Embarrados
por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 908)
“Una parte de la comunidad que se iba anestesiando y que al
final, con fatiga republicana, bajaba las alarmas morales”.
Jorge Fernández Díaz
Pensaba
iniciar esta columna describiendo las penurias que afectan a Cristina Fernández
en razón de los recientes fallos de la Justicia, pero la escandalosa situación
vivida el jueves en La Plata me imponen otro comienzo. No es para menos, porque
la vergonzosa actuación de los dos camaristas que invalidaron la detención de
Julio Segundo Chocolate Rigau, el
puntero del PJ atrapado en flagrancia mientras retiraba fondos de un cajero
automático con montones de tarjetas de cobro de empleados fantasma de la
Legislatura bonaerense, enciende fuertes luces de alarma sobre la democracia
misma.
Si
miramos el mismo escenario hacia atrás varias décadas y desde otro ángulo, comparando
los legisladores que entonces integraban el Congreso de la Nación –Palacios,
Repetto, del Valle, Justo, Balbín, Sabattini y tantos otros- con la runfla que
hoy ocupa sus bancas, deberíamos ponernos a llorar. En general, no sólo carecen
de la más mínima formación intelectual sino que son por completo incapaces de
cumplir el rol para el cual han sido elegidos por los ciudadanos:
representarlos. Hace mucho tiempo que no se ven tan distantes a los políticos
de las necesidades más urgentes de sus representados; las más que escasas
sesiones que los reúnen sólo sirven para designar jueces tan venales como aquéllos
en componendas de baja estofa y para complicar la vida de sus mandantes, trabando
aún más una economía que, con su servilismo repugnante frente al Ejecutivo de
turno, tanto han deteriorado, amén de costar verdaderas fortunas al erario
público.
¿Cómo
explicar, entonces, a los más jóvenes lo esencial que es la democracia
republicana cuando, desde la iluminada vidriera principal, tan nefastos
personajes exhiben sin pudor su complicidad con el saqueo más inmundo, al cual
protegen y encubren disfrazados de magistrados? Precisamente, por este tipo de
cosas, tan frecuentes en nuestro país (recordemos a la Fiscal entrerriana
Cecilia Goyeneche, destituida por haber logrado la condena del ladrón ex
Gobernador Sergio Uribarri), se inclinan ahora por el candidato presidencial de
La Libertad Avanza, que promete descuartizar a la “casta” con una sierra
mecánica (a esta altura, y dadas sus nuevas alianzas con lo peor del massismo y
del sindicalismo, dudo que siquiera lo intente) y dinamitar los organismos del
Estado.
Volviendo
a mi intención original, la semana no pudo ser peor para Cristina Fernández y
la troupe de delincuentes que integran la asociación ilícita que co-organizó y
hoy encabeza, y que incluye a los más altos cargos de la actual administración:
el ex Secretario Legal y Técnico de la Presidencia y actual Procurador del
Tesoro de la Nación y, como tal, cabeza de los abogados del Estado (Carlos Chino Zannini), y el Secretario de
Justicia (Juan Martín Mena), un Diputado y Presidente del PJ de la Provincia de
Buenos Aires (Máximo Kirchner), amén de varios que estuvieron durante los
gobiernos kirchneristas anteriores, como Julio de Vido, Roberto Baratta y
tantos otros.
Luego
de ser expulsada de ella la okupa Ana María Figueroa, que se había atrincherado
en su despacho a la espera de un ilusorio acuerdo del Senado para la extensión
de su rol de Juez, la Sala I de la Cámara Federal de Casación Penal, aplicando
el más elemental criterio jurídico y el sentido común, revocó los absurdos
sobreseimientos que, sin realizar los juicios orales y públicos en los cuales
las pruebas hubieran sido expuestas y los argumentos defensivos desplegados,
habían sobreseído a tantos gangsters y traidores a la Patria. Me refiero,
claro, a las causas denominadas “Hotesur-Los Sauces”, donde están procesados la
señora del Calafate, su hijo y varios cómplices y testaferros, y “Memorandum
con Irán”, que afecta en igual medida a ella y a quienes fueron gestores y
artífices de tamaño disparate.
En
el primer caso, se trata de las coimas que, bajo la forma de inexistentes
alquileres de habitaciones en el imperio hotelero que creó, con ese específico
propósito, la familia Kirchner, les pagaron Cristóbal López y Fabián de Souza,
los recordados ladrones de siderales impuestos, y Lázaro Báez y sus hijos,
convertidos en multimillonarios en un día. El otro, originado por la denuncia
del asesinado Fiscal Alberto Nisman, versa sobre la traición a la Patria y a su
Constitución que constituyó la firma de ese acuerdo, cuya existencia fue negada
hasta el infinito cuando lo descubrió Pepe Eliaschev, para otorgar impunidad, a
pedido de Cuba y Venezuela, socios de Irán en la región, a los terroristas que
volaron la sede de la AMIA y causaron la muerte de 85 argentinos y heridas a
300, aproximadamente.
Para
entender un poco más, debemos recordar que el memorándum incluía el
levantamiento de las alertas rojas de Interpol sobre los altos funcionarios
iraníes imputados como autores intelectuales y materiales del atentado y, sobre
todo, la creación de una comisión binacional de juristas que, en los planes de
los organizadores, se colocaba por encima del Poder Judicial argentino y
revisaría lo actuado por éste en la investigación. O sea, los propios acusados
decidirían su destino. ¿Puede creerse tamaña traición? Ambas causas irán, por los
recursos extraordinarios que interpondrán los abogados de los imputados, a la
Corte Suprema; sin embargo, me atrevo a afirmar que fracasarán, puesto que el
alto Tribunal sólo se avoca al estudio de los casos cuando se trata de sentencias
definitivas que ponen fin al proceso, lo cual obviamente no sucede en estos
casos. En resumen, el año próximo todos ellos deberán sentarse en los
banquillos de acusados, expuestos ante la sociedad que convirtieron en víctima
de sus zafarranchos.
La
frutilla del indigesto postre que Cristina Fernández está obligada a degustar
fue una resolución de la Corte que determinó la constitucionalidad de la “ley
del arrepentido” y, con ello, convalidó las declaraciones de decenas de
empresarios en la causa “Cuadernos”, que confesaron haber pagado monumentales
coimas a la familia Kirchner, en valijas y bolsos que volaban hacia la
Provincia de Santa Cruz y fueron allí guardadas en billetes de euros de alta
denominación; sostengo que después fueron canjeados por diamantes en Angola, en
la ridícula visita presidencial de 2012.
Bs.As., 23 Sep 23