viernes, 30 de diciembre de 2022

Olor a calas

 


Olor a calas

por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 870)

 

“Pero en ese país dispendioso y simulador también crecía un

 forúnculo que alguna vez habría de explotar: la pobreza”.

 Leonardo Padura

 

El martes, la reentrée de Cristina Fernández después de su condena por corrupción marcó el más que evidente principio del fin de su prolongado reinado sobre el peronismo más rastrero; me refiero, es obvio, a aquél que, por falta de un liderazgo verdadero y consciente del poder que le confería a ella su ascendiente sobre el Conurbano empobrecido, le perdonó tantas humillaciones con tal de conservar sus quintas y kioscos.

 

Como estaba escrito después de la espontánea y más que masiva concentración con la que fue celebrado en las calles el triunfo de la “scaloneta”, lo peor para la ajada imagen de la emperatriz hotelera fue el acto mismo ya que, en comparación, podría haberse llevado a cabo en una cabina telefónica y, en lugar de ómnibus, transportado a los fieles en una pequeña flota de Fiat 600. Sólo los muy, muy propios estuvieron allí, siempre prendidos a sus polleras para intentar sobrevivir en el desierto que los espera inexorable. Ella misma, postergando cualquier reacción hasta marzo, certificó la imposibilidad de hacerlos sacar de las mochilas sus bastones de mariscal y llevar a su imaginaria tropa a la victoria.

 

Sabiendo que quienes la escuchaban no cuestionan sus dichos o ni siquiera saben de qué habla, mintió descaradamente cuando estableció una línea de tiempo en la causa Vialidad para relacionarla con su propio derrotero político, y acusó a la Justicia de haberla demorado para que coincidiera con los calendarios electorales; el proceso se extendió tanto en el tiempo por las innumerables trabas, apelaciones, nulidades y chicanas, todas fracasadas, que interpusieron sus propios abogados. Insistir con que su “renunciamiento” no era tal, puesto se trata en realidad de una proscripción, tampoco fue una novedad, aunque sea rigurosamente falso.

 

Confieso que me equivoqué cuando aseguré tantas veces que la reina del Calafate generaría violencia en la calle para evitar que la tocaran los jueces, y cuando supuse que dispondría de ingentes batallones de narco sicarios, barrabravas, criminales liberados y patotas sindicales para defenderla. Por el contrario, la generalizada sensación de inevitable derrota está haciendo que las ratas desesperanzadas huyan del escorado buque: lo prueban los múltiples adelantos de las elecciones provinciales respecto a las nacionales y, sobre todo, las renuncias de Victoria Donda al comando del INADI, de Félix Crous (el caradura que desistió de su rol de querellante en todas las causas contra la emperatriz hotelera) al de la Oficina Anticorrupción, y de Betina Stein, al cargo de Directora del Banco Central, todos ellos incondicionales de la PresidenteVice.

 

Por su parte, Sergio Massa despidió, de muy mal modo, a Rodolfo Gabrielli como jefe de la Casa de la Moneda; ¿habrá sido por no imprimir billetes a la velocidad necesaria como para alimentar a los voraces pero efímeros conejos que el Aceitoso saca constantemente de la galera? El “éxito” del “plan soja II” sólo adelantó los ingresos normales del año próximo para cumplir las metas –dibujadas- con el FMI, pero obligó al Banco Central a comprar los dólares de $ 280 y venderlos a $ 180 y así impulsa una emisión descontrolada, ya que se suma al “plan platita 22” implementado para controlar la protesta social, sobre todo en el Conurbano bonaerense, con la intención de conservar allí el cargo de Axel Kiciloff y transformarlo en el bunker para la futura resistencia.

 

Claro que la inflación, de ese modo, no puede más que acelerarse: no es el dólar el que sube (menos de lo que debiera, si lo ajustáramos); es el peso el que baja por el exceso de papelitos de colores que inundan la economía. El Gobierno los absorbe con nuevas letras y bonos que, a su vez, duplican anualmente la deuda soberana por los siderales intereses que se ve obligado a pagar para atraer a los reticentes inversores.

 

La contrapartida siempre es la pobreza, que alcanza al 50% de los argentinos, un pavoroso porcentaje que el resto de esta sociedad tan, pero tan apática ya ha internalizado y con el cual parece dispuesta a convivir. Ignora que no puede seguir bailando en este endeble escenario pues el riesgo de que ese inaceptable e inmoral forúnculo reviente y se transforme en un cataclismo social es cada vez más inminente.

 

El 2022 resultó, en muchísimos aspectos, trágico. Las guerras nunca dejaron de existir, pero la cruel invasión de Rusia a Ucrania, cuyo fin parece aún lejano, produjo un sismo en la economía mundial por el aumento de precios de la energía y de los alimentos que provocará mayores tragedias humanitarias. Y la epidemia de Covid, que volverá a expandirse tan pronto los chinos (que han tenido recientemente 250 millones de contagios) comiencen a llegar masivamente a otras geografías, augura que también continuará nuestra angustia.

 

Pero, dado que somos amantes de las matemáticas y, por ello, a celebrar el cambio de calendario que hoy sucederá, sólo me resta desear el mejor 2023 posible para todos y nuestras familias, pese a tener la certeza de que no será demasiado amable, menos aún para los argentinos.

 

Colonia de Sacramento, 31 Dic 22

viernes, 23 de diciembre de 2022

Ahora, el Caracol es subversivo

                         


 


                               Ahora, el Caracol es subversivo

por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 869)

 

“Cuando el poder del amor supere al amor por el poder, el mundo sabrá qué es la paz”. Jimmy Hendrix

 

En el terreno judicial, el horribilis annus de Cristina Fernández y sus cómplices parece no terminar nunca, y el próximo traerá, seguramente, noticias peores para su banda saqueadora. A su condena por corrupción, sumó la confirmación por la Corte Suprema de la prisión de Milagro Salas, la violenta y torturadora ladrona jujeña y, luego, agregó en pocos días el rechazo a la pretensión de Cecilia Moreau, Presidente de Diputados, de dejar sin efecto la designación de los representantes en el Consejo de la Magistratura. El peor broche fue el dictado de la medida cautelar que obliga a la Nación a dejar de aplicar la quita en la coparticipación federal que impuso unilateralmente, hace dos años, un decreto presidencial para calmar a la insubordinada Policía bonaerense y salvar a Axel Chiquito Kiciloff, custodio del futuro refugio de la emperatriz hotelera.

 

Sabíamos que ella no aceptaría tranquilamente la derrota en su sempiterna batalla contra la Justicia, pero que el profesor –no lo es, por cierto- de Derecho llegaría a tal extremo de bastarda sumisión y se incorporara sin chistar a los regimientos kirchneristas que tanto lo humillan probó, una vez más, la ruin catadura moral de Alberto Fernández. Por orden de la ReinaBatata, los gobernadores del Chaco y de Buenos Aires, el único perjudicado por el fallo, y otros sátrapas provinciales, apretaron al Caracol y lo transformaron en un subversivo de tomo y lomo. En general, pensamos que los golpes de Estado sólo pueden ejecutarse contra quien está a cargo del Poder Ejecutivo, ignorando que los otros dos (Legislativo y Judicial) también pueden ser sus objetivos.

 

El jueves por la noche, al desconocer la medida cautelar de la Corte, detonó una crisis institucional que tendrá graves consecuencias. Se puso la Constitución de sombrero y, así, incurrió en varios delitos, todos imprescriptibles. Recurrió a los mismos argumentos políticos que han sido el andamiaje permanente de las operaciones de Cristina Fernández para alzarse contra la República y se colocó a tiro de los jueces –ya hay denuncias penales en su contra- y del Congreso, aunque allí no prosperarán los pedidos de juicio político contra el Presidente y la Vice, salvo que los representantes de las provincias que se negaron a acompañar esta gravísima payasada y estuvieron ausentes del cónclave sedicioso, voten a favor.

 

Me pregunto si el Caracol no se enteró de lo que hicieron mandatarios verdaderamente poderosos, como Donald Trump o Jair Bolsonaro, y hasta  su amigo Pedro Sánchez quien, cuando el Tribunal Constitucional abortó sus avances para desmembrar a España y terminar con la democracia, se limitó a acatar el fallo. Claro que, en cambio, se habrá inspirado en el fallido autogolpe que intentó Pedro Castillo disolviendo al Congreso, pero debería recordar que varios presidentes peruanos están prófugos o presos.  

 

Lo dramático de lo sucedido es que agravará la profunda crisis económico-social y afectará aún más a las eventuales inversiones que, aunque fueran a largo plazo (por ejemplo, Vaca Muerta), estaban ansiosas de llegar a nuestras playas por nuestra enorme posibilidad de atender a las acuciantes necesidades que este mundo, tan agobiado por los conflictos bélicos, está sufriendo: alimentos, agua potable, energía, minerales (litio, cobre, etc.). Ya se miraban con aversión la falta de seguridad jurídica que reina entre nosotros y los avances de un Gobierno que cambia permanentemente las reglas para favorecer a los amigos del poder y a quienes pagan coimas para obtener prebendas, pero esto supera a todo lo imaginable. Los mercados financieros reaccionaron con enorme preocupación al disparate institucional que las aspiraciones de impunidad de la emperatriz hotelera produjo, y el efecto se vio en la fuerte depreciación del peso.

 

A Sergio Aceitoso Massa, el tercer miembro de esta penosa trifecta, sólo la preocupación de los Estados Unidos por el avance de Xi Jinping en la región –algo que ya tampoco se ve tan claro- le permite sortear, trimestre a trimestre, las exigencias de los acuerdos financieros cuyas metas incumplidas, pero dibujadas, son tolerantemente aceptadas por el FMI para no aparecer como el ogro que mandó a la Argentina al default. Debo reconocer que tiene muy mala suerte porque, además de la declinación de la economía china, principal comprador de nuestros productos, y la prohibición de devaluar la moneda que le impone el kirchnerismo, la inédita sequía que afecta a gran parte del país complicará más, si cabe, la situación cambiaria y, sin duda, llevará a una mayor brecha entre las diferentes –ya son quince- cotizaciones del dólar con que asombramos, una vez más, al mundo entero.

 

Desde el otro lado, desde la imaginada Patria Grande, el apoyo que creía Argentina poder recibir del Brasil de Luiz Inácio Lula da Silva, del Chile de Gabriel Boric o de la Colombia de Gustavo Petro –la Bolivia de Luis Arce tiene sus propios problemas graves- no se extenderá más allá de los gestos protocolares. Vladimir Putin y los ayathollas no son aliados que puedan exhibirse ante una opinión pública sensibilizada por la guerra contra Ucrania y las salvajadas que allí cometen los ataques rusos, y por la condena a muerte en la horca de un futbolista de renombre por el solo hecho de haberse manifestado a favor de la liberación de las mujeres en Irán, un hecho sobre el cual resuena con estruendo el silencio de nuestro Gobierno y de los organismos de derechos humanos y las asociaciones feministas.

 

En medio de este enloquecido escenario, esta noche renacerá Jesús y, con él, la esperanza de paz y amor universal aunque aquí, cada vez, este enorme propósito parezca más lejano. Pese a todo, ¡feliz Navidad!

 

Bs.As., 24 Dic 22

viernes, 16 de diciembre de 2022

Los milagros que faltaban

 


 

Los milagros que faltaban

por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 868)

 

“Algún oscuro botón será llamado a cargarte.

 Nadie quiere el estandarte si es lunga la procesión” 

Edmundo Rivero

 

El hecho que el Vaticano exigía para comenzar el proceso de canonización de la emperatriz se produjo esta semana: la recuperación, en sólo tres días, de su contagio de Covid, merece ser calificado de milagro. El 8 informó estar afectada y creí que era una excusa para ocultar su pánico a que la pretensión de tener su propio “17 de octubre” fracasara porque el peronismo la abandonara, después de haberla acompañado en su caminata hasta la puerta del cementerio. El miedo quedó justificado cuando gobernadores e intendentes del Conurbano se reunieron con los grandes dirigentes de la CGT para organizar un peronismo sin Cristina.

 

Pese a que nadie puede prever la evolución de la enfermedad en cada caso, el acto previsto para el lunes 12, que contaría con la presencia de muchos gerontes de la izquierda ladrona hispano-americana con una multitud a sus puertas, fue pospuesto hasta el 19. Ella reapareció en el Senado, sin barbijo, sólo cuatro días después del resultado positivo del testeo, y la confirmación de mi sospecha fue la suspensión hasta marzo del evento, aduciendo problemas de agenda de los invitados internacionales.

 

Ese sainete muestra la pérdida de poder de Cristina Fernández tanto al interior del Frente para Todos cuanto frente a la sociedad en general; si ella, la única potencial candidata –no creo en su radical “renunciamiento”- con posibilidad de conservar el núcleo duro se ve tan escasa de adhesiones, ¿qué queda para el resto, Sergio Aceitoso Massa incluido? Porque Alberto Fernández cayó nuevamente en el ridículo convocando a un acto de autoelogio por sus invisibles logros y recibió, en respuesta, la insultante ausencia de gobernadores, ministros e intendentes.

 

Esta semana el Gobierno hizo nueva gala de su extravío en materia internacional, privilegiando la ideología de izquierda con que se disfraza por sobre los intereses de la Argentina. Inmiscuyéndose en los asuntos internos del Perú, donde su Presidente –Pedro Castillo- fracasó en su autogolpe y fue destituido por el Congreso con un recurso estrictamente constitucional, suscribió una misiva de apoyo al detenido ex mandatario acompañando a  Andrés M. López Obrador (México), Gustavo Petro (Colombia) y Luis Arce (Bolivia); todo sea por una “Patria Grande” que se resiste a renacer.

 

Pero no terminó allí el desvarío. Concedió asilo a una ex Ministra del Ecuador, condenada en todas las instancias por corrupción, que está refugiada en nuestra Embajada en Quito desde 2020, y generó un grave conflicto diplomático con el Presidente Guillermo Lasso, ya que éste se negó a conceder la visa necesaria para que pudiera abandonar el país; con toda razón, sostuvo que los tratados internacionales no protegen a los ladrones.

 

Debe incluirse en ese sesgo tuerto la protección de nuestra Cancillería a regímenes que desprecian los más elementales derechos de sus pueblos en todos los foros internacionales, se trate de Cuba, Nicaragua, Venezuela, Irán o Rusia. Debe agregarse el estruendoso silencio de los organismos de derechos humanos, cooptados por el kirchnerismo para disfrazarse de izquierdista, aunque los dictadores latinoamericanos ahoguen en sangre los reclamos ciudadanos, Vladimir Putin sea un homófobo radical, bañe en sangre a Ucrania y envenene a sus adversarios, o los ayathollas cuelguen de grúas a quienes se atreven a protestar por sus asesinatos.

 

Otro milagro fue la burla a la sociedad derivada de la información del índice de inflación –un 4.9%- de noviembre, producto de la “contabilidad creativa” aplicada por el Aceitoso para mostrar el cumplimiento de las metas del FMI; logró ese triunfo midiendo precios de productos a los que resulta difícil acceder, aprovechando la transitoria caída en el precio de la carne motivada por la inédita sequía que obliga a liquidar rodeos, anticipando ingresos fiscales con el dólar soja I y II, imponiendo una fuerte recesión y apretando descaradamente a industriales y comerciantes.

 

No durará mucho esta pax massista con brecha cambiaria y hermético cierre de importaciones porque continúa imprimiendo para financiar el déficit, y los restantes náufragos de su Titanic siguen con su fiesta de gastos injustificables, aumentos en las plantas de personal, aviones presidenciales y “planes platita” para sostener candidaturas provinciales y municipales, mientras hipotecan el futuro de todos nosotros.

 

Corresponde una breve mención a los nuevos y fuertes reveses que el kirchnerismo sufrió en su guerra contra la Justicia, ya que es probable que los disgustos continúen pronto en ese terreno con los inminentes fallos que podrían revertir raros sobreseimientos a Cristina Fernández y sus hijos sin celebrar el juicio. La Corte Suprema ratificó la designación de los representantes de la Cámara de Diputados en el Consejo de la Magistratura, abortando así la tentativa de la obediente Cecilia Moreau para frenarla, y convalidó la condena a 13 años de cárcel a Milagro Sala, la violenta bandolera –una verdadera “Hood Robin”- que tanto tiempo mantuvo aterrada a toda la Provincia de Jujuy, a quien Alberto Fernández visitó recientemente para expresarle su aprecio y su respaldo.  

 

El último milagro puede llegar mañana, cuando es altamente probable que la Selección nacional nos regale el premio mayor en Qatar; los argentinos, sobrevivientes de una amarga realidad que nos desespera día a día, necesitamos de un baño de alegría, aunque sea sólo futbolística y muy efímera y Lionel Messi y sus chicos pueden traérnoslo. ¡Ojalá así sea!

 

 

Bs.As., 17 Dic 22

viernes, 9 de diciembre de 2022

Leona herida y enloquecedora

 


Leona herida y enloquecedora

por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 867)

 

“Todo soldado francés lleva en su mochila el bastón de mariscal”.

 Napoleón Bonaparte

 

Inmediatamente después de la sentencia que la condenó por la inédita corrupción y el monumental fraude al Estado que, organizados por su marido a imagen y semejanza de su gestión en Santa Cruz y que ella heredara y comandara, Cristina Fernández, una vez más, descerrajó contra la República y sus instituciones una nueva ráfaga de balazos; discutir si fue planificado o auténtico el demencial, angustiado y extraviado estado de ánimo que exhibió por televisión, resulta por completo irrelevante.

 

Llamó la atención que, en su furia, no dudara en tirar a las brasas la memoria de su “compañero de vida”, Néstor Kirchner, jurando que él era “amigo de negocios de Lázaro Báez” (sic) y no ella. En el mismo movimiento lo hizo con todos sus sucesivos -y leales hasta la humillación- jefes de Gabinete (Alberto Fernández, Sergio Aceitoso Massa, Anímal Fernández, Juan Manuel Abal Medina y Jorge Capitanich), preguntándose por qué no habían sido imputados en la causa, pese a ser los responsables de la ejecución del presupuesto nacional.

 

Mis pronósticos apocalípticos sobre las movilizaciones que, suponía, se realizarían el martes, cuando se leyó el veredicto, no se cumplieron. Pero la condenada recurrió a un léxico marcial, dijo ser víctima de un fusilamiento, y, auto-percibiéndose Napoleón, convocó a los peronistas a sacar de las mochilas sus propios bastones de mariscal. Que ella, que tantas veces lo llevó a la derrota (2013, 2015, 2017 y 2021), aún tenga tan importante peso específico entre los castrados señores feudales, barones del Conurbano y sindicalistas, demuestra que la decadencia nacional, de la cual el famoso “movimiento” fue principal artífice, también lo ha afectado.

 

Amén del coro habitual de irreductibles zánganos que actúan como voceros de la multiprofesional (abogada exitosa, reina hotelera, arquitecta egipcia y, ahora, el propio emperador) y multiprocesada Cristina Fernández, hubo una voz que, por sus nefastos antecedentes como enriquecido espía, reviste especiales características: el General César Milani pidió una “reforma revolucionaria de la Justicia” (sic) y convocó a un levantamiento popular y armado para dirimir en la calle el falso dilema kirchnerista “mafia o democracia”, inventado por ella para justificar su ansiada impunidad.  

 

El lunes llegarían a Buenos Aires, en apoyo de la peligrosa fiera herida por la Justicia y, mal que le pese, también por la historia (como surge claramente de los titulares de toda la prensa mundial que dieron cuenta de su primera condena y de la vergüenza que significa para la Argentina que se mantenga en su cargo), la recua infame de ex presidentes que conforman el Grupo de Puebla, incluyendo al prófugo Rafael Correa, condenado por la Suprema Corte del Ecuador por ladrón, al ex Juez Baltasar Garzón, destituido por prevaricador por los Tribunales españoles, y penosamente a José Pepe Mugica, que se ha visto obligado –o está senil- a venir sólo a acompañar a una banda de delincuentes; desde Caracas, y como no podía ser menos, Diosdado Cabello se sumó.

 

Esos gerontes, que anhelan una “Patria Grande” encarnada en el criminal y megacorrupto socialismo del siglo XXI, sufrieron una baja en sus filas el miércoles, cuando el Congreso del Perú destituyó al Presidente Pedro Castillo y la Justicia lo mandó a la cárcel. Comparte su prisión con otro ex Presidente, Alberto Fujimori, huérfano de todo apoyo por ser de derecha; una vez más, el sesgado discurso de la izquierda internacional distingue entre hijos y entenados.

 

Rápidos para los mandados, los emasculados seguidores de nuestra PresidenteVice convocaron a una concentración de pobres subsidiados para respaldar -con los habituales argumentos de persecución y lawfare- a quien ha sido la causante de la miseria en que hoy sobreviven. ¿Tiene algo que ver la escasísima repercusión que la condena ha tenido entre la gente común con la postergación del evento invocando el contagio con Covid de Cristina Fernández? Que, cuando recién se la ha diagnosticado y no se conoce cómo será la evolución de la enfermedad, ya se haya fijado una nueva fecha (el lunes 19), permite todas las especulaciones; presumo que aspiran a ver a Lionel Messi levantar la copa y, con ella, a la llegada de una ola de alegría que lleve al “pueblo” a olvidar sus cotidianas y crecientes penurias y aceptar acompañarla en su bastardo combate contra la Ley.

 

Todo esto se reduce a gestionar un “operativo clamor” que le “impida” cumplir su enfática promesa de no presentar su candidatura a cargo alguno en las próximas elecciones, que tanto preocupó a sus seguidores; su nombre sigue siendo aún un inexplicable imán para una porción de votantes que, sin él en las boletas, abandonarían a los caudillos locales, que necesitan colgarse de su vestido para conservar sus inmundas canonjías.

 

De todos modos y salga pato o gallareta el lunes próximo, convénzase, ella impedirá que haya paz social en la Argentina por muchos años, todos los que deberán transcurrir hasta que quede firme esta sentencia y las muchas otras que la sucederán, que deba cumplir las sucesivas condenas que la esperan y que le sean decomisados los pocos bienes que puedan encontrarle. En ese arduo camino, con seguridad convertirá en un verdadero infierno la próxima gestión presidencial, que heredará todas las bombas sin explotar (¿pocas o muchas?) que el Aceitoso haya conseguido traspasarle con su famoso “Plan Durar”.

 

 

Bs.As., 10 Dic 22

viernes, 2 de diciembre de 2022

La República de sombrero

 


La República de sombrero

por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 866)

 

“Es habitual que los ciudadanos de las democracias liberales modernas –un gran número de

 los cuales ejerce el privilegio de la libertad para preocuparse más por la suerte de un equipo

 deportivo que por la política- queden impresionados por los fanáticos de otras culturas”.

 Max Hastings

 

Nuestra “emperatriz hotelera” está dispuesta a destruir lo que queda del país para buscar una ya imposible impunidad. El camino hacia el martes próximo, día elegido por el Tribunal Oral para dictar la sentencia en la causa Vialidad, que tendrá sólo consecuencias simbólicas por años hasta quedar firme, estuvo sembrado de obstáculos que puso el kirchnerismo para impedirla; hasta ahora, la República consiguió removerlos.

 

Las maniobras que intentó para evitar el principio de un fin tan amargo –seguirán otros fallos adversos para Cristina Fernández, sus hijos y sus cómplices de todo tipo- comenzaron en su propia gestión e incluyeron la modificación de la integración del Consejo de la Magistratura (el organismo que escoge y destituye a los jueces y administra el presupuesto del Poder Judicial), la presión a los magistrados para que se jubilaran y dejaran vacantes susceptibles de ser llenadas con militantes, las falsas denuncias contra todos los considerados enemigos de su santa causa, la tentativa de “democratizar” la Justicia, los inmundos ataques a la Corte Suprema, al Procurador y a jueces y fiscales y la persecución a los medios de prensa, pero todas ellas fracasaron.

 

El jueves, en la Cámara de Diputados y en medio de un escándalo, se frustró la renovación del mandato de la Presidente, Cecilia Moreau, por su maniobra de respaldar tanto el golpe de Estado que la emperatriz hotelera encabeza contra el Poder Judicial como su maniobra para paralizar ese Consejo, y quedó demostrada la enorme debilidad legislativa y política que afecta al Frente para Todos, que ha perdido hasta el apoyo de los diputados de la izquierda trotskista.

 

Con el provocador lema “Si la tocan a Cristina …”, ya se pararon de manos ATE Capital, los camioneros de Pablo Moyano y los “¿Miles?” de Luis D’Elía quienes, con su habitual lenguaje extorsivo, amenazan con paralizar la administración del Estado y con cortar todas las rutas del país; también anticiparon que resistirán, a como dé lugar, una victoria opositora en las próximas elecciones. La pregunta de oro debiera ser cómo reaccionará esta vez una sociedad tan apática, que sólo se distrae mirando hacia Qatar, para rechazar estas invasiones bárbaras que prometen asolar Roma.

 

Nada hicimos cuando los salvajes energúmenos apedrearon a la Policía de la Ciudad mientras se discutía en el Congreso una reforma previsional que, como está a la vista, hubiera beneficiado a tantos jubilados, o cuando acampan en avenidas impidiéndonos circular; ¿toleraremos pacíficamente que nuevamente agredan a la democracia e intenten arrasar con Comodoro Py?, ¿de qué fuerzas reales dispone el Estado para asegurar la paz?, ¿querrá utilizarlas o será cómplice de estos fanáticos enloquecidos, como sucedió recientemente en el sur con los terroristas pseudo-mapuches?

 

La situación se aproxima a un desenlace que promete ser violento; la proximidad de las fiestas de fin de año, que ponen en primer plano las necesidades más elementales de individuos y familias, en un marco de pobreza y miseria generalizadas, de creciente inseguridad, de inflación al 100%, de una inminente recesión, de corrupción rampante (subsidios, vacunas, sobreprecios y nuevos aviones), de indignación y descontento generalizados, tienden a reforzar esa promesa.

 

La PresidenteVice ha jugado a ser oposición al gobierno que inventó e integra; nadie describió mejor ese rol esquizofrénico que Jorge Liotti cuando escribió: “Cristina Kirchner elogia en público y en privado a Massa, porque necesita que siga sosteniendo la gestión de un gobierno con el que es muy crítica”.  Pero otro ingrediente de la insalubre sopa es la salud de Alberto Fernández, que podría obligarlo a renunciar o pedir licencia; la Constitución dice que ella debería asumir en su lugar y, junta, la responsabilidad de timonear este Titanic que se está hundiendo.

 

Si se planteara esa situación, deberá elegir entre aceptar o renunciar a su vez, dejando la brasa candente en manos de la Senadora Claudia Ledesma Abdala de Zamora (o, sucesivamente, la Diputada Cecilia Moreau y el Presidente de la Corte Suprema, Horacio Rosatti), que debería convocar a la Asamblea Legislativa para designar a quien deba completar el período. ¿Intentará la “abogada exitosa” recurrir a sus propios “jóvenes idealistas” para derrotar a la Justicia o utilizará nuevamente como excusa la salud de su hija para huir a Cuba? Tal vez haya sido tema de la reunión que mantuvo recientemente en su despacho del Senado con el ex Presidente de Ecuador, Rafael Correa, convicto, prófugo y refugiado en Bélgica.

 

Otra posibilidad, no descartable ab initio, es que el kircherismo proponga a la oposición adelantar el calendario electoral. No lo creo pero, si se diera, puede que Juntos por el Cambio lo acepte, aunque sólo fuera para evitar que continúe deteriorándose la desastrosa situación socio-económica del país y se incremente el peso de la herencia que –supone- recibirá.

 

Como se ve, la realidad jamás da respiro en esta enloquecida Argentina, un país siempre al borde de un abismo aún más terrible que la absoluta decadencia que emprendió con vocación suicida hace tantas décadas. Reitero mi consejo de rezar pero, también, de comprar cascos y chalecos antibalas, porque resultarán indispensables a muy corto plazo.

 

Bs.As., 3 Dic 22

viernes, 25 de noviembre de 2022

¡País al agua!

 


¡País al agua!

por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 865)

 

“El verdadero soldado no lucha porque odia lo que tiene

 por delante, sino porque ama lo que tiene por detrás”.

 Gilbert K. Chesterton

 

 

La Argentina ya se cayó del buque en que un mundo, tan golpeado por las consecuencias de la criminal invasión rusa a Ucrania, pide desesperadamente aquellas cosas que podríamos vender si tuviéramos libertad para comerciar y competir y, por supuesto, las inversiones necesarias: alimentos, petróleo, gas, agua potable, minerales, tecnología agroindustrial, capacidad informática, etc.. Es imposible que esos capitales aterricen en este país enloquecido y suicida, que carece de seguridad jurídica, o sea, no pasará hasta que recuperemos la confianza perdida.

 

En un escenario global de exceso de dinero, quienes podrían venir observan, con indisimulado horror, las incongruencias que significan 50% de pobreza y 10% de miseria, economía con una informalidad de 50%, inflación de 100% anual y creciente, quince tipos de cambio diferentes, proliferación de cepos y prohibiciones, corrupción rampante y desmadrada, trabas a las importaciones esenciales, imposibilidad de remisión de ganancias, insólitas protecciones sectoriales para evitar la competencia, desprecio por la propiedad privada, demenciales sistemas impositivo y laboral, educación pública destruida, expansión geométrica del narcotráfico y la inseguridad, extensión de la violencia sindical extorsiva, multiplicación de planes sociales y, actualmente, la insólita conversión de Cristina Fernández en jefa de la oposición a su propio Gobierno y el golpe de Estado que está ejecutando, desde el Senado, contra la Corte Suprema de Justicia.

 

Mauricio Macri creyó que bastaba con sus racionales pero tibias políticas de sinceramiento para generar una lluvia de esenciales inversiones, olvidando que la confianza es de cristal y, cuando se rompe, su reconstrucción exige mucho tiempo y mucha perseverancia. En especial porque los dueños del capital, que conocen nuestra historia mejor que nosotros, recuerdan nuestra fama de defaulteadores seriales, que fuimos capaces de falsificar las estadísticas públicas y romper arbitrariamente contratos y concesiones, y que nuestro Congreso deroga sus propias leyes cuando el poder político así lo requiere. Quien se quema con leche, ve una vaca y llora, y llevan años quemándose con nosotros.

 

El oficialismo, atónito, se muestra incapaz de metabolizar una situación inédita en sus gestiones anteriores: el viento ha borneado y sopla decididamente en contra. La sequía mermará cosechas y recaudaciones por retenciones, la bola de nieve de las Leliqs y otros bonos ha crecido tanto que peligra su refinanciación aún a tasas siderales y lo obligará a seguir emitiendo para cubrir todo aquello que no capte del mercado, el loteo de ministerios y áreas de decisión paraliza la gestión, los precios internacionales de la energía que deberá comprar siguen elevados, la falta de dólares no le permite abrir la importación de insumos esenciales, carece de acceso a los mercados externos de deuda, crece la percepción de una fuerte recesión, el empleo privado no crece y los jóvenes lo abandonan. Qatar no se trasformó en el somnífero social que muchos imaginaban y, aunque la selección nacional pudiera llegar a la final, su efecto no durará lo suficiente para paliar tantas necesidades angustiantes.

 

Sergio Aceitoso Massa sigue haciendo equilibrio, utilizando la imparable inflación como piedra de honda contra el Goliat del gasto público. Pero está claro que la emperatriz hotelera, aún aterrada ante la probabilidad de verse obligada a asumir en directo la Presidencia y tomar el timón simbólico de este desastre, no se resignará a poner en riesgo su principal bastión electoral y futuro refugio para atravesar el desierto,  obligándolo a abrir aún más la bolsa para financiar a la Provincia de Buenos Aires y permitirle a Axel Kiciloff continuar designando a miles de militantes y parásitos. Además, ella evita que sus quintas y cajas privadas dentro de la Administración (PAMI, ANSES, Aerolíneas, AySA, YPF, Hidrovía, etc.) vean recortados sus ingentes recursos.

 

Es cierto que tampoco contribuye a enviar señales tranquilizadoras una oposición que sigue exhibiendo impunemente sus bastardas disputas, sus injustificables festejos y viajes, y sus “sensualismos de camastro”, como diría Leopoldo Lugones. La ausencia de un público compromiso de los partidos que integran Juntos por el Cambio de respetar a rajatabla un programa de gobierno común, convirtiéndolo en vinculante y obligatorio para la fórmula que surja de las PASO (si es que el cristi-camporismo no consigue doblar el brazo a Alberto Fernández, que sabe que suspenderlas significará el definitivo certificado de defunción de su gestión), se está transformando en un duro pasivo. Mucho tiene que ver esa falencia, que permite suponer que la coalición ya se siente –estúpidamente, por cierto- triunfadora en las próximas elecciones, en el renovado crecimiento de la intención de voto de Javier Milei y su proyecto anarco-capitalista.

 

Aún estamos a tiempo de evitar ahogarnos y morir en ese proceloso mar de problemas e inconsistencias, con los cuales hemos convivido hace ya demasiadas décadas, y con todas las resistencias y hasta probablemente violentas manifestaciones, tanto en el terreno social cuanto económico, que deberá enfrentar quien se atreva a marcar el camino de esa redención común. Deberá tocar muchos intereses: empresarios acostumbrados a tener ventajas y cotos de caza exclusivos, sindicalistas eternizados y enriquecidos, fanáticos kirchneristas, narcotraficantes protegidos por el poder, policías, jueces y fiscales cómplices del crimen y, por supuesto, de los millones de empobrecidas víctimas de este populismo mafioso.

 

Pero necesitamos tomar colectiva consciencia de ese fenomenal y angustioso inventario y convencernos todos de la urgencia de nadar hacia una aún muy lejana orilla de simple normalidad. El esfuerzo que deberemos realizar es inconmensurable, y las correcciones necesarias insumirán varios períodos presidenciales consecutivos, pero vale la pena emprenderlo y mantener el rumbo contra viento y marea. La Argentina misma está en juego y, hasta ahora, vamos perdiendo por goleada.

 

Bs.As., 26 Nov 22

viernes, 18 de noviembre de 2022

Sutil confesión

 


Sutil confesión

por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 864)

 

"No temas ni a la prisión, ni a la pobreza, ni a la muerte. Teme al miedo”

Giacomo Leopardi

 

El paupérrimo, inconexo y sesgado discurso que Cristina Fernández descerrajó contra la sociedad el jueves al anochecer, merece integrar la antología mundial de la hipocresía y dejó, muy a pesar de la voluntad de la disertante, algunas claras certezas: siente pavor y, como consecuencia, una enorme debilidad electoral, que afecta en su personal situación penal. Para darle la razón, hasta un insignificante Anímal Fernández, su Ministro de Seguridad, se atrevió a retrucar ayer sus dichos sobre la Gendarmería.

 

La escasa concurrencia (el estadio tiene capacidad para 48.000 personas, y se veían claros en las tribunas) al acto en La Plata confirmó que ya no atrae a los más jóvenes, que no vivieron los años de bonanza que permitieron que Néstor y a ella misma hacer populismo con mucho dinero, y que hoy deben subsistir en un universo infinito de exclusión, miseria, drogadicción, falta de educación y carencia de futuro. Resultaron patéticas sus tentativas de identificarse con los hambreados jubilados –ella, que cobra 3 millones de pesos por mes- o con los habitantes del Conurbano, abandonados a la inseguridad por obra de sus Axel Kiciloff y Sergio Berni.

 

Utilizando un disfraz peronista, el “movimiento” al que –hay pruebas en las redes sociales- despreció toda su vida, hasta el extremo de insultar a su fundador, buscó insuflar en los grandes ex-machos-alfa territoriales la necesidad de unirse a su bandera para conservar el poder; pero éstos, que ya huelen el perfume de las calas y tienen una gran experiencia, están separando los comicios locales de las elecciones nacionales para evitar que ella los arrastre a la profunda sima que se abrirá a sus pies.

 

Como era dable esperar, nuevamente arremetió contra la Justicia –el “partido judicial”- de la que siente el aliento en la nuca e insistió con la necesidad de su “democratización”, que no logró concretar en su apogeo y, otra vez, mientras acusaba a Juntos por el Cambio de estar detrás del supuesto atentado contra su vida que actuó una triste pandilla de marginales, convocó a un “acuerdo” para erradicar la violencia política y defender las instituciones. Pero no mencionó siquiera al golpe de Estado que organizó y ordenó ejecutar a su bastarda tropa de senadores contra el Poder Judicial al desobedecer un fallo de la Corte Suprema, a contramano de lo que ordenan la Constitución y el Código Penal; todos, tarde o temprano, deberán responder por ello puesto que se trata de delitos imprescriptibles.

 

 Una vez más, y rodeada por funcionarios y legisladores oficialistas, buscó disfrazarse de jefa de la oposición a un gobierno que ella misma inventó y que la tiene nada menos que como Vicepresidente; pero, si un incidente de salud como el que lo afectó esta semana incapacitara a Alberto Fernández, se vería obligada a ejercer la primera magistratura e intentar comandar este muy escorado Titanic en el último y pavoroso año de su singladura. De darse esa situación, la llevaría a un todavía más estrepitoso fracaso en las urnas y, con ello, al fin del kirchnerismo, porque carece de un heredero atractivo y del poder para imponerlo; por eso, sus críticas al Gobierno que integra esta vez fueron tan suaves y elípticas.

 

Contra lo que supone la mayoría, e insiste Cristina Fernández, la más peligrosa bomba al borde de estallar en sus manos no es la deuda nacional en dólares, pese a la magnitud de ésta, sino las obligaciones en pesos, que crecen a mayor ritmo que la pavorosa inflación. Como ya nadie cree que el Gobierno pueda controlarla, cada vez le resulta más difícil renovar sus vencimientos, y ello obliga al Tesoro y, por ende, al Banco Central a emitir más y más billetes, que realimentan el ciclo y pueden llevar a una hiperinflación o a reflotar un “Plan Bonex”, ahora para los bancos.

 

Los datos objetivos cuentan que la mitad de los argentinos es pobre, y el 10% mísero, que esos porcentajes crecen geométricamente cuando se trata de niños y jóvenes, que los médicos huyen de la salud pública y que la población es abandonada a su suerte, que resurgen enfermedades erradicadas, que los salarios registrados no garantizan la subsistencia y que los informales son aún peores, que la industria se está deteniendo por falta de insumos importados y se pierden puestos de trabajo genuino, que se continúa subsidiando a empresas públicas enormemente deficitarias para emplear militantes y engrosar el bolsillo de sus jefes políticos, que el narcotráfico y la violencia social son incentivados y protegidos desde el poder, que los gerentes de la pobreza roban y son cómplices, que el saqueo a las cajas del Estado se incrementa, que la educación hace agua y los chicos no aprenden siquiera a leer y comprender los textos, que las fronteras son coladores y los falsos mapuches siguen ejerciendo el terrorismo. 

 

La principal duda que recorre la mente de analistas, politólogos, sociólogos y economistas es hasta cuándo resistirá este cuerpo social, tan dañado, el gigantesco cataclismo que, día tras día, cae sobre él: a la convicción de lo escaso del tiempo del que ella dispone se debe su penosa intención de negar su total responsabilidad sobre lo que ocurre, después de los ocho años en que fue Presidente y los tres del actual mandato. Los gritos que la incitan a “volver” van, exactamente, en ese sentido y tienen ese objetivo; pero, si aún está y nunca se fue, ¿volver de dónde y para qué?

 

Argentina está al borde de la disgregación por inviabilidad. Si conseguimos ofrecer a propios y extraños seguridad jurídica, una moneda sana, la certeza de que no gastaremos más de lo que podemos, y sistemas tributarios y laborales racionales, tendremos aún la oportunidad de evitarlo.

 

Bs.As., 19 Nov 22

viernes, 11 de noviembre de 2022

Al fútbol con ovalada

 


 

Al fútbol con ovalada

por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 863)

 

“Toda simulación en los actos o en los dichos representa una

 estafa al conjunto social que, honestamente, me repugna”.

 Alberto Fernández

 

Le preguntaron a un hombre cómo había sobrevivido su matrimonio durante seis décadas. Respondió que se habían dividido las esferas de decisión; él se ocupaba de lo importante mientras que ella de lo menor. “Es simple; lo mío son los conflictos mundiales, el cambio climático, la geopolítica internacional, etc.; y ella de dónde vivimos, qué hacemos con el dinero, cuántos hijos tenemos, cómo los educamos, qué comemos, etc.”.

 

El miércoles, en medio de la monumental crisis que ha generado el cuarto gobierno kirchnerista, se reunieron los ministros con la ausencia de Sergio Aceitoso Massa, responsable de la catastrófica economía. Apareció Alberto Fernández y les dedicó un discurso de diez minutos, referido exclusivamente a la paz en Ucrania y la propuesta que llevará al respecto a Emmanuel Macron, en Paris; una versión señala que tanto Vladimir Putin cuanto Volodomir Zelenski la están esperando con ansias.

 

La administración del país quedó en las impolutas manos de la jefa de la oposición, que la conducirá con mano de hierro hasta su regreso de tan esencial periplo, que incluye a la paradisíaca isla de Bali para discutir acerca del clima del planeta con la ausencia de los principales países contaminadores. Cuando vuelva el viernes 18, escuchará los ecos de la flamígera perorata que ella seguramente le habrá dedicado el día anterior por la forma en que gerencia este miserable populismo sin dinero, por su resistencia a convalidar el sacrificio de las paritarias en el altar de un bono fijo y, sobre todo, a suprimir las PASO para habilitar el “dedazo”.

 

Lo cierto es que la emperatriz hotelera ve crecer a su alrededor un bosque de rejas y, naturalmente, se desespera. Más allá de las sentencias que prometen comprometer, al menos, su libertad de movimiento por los innumerables delitos cometidos, está delineando la batalla que se convertirá, sin duda, en un monumental conflicto de poderes. De su lapicera, que sí tiene tinta, surgirá un levantamiento del Senado contra la Corte Suprema por el fallo que, condenando el ardid para robar a Juntos por el Cambio el sillón que le correspondía en el Consejo de la Magistratura, lo devolvió a Luis Juez. ¿Qué hará la Corte cuando el H° Aguantadero insista en designar a Martín Doñate, desconociendo lo resuelto?, ¿se resignará pacíficamente a ser desobedecida, como hizo en el caso del Procurador de Santa Cruz, Eduardo Sosa, que nunca fue repuesto en el cargo, o definirá la maniobra como lo que sin duda será, un real golpe de Estado? Los cómplices de la PresidenteVice en su fraudulenta acción deberían recordar cómo fulmina el artículo 227 del Código Penal a quienes lo intenten.

 

Pero, aún así, no será el mayor ataque de nuestra peculiar reina a la República. En los próximos meses, seguirá impulsando un incremento en la ya sideral deuda pública, la aceleración de la inflación, el aumento del gasto, llevándonos hacia la reedición del “rodrigazo” y ocupando todos los estamentos del Estado con militantes que actuarán como quintacolumnistas para hacer fracasar el futuro. Para ello, contará con la esencial colaboración de los reiteradamente empoderados y enriquecidos gerentes de los movimientos sociales y con Hugo Moyano y su patota, todos los cuales se han comprometido a resistir, a como dé lugar, cualquier cambio en el status quo corporativo que tanto daño nos ha producido durante 77 años.

 

Durante los gobiernos de Néstor y Cristina, se decía “la soja es kirchnerista”; hoy los vientos han borneado y vienen de frente con intensidad de temporal. China se está desacelerando y, con ello, reduciendo sus compras de nuestros productos; los precios de la energía siguen en las nubes; la inexistencia de reservas está paralizando la producción por la falta de insumos importados; y la persistente “Niña” está castigando a niveles nunca vistos al campo y garantizando la falta de dólares, como mínimo, hasta la llegada de la cosecha gruesa, o sea, durante todo el verano.

 

¿Con qué armas defenderá el Aceitoso las metas fijadas por el acuerdo con el FMI de los avances del Instituto Patria para reflotar un “plan platita II”? ¿Tendrá que soportar una diatriba destituyente de la inédita jefa de la oposición cuando ésta hable el jueves próximo en La Plata? ¿Cuán lejos estamos de una híper con índices mensuales que arañan el 7%? Y la esencial: las bombas que han cebado, ¿estallarán en las manos de los Fernández² o podrán retardarlas hasta entregar el poder?; de eso dependerá la supervivencia del kirchnerismo, después de ser parte esencial de un gobierno fracasado que ya tiene fuerte olor a calas. Los grandes machos-alfa del peronismo territorial siguen atados a la voluntad de Cristina y le han perdonado –algo inédito- haber sido la mariscala de la derrota en tantas elecciones (2009, 2013, 2015, 2017 y 2021). ¿La acompañarán hasta la puerta del cementerio o se enterrarán con ella?; sería la primera vez en que el movimiento no obedeciera su regla de oro. La progresiva separación de las elecciones locales de la nacional puede ser la respuesta.

 

Hundidos en una ciénaga inconmensurable, nuestra gran esperanza radica en que la oposición continúe unida cuando deba aprobar el plan de gobierno que están elaborando las fundaciones partidarias; el sector de Miguel Angel Pichetto ya presentó el suyo (por cierto, excelente) y la próxima semana se hará una reunión general para compatibilizar las propuestas. Luego, llegará la hora señalada porque, quien triunfe en 2023, sólo podrá ofrecer, sin mentir, “sangre, sudor y lágrimas”.

 

Bs.As., 12 Nov 22