¡Qué puercas desilusiones!
por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 887)
“Nuestra Patria no puede albergar a unos lobos políticos que han saqueado el país”.
Ryszard Kapuściński
Esta semana dejó dos fantasías
fustradas: Alberto Fernández no tiró su renuncia sobre el escritorio de
Cristina Fernández, y ésta aceptó que su centralidad ya es historia. El Caracol cedió el control del tablero de
comando a Sergio Massa, que ya ocupa todo el horizonte y, humillado hasta la
médula, soporta las trompadas
discursivas que su propio espacio político no cesa de propinarle; ¿cuáles y
cuán graves serán los secretos del aún Presidente que el kirchnerismo conserva y
que le permiten extorsionarlo para evitar que abandone el cargo y tire por la
cabeza a su Vice la responsabilidad final del naufragio?
El escuálido acto del jueves
sólo pudo realizarse en un teatro; ¿se requiere mayor confirmación de la
incapacidad de La Cámpora y de algunos “barones” del Conurbano de convocar a
las masas y llenar plazas y avenidas? No dijeron ‘presente’ los gobernadores ni
muchos intendentes importantes que, en otras épocas, hubieran corrido a
postrarse ante el altar de su diosa. Lo lamentable fue que no aparecieran
varios camiones celulares para transportar a tantos delincuentes facinerosos
que ocupaban las principales butacas y las cámaras mostraban sin pudor.
En el escenario, la obra que
se representó no cumplió con las expectativas de la militancia presente. Yo suponía
que, haciendo gala de su tradicional esquizofrenia, despotricaría contra el FMI,
pero se limitó a reiterar sus viejos discursos en los que atribuyó al organismo
la responsabilidad de la inflación pero, sobre todo, a ensalzar el ruinoso “desendeudamiento”
que concretó su marido muerto obligándose, a una tasa sideralmente mayor, con
su hoy compañero en el infierno, Hugo Cháves, con quien compartió el lucro –para
ellos- del monumental negocio. La actitud suicida de Máximo Kirchner, que votó
en contra del acuerdo con el FMI, no fue emulada por su madre, que es
consciente de cuánto significa esa única tabla para la ilusoria salvación de su
proyecto político.
En cambio, me pareció patético
que escogiera a Javier Milei como nuevo sparring. Sin nombrar a Domingo Cavallo,
a quien criticó sin memoria, gratitud ni piedad, ni al líder de La Libertad
Avanza, mostró su profunda preocupación ante la probabilidad de que su Frente
de Nadie termine tercero en la carrera presidencial; si esto sucediera, el
kirchnerismo habrá desaparecido como fuerza política, aunque logre conservar la
Provincia de Buenos Aires como bunker para la resistencia violenta. Cabe
preguntarse, de todas maneras, a qué se debió el furibundo ascensor con el que
posicionó al líder libertario como principal contendiente electoral: ¿fue pánico
genuino o mera especulación política, para hacer que le reste más votos a
Juntos por el Cambio? En cualquier caso, Milei debería agradecerle tal
deferencia.
Sus fieles se fueron con las
manos vacías porque, pese a los insistentes cánticos que lo exigían, la
autoproscripta jefa no se pronunció sobre una eventual candidatura suya a cargo
alguno. La señora puede ser -de hecho, lo es- casi todo, pero no se la puede
comprar por tonta y, si aspirara a un cargo ejecutivo (Presidente o Gobernador,
por ejemplo), correría un enorme riesgo de perder y, de ese modo, quedar a la
intemperie frente a los jueces; es inminente, y sumamente preocupante, la
resolución de la Cámara de Casación que podría revocar el inaudito fallo de un Tribunal
Oral que resolvió absolverla –junto a sus hijos y varios cómplices- sin
realizar el juicio en la causa Hotesur-Los Sauces, en la que se investigó y
probó la forma en que la familia Kirchner recibía los retornos de la obra
pública.
Sergio Aceitoso Massa se ha transformado en el único candidato real del
Frente de Locos, básicamente por la nulidad de los otros. Pero la realidad
argentina y sus mercados, aún con el FMI jugando con nuestra camiseta para
evitar que volvamos a caernos del mapa y, en el camino, arrastremos a muchos
otros países o nos regalemos a China a cambio de peligrosas concesiones, no
creo que permita demasiadas fabulaciones presidenciales al Ministro de Economía.
Es joven, es audaz pero no estúpido, sabe que tendrá nuevas oportunidades apoyado
por el establishment prebendario y
corrupto, experto en operar en “mercados regulados”, y no estará dispuesto a jugar
tan promisorio futuro en una aventura con un final demasiado incierto.
Estuvo a nada de despeñarse
cuando el dólar tocó $ 500 y, aunque retrocedió luego, nadie está dispuesto a
jurar que la corrida haya terminado, o que cese la caída de depósitos en el
sistema financiero. No quedan más que US$ 1.500 millones reales en el Banco Central,
aptos para sólo una semana de importaciones y los diferentes cepos están
provocando una recesión que ya golpea fuerte. Y abril es altamente probable que
haya cerrado con una inflación superior al 8%, o sea, continúa la aceleración que,
anualizada, llega al 150%.
Del famoso swap chino, restan sólo
US$ 1.000 millones disponibles; y dudo que la generosidad y la paciencia del
FMI habiliten el adelantamiento de los fondos previstos para el segundo
semestre, como ruega Massa, porque además de la oposición de Alemania y Japón a
seguir financiando nuestros disparates con el ahorro de sus ciudadanos, los
funcionarios internacionales -Cristalina Georgieva incluida- estarían
exponiéndose a sanciones graves a título personal.
Bs.As., 29 Abr 23