viernes, 27 de marzo de 2020

Entre canalladas y confirmaciones




Entre canalladas y confirmaciones
por Enrique Guillermo Avogadro


“Si no nos despertamos rápido, si el acto necesario de abrir los ojos se
 posterga y se alarga, vasto, titubeante, con los párpados aletargados y
 morosos, los astutos nos despellejan como rayos a los zombies”.
  Miguel Wiñasky

Una semana después de haber sido obligado a quedarse en su casa, ¿cómo se siente usted? La mayoría comienza a caer en una desesperación que la lleva a transgredir las normas de la cuarentena, aunque se preocupe por sus parientes que, por ser mayores, están en la principal franja de riesgo. El encierro compulsivo produce graves y siempre nocivos efectos, tal como nos podrían contar las jóvenes familias con hijos chicos.

Pero cuando mil viejos –todos tienen más de 65 años y, muchos, más de 80- piden con desesperación que se les otorgue la prisión domiciliaria porque están hacinados y carecen de una asistencia médica adecuada para sus múltiples dolencias, rápidamente aparecen las nefastas Hebe Bonafini y Estela Carlotto, vociferando su odio visceral. Exigen que no se les conceda ese ¿beneficio? a estas víctimas de nuestra falta de memoria y una peor hipocresía, a las cuales hemos convertido en verdaderos corderos pascuales; y a ellas se sumó nada menos que Horacio Pietragalla Corti, el Subsecretario de Derechos Humanos (tuertos) de la Nación, miembro de La Cámpora y ex Diputado Nacional por “las Abuelas de Plaza de Mayo” (sic).

No se los puede comparar con Milagro Salas, con Julio de Vido o con tantos otros ladrones que disponen de enormes mansiones; se trata, por el contrario, de militares y civiles que viven muy modestamente (¡teléfono para  César Milani!) y que, algunos, llevan años en esa situación. Pero, para ellos, no existen los principios de inocencia, de juicio justo, de legalidad, de juez natural, de irretroactividad de la ley penal, de aplicación de la ley más beneficiosa para el acusado, de juzgamiento por la ley aplicable al momento de los hechos y, sobre todo, de limitación a la prisión preventiva.

Entre estos más de dos mil presos, la enorme mayoría no tiene condena firme pero, aún así, se encuentra en prisión preventiva hace más de 10 años (el máximo previsto en la ley es de 2 años, prorrogable por uno más por razones fundadas) pese a que nadie puede pensar, sinceramente, que pueden corresponderles las dos condiciones esenciales para su prolongación, ya que no hay riesgo de fuga por su vejez ni podrían afectar las pruebas sobre hechos sucedidos hace más de cuarenta años.

La pandemia que afecta al mundo, que tanta tinta ha hecho correr (https://tinyurl.com/rxgx4b4) y que, desde el punto de vista económico, golpea especialmente a la Argentina (https://tinyurl.com/urhlru6) -¿en qué momento nos preguntaremos si el remedio no será peor que la enfermedad?- ha permitido que aflore, una vez más, lo peor de nuestra sociedad canalla.

Un gobernador del riñón del Instituto Patria -Axel Kiciloff (Buenos Aires)-, difundió su interés en contratar nada menos que 500 ¿médicos? cubanos (¿no sería mejor llamar a graduados y a estudiantes avanzados argentinos, repatriar a los 200 que no consiguen regresar o, inclusive, contratar a los médicos expulsados de su país por Nicolás Maduro?), vino a confirmar mi hipótesis de atribuir los múltiples viajes a Cuba de Cristina a la constitución de un nuevo eje castro-chavista para imponer la dictadura socialista en toda América y no a la falsa enfermedad de su hija prófuga.

Sostengo que esos teóricos profesionales -¿de dónde surgió el mito de excelencia de la medicina cubana si carece de dinero para investigación?, ¿lo ha reconocido algún Premio Nobel o una asociación médica internacional?, ¿quién la ha evaluado, si no se puede salir de la isla para asistir a congresos ni a universidades y carece hasta de Internet?, ¿cómo revalidarán sus títulos aquí, si es que los tienen, si no hay convenio entre Argentina y Cuba?- no son más que activos militantes revolucionarios que llegarán, en plena crisis económica, para alterar aún más a los habitantes más pobres de nuestro país, ya afectados por el desempleo, el hambre y la falta de servicios básicos sanitarios. Así comenzó Hugo Chávez la infiltración del comunismo en Venezuela; luego siguieron los “asesores militares” y el país está pagando carísima esa “ayuda solidaria” castrista.

Fueron expulsados de Brasil por Jair Bolsonaro y Ecuador siguió su ejemplo, al comprobarse tanto sus actividades subversivas cuanto la explotación laboral a la que son sometidos (https://tinyurl.com/v5kumpp), que los convierte en verdaderos esclavos (https://tinyurl.com/vn44ovp) del régimen comunista, que recibe el 80% de sus salarios, un negocio anual de once mil millones de dólares (https://tinyurl.com/rvvhrvq) para la isla, según la OCDE; en el caso de Bolivia, cuando se los envió de regreso a su país, se encontró a funcionarios de la Embajada de Cuba quemando falsos diplomas de algunos de los integrantes de esos contingentes de “médicos”, contratados por Evo Morales (https://tinyurl.com/ut7accq).

Todo esto no es más que otra payasada de la frívola y privilegiada Cristina Kirchner (https://tinyurl.com/yx4m4tr7), como lo fue inaugurar tantas veces los mismos hospitales que sólo eran cáscaras y que nunca funcionaron, pero esta vez es muchísimo más peligrosa; la sociedad entera debería reaccionar fuertemente para impedir este siniestro plan.

Por último, le recomiendo efusivamente leer las importantes notas cuyos links de acceso se incluyen en esta columna.

Bs.As., 28 Mar 20

viernes, 20 de marzo de 2020

Robos y burlas entre bambalinas
por Enrique Guillermo Avogadro 

“La primera solución para una nación mal administrada es la
 inflación, la segunda es la guerra. Ambas aportan una salida temporal y construyen una
 ruina permanente. Y ambas son también el refugio de políticos oportunistas”. 
Ernest Hemingway

En la medida en que ignoro todo lo referido a la pandemia mundial que afecta al mundo, y no quiero incurrir en el pecado tan argentino de opinar impunemente sobre cualquier tema, me limitaré a expresar mi ferviente apoyo tanto a la forma en que el Presidente está conduciendo el proceso cuanto al noble comportamiento de la oposición. Y la profunda emoción que me embargó al escuchar a la ciudad entera aplaudiendo a los héroes anónimos de nuestros sistemas de salud.

Tengo una sola certeza: si no respetamos –como han hecho los irresponsables que, pese a todo, partieron a la costa atlántica- la recomendación de aislarnos, finalmente todos estaremos contagiados; en ese momento, la actividad económica se detendrá por completo, es decir, se producirá el mismo efecto, y mucho más extenso y dañino, que el que sin duda derivará de la cuarentena decretada el jueves por la noche.

Hay muchas incógnitas económicas y sociales en el aire, planteadas en una situación nacional de extrema pobreza: ¿qué sucederá con los cuentapropistas (taxistas, changuistas, pequeños comerciantes, etc).?, ¿cómo sobrevivirán a este monumental parate?, ¿cómo solucionarán el tema de la pandemia en las villas miseria y en las cárceles, donde están las mayores situaciones de hacinamiento?

Esto último viene a cuento, sobre todo, en lo que a los verdaderos presos políticos –los militares y civiles acusados de crímenes de lesa humanidad- se refiere. Se trata, obviamente, de personas de altísimo riesgo, por su avanzada edad y por las numerosas patologías que padecen y que, me consta, los hospitales penitenciarios no están en condiciones de atender. Ante los más que razonables pedidos de estos reales condenados a muerte por una sociedad cínica, mentirosa y cobarde, ya se levantaron las organizaciones de venganza de la izquierda, defensores de algunos derechos humanos (sólo los de su propia tropa) a gritar preventivamente en contra, usando los medios de prensa adictos. Espero, contra toda experiencia previa, que esta vez, ante una crisis sin precedentes, los asesinos togados de Comodoro Py entiendan razones y les concedan la detención domiciliaria.

Dicho esto, la realidad me obliga a referirme a quien tanto se mofa de los argentinos en general: Cristina Elisabeth Fernández. Preocupados por la pandemia, nos pasó totalmente desapercibido un movimiento crucial que ejecutó para hacerse del poder en uno de los aspectos más críticos de nuestra economía, el mismo que tantas ganancias produjo al conjunto de gangsters que organizó su marido muerto y cuya jefatura ejerce y que, bajo la conducción de esos delincuentes, produjo la mayor catástrofe en nuestra historia reciente: la energía.

Para justificar esta afirmación basta con recordar que, con Néstor Kirchner y su compulsión a robar, la Argentina perdió el autoabastecimiento energético y fue condenada a importar electricidad y gas licuado. Por ese sumidero se fueron las divisas y llegaron la inflación y la crisis, a la cual la confiscación de YPF, ejecutada con la complicidad de Repsol (¡teléfono para Axel Kiciloff, que tan alegremente le pagó!), contribuyó enormemente.

El martes, y por sendos decretos presidenciales, fueron intervenidos los entes nacionales de regulación eléctrica (ENRE) y del gas (ENARGAS), cuyos administradores, designados por concurso, fueron reemplazados por Federico Basualdo y Federico Bernal, dos asesores vinculados estrechamente al Instituto Patria, esa colmena en que reina nuestra propia viuda negra. Antes, lo había hecho con Yacimientos Carboníferos Río Turbio (Anímal Fernández) y con ENARSA (Andrés Cirnigliano), la empresa responsable de la importación de gas y de la construcción de las faraónicas e innecesarias represas de Condor Cliff y La Barrancosa, en la Provincia de Santa Cruz. Con ellos, y el actual congelamiento de tarifas, a corto plazo repetiremos la historia de escasez, cortes y despilfarro que vivimos durante todo el kirchnerismo y, conociendo el paño, volveremos al saqueo general.

Pero lo más grave, si se quiere, es la conducta personal de Cristina. Otra vez, tal como cuando durante su presidencia y se produjeron hechos luctuosos –el incendio de Cromagnon, las inundaciones de La Plata (espero que no vuelva a bailar en Plaza de Mayo) y el choque del tren en Once, los dos últimos causados por el devastador latrocinio de la banda delictiva que comanda- en plena crisis hizo mutis por el foro y se fue a Cuba, desde donde anunció su regreso para mañana, acompañada ahora por su hija, prófuga durante más de un año de la Justicia. Una vez más, esta jefa espiritual de la horda de pobres cultivados por su irracional populismo, se mofa de sus idiotas seguidores, sin que ello parezca afectar la devoción que le profesan.

Bs.As., 21 Mar 20

viernes, 13 de marzo de 2020

¡Qué preguntas, che!





¡Qué preguntas, che!


“Nunca son tan peligrosos los hombres como cuando se
 vengan de los crímenes que ellos mismos han cometido”
 Sandor Marai

El sábado próximo, en coincidencia con la llegada del otoño, el romántico y simbiótico dúo Fernández² culminará los cien días de luna de miel iniciática. También terminarán, por inconducentes, todas las discusiones acerca de quién manda, efectivamente, en nuestro país; me parece, entonces, que amerita preguntarnos qué sucedería si Cristina o Alberto desaparecieran, bruscamente, de la escena política, ya que son los directos responsables de todos los conflictos que nos atraviesan.

Alberto, que cambió de ropaje y de principios (es un reputado groucho-marxista) infinidad de veces en su vida, confirmó sin ambages que “somos lo mismo”; por un breve lapso, intentó vendernos un albertismo bien comportado, pero esa campaña abortó rápidamente al ser cruzada por la tropa del Instituto Patria y su propio gabinete de ministros.

En las últimas semanas, de acuerdo con su consorte, obligado a hacer populismo sin dinero y golpeado por huracanes de dimensiones globales (baja del precio del petróleo y los mercados, pandemia de coronavirus y crisis de la deuda), ha generado insolubles e inoportunas rupturas con el campo, con las empresas de la economía del conocimiento, con las estructuras del Estado en las cuales ha nombrado a connotados delincuentes, con las fuerzas armadas y de seguridad, con la Ciudad de Buenos Aires, con la prensa libre y el periodismo de investigación, con la Justicia y el Ministerio Público y con los católicos y los evangelistas (¿de qué se disfrazará ahora SS Francisco, que tanto hizo por el triunfo de esta pareja?).

Ha ninguneado al 40,8% que no los votó, que se resiste a la renovada impunidad de la corrupción y que cada día se enoja más con la entrega total de los organismos de control –en especial, aquéllos con injerencia en las causas judiciales- a los principales saqueadores y con la forma en que pretende educar a nuestros hijos y destruir nuestro idioma.

Pero es Cristina quien está dispuesta inmolar al país en su siniestro altar de venganza. Es ella quien odia al campo sin matices, desde que perdió en 2008 la votación por la Resolución 125 y prefiere llevarnos al suicidio colectivo sin alimentos y sin dólares. Es ella quien ha ordenado poner en marcha esos conflictos simultáneos que, sin duda, llevarán a un enfrentamiento social de inimaginables consecuencias, algunas de las cuales –por ejemplo, si el payaso de Juan Gabrois realmente intentara hacer “desaparecer” a los  productores agropecuarios- serán violentísimas.

Es Cristina quien importó el lawfare, desarma a las fuerzas de seguridad e impone las políticas garantistas para los criminales. Es ella quien ordena a Axel Kiciloff ignorar a los intendentes. Es ella quien selecciona a los funcionarios de mayor nivel, incluyendo a los embajadores en países claves para nuestra inserción global. Es ella quien echa leña al fuego de la relación con el FMI mientras Martín Guzmán hace peligroso equilibrio con los bonistas.

Es Cristina quien persigue a los gobernadores de Cambiemos y ejecuta cualquier zafarrancho para liberar a Milagro Salas. Es ella quien otorga asilo a Evo Morales e invita a Rafael Correa, Miguel Díaz-Canel e importantes representantes de Nicolás Maduro a los fastos oficiales. Es ella quien, escudada en la falaz enfermedad de su hija, coordina en Cuba con las cúpulas castro-chavistas la nueva revolución marxista en América Latina. Es ella quien ordena dinamitar todos los puentes con Uruguay, Brasil, Bolivia, Chile y, por supuesto, Estados Unidos.

Pero todo eso es consensuado y ejecutado por Alberto, un pusilánime fusible acomodaticio, un mero muñeco a través del cual habla la ventrílocua, que no vacila en contradecirse permanentemente (¡qué novedad!), se trate de la declamada alianza estratégica con el campo, de las retenciones a las exportaciones, de las tarifas de servicios públicos y del transporte, de los aumentos de las jubilaciones, de su “gobierno de científicos” del respaldo a los oficiales de las fuerzas armadas, de las paritarias “sin techo”, de la emisión monetaria o de la inflación, y de las heladeras llenas.

Si Cristina no estuviera en el puente de mando, ¿continuaría Alberto solo estas batallas?, ¿le perdonarían una defección a la “doctrina” los fieles escuderos de la viuda? Hay una peor alternativa: ¿y si fuera Alberto quien abandonara el comando formal?, ¿a qué desatados extremos nos conduciría esta psicótica mujer?, ¿intentaría, por ejemplo, crear milicias armadas al estilo chavista?, ¿pretendería implementar una suicida reforma agraria?, ¿qué nuevos acuerdos secretos firmaría con Venezuela, Irán, Rusia y China?

Como queda claro y salga pato o gallareta, los argentinos veremos -y permitiremos- como nuestro país continúa despeñándose hacia ese infierno en que están las civilizaciones y las naciones que han dejado de existir.

Bs.As., 14 Mar 20

viernes, 6 de marzo de 2020

Un horror infinito




Un horror infinito
Por Enrique Guillermo Avogadro


“Los hombres y las naciones fracasan por las
 mismas fuerzas que los elevan”.
 Hilaire Bellocq


Los primeros cien días del gobierno de Fernández² han producido en ambas márgenes de la brecha una sensación de estupor, producto del ya innegable triunfo del cristinismo más duro. Los demoledores golpes propinados a la institucionalidad aterran a un lado, y el innegable fracaso de sus políticas económicas frente a las delirantes promesas electorales en la campaña que los llevó al triunfo, desesperan al otro.

La tentativa de intervenir el Poder Judicial jujeño para liberar a la más emblemática delincuente, Milagro Salas, va en ese sentido, pero el martes 10, a las 18:00, se realizará una manifestación ante el Congreso para gritarle al kirchnerismo: ¡No pasarán!; es inexcusable su presencia, porque nos estamos jugando el país del futuro, la herencia de nuestros hijos. Con ello, daremos inicio a una generalizada resistencia civil y pacífica ante los avances destructivos de estos crápulas contra la República.

Las renuncias habidas en los tribunales confirmaron los tristes pronósticos en ese sentido, y la repulsiva liberación de Julio de Vido y Roberto Baratta anticipa el futuro de Amado Boudou, Milagro Salas, Ricardo Jaime y Luis D’Elía. La otra pinza para limitar los riesgos ya está construida, con la transferencia del Programa de Protección de Testigos a la esfera de la Secretaría de Justicia, o sea, con la entrega del control de la seguridad de los arrepentidos a los denunciados por aquéllos.

El regreso de lo peor de los años robados al poder, con la ya innegable sumisión del Presidente a los siniestros designios de la araña que reina en el Instituto Patria, queda expuesto por la reedición de la guerra gaucha (incentivada por sus lenguaraces, Oscar Parrilli y Juan Grabois), por las renacidas tensiones diplomáticas con Uruguay y Brasil, los avances permanentes contra la prensa libre, la humillación del Ejército y la batalla contra la Justicia en la imparable carrera por la impunidad.  

Mientras tanto, esos ciudadanos de décima clase, los militares detenidos preventivamente desde hace más de una década contemplan resignados como personajes condenados por robar y matar (como sucedió con el crimen de Once), mucho más jóvenes y con inexistentes dolencias físicas, son liberados sobre la base de presuntas razones humanitarias que, para ellos, nunca son suficientes.

Agreguemos a ese maloliente preparado la iniciativa de senadoras del oficialismo de evitar la investigación judicial de los hechos de corrupción cuando estos hubieran sido ventilados antes en la prensa, y tendremos un notable anticipo de cómo será el país con el que sueñan.

El campo ha decidido ir al paro a partir del lunes, y no comercializará carnes ni granos, porque la presión impositiva dispuesta por Alberto ya es, lisa y llanamente, confiscatoria. Mientras eso sucede, la clase política se niega colaborar con la pregonada “solidaridad” y a ajustar, aunque sea mínimamente, su inmenso y descontrolado gasto.

Más allá de la degradación moral que produce en toda sociedad la demostración de la impunidad de los saqueadores y la inexistencia de instituciones, todo este panorama trae aparejada una consecuencia dramática para el futuro: la definitiva imposibilidad del arribo de inversiones productivas a la Argentina.

Para que quede claro, pregúntese usted mismo: ¿pondré dinero en un país en el que la Justicia no es independiente ni seria y la corrupción no se combate?, ¿donde un sinnúmero de funcionarios del primer escalón del Estado se encuentran procesados por defraudación a la administración pública?, ¿donde hasta la Vicepresidente está múltiples veces imputada por la comisión de infinitos delitos?, ¿donde la Constitución no se respeta y el Poder Legislativo cede sus facultades al Ejecutivo, inclusive en materias vedadas, como los impuestos?

¿Iré con mis dólares a un lugar del cual no podré sacarlos ni llevarme mis ganancias genuinas?, ¿por qué elegir un país tan dramáticamente controlado por los funcionarios de turno, a quienes deberé pedir autorización para todo acto comercial?, ¿cómo se trabaja en una economía que tiene una de las inflaciones más grandes del mundo y siempre hay alguien que me dirá con qué cotización del dólar –de las muchas que se operan en el mercado- deberé hacer mis cálculos de rentabilidad?, ¿por qué ser parte de una sociedad que execra a los triunfadores y premia a los vagos?, ¿quién decidirá a qué precio deberé vender mis productos?, habiendo tantas opciones, ¿para qué ingresar en un sistema impositivo totalmente confiscatorio en nombre de una falsa “solidaridad”?, ¿donde si exporto seré castigado con retenciones de todo tipo?

La respuesta obviamente negativa a todos esos interrogantes hace, por ejemplo, que la mayor bendición de la naturaleza (Vaca Muerta) esté al borde de transformarse en una nueva y gigantesca frustración. La razón de es simple: cuando se descubrió el gigantesco yacimiento, sólo había uno similar en el mundo; hoy, tantos años después, se explotan casi otros veinte, uno de los cuales –Texas- ha transformado a los Estados Unidos en autosuficientes en petróleo, alterando todo su posicionamiento geopolítico.

Con la caída en los precios internacionales y las tarifas locales congeladas por decisiones populistas que nos condenarán a reeditar la situación de dependencia que vivimos en la extendida década robada, Vaca Muerta se encuentra casi paralizada. Mientras tanto, los notorios avances en materia de combustibles no fósiles convertirán a corto plazo al petróleo en cosa del pasado y en humo a esa ensoñación argentina.

Bs.As., 7 Mar 20