Entre patético y ridículo, ¿para qué elegir?
por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 874)
"Siempre hacen más ruido las latas vacías que las llenas. Lo mismo ocurre con los cerebros”.
Truman Capote
Hace tres
años, desde que aceptó encabezar la fórmula presidencial anunciada con un tuit
de Cristina Kirchner, me pregunto qué pasará en la cabeza de Alberto Fernández.
Porque, aún en medio de su ajetreada agenda –inaugura canchas deportivas, canta
y compone, hace fiestas clandestinas, protagoniza papelones, funge de padre, estatiza
la marihuana y se esmera en contradecirse- no puede ignorar el desprecio, no
sólo de sus cotidianas víctimas, sino hasta de su ¿propio? espacio político,
comenzando por la misma emperatriz, tan hortera y condenada por ladrona, que lo
entronizó.
El último
ultraje se lo propinó el inefable Eduardo Wado
de Pedro, nada menos que su Ministro del Interior, que lo insultó públicamente
por no haber sido invitado a participar de la reunión que mantuvo con Luiz
Inácio Lula da Silva en ocasión de la reunión de la CELAC; que no presentara su
renuncia ni fuera fulminado de inmediato con el despido, acredita tanto la nula
relevancia que tiene quien hoy se auto-percibe Presidente de la República,
cuánto cuál es la verdadera jefatura a la que responde el ofendido funcionario,
una que jamás resigna casilleros de poder.
Además de los sopapos que recibió de Luis
Lacalle Pou (Uruguay) y de Mario Abdo (Paraguay), previsibles, el más fuerte
provino de Gabriel Boric (Chile), de izquierda, que condenó sin sutilezas a
Venezuela, Nicaragua y Cuba por las violaciones a los derechos humanos, la
política que el Foro de São Paulo pretende extender a toda la cacareada Patria
Grande. Tampoco logró ser reelegido como Presidente pro tempore del
conglomerado, cargo que quedó en manos del lacayo granadino del
castro-chavismo.
Y su tan sobado
colega, que dice quererlo pero no come vidrio, quitó la red bajo el trapecio
desde el cual el Caracol y el Aceitoso anunciaron una moneda común con
Brasil y el financiamiento del BNDeS al futuro gasoducto –cuándo no- Néstor
Kirchner, que seguirá durmiendo el sueño eterno, al menos hasta que cambie el
gobierno de la Argentina. Con Lula, tampoco le fue mejor a la mandamás de la
banda, que pretendía una reunión en su madriguera del Senado; fue abortada con
una excusa tan frágil que fue desmentida, al día siguiente, con la visita
privada a José Pepe Mugica en su
chacra que realizó el Presidente de Brasil; es claro que no podía aparecer en
una foto con alguien que, como él mismo, ha sido condenado por corrupción.
La vocera
Gabriela Cerruti insistió en el ridículo cuando, hablando del duro comentario
de SS Francisco a la situación económico-social, atribuyó la catástrofe
exclusivamente a la gestión de Mauricio Macri, que fue la excepción de cuatro
años en los dieciséis del kirchnerismo en el poder.
Por su
parte, Sergio Aceitoso Massa parece
haber perdido las dotes de mago que el empresariado “experto en mercados
regulados” le atribuía y a las cuales los Fernández², muy a desgano, rogaban
por su sobrevida política. La anunciada recompra de deuda externa, además de
inexplicable e injustificable, no tuvo el efecto depresivo sobre las
cotizaciones del dólar que esperaba y tampoco influyó en los mercados
voluntarios de crédito, que siguen inalcanzables para la Argentina. Hay que
sumar el claro error que cometió al jurar que, en abril, la inflación habría
descendido al 3%; el índice de enero y los nuevos aumentos que seguirán en
carne, prepagas, colegios, comunicaciones, energía, etc., garantizan la derrota
de este audaz y fantasioso Mandrake. Es joven, y podrá reservarse para otra
oportunidad, por lo cual no creo que se presente como candidato este año, aún
cuando todos sus muchos “amigos/cómplices de negocios” insistan en convencerlo.
El Caracol sigue actuando como mascarón de
proa del kirchnerismo, ávido de impunidad para su jefa. Al mamarracho del
juicio político a los miembros de la Corte Suprema, que sabe de antemano
condenado al fracaso, le sumó un enorme bochorno: por su orden, envió al
Secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla Corti, a denunciar a la
Argentina ante la Comisión competente de las Naciones Unidas. El funcionario, hijo
de terroristas y caudalosamente indemnizado, fue en avión a Ginebra y volvió en
cachetada; lo único que obtuvo fue un fuerte reclamo contra su propio Gobierno
por sus ataques a la Justicia que, a criterio del organismo, atentan contra la
división de poderes y tienden a consagrar el autoritarismo.
Claramente,
a Cristina Kirchner se le están quemando los últimos papeles. No sólo no puede
esperar tener éxito en su inmunda embestida contra el Poder Judicial, sino que
éste la espera con peores noticias a partir de febrero, cuando reinicie su
actividad. Emitirá fallos complicados para ella en las causas del memorándum con
Irán y en la de Hotesur-Los Sauces (la peor, porque alcanza a sus hijos) y
avanzará con velocidad en la causa Cuadernos, en la que está probadamente
pegada. Y la formación del eje Juan Schiaretti-Juan Manuel Urtubey-Florencio
Randazzo sumará penas a su Frente, que ya perdió cuatro millones de votos en
2021.
En los
próximos días serán dictadas las sentencias contra la patota que asesinó a patadas
a Fernando Báez Sosa y contra la pareja de lesbianas –la madre y su novia- que
torturaron hasta la muerte, con inusitado ensañamiento, a Lucio Dupuy, de cinco
años. Confieso mi indignación y mi repugnancia ante la diferente cobertura que
han dado los medios (todos ellos) a ambos crímenes, invisibilizando al segundo;
atribuyo la responsabilidad al fuerte lobby LBGTI, un colectivo que calla sobre
la homofobia en Rusia o Cuba, protege inicuamente a sus miembros y, en el
camino, destruye todos los valores de la sociedad en el mundo entero.
Bs.As.,
28 Ene 23