viernes, 26 de agosto de 2022

Mafiosos y golpistas



Mafiosos y golpistas

por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 852)

 

“El fascismo mediático funciona de esa manera: los fanáticos consumen la basura, la

 metabolizan y luego la convierten en patoterismo de obvio comienzo, pero de incierto final”.

Jorge Fernández Díaz

 

Cristina Elisabet Fernández de Kirchner sólo tiene un objetivo -lograr la impunidad para sus múltiples delitos- y, para lograrlo, está dispuesta a incendiar Roma; la comparación con Nerón no es gratuita, ya que el Emperador padecía una gravísima enfermedad mental similar a la que, sin duda, afecta a nuestra emperatriz hotelera. Las fuerzas de choque de las que la insana jefa dispone para generar el caos incluyen a “soldaditos” del narcotráfico, barrabravas subsidiados, criminales liberados con la excusa del Covid, falsos mapuches y terroristas del Sendero Luminoso peruano y de las FARC/ELN colombianos, instructores venezolanos, cubanos e iraníes, y anarco-cuentapropistas; esta semana, algunos de sus más energúmenos seguidores han llamado a la “batalla” (sic) y arrastran a los pobres tan fanatizados que se niegan a reconocerla como responsable de su miseria.

 

Cuando los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola pidieron penas tan severas para la viuda de Kirchner y un grupo de sus cómplices, abrieron la caja de Pandora. Pese a que falta mucho para que la sentencia del Tribunal sea emitida, ya que aún deben hablar los abogados defensores e, inclusive, decir sus “últimas palabras” los acusados, el aparato mediático del Ejecutivo ordenó que el “pueblo” salga a bancarla, realice enormes concentraciones y corte las rutas, en una actitud claramente mafiosa y golpista; que ese golpe sea dirigido contra el Poder Judicial, en especial contra la Corte Suprema, no lo hace menos grave a la luz de los preceptos constitucionales.  

 

En su intervención por YouTube desde su despacho en el Senado –algo habitual en ella pero no por eso menos ilegal- Cristina Fernández no refutó una sola de las demoledoras pruebas que los fiscales exhibieron en el juicio, utilizó bastardamente datos personales tergiversados o falsos para denostar a fiscales y jueces y tratar a Mauricio Macri de delincuente,, confesó que su AFI espiaba, acusó de corrupto a su marido muerto, negó que su gobierno haya sido una asociación ilícita y sostuvo que ella ignoraba cuanto sucedía (confesiones de empresarios “arrepentidos”, secretarios privados enriquecidos, cuadernos de Oscar Centeno, asociación inmobiliaria con Lázaro Baéz y bolsos de José López incluidos) en su administración; o sea, pretendió que no se le puede atribuir “responsabilidad funcional”.

 

Fue aplicando precisamente ese concepto que fueron condenados los integrantes de las juntas militares y, desde 2003, con la clara complicidad del entonces Presidente de la Corte Suprema, sentenciados a prisión perpetua infinidad de militares y civiles que “hubieran debido saber” en razón de su posición en el organigrama estatal durante el Proceso.

 

Por otra parte, no se puede olvidar que fue la propia Cristina Fernández, como Convencional Constituyente, quien propuso en Santa Fe, en 1994, agregar al artículo 36: “Atentará asimismo contra el sistema democrático quien incurriere en grave delito doloso contra el Estado que conlleve enriquecimiento, quedando inhabilitado por el tiempo que las leyes determinen para ocupar cargos o empleos públicos”.

 

El hasta ahora denostado peronismo, a cuyos dirigentes ella mandó hace poco a suturarse un esfínter, salió unánimemente a respaldarla, preocupado porque la mancha venenosa de la lucha contra la corrupción alcance a sus señores feudales, sean éstos eternizados gobernadores o gremialistas. Pero la renovada humillación de esos “machos alfa” frente a la “abogada exitosa” y sus aspiraciones de impunidad se da en un momento económico y político sumamente complicado debido al fracaso del artilugio inventado por ella para ganar en 2019 -hoy una mesa que ha perdido una de sus tres patas- y a la inminencia de las elecciones del próximo año, en las cuales prevén una fuerte derrota del oficialismo nacional.

 

Si bien todo el revuelo mediático ha servido para enviar el feroz ajuste en la educación y la salud de Sergio Massa, “el Aceitoso”, a las páginas interiores de los diarios, no por ello dejará de sentirse en los bolsillos de la gente, absolutamente harta del despilfarro y de la corrupción del Estado; cuando esa “sensación” se agudice, habrá que ver si la declamada lealtad a ultranza de estos caciques, que pretenden renovar sus tan infinitos mandatos, no flaquea ante las encuestas que muestran que la mitad de los votantes del Frente para Todos, y todos los no lo son, dice estar convencida de la culpabilidad de Cristina Fernández.

 

El canalla que se autopercibe Presidente venía violando la Constitución hace tiempo y ahora, al arrogarse el conocimiento de una causa judicial en trámite, algo que tiene expresamente vedado por su artículo 109, incurrió en un nuevo delito. Llegó al colmo cuando dijo algo que ya entró en la historia prostibularia de nuestro país: “Nisman se suicidó, espero que Luciani no haga lo mismo”; a nadie llamó la atención que contradijera sus públicas y recientes declaraciones sobre el asesinato del Fiscal, porque estamos acostumbrados a su permanente incoherencia, pero sí que formulara, desde el sillón de Rivadavia, una tan clara amenaza al mejor estilo de Don Corleone.

 

La semana pasada recomendé comprar cascos, asegurando que lloverían piedras; con las violentas amenazas que se formulan diariamente y la fuerte agresividad que exhiben ahora los militantes kirchneristas, seguramente me habré quedado corto.

 

Bs.As., 27 Ago 22 

viernes, 19 de agosto de 2022

Todo roto

 


Todo roto

por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 851)

 

“Para corromper a un individuo basta con enseñarle a llamar ‘derechos’

 a sus anhelos personales y ‘abusos’ a los derechos de los demás”.

 Gilbert K. Chesterton

 

Todos los días me pregunto, contemplando desde adentro a esta Argentina tan penosa, cuánto falta para que todo termine aquí en un “big bang” similar al que dio origen al universo. ¿Ocurrirá cuando los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola pidan la condena de Cristina Fernández o cuando se emita la sentencia? Sobre todo, mi inquietud se dirige a imaginar cuál será el resultado final y quiénes sobrevivirán a la explosión y lograrán imponer su propia ideología en nuestro país. De ser, durante 150 años, un ejemplo que buscaban imitar todos nuestros vecinos y un imán que atrajo a millones de inmigrantes que huían de las tragedias que enfrentaban en sus naciones de origen, y aquí forjaron una sociedad con enorme movilidad social ascendente, fruto del esfuerzo y del mérito –“m’hijo, el doctor”-, llegamos a este presente que nos duele tanto.

 

El miércoles, día del Padre de la Patria, la ciudad de Buenos Aires fue, una vez más, un escenario que mostró el descalabro mental que la demagogia produjo por la falta de educación y la falsificación de la realidad y por la vocación clientelista, corrupta y prebendaria de quienes nos gobiernan, sean éstos funcionarios, educadores, empresarios o dirigentes gremiales y sociales. Las simultáneas marchas de la CGT y de la izquierda dura tuvieron un denominador común, expuesto por una foto que se viralizó: un camión-jaula de ganado transportando pobres, que ignoran para qué asisten o contra qué protestan. La central obrera, impedida de enfrentar a un gobierno peronista del cual, al menos teóricamente, forma parte, se vio obligada a realizar contorsiones dialécticas para no inculparlo por la inflación y la pobreza que nos afectan, y sólo agregó confusión al panorama.

 

El Estado ha gastado, durante 70 años, más dinero que el que tenía y ahora, cuando ya no dispone de crédito externo ni puede aplicar más impuestos a la actividad privada, se enfrenta a una implacable verdad: no se puede hacer populismo sin plata. Ese fenómeno se extenderá, como mínimo, al próximo período presidencial. Quien gane las elecciones tendrá la misma dura pared por delante, con una sociedad que no cesa de quebrarse, con pérdida acelerada del poder adquisitivo del peso, el 50% de la población bajo la línea de pobreza, una legislación laboral retrógrada, un sistema tributario insano y expropiador, el empleo público como sustituto del privado, un altísimo porcentaje de la actividad económica en la informalidad, una Justicia morosa que facilita la impunidad, el narcotráfico rampante y violento, la renacida subversión terrorista y los reclamos territoriales de los pseudo mapuches, etc., etc.

 

A partir de ahora, no nos será dado recibir buenas noticias, en especial en lo que a tarifas, subsidios y planes sociales se refiere; debemos ser conscientes de la necesidad de asumir que sólo tendremos “sangre, sudor y lágrimas”. Nadie, propio o ajeno, está dispuesto a invertir aquí ni a prestarnos una moneda más por el desastre en que nos hemos convertido. Sin inversiones ni crédito, no podremos generar más alimentos ni energía, no contaremos con las obras indispensables para la explotación racional de nuestros recursos y así economizar las tan escasas divisas, y no podrá crearse empleo genuino; por otra parte, tampoco quienes podrían buscarlo en un mercado tan moderno y competitivo están preparados, porque han perdido la cultura del trabajo y llevan generaciones sin hacerlo.

 

Debemos -lo hizo Brasil este mismo mes- aplicar una significativa reducción en los impuestos, en especial aquéllos que gravan los combustibles, la energía y los alimentos básicos y, por supuesto, unificar las decenas de tipos de cambio que aquí se aplican; que tantas autorizaciones y permisos dependan de la arbitrariedad de los funcionarios no resulta un factor menor al analizar la corrupción rampante que nos agobia.

 

Será la calle la que marcará la diferencia. Si, como parece altamente probable, un miembro de la oposición lograra hacerse con el triunfo electoral en 2023, y tal como sucedió con Mauricio Macri, verá encenderse la más cerril violencia. Recuérdese, para confirmarlo, las 17 toneladas de cascotes arrojados cuando se discutió una reforma previsional muchísimo menos lesiva para los jubilados y pensionados que el régimen actual, que tanto los expolia; sin embargo hoy, con un gobierno kirchnerista, esa misma calle guarda un atronador silencio. ¿Qué duda cabe acerca de la autoría intelectual de ese monumental atentado contra la democracia? Esos mismos autores, aún en el fondo de la tabla de posiciones electorales, conservarán intenso poder de fuego, ya que tienen a muchos fieles en altos cargos de la administración pública y disponen de palos necesarios para trabar ruedas.

 

Por la perpetuación de los eternos mandatarios en las gobernaciones, que incidirá en la elección de los legisladores que representarán a sus feudos, seguramente el próximo Presidente tampoco contará con un Congreso dispuesto a aceptar los indispensables cambios que la República requiere aunque sólo sea para sobrevivir, ya que estará plagado de populistas y estatistas; observemos cómo votó parte de la bancada de Juntos por el Cambio la ley que faculta a las provincias aumentar impuestos y crear nuevos tributos.

 

En resumen, hagamos el mayor esfuerzo posible para que Alberto Fernández, aunque sea ya sólo una figura decorativa y carente de toda importancia, termine en tiempo y forma su mandato, pero ahorremos para comprar cascos, porque seguramente volverán a llover piedras.

 

Bs.As., 20 Ago 22

sábado, 13 de agosto de 2022

Jorge Mones Ruiz

 

Jorge Mones Ruiz

 

La Argentina está de luto. Ha muerto Jorge Mones Ruiz. Fue un hombre culto, un hombre sano, un hombre valiente, un hombre trabajador, un hombre de profunda fe, un hombre bueno y, sobre todo, un gran señor, descollante en un país de pigmeos morales.

En la batalla, actuó con enorme coraje, algo tan escaso hoy entre nosotros, y supo asumir, con honor, el penoso destino que esta Patria ingrata y su sociedad, siempre hipócrita, reserva a sus mayores héroes.

Por cumplir con su deber como soldado, una gloriosa vocación que heredó y logró transmitir a sus hijos y a su nieto –su más reciente orgullo-, aún en estos tiempos tan aciagos, nunca dudó en sacrificar el bienestar de su familia y, durante largos años, padeció un injusto encierro, una carga que asumió con cristiana resignación, la misma que hoy su desaparición pide a Ana María, a su descendencia y a sus muchos amigos y camaradas de armas.

Fue para mí un verdadero hermano, y como tal lo lloro, pero tengo la seguridad de que ya está ante Dios, nuestro Señor, que lo recibirá con los brazos abiertos y agradecidos, pues fue su fiel servidor en la Tierra.

Descansa en paz, Jorge, entre los justos elegidos por Cristo.

10 Ago 22

 

 

 

 

 

viernes, 12 de agosto de 2022

¿Cuál Argentina?

 


¿Cuál Argentina?

por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 850)

 

“No es con el oro sino con el hierro que se recupera la Patria”.

 Marcus Furius Camillus

 

En medio del alucinante caos en que hemos convertido la realidad nacional, donde una PresidenteVice está siendo juzgada por comandar una asociación ilícita creada para saquear al país y un líder subversivo reivindica públicamente el terrorismo, resulta lógico preguntarse qué país queremos y, sobre todo, cuál será el que conseguiremos dejar en herencia. Esta misma semana, el panorama general dejó algunos penosos ejemplos que justifican dudar acerca de qué, realmente, podremos lograr cuando nos toque volver a votar y logremos desalojar a los ladrones que nos gobiernan.

 

Nadie duda ya del pavoroso cuadro que todos los análisis pintan respecto al profundo deterioro, casi terminal, de la educación en nuestro país, con tantos chicos excluidos de las escuelas por la pobreza, la falta de capacidad y la ausencia permanente de los docentes, amén de la carencia de conectividad en los hogares humildes durante la tan malsana “cuareterna” que impuso el Gobierno. En ese marco, el principal sindicato de “trabajadores de la educación”, CTERA, conducido por el nefasto Roberto Baradel, profundizó el drama al decretar una huelga nacional para respaldar a uno de sus representantes, condenado por la Justicia por incendiar la Legislatura de su provincia. O sea, dejó sin clases –y, en muchos casos, sin comer- a millones de niños por defender a un delincuente.

 

En paralelo, tampoco ignoramos el monumental déficit que conlleva la operación de Aerolíneas Argentinas, “su (de La Cámpora) compañía”, que llega a una cifra de US$ 800 millones por año. Y eso a pesar de cerrar los cielos y hasta el aeropuerto de El Palomar y perseguir y expulsar del país a las empresas “low cost” para evitar su leal competencia, que tantos beneficios habían llevado a todos los argentinos por la gran vinculación que permitieron entre las provincias sin necesidad de pasar por Buenos Aires. La cantidad de pilotos por avión apto para volar que mantiene la empresa supera en mucho a esa relación en todas las líneas aéreas del mundo, y los salarios que aquí se pagan son tan elevados que resultan obscenos en comparación con el resto de la población.

 

El Poder Ejecutivo, acosado por una crisis económico-social a la cual no parece encontrar salida, anunció -sin detalles- que recortaría el gigantesco gasto público que él mismo ha llevado a las nubes y que, ante la falta de fuentes genuinas de financiación, pretende compensar con una emisión de moneda ya fuera de control. Ante ese potencial peligro para sus ansias de rapiña, el desmadrado Pablo Biró, que comanda el gremio de los pilotos, APLA, avisó que decretará nuevos paros si ese inevitable ajuste afectara a sus insólitos privilegios, privando –como siempre en épocas de gran tráfico aéreo- a la población del derecho a viajar.

 

Y el último de los pantallazos, sin duda el más grave, que complican aún más el panorama de esta trágica Argentina, fue la celebratoria presencia de tantos y tan poderosos representantes de la “patria contratista” en la asunción de Sergio Massa como Ministro de Economía. Ese coro tan festivo de pescadores en bañaderas y cazadores en zoológicos augura que, por delante, tenemos todo el pasado nacional –gracias, Jorge Luis Borges- que nos empobreció por generaciones, ya que sin duda se beneficiarán de la arbitrariedad con la que los funcionarios corruptos deciden temas tan relevantes como las tarifas eléctricas y de gas, las inversiones en litio, el acceso a divisas a precio oficial, los contratos de “dólar futuro”, etc., etc..

 

Son aquéllos a quienes cabe a la perfección el calificativo de “expertos en mercados regulados”, con el cual Repsol justificó la “venta” del 15% (+ 10%) de YPF a los Eskenazi, claros testaferros de los Kirchner que lo único que sabían de la industria petrolera cargar combustible en sus automóviles, sin poner un centavo. La operación resultó tan gravosa para la Argentina que le costó el autoabastecimiento energético, del cual derivó la necesidad de importar gas que, a su vez, produjo –además de muchos negocios turbios- un fenomenal drenaje de reservas del Banco Central y, finalmente, es causa de la inflación que nos destruye.

 

Cuando digo que fue gravoso me refiero, claro, no sólo al precio que pagó Axel Kiciloff (US$ 10.000 millones) a la empresa española después de haber asegurado, pública y registradamente, que sería ella quien debería pagar al Estado por los daños ambientales que había producido durante su administración de la compañía, sino que la expropiación del 51% de YPF, que aún pertenecía a Repsol, se hizo violando el estatuto social, que obligaba a quien tomara el control ofertar por el resto del paquete accionario. Eso es lo que está en juicio en los Tribunales de Nueva York, al borde de una sentencia que podrá resultar contraria a los intereses nacionales por un monto que oscila entre US$ 5.000 millones y US$ 20.000 millones; sospecho (así lo escribí y fue profusamente publicado hace siete años) que, detrás de esos “fondos buitres”, está la propia familia bi-presidencial.

 

En resumen, y dada la situación en que el Gobierno está condicionando gravemente el futuro a través de un impagable endeudamiento en pesos,  que se ha transformado en una inmensa bola de nieve que crece a razón de billones por mes, y hasta rapiña los encajes de los depósitos en dólares de los particulares, cierro esta nota con la pregunta del título: con este estado de cosas, con la anomia que reina en el país, con el geométrico crecimiento del narcotráfico, con el 50% de la población bajo la línea de pobreza y con los incontrolados y múltiples planes sociales clientelistas, ¿es viable esta Argentina en democracia o deberemos refundarla?

 

Bs.As., 13 Ago 22

viernes, 5 de agosto de 2022

¡Paren el mundo, Argentina se baja!

 


¡Paren el mundo, Argentina se baja!

por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 849)

 

“El coraje no se puede simular; es una virtud que escapa a la hipocresía”.

 Napoleón Bonaparte

 

Dada mi condición de abogado recién recibido –sólo 55 años de ejercicio profesional- muchos me han preguntado acerca del desarrollo de la causa “Vialidad”, en la cual Cristina Fernández de Kirchner y un montón de cómplices y testaferros integrantes de la asociación ilícita que organizó su marido y ella encabeza hasta hoy, están siendo juzgados por el monstruoso saqueo al que sometió al país durante la tan mentada “década ganada” sólo para la delincuencial dinastía hotelera.

 

En especial, las consultas se refieren a la función que, en ella, desempeñó el Fiscal Carlos Stornelli, ante el fallecido Juez Claudio Bonadio, en primera instancia, y hoy lo hacen sus colegas Diego Luciani y Sergio Mola ante el Tribunal Oral Federal N° 2, a cargo de los jueces Rodrigo Giménez Uriburu, Jorge Gorini y Javier Ríos. En todos los casos, aún cuando se desempeñen en instancias diferentes, los fiscales representan al Estado y, por ende, a la sociedad toda. Pero lo que unifica el proceder de los tres nombrados es su enorme coraje, ya que no se puede disipar de sus mentes el recuerdo del asesinato del Fiscal Alberto Nisman, un día antes de presentar ante el Congreso Nacional las pruebas del encubrimiento del terrorismo que significó la firma del pacto con Irán, del cual responsabilizó –lo mismo hizo públicamente Alberto Fernández- directamente a la misma PresidenteVice que hoy han arrastrado ante los jueces.

 

El alegato que están presentando en estos días –lo seguirán haciendo al menos otras dos semanas- Luciani y Mola se ha transformado en un tétrico inventario -tan comprensible hasta para los neófitos- de las contundentes pruebas de los crímenes que los Kirchner (incluido su hijo Máximo, ahora Diputado) cometieron, que les permitieron acumular una fortuna incalculable, que aún se encuentra oculta en bóvedas y cajas de seguridad, paraísos fiscales o transformada en inmuebles o diamantes de fácil disposición. Tengo para mí que también son los dueños ocultos del juicio derivado de la expropiación de YPF, próximo a la sentencia en Nueva York, que puede derivar en una condena cercana a US$ 14.000 millones contra el Estado, o sea, seis veces más del valor actual de toda la empresa.

 

El kirchnerismo más cerril, La Cámpora y el Instituto Patria están empeñados en una campaña de intimidación a la Justicia (“si la tocan a Cristina …”), invocando una eventual proscripción a Cristina Fernández si quisiera ser candidata en las próximas elecciones; que así sea es altísimamente improbable ya que, si bien el Tribunal Oral que la está juzgando podría dictar su sentencia antes de fin de este año, la misma será apelada ante la Cámara de Casación Penal, que demorará lo suyo en revisarla y, cuando esto suceda, llegará el turno de la Corte Suprema, que no tiene plazo alguno para resolver; no creo que lo hiciera, aún en caso de que hubiera llegado para entonces a sus manos, en un año electoral.

 

Como dije, las pruebas que están mostrando los fiscales son de tal magnitud que, sin duda, finalmente será condenada, y eso lleva a analizar sus opciones futuras. La primera es, en caso de renuncia o incapacidad de su títere, si asumir la Presidencia y completar el período constitucional o también renunciar; en la primera, deberá hacerse cargo directo del desastre socio-económico en que nos han sumido pero, en la segunda alternativa, podría ser detenida de inmediato.

 

La segunda decisión, para no perder la protección deformada de los fueros parlamentarios, será para qué cargo y por cuál jurisdicción, es decir, por Buenos Aires o Santa Cruz; en este último caso, seguramente ganaría una banca senatorial, fuera por la mayoría o la minoría, algo que sería arriesgado si optara por intentarlo en territorio bonaerense, ya que allí el Frente de Todos podría resultar, por efectos de la inflación, tercero en la lid. Por supuesto, si encabezara la lista de candidatos a diputados en cualquiera de las provincias, sin ninguna duda sería electa, pero también debe pesar en su ánimo el caso de Julio de Vido, que fue desaforado por sus pares y fue inmediatamente encarcelado.

 

La Argentina kirchnerista no ha cesado, desde su nacimiento en 2003, de cometer enormes desaguisados y tristes papelones en el terreno internacional; basta recordar la “contracumbre” que Néstor y Hugo Chávez organizaron mientras George W. Bush se encontraba aquí en una reunión de presidentes, el allanamiento con tenazas del Canciller Héctor Timerman a un avión norteamericano, el respaldo a las criminales dictaduras de la región y la negativa a condenar sus violaciones a los derechos humanos, las valijas con dólares venezolanos de Guido Antonini Wilson para la campaña de Cristina Fernández, la complicidad para el suministro de tecnología nuclear a Irán, la cesión territorial a China para la instalación de una base militar, la patética y humillante sumisión de Alberto Fernández ante Vladimir Putin en vísperas de la invasión a Ucrania, los despidos a ministros mientras estaban en el exterior en funciones oficiales, etc., etc..

 

Pero el bochornoso espectáculo que hoy brinda el juicio oral a la PresidenteVice y el resto de sus gangsters (funcionarios públicos, secretarios, cómplices y testaferros) está en las pantallas y los diarios del mundo entero, que lo contempla con enorme asombro. Así, el perjuicio para la Argentina ya no se debe exclusivamente a su alienada y demencial conducta en todos los foros y mercados internacionales, sean políticos o financieros, sino a la desnuda y pornográfica demostración de la corrupción que nos impregna como sociedad. Sólo resulta explicable y atribuible a la destrucción de la educación y de la cultura y al debilitamiento de las instituciones y los organismos de control que el kirchnerismo impuso durante los últimos veinte años. Costará generaciones corregirnos.

 

Bs.As., 6 Ago 22