, a tu mujer y a los chicos!

 

Bs.As., 11 Dic 21

viernes, 3 de diciembre de 2021

Ni Justicia

 


Ni Justicia

por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 814)

 

“Los hechos son testaturudos”. 

Vladimir Ilich Uliánov, Lenin

 

La Argentina, que desde hace décadas vive un “subdesarrollo sustentable”, genial definición de Vicente Massot, está asistiendo ahora a una marcada inclinación del ángulo de la pendiente por la que desliza hacia el abismo final. Si bien la casta política ha sido gran responsable de esa degradación institucional, una mayor cuota corresponde a la Justicia, cuyos miembros han tolerado que los virus de la corrupción y de la politización la enfermaran tan gravemente. Hay una vieja máxima republicana que reza: “con una Justicia eficiente, rápida e independiente, todo es posible; sin ella, nada lo será”; por haberla ignorado, así estamos.

 

En el terreno judicial, desde el sábado se han producido dos hechos importantes. Me refiero, claro, al indignante sobreseimiento de Cristina Fernández dictado por la mayoría del Tribunal Oral Federal N° 5 (Daniel Obligado y Adrián Grünberg) sin realizar el juicio oral y público que ordena el Código Procesal Penal y mientras aún faltaba producir prueba pedida por la propia defensa de la beneficiada; y al absurdo procesamiento del ex Presidente Mauricio Macri, por el Juez subrogante de Dolores, Martín Bava.

 

Los primeros invocaron un principio clave para resolver así, con el honroso voto en contra de Adriana Palliotti: la existencia de una ley más benigna; malintencionadamente, olvidaron que esa ley había sido modificada cuando los delitos imputados continuaban cometiéndose por varios años más; el fallo será apelado por el Fiscal Diego Velazco, y será la Sala I de la Cámara de Casación, que ya se ha pronunciado en el sentido de la necesidad de realizar el juicio, quien resolverá. Quedará, por supuesto, la posibilidad de recurrir a la Corte Suprema, que debiera expedirse en breve plazo para evitar que todo se transforme en la anhelada impunidad.

 

Obligado, que ahora se amparó en ese principio legal para proteger a su patrona, es el mismo Juez que lo negó a todos los militares que, imputados de lesa humanidad, cayeron bajo su imperio, en procesos viciados por la indudable falsedad de los testimonios y por el desconocimiento de garantías tales como la de juez natural, de irretroactividad de la ley penal, etc., y a los cuales les extendió arbitrariamente la prisión preventiva sin atender a sus edades (76 años, en promedio) ni a sus condiciones de salud.

 

Por su parte, Bava dispuso el procesamiento de Macri sin contar con prueba alguna que lo vincule con el presunto (aún no probado) espionaje a los familiares de los marinos del ARA San Juan. Mientras, obedeciendo el antiguo apotegma peronista (“al amigo, todo; al enemigo, ni justicia”), otro Juez federal, Marcelo Martínez de Giorgi, hace como que investiga la denuncia derivada de las muchas carpetas, con transcripciones de conversaciones de opositores, frutos de escuchas ilegales, que fueron encontradas en la casa de la PresidenteVice en Calafate durante un allanamiento ordenado por el fallecido Juez Claudio Bonadío.

 

Cambiando de tema, esta misma semana fuimos informados por la UNESCO del resultado de las pruebas realizadas a nuestros alumnos primarios: fuimos un faro luminoso en el mundo desde fines del siglo XIX, cuando la educación pública erradicó el analfabetismo; hoy, el derrumbe es total, y los chicos que llegan al secundario ni siquiera comprenden los textos que leen y, mucho menos, acceden al conocimiento de las ciencias duras.

 

 La Provincia de Buenos Aires es el paradigma de esa catástrofe. Su gobierno entregó la política educativa a los gremios más ideologizados y salvajes, cuya máxima expresión es Roberto Baradel, gran capitán de los “trabajadores de la educación”. La “cuareterna” fue su ideal, y la pandemia la excusa para ni siquiera asistir a las escuelas, en las cuales la proliferación de maestros y suplentes (40% de ausentismo) para los mismos cargos docentes impide mejorar salarios y exigencias, y todo ello en uno de los países que, en la región, destina mayor presupuesto a la educación. Pese a ser el kirchnerismo socio político de Rafael Correa, el ex Presidente prófugo de Ecuador, no imitó su política educacional; éste hizo dictar una ley, aún vigente, que dispone que sólo puedan enseñar quienes merezcan las mejores calificaciones en los institutos de formación, todos de excelencia.

 

La nueva carta/misil emitida por Cristina Fernández, en la que transfirió la responsabilidad de un eventual acuerdo con el FMI -que, como condición previa, requiere de un plan económico creíble que contenga una reducción del gasto público y de la inflación- a su mandatario, el MemePresidente (que ha pedido al organismo que, antes de firmar, haga un insólito mea culpa por el crédito otorgado durante la administración de Macri) y, sobre todo, a la oposición. Intenta quitarse el sayo del ajuste y reservarse el derecho a veto para conservar su capital simbólico; lo construyó su propio marido mintiendo descaradamente cuando, para cancelar la deuda con el FMI, que cobraba un interés del 4% anual pero exigía auditar las finanzas públicas, nos endeudó con su socio Hugo Chávez al 15%, repartiendo entre ambos los “beneficios”.

 

Si la Justicia fuera proba, nada de todo esto podría haber sucedido, puesto que los jueces hubieran puesto límites. Hoy nos queda una esperanza: un inminente fallo de la Corte Suprema, ya demorado seis años, que restituya la composición del Consejo de la Magistratura (responsable de la elección y la remoción de los magistrados) a lo establecido en la Constitución de 1994. Esperemos que no sea, una vez más, vana.

 

 

Bs.As., 4 Dic 21