Entre canalladas y confirmaciones
por Enrique Guillermo Avogadro
“Si no nos despertamos rápido, si el acto necesario de abrir los ojos se
posterga y se alarga, vasto, titubeante, con los párpados aletargados y
morosos, los astutos nos despellejan como rayos a los zombies”.
Miguel Wiñasky
Una semana después de haber sido
obligado a quedarse en su casa, ¿cómo se siente usted? La mayoría comienza a caer
en una desesperación que la lleva a transgredir las normas de la cuarentena,
aunque se preocupe por sus parientes que, por ser mayores, están en la principal
franja de riesgo. El encierro compulsivo produce graves y siempre nocivos efectos,
tal como nos podrían contar las jóvenes familias con hijos chicos.
Pero cuando mil viejos –todos tienen
más de 65 años y, muchos, más de 80- piden con desesperación que se les otorgue
la prisión domiciliaria porque están hacinados y carecen de una asistencia
médica adecuada para sus múltiples dolencias, rápidamente aparecen las nefastas
Hebe Bonafini y Estela Carlotto, vociferando su odio visceral. Exigen que no se
les conceda ese ¿beneficio? a estas víctimas de nuestra falta de memoria y una
peor hipocresía, a las cuales hemos convertido en verdaderos corderos pascuales;
y a ellas se sumó nada menos que Horacio Pietragalla Corti, el Subsecretario de
Derechos Humanos (tuertos) de la Nación, miembro de La Cámpora y ex Diputado
Nacional por “las Abuelas de Plaza de Mayo” (sic).
No se los puede comparar con
Milagro Salas, con Julio de Vido o con tantos otros ladrones que disponen de
enormes mansiones; se trata, por el contrario, de militares y civiles que viven
muy modestamente (¡teléfono para César
Milani!) y que, algunos, llevan años en esa situación. Pero, para ellos, no
existen los principios de inocencia, de juicio justo, de legalidad, de juez
natural, de irretroactividad de la ley penal, de aplicación de la ley más
beneficiosa para el acusado, de juzgamiento por la ley aplicable al momento de
los hechos y, sobre todo, de limitación a la prisión preventiva.
Entre estos más de dos mil presos,
la enorme mayoría no tiene condena firme pero, aún así, se encuentra en prisión
preventiva hace más de 10 años (el máximo previsto en la ley es de 2 años,
prorrogable por uno más por razones fundadas) pese a que nadie puede pensar,
sinceramente, que pueden corresponderles las dos condiciones esenciales para su
prolongación, ya que no hay riesgo de fuga por su vejez ni podrían afectar las
pruebas sobre hechos sucedidos hace más de cuarenta años.
La pandemia que afecta al mundo, que tanta tinta ha hecho correr (https://tinyurl.com/rxgx4b4) y que, desde el punto de vista
económico, golpea especialmente a la Argentina (https://tinyurl.com/urhlru6) -¿en qué momento nos preguntaremos si el remedio no será peor que la
enfermedad?- ha permitido que aflore, una vez
más, lo peor de nuestra sociedad canalla.
Un gobernador del riñón del
Instituto Patria -Axel Kiciloff (Buenos Aires)-, difundió su interés en contratar
nada menos que 500 ¿médicos? cubanos (¿no sería mejor llamar a graduados y a estudiantes
avanzados argentinos, repatriar a los 200 que no consiguen regresar o,
inclusive, contratar a los médicos expulsados de su país por Nicolás Maduro?), vino
a confirmar mi hipótesis de atribuir los múltiples viajes a Cuba de Cristina a
la constitución de un nuevo eje castro-chavista para imponer la dictadura
socialista en toda América y no a la falsa enfermedad de su hija prófuga.
Sostengo que esos teóricos
profesionales -¿de dónde surgió el mito de excelencia de la medicina cubana si carece
de dinero para investigación?, ¿lo ha reconocido algún Premio Nobel o una
asociación médica internacional?, ¿quién la ha evaluado, si no se puede salir
de la isla para asistir a congresos ni a universidades y carece hasta de
Internet?, ¿cómo revalidarán sus títulos aquí, si es que los tienen, si no hay
convenio entre Argentina y Cuba?- no son más que activos militantes
revolucionarios que llegarán, en plena crisis económica, para alterar aún más a
los habitantes más pobres de nuestro país, ya afectados por el desempleo, el
hambre y la falta de servicios básicos sanitarios. Así comenzó Hugo Chávez la
infiltración del comunismo en Venezuela; luego siguieron los “asesores
militares” y el país está pagando carísima esa “ayuda solidaria” castrista.
Fueron expulsados de Brasil por
Jair Bolsonaro y Ecuador siguió su ejemplo, al comprobarse tanto sus
actividades subversivas cuanto la explotación laboral a la que son sometidos (https://tinyurl.com/v5kumpp), que los convierte en verdaderos esclavos (https://tinyurl.com/vn44ovp) del régimen comunista, que recibe el 80% de sus salarios, un negocio
anual de once mil millones de dólares (https://tinyurl.com/rvvhrvq) para la isla, según la OCDE; en el caso
de Bolivia, cuando se los envió de regreso a su país, se encontró a funcionarios
de la Embajada de Cuba quemando falsos diplomas de algunos de los integrantes
de esos contingentes de “médicos”, contratados por Evo Morales (https://tinyurl.com/ut7accq).
Todo esto no es más que otra
payasada de la frívola y privilegiada Cristina Kirchner (https://tinyurl.com/yx4m4tr7), como lo
fue inaugurar tantas veces los mismos hospitales que sólo eran cáscaras y que
nunca funcionaron, pero esta vez es muchísimo más peligrosa; la sociedad entera
debería reaccionar fuertemente para impedir este siniestro plan.
Por último, le recomiendo
efusivamente leer las importantes notas cuyos links de acceso se incluyen en
esta columna.
Bs.As., 28 Mar 20