viernes, 28 de febrero de 2020

“O llevarás luto por mí”




“O llevarás luto por mí”[i]
Por Enrique Guillermo Avogadro


“Los indicadores no caminan en la dirección que señalan. … 
La señal indicadora no es responsable de nuestra decisión”. 
John le Carré

Cronológicamente, el miércoles terminó el carnaval; sin embargo, en esta curiosa Argentina que nos toca vivir, la murga K sigue con los saltos violentos y los agresivos bailes que están convirtiendo a nuestra pobre República, ya tan deteriorada, en cenizas. Lo hace buscando la indemnidad de su jefa, que confiesa su pretensión de ser absuelta por la historia.

Uno de episodios más recientes fue la derogación del decreto referido a los testigos protegidos, algunos de los cuales son los arrepentidos en las causas de corrupción que afectan tanto a la Vicepresidente, y la transferencia del programa al Ministerio de Justicia, cuyo segundo, Juan Martín Mena, es uno de los imputados: pusieron a los ladrones a cuidar a quienes los denunciaron; a partir de ahora, no habrá involucrados en el latrocinio público que confiesen sus crímenes y delaten a sus cómplices.

El otro, más grave aún, es el proyecto ley de modificación del régimen jubilatorio de los jueces y fiscales, que fue malparido con forceps y escándalo en Diputados, con un quórum alcanzado con la presencia de Daniel Scioli, que agregó así a su frondoso prontuario la cucarda de “diputrucho”. El objetivo del adefesio es producir –como han confirmado quienes ya renunciaron- la inmediata generación de 400 nuevas vacantes que intentará llenar el kirchnerismo, que tampoco dudó en retirar los 180 pliegos enviados al Senado por Mauricio Macri para cubrir algunas de las ya existentes.

En un país como el nuestro, en el cual uno se entera si es rico o pobre por el diario del día siguiente, resulta injusto calificar de egoísta y cobarde la conducta de quienes, privilegiando su interés personal, se acojan al actual sistema pero, sin duda, corresponde elogiar a los que están dispuestos a continuar desempeñando su alta función en defensa de la República y la Justicia, aún cuando sepan que su situación se verá seriamente deteriorada cuando accedan a la jubilación; me refiero, en particular, a los camaristas federales Martín Irurzun y Leopoldo Bruglia. ¡Aplausos para ambos!

La preeminencia de Cristina sobre el groucho-marxista Alberto, pese a los denodados esfuerzos de éste por negarla, lo hace caer en permanentes contradicciones con sus propios dichos que obran en Youtube y recular en chancletas frente al anuncio de los futuros aumentos de transporte, combustibles y tarifas energéticas, dejando así pagando a su Jefe de Gabinete; mientras, sus afirmaciones acerca de los políticos presos son controvertidas públicamente por varios de sus ministros.

El Presidente, al que deseamos un más que improbable éxito en su gestión, dijo algo tan obvio como que todos los oficiales de las fuerzas armadas actuales nada tienen en común, por su edad, con aquéllos que se desempeñaron durante el gobierno militar de 1976/83 y sugirió que los argentinos debiéramos dar vuelta a esa página de nuestra historia. Nora Cortiñas, integrante de Madres de Plaza de Mayo, lo acusó de “negacionista” y, rápidamente, Alberto confirmó su condición de pusilánime cuando pidió ridículas disculpas y alegó haber sido malinterpretado.

Esa característica preanuncia quién resultará vencedor de la puja por el poder ya que, como se ha visto en estos ochenta días, la Vicepresidente no se limita a marcar la cancha sino que obliga a su socio político a respetar sus decisiones más disparatadas; ese “albertismo”, que algunos creímos ver nacer el 10 de diciembre, resultó en un aborto prematuro.

Así, no sólo los opositores sino hasta quienes votaron esta fórmula pegoteada pero ya se han desilusionado con las promesas de campaña u observan con repugnancia la renuncia a sus reclamos sindicales por parte de los hipócritas dirigentes gremiales, deberemos salir a la calle masivamente para poner un freno cívico a este disparate que pretende convertir a la Argentina en una infeliz réplica de los catastróficos experimentos castrochavistas, que tan demoledores han resultado para sus pueblos.

No se trata de refundar el “club del helicóptero”, tan caro al peronismo cuando está en el llano, sino de decir ¡Basta, hasta aquí llegamos! y, democráticamente resistir los nuevos avances que, sin duda, llegarán. Porque han aprendido de los nazis la forma de triunfar, aún cuando no tengan la mayoría del electorado, como tan bien explicara José Enrique Miguens en un artículo que cité hace poco.

Tampoco pretendo que se repitan aquí los vandálicas jornadas que está viviendo Chile, pero debemos tener claro que se producen porque su Presidente y el Gobierno han dejado solo al Cuerpo de Carabineros, algo similar a lo que ya ha sucedido aquí de la mano garantista de Sabina Frederic, nuestra Ministro de Seguridad. No sólo ha desarmado y desprotegido a las fuerzas policiales sino que se inclina, en todos los casos, por defender los presuntos derechos de los criminales.

La ciudadanía ya lo ha entendido, y de allí la proliferación de marchas que claman contra la renacida inseguridad cotidiana. Los narcotraficantes expanden sus negocios protegidos por la política desde las más altas esferas, y sus sicarios siembran de cadáveres nuestras ciudades, como bien saben los intendentes de los diferentes conurbanos, que reciben diariamente las protestas.

Estamos transitando momentos cruciales para nuestro futuro, ya que se están llevando puesta a la República una vez más y, con todas nuestras fuerzas, debemos evitar que la única salida para nuestros hijos y nietos sea Ezeiza, como sucede en la trágica Venezuela, que ha visto partir a lo mejor de sus nuevas generaciones. ¿Estaremos a la altura de los acontecimientos o seguiremos en esta cobarde apatía y llevaremos definitivo luto por la Argentina que soñamos? En marzo deberemos despejar esa incógnita.

Bs.As., 29 Feb 20



[i] Título de la novela de Dominique Lapierre y Larry Collins que, en 1967, contó la historia del torero Manuel Benítez, “El Cordobés”

viernes, 21 de febrero de 2020

La carga de la Brigada K




La carga de la Brigada K


“Con motivos virtuosos, dejándose llevar por la inercia y la
 timidez, no se puede combatir la maldad armada y decidida”.
 Winston Churchill

Ignoro que pasa hoy por la cabeza de nuestra sociedad, pero debo confesar que me asombra su cobarde pasividad frente a la velocidad con que la caballería del kirchnerismo se está moviendo en el campo de batalla de la política argentina, protegido en sus flancos por los buenos modales de Alberto Fernández, que no duda en volver al redil cada vez que su Vicepresidente lo llama al orden, sea aquí o desde Cuba y se trate de deuda externa, de tarifas de los servicios públicos o de la inventada lawfare.

Conociendo, como todos, el doble discurso que caracteriza al Presidente, nunca sabremos si, cuando respalda los exabruptos de su jefa espiritual, lo hace por convicción o por conveniencia, pero ese aspecto carece de importancia ya que él nos dijo que son “lo mismo”.

Un mero listado de las acciones bélicas que este curioso matrimonio político ha realizado en los 74 días que lleva en la Casa Rosada –sin sumar siquiera las propias barrabasadas de Axel Kiciloff desde su trono en La Plata- permite ver con claridad meridiana el rumbo que está imponiendo esta banda de delincuentes al destino de la República, un rumbo que es ratificado y expuesto pública y diariamente por sus principales voceros.

A eso me refiero cuando digo que estoy asombrado por la pasividad ciudadana: no ocultan, ni pretenden hacerlo, su designio de imponer en la Argentina el chavismo, tanto para lograr la impunidad por el saqueo gigantesco que realizaron cuanto por venganza ante un mundo que, todos los días, se ríe de nosotros por haber permitido que volviera al poder la asociación ilícita que organizó y encabeza Cristina Fernández.

Porque con ella, educada a estos fines en Cuba, regresó a la administración pública lo peor de la infame cohorte de cafres y malvivientes que la acompañó durante su período presidencial, y a ellos se los puso al frente de los organismos de control, de las cajas susceptibles de ser robadas, de los puestos claves para garantizar la consecución de sus siniestros propósitos de indemnidad y represalia.

Sus primeros movimientos al respecto fueron desarmar y desarticular a las fuerzas de seguridad, lo cual ha traído aparejado un sideral aumento del delito; ésta, la inseguridad cotidiana que padecemos, se transformará en la piedra más molesta en los zapatos de los Fernández², porque ya se encuentra al tope de las preocupaciones de la sociedad. Al haber sido disueltos los organismos especializados de la Policía de la Provincia de Buenos Aires y la Secretaría de Lucha contra el Narcotráfico nacional, los mercaderes de drogas consideran a nuestro país zona liberada y cuentan con la complicidad paga de los gangsters y de su comandante.

En las manos de los cómplices del despojo kirchnerista ya están los ministerios de Seguridad, de Agricultura y de Defensa, la AFIP con la DGI y la Aduana, la AFI, la OA, la OIA, la Procuración del Tesoro, la ANSES y el INADI, así como numerosas embajadas claves ocupadas por sus más notorios esbirros, muchos con frondosos prontuarios. Ahora se prepara para lograr la Procuración General para Daniel Rafecas y, con el movimiento de pinzas que significa el cambio de régimen jubilatorio para jueces y fiscales, que provocará la renuncia de numerosos magistrados, por un lado, y el retiro de los pliegos enviados al Senado por la administración macrista, por el otro, cubrirá cientos de vacantes en los fueros claves para moldear a su antojo el Poder Judicial, en especial el que sienta sus reales en Comodoro Py. La sonrisa triunfal de Máximo Kirchner en todas sus apariciones no debería dejar de preocuparnos, más allá de la irritación que provoca.

El ataque comenzará por el crucial Juzgado Federal Nº 1 de La Plata, con funciones electorales en toda la Provincia, a cuyo frente pretende colocar al actual Juez Federal de Dolores, el cuestionado Alejo Ramos Padilla. Y luego cargará contra los jueces y camaristas que tanto han atormentado a la Vicepresidente, sus hijos y sus cómplices y testaferros al ventilar, en audiencias públicas, las pruebas de sus infames delitos.

Avanzará, en pos de la misma impunidad que busca para su numen, contra las detenciones que afectan a los ya condenados por la Justicia, cuyo principal exponente parece ser Milagro Salas, con intenciones tales como la intervención federal al Poder Judicial jujeño o el insólito proyecto de ley que procura impedir el juzgamiento de aquellos funcionarios públicos que hubieran sido investigados previamente por el periodismo.

Los regimientos de militantes K operan todos los días pero encubiertamente, como arteras guerrillas, sobre la educación y la cultura, buscando destruir desde el idioma hasta la familia, como sugería Antonio Gramsci, ya que ambos son los pilares de la identidad de toda sociedad, capaces de resistir el embate político de sus enemigos. Mientras, los medios masivos de prensa esconden tras el altar del rating los graves problemas que nos aquejan e impiden que la ciudadanía tome conciencia del rumbo que nos lleva, sin escalas, a los tan exitosos paraísos venezolanos y cubanos. Si no reaccionamos ya mismo, cuando queramos acordarnos será tarde.

Bs.As., 22 Feb 20

viernes, 14 de febrero de 2020

¿Sólo impunidad?




¿Sólo impunidad?

"Nunca te pierdas el placer de la venganza".
 Néstor Kirchner


A la fuerte luz que iluminó la realidad nacional estos días, con las ya expuestas fracturas en el Frente para Todos, me parece que todos debiéramos repensar aquello que sostuvimos hasta ahora, esto es, que Cristina Fernández sólo perseguía la impunidad para ella y sus hijos y que, mientras Alberto Fernández la pudiera garantizar, le permitiría ejercer las atribuciones del cargo presidencial.

Esa indemnidad sigue siendo uno de sus objetivos principales, pero ello solo no puede justificar tanta exposición internacional con la que confronta con las posiciones del Gobierno, en temas tan ríspidos e inoportunos como la deuda externa o la relación con el FMI, ahora obligadamente justificadas por Alberto. Tal vez lo más significativo de sus diatribas fue el lugar elegido para lanzarlas: nada menos que Cuba, la bestia negra de los Estados Unidos, casualmente el país más influyente en el directorio del Fondo, decisivo para la adopción de decisiones.

La sucesión interminable de viajes que la Vicepresidente realiza a la isla no parece deberse sólo a su preocupación por la salud de su hija, con dolencias desmentidas por la foto que publicó ella misma, y más allá de la obviedad de preservarla de los jueces argentinos, por lo cual resulta indispensable plantearse otra explicación,: ¿cuán necesarias pueden resultar ciertas reuniones con las cúpulas castro-chavistas y la fuerte protectora de ambas tiranías, la Rusia de Vladimir Putin?; ¿qué objetivo podrían tener esos encuentros?; ¿resulta razonable que se vinculen con la anhelada impunidad?

Es cierto que Cristina Fernández está extendiendo sus tentáculos, en los ámbitos judiciales ocupando con sus fieles cada vez más puestos claves en juzgados, cámaras, fiscalías, magistratura y organismos querellantes que pueden complicarle la vida en los juicios que se están morosamente realizando y, más aún, en aquéllos que aún no se han iniciado; le falta una pieza, la Procuración General, que pretende para Daniel Rafecas. Pero eso debemos cargarlo sólo en la cuenta del “cabotaje”.

Pero no lo es menos que está buscando -y lo prueba su fuerte influencia en la designación de embajadores “militantes” en países claves- recrear las organizaciones regionales que encarnaban al “socialismo del siglo XXI”, el dogma inventado por Hugo Chávez para promover el marxismo en América Latina. Y allí aparece, nítido, el principal objetivo del original regreso al poder de Cristina Kirchner: la venganza.

Porque no debemos (ni podremos) olvidar que se ha quedado, también, con el comando de todos los organismos de control, en especial de la Inspección General de Justicia, que controla a todas las personas jurídicas del país. Desde allí, podrá inmiscuirse –como hizo tantas veces cuando fue Presidente- en la vida de las sociedades, asociaciones civiles y fundaciones opuestas a su proyecto y evitar intromisiones en las propias.

Si consigue anular totalmente a Alberto Fernández, podrá desplegar sus acciones vengativas contra el campo, las grandes empresas, la prensa libre, las fuerzas armadas y de seguridad y la Justicia, y hundir una puñalada trapera en el tejido social, incrementando la pobreza y la ignorancia –como hizo otro de sus incondicionales, Alejandro Vanoli, a cargo de la ANSES, al suprimir la exigencia del certificado de escolaridad como requisito para acceder al subsidio de apoyo escolar- e implantando el ridículo “lenguaje inclusivo” en toda la administración pública.

Más temprano que lo esperable, las tensiones han estallado en el Gobierno entre el “albertismo” y el kirchnerismo duro, y cada día se acerca más el momento de la ruptura definitiva. Cuando ésta se produzca, como tantas veces he dicho, asistiremos a hechos violentos que ya hemos visto en los años 1973 a 1976, o sea, el enfrentamiento sanguinario entre las dos facciones del peronismo por el poder. Y con un agravante: es la primera vez que el famoso movimiento debe gobernar sin dinero.

Y allí estará el futuro inmediato de los argentinos: más allá de las declamaciones de los demás caciques provinciales, el único territorio que puede Cristina considerar verdaderamente propio es la crucial Provincia de Buenos Aires, puesta en manos de su valido Axel Kiciloff, porque siempre ha sido la causa eficiente de la caída de los presidentes. Pero allí nada es homogéneo: los intendentes, aún cuando hayan perdido peso específico al resignar la esencial reelección indefinida durante el gobierno de María Eugenia Vidal, detestan al Gobernador.

Entonces, la pregunta fundamental surge de las últimas encuestas, que informan una brusca caída en la imagen de Cristina y un cierto repunte en la de Alberto: ¿hasta cuándo quienes están conformes con éste y quienes votaron en un 40,8% contra ambos, todos dispuestos a colaborar para que al Presidente le vaya bien, serán tolerantes con el “fuego amigo” que mina el futuro de todos? ¿Cuándo saldrá a la calle, como lo hizo en la campaña electoral, a demostrar su indignación ante el avance del kirchnerismo, que ya hemos vivido y que pretende cambiar la Constitución para llevarnos a Venezuela y a Cuba?

Bs.As., 15 Feb 20 


sábado, 8 de febrero de 2020

¡Ay, Axel y Alberto queridos!




¡Ay, Axel y Alberto queridos!


“¿Hasta dónde pueden llevar a un hombre la fe
 y la obediencia absoluta a una ideología?”
 Leonardo Padura


En las dos últimas semanas, el país y los mercados estuvieron en vilo ante la probabilidad de que la Provincia de Buenos Aires cayera en default, ya que eso complicaría mucho la negociación de la Argentina con sus acreedores externos. Finalmente, el Gobernador anunció que pagará el vencimiento del bono que –contra sus afirmaciones- no había sido emitido por María Eugenia Vidal sino por Daniel Scioli; no podía ignorar que estaba mintiendo descaradamente puesto que él mismo, entonces como Ministro de Economía, había autorizado ese endeudamiento.

El episodio puso nuevamente sobre el tapete la enorme impericia que caracteriza a Axel Kiciloff desde su ingreso a la función pública. Basta con recordar su proceder ante Repsol y el Club de Paris siendo funcionario de Cristina Fernández, cuando ésta ejercía la Presidencia.

Todos tenemos presente la conferencia de prensa que brindó cuando la noble viuda decidió “estatizar” las acciones que los españoles tenían en YPF, en una nueva vuelta de tuerca al gran negociado que fue la “compra” del 25% del capital por los Esquenazi/Kirchner, que derivó en la catastrófica pérdida del autoabastecimiento energético para el país.

Muy suelto de cuerpo, este groucho-marxista y neo-goebbeliano explicó entonces que no solamente no deberíamos indemnizar a la empresa expropiada sino que sería ésta quien debería abonar unos US$ 5.000 millones por los daños ambientales provocados durante su gestión. Sin embargo, no sólo tal reclamo jamás fue formulado sino que debimos hacernos cargo de una emisión especial de bonos que fueron entregados a Repsol por US$ 9.000 millones. Me cuentan que La Caixa, dueña de la compañía española, ordenó hacer sendos monumentos a Antonio Brufau, su CEO, y al propio Axel para agradecerles el “éxito” de la negociación.

El otro episodio, también carísimo, que forma parte del curriculum vitæ del Gobernador fue la “negociación” que encaró, en 2014, ante el Club de Paris que, curiosamente, se creó hace muchas décadas para gestionar en conjunto otra deuda argentina. Allí fue nuestro querido Kiciloff, ante el asombro de sus miembros, sin discutir aceptó pagar toda la deuda, incluyendo los intereses punitorios que siempre eran condonados. Y allí terminaron otros US$ 10.000 millones, sin que nadie imputara por mala praxis a nuestro enviado.

El miércoles pasado, el propio Ministro de Hacienda, Martín Guzmán, recomendado de Joseph Stiglitz, el economista preferido de la “abogada exitosa”, a quien el Presidente puso a cargo de negociar la deuda externa, criticó el acuerdo firmado por el actual Gobernador alegando que resulta absolutamente impagable el saldo de US$ 2.000 millones al 9% anual.

La fallida patoteada de Kiciloff a sus acreedores, que son los mismos que los de la nación, necesariamente hará que éstos sean más duros y apretarán a la Argentina mucho más de lo que era esperable antes del episodio. Si, como algunos creen, toda esta mascarada fue acordada entre Guzmán y la provincia, este fracaso resultará insoportable.

Con relación a Alberto Fernández, sorprendió su generosidad frente a los organismos de derechos humanos franceses, cuando éstos le propusieron instaurar una policía del pensamiento; se habría ofrecido a enviar al Hº Aguantadero un proyecto de ley para penar con la cárcel a quienes nieguen los delitos de lesa humanidad que habrían sido cometidos durante el proceso de 1976-1983 (¿la Triple A no hizo nada en la materia?) y para que se niegue a los únicos verdaderos presos políticos de la democracia –los 2.000 militares y civiles detenidos sin sentencia firme- los derechos que los códigos argentinos conceden al resto de los ciudadanos; para pedir este monumental disparate, adujeron la vigencia del Tratado de Roma, que nuestro país firmó en recién en 2001 y que no prevé la retroactividad.

Obviamente, esa noticia nos remite a la ley provincial que María Eugenia Vidal promulgó siendo Gobernadora de la Provincia de Buenos Aires, que lisa y llanamente prohíbe discutir el fantasioso número de 30.000 desaparecidos, que Luis Labraña, ex guerrillero, confesó haber inventado para tocar el alma y el bolsillo de la izquierda de escritorio europea.

Graciela Fernández Meijide, de quien nadie puede sospechar simpatía alguna con los militares de aquella época, se ha preguntado repetidas veces dónde están las familias o los amigos de los casi 22.000 que no figuran como desaparecidos en ningún lado, que no fueron denunciados como tales, no tienen nombre y no figuran en ningún registro. Hoy, a muchos años de la inauguración del Parque de la Memoria, en la costanera porteña, ese es la cantidad de chapas que no han obtenido la grabación de un nombre; es más, para llegar a los primeros 8.000, hubo que recurrir a los muertos por causas políticas desde 1955 y a incluir hasta los miembros del ERP y Montoneros fusilados por los mismos terroristas o que cayeron intentando asaltar cuarteles y dependencias militares.

Para finalizar, un pequeño reclamo a los diversos y otrora vocingleros organismos argentinos, aplicable a los gremios docentes ante el congelamiento de los aumentos, por ejemplo: ¡Muchaches (¿me habré puesto inclusivo?), olvidaron protestar contra Nicolás Maduro cuando éste prohibió a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ingresar a Venezuela! Pretendía verificar in situ las ingentes denuncias por asesinatos, violaciones, encarcelamientos sin causa y hasta desapariciones, algo a lo que no se atrevió siquiera la Junta de Comandantes del Proceso de Reorganización Nacional argentino, tan denostado por esas mismas organizaciones.

Colonia del Sacramento, 8 Feb 20