El
Oráculo de La Ñata
"¿Dónde estarán?, pregunta la elegía de quienes ya
no son, como si hubiera una región en que el ayer pudiera ser el hoy, el aún, el todavía". Jorge Luis Borges
En
la antigua Grecia, los poderosos acostumbraban a visitar Delfos para consultar
a los dioses acerca del futuro de las empresas que pretendían acometer. En
general, recibían unas frases tan crípticas que permitían cualquier
interpretación. Algo parecido sucedió esta semana, cuando El Manco del Espanto sorprendió a propios y extraños con una curiosísima
afirmación: "A partir de hoy, seré
más Scioli que nunca"; hasta hoy, eruditos de todos los pelajes
continúan tratando de descubrir qué significa.
Por
supuesto, lo destacado fue el resultado de las elecciones del domingo último.
Pese a que suponía que María Eugenia Vidal se impondría a Anímal Fernández por una serie de razones, me sorprendió el margen
de esa victoria; igualmente, siempre creí que habría ballotage, pero no que la
distancia porcentual que separaría a quienes la disputarán sería tan pequeña.
Con
el resultado de la Provincia de Buenos Aires, el cristinismo perdió su posibilidad
de convertir a ese enorme distrito en el aguntadero de la asociación ilícita
que encabeza la Noble Viuda, que
pretendía desde allí resistir y hostilizar a su sucesor; obviamente, y aún si
se confirmara el todavía dudoso triunfo de su cuñada en Santa Cruz, no resulta
una compensación, ya que ni el pequeño presupuesto provincial ni su escasa población
permiten refugiar allí a tantos y tantos delincuentes.
Carlos
Pagni atribuyó la verdadera razón de la insólita imposición del repudiado Anímal como candidato, sin explicación plausible
desde el punto de vista político, a la existencia de algunos vínculos non sanctos y de vieja data con ambos
Kirchner; en un régimen tan centralizado en los negocios como éste, ¿puede La Morsa ser el jefe del narcotráfico o
es, simplemente, otro Lázaro Bóvedas Báez,
es decir, el mero gerente de un emprendimiento que pertenece a sus superiores?
Cristina
no tiene deseo alguno de que Lancha se
presente al ballotage ni, menos aún, que se habilite la más mínima probabilidad
de su triunfo. Es bien simple, conociendo a la harpía inquilina de la Casa
Rosada: si la segunda vuelta se concretara, Mauricio Macri -los votantes de
Massa, Stolbizer y De la Sota, todos ellos acérrimos perseguidores de la
corrupción del Gobierno, así lo garantizan- se alzará con la victoria con un
porcentaje mucho mayor al que ella misma obtuvo en 2011, el famoso 54% que
tanto nos ha refregado. Además, obtendrá importante legitimidad de origen, que
le resultará indispensable para hacer frente a la herencia maldita que
recibirá; a eso se debió la elíptica referencia del jueves, cuando recordó la
deserción de Carlos Menem, en 2003, frente a su marido muerto, dejando a éste
con el 22% de los votos que había obtenido en la primera vuelta.
Pero,
claro, después del respaldo que recibió en Tucumán de parte de esa otra banda
dilapidadora y cómplice del saqueo formada por los señores feudales del norte, El Manco no se ha dejado torcer el brazo
que le queda e insistió en que se presentará el 22 de noviembre.
De
todas maneras, el escenario político nacional es otro, totalmente diferente,
desde el domingo. Surgió una nueva protagonista -María Eugenia Vidal- que, por
obra y gracia de su estilo de trabajo y de relación personal con la gente, se
convirtió en una referente muy importante tanto dentro de la estructura del PRO
cuanto de la propia coalición Cambiemos. Gracias a ésta, también ha resurgido
de sus cenizas la Unión Cívica Radical, que prestó su esencial aparato territorial;
ese partido actúa con reglas de juego propias, así que aún es pronto para decir
quién ejercerá su liderazgo.
Por
su parte, José Manuel Gallego de la
Sota seguramente competirá con éxito por la jefatura del Partido Justicialista,
una vez que éste se haya auto-depurado de tantos infiltrados de izquierda y
ladrones de derecha que lo usurparon durante esta década, y será así otro actor
de gran importancia. Finalmente, creo que, con toda lógica, Sergio Massa no
aceptará cargo alguno, aunque le fuera ofrecido, para evitar correr el riesgo
que trae aparejado administrar el desastre abismal que la Noble Viuda dejará tras de sí en todos los ámbitos de la realidad; su
juventud le permite preservarse para el siguiente turno presidencial, en el
cual tendrá serias posibilidades de triunfar si ayuda, desde el Congreso y las
legislaturas, al gran objetivo nacional, lavando así todo recuerdo de su paso
por el gobierno de los Kirchner.
El
Poder Legislativo produjo esta semana dos leyes dañinas, la del presupuesto
nacional y la de educación superior. La sanción de la primera, pese a que era
esperable, no dejó de llamar la atención por cuanto demostró que, al borde del knock-out, el Gobierno conserva un
enorme poder y aún es capaz de hacer que los sodomizados senadores, a los que
la Constitución obliga a bregar por el interés de sus provincias, volvieran a
someterlo al centralismo unitario oficial. La otra disparatada norma prohibió
los exámenes de ingreso y el arancelamiento en las universidades públicas;
sobre ella hablaré en otra nota, que prepararé para mediados de esta semana.
Para
concluir, una inquietud. Dadas las relaciones que el kirchnerismo ha
establecido con los fundamentalismos islámicos a través del Foro de San Pablo, ¿las
amenazas de atentados contra shopping-centers
no significarán la reedición aggiornada
del ataque al regimiento de La Tablada, en la época de Alfonsín?
En
fin; todos los santos se han puesto de nuestro lado y los argentinos hemos apostado
al futuro; el 22 de noviembre será un mero trámite de un final anunciado, que
ni siquiera João Santana y sus campañas sucias podrán modificar. Resta sólo saber
si doña Cristina y sus cómplices aceptarán mansamente acostumbrarse a los
sinsabores penales que los aguardan y, sobre todo, a haberse transformado ya en
historia.
Bs.As., 1 Nov 15
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