viernes, 23 de junio de 2017

Un día de furia




Un día de furia

“Y un horizonte de perros 
ladra muy lejos del río” 
Federico García Lorca

Debo pedir disculpas por la gran demora que se produjo en la remisión de mi nota anterior, debido a un problema en el motor de envío. Como recordará, lamenté en ella el lugar y la forma de la convocatoria, para el martes 20 y en Comodoro Py 2002, de una marcha ciudadana en reclamo de una Justicia independiente, seria y rápida.

Tal como dije que haría, concurrí y me llevé algunas sorpresas. La primera, el número de los asistentes; desde el llano resultó imposible calcularlo, pero una fotografía tomada por un dron permitió más tarde descubrir que la multitud colmaba totalmente la ancha avenida Py; además, en el momento en que emprendí la retirada, comprobé que muchas personas recién llegaban, como había sucedido el 1° de abril. La segunda, penosa, fue la casi total ausencia de jóvenes. Finalmente, el enorme compromiso que ha asumido una gran franja de la población frente al principal problema de nuestro sistema político: la corrupción, la ignorancia y la lentitud que afectan al Poder Judicial, salvo honrosas excepciones.

Muchos de los carteles que portaba la multitud hacían referencia al Juez Sergio Moro, de Curitiba, que ha logrado enviar a la cárcel a cientos de políticos y empresarios corruptos, incluyendo la invitación al magistrado para trasladarse a la Argentina. Me recordaron otros, que pude ver en las manifestaciones brasileñas a fines de 2015, que proponían a Mauricio Macri como candidato a presidente de nuestro vecino país.

Tengo la infantil esperanza que el mensaje de la calle haya llegado a los ojos y oídos de los magistrados, ausentes ese día del emblemático edificio, y los hagan tomar conciencia del riesgo personal que asumen al convertir a la República y a la Constitución en sendas cáscaras vacías. Mientras sigan garantizando la impunidad y fallando con arreglo a intereses bastardos, la Argentina no tendrá futuro alguno.

De todas maneras, sigo insistiendo en una nueva convocatoria a la ciudadanía para reunirnos un día de semana, en Plaza Lavalle, donde están las sedes de la Corte Suprema y del Consejo de la Magistratura, para elevar el tono de la protesta frente a quienes son los máximos responsables del desquicio. En la medida en que el lugar está en obras, que no terminarán antes de la feria de invierno, habrá que dejarla para los primeros días de agosto, cuando se reanuden las actividades judiciales.

Mientras la concentración del 20 se llevaba a cabo, Cristina presentó en sociedad a su nuevo “espacio” –el FUCK- con un show unipersonal y rodeada por los personajes más repudiados de la panoplia en que se exhibe la de la política local. Resultó un acto verdaderamente escuálido, en un estadio de fútbol pequeño, montado sobre la movilización de los masoquistas aparatos del PJ, al cual la ex Presidente excluyó a propósito de su armado; esa es la peor pesadilla de los intendentes que todavía la acompañan, porque los privará de usar las imágenes de Perón y Evita, la marchita y el escudo, tan caros al corazón de los más pobres.

Esta noche, finalmente se sabrá, sobre todo en territorio bonaerense, quiénes serán los candidatos que competirán en octubre por las bancas legislativas que entrarán en disputa, previo tránsito por las inútiles primarias de agosto. El día de furia se vivirá, mientras tanto, en el interior del Frente Unión Ciudadana Kirchnerista, cuando los casi cuarenta kapos que han jurado apoyar a Cristina en su tentativa de llevar a sus fieles a la Legislatura, vean cómo han quedado las listas verdaderamente importantes para ellos, es decir, cómo se integrarán sus respectivos concejos deliberantes.

La razón es simple, ya que de esos organismos depende la supervivencia del cacique que comanda el municipio. Si no quedaran conformes, la “traición” volverá a primer plano, como sucedió en 2015, cuando los punteros repartieron boletas cortadas, dejando fuera a la fórmula Anímal Fernández-Gabriel Mariotto.

En octubre, si bien es cierto que quienes pondrán más bancas en juego serán el kirchnerismo y el massismo, debido a que deberán renovar aquéllas que ganaron en 2011 y 2013, el país necesita confirmar que algo ha terminado, y que no existe riesgo inmediato de un retorno del populismo, el fantasma que espanta –al menos, hasta entonces- a los inversores, casi tanto como la inexistencia de una Justicia digna de tal nombre.

Que entre los interesados fieles de Cristina impera un cierto desánimo lo prueban los aullantes caninos que repudian un cambio en el tema de los derechos humanos tuertos que, presumen, se produciría a partir de un triunfo del oficialismo. Los máximos voceros de esos perros, encabezados por Horacio Verbitsky, se rasgan las vestiduras ante una eventual desfinanciamiento de los instrumentos de venganza que consiguieron durante el kirchnerismo, mientras denuncian una severa modificación en la postura estatal frente al drama de los 70’s; tal vez, estén previendo ya que, cuando la Corte Suprema deba volver a fallar en un caso de “2x1”, Carlos Rosenkrantz, Horacio Rosatti y Elena Highton de Nolasco resolverán sostener su impecable postura y, consecuentemente, que el adefesio legal votado casi por unanimidad para impedir su aplicación a los militares acusados de delitos de lesa humanidad es inconstitucional.

Hasta el momento, esa alteración no se percibe en la calle, ya que algunos jueces integrantes de la nefasta Justicia Legítima, siguen ordenando detenciones por hechos ocurridos hace más de cuarenta años y continúan los fallecimientos de ancianos militares en cautiverio. El caso más reciente y paradigmático fue el encarcelamiento de los extremadamente jóvenes oficiales que comandaron el operativo de rescate de un secuestrado en una “cárcel del pueblo”, cuyos custodios no hesitaron en asesinarlo cuando llegaron las fuerzas del orden y cayeron combatiéndolas; el hecho derivó en la tentativa de suicidio de un señor Coronel, que intentó dejar un mundo en el que la verdadera Justicia ha dejado de existir.

Pero no sólo aquí se cuecen habas. La reunión de la OEA que acaba de celebrarse en México se transformó en una vergüenza por obra y gracia de los países que se dicen campeones de los derechos humanos. La feroz tiranía de Nicolás Maduro, que ya ha matado a setenta y ocho personas en casi tres meses de protestas pacíficas, evitó la condena regional gracias a los votos negativos de Bolivia, Ecuador y Nicaragua, acompañados en esa deshonrosa actitud por las pequeñas naciones del Caribe que continúan recibiendo el petróleo que se ven obligados a regalarles los hambrientos y masacrados venezolanos.

No dudo de la victoria de Cambiemos en las elecciones de octubre, y exhorto fuertemente a los cobardes dueños del capital nacional a que, si no lo hicieron antes por miedo, empiecen a invertir en su país cuando eso ocurra. Si no lo hacen, si no apuestan al futuro, el retorno del populismo ladrón será una profecía autocumplida y la Argentina se habrá suicidado nuevamente.


Bs.As., 24 Jun 17

viernes, 16 de junio de 2017

Mareando la Perdiz



Mareando la Perdiz

"La mente es como un paracaídas. Sólo funciona si la tenemos abierta". Albert Einstein

La sociedad tiene la legítima y justificada certeza de que el Poder Judicial, en especial el fuero federal domiciliado en Comodoro Py, le está mareando la perdiz, como reza el famoso dicho. Hace muchos, muchos años que es sabido que los magistrados encargados de investigar y, en su caso, castigar la corrupción sólo actúan cuando los denunciados pierden el poder; mientras tanto, y de eso puede contar mucho Lilita Carrió, los expedientes duermen en los cajones de los escritorios, a la espera de tiempos mejores para vender sus resultados al mejor postor.

A partir de diciembre de 2015, cuando quedó expuesto el monstruoso saqueo al que fue sometido el país por obra y gracia del matrimonio Kirchner, que organizó y comandó una gigantesca asociación ilícita para concretar el mayor latrocinio de su historia, se esperaba que los procesos adquirieran velocidad. Sin embargo, la ciudadanía asiste expectante a procedimientos cinematográficos –se llegó al extremo de perforar el suelo de la Provincia de Santa Cruz en busca de supuestos tesoros enterrados- que obtienen grandes titulares en la prensa y que, al día siguiente, son tapados por la aparición de nuevos escándalos, sin que los resultados concretos, entendidos como la detención de los delincuentes, aparezcan.

Los emblemáticos casos de los hoteles y de los inmuebles patagónicos, ahora agravados por el descubrimiento del Waldorf, son motivo de causas judiciales que tienen más de diez años de trámite, y su rol en los retornos de las coimas de la obra pública ha quedado demostrado más allá de toda duda. Pero, a diferencia de lo que sucede en Brasil, nadie ha ido preso por eso, y los autores y cómplices de tantos delitos no sólo siguen dando vueltas como pollos al spiedo sino que hasta se dan el lujo de viajar al exterior, dar cátedra de populismo y reírse a carcajadas de todos nosotros, mientras inscriben sus candidaturas al Congreso para obtener los salvadores fueros.

Los jueces federales realizan aparatosos allanamientos con anuncios previos y demoras que garantizan que los papeles y las pruebas desaparezcan o se adulteren, y ni siquiera cuando esas situaciones son confirmadas por filmaciones (como fue en “La Rosadita”, donde todos vimos por televisión cómo se llevaban alegremente bolsos y hasta computadoras) se activan las alarmas mentales que disparan acciones inmediatas. Así, ese ilusionismo malabar que realizan los magistrados aparece como un eficiente (hasta hoy) modo de adormecer la indignación popular.

Pero, claro, el abuso de ese proceder ha producido un hartazgo en la sociedad, que ha tomado conciencia de lo inerme y abandonada que se encuentra frente a la corrupción que la empobrece, la inseguridad cotidiana que la asesina y, sobre todo, a los abusos de poder del Estado y de quienes disponen de las influencias necesarias para torcer la realidad a su favor.

Muchos de los votantes de Cambiemos están hoy injustamente desilusionados por la presunta inacción del Gobierno, aunque éste poco pueda hacer al respecto sin obtener el acuerdo de otras fuerzas políticas en el Congreso; y sabemos cuántos legisladores, actuales y futuros, verían comprometidas su libertad y su fortuna si alguna de las posibles acciones prosperara. Baste recordar lo sucedido con el delincuente Juez Eduardo Freiler en el Consejo de la Magistratura o con la Procuradora General, Alejandra ¡Giles! Carbó, cuyo desplazamiento aún no ha logrado.

La más clara confirmación de esa generalizada certeza es la invitación a dos concentraciones –una, para esta misma tarde y, la otra, para el 20- frente a Comodoro Py 2002. No concuerdo con ellas por dos razones: la primera, su localización: la zona del puerto de Buenos Aires es complicada para llegar y para volver y, en ambos casos, no habrá nadie en los tribunales esos días, o sea, se protestará frente a un edificio vacío; la segunda, por la ineficiente y contradictoria difusión a través de las redes sociales, que garantiza el fracaso.

Mi propuesta, por el contrario, es realizar, con una grande y unívoca convocatoria previa, una manifestación en día hábil y a principios de julio en la Plaza Lavalle -y en las equivalentes de todo el país-, ante la cual se encuentran las sedes de la Corte Suprema y del Consejo de la Magistratura federal, cuyos integrantes deben ver y oír nuestros reclamos por ser los máximos responsables del desquicio que afecta al Poder Judicial.

En otro ámbito, el de la política, también nos están mareando la perdiz. La yunta Massa-Stolbizer aparece como inexplicable, tanto como la postura de Martín Lousteau, por ejemplo. Sobre la crisis del peronismo, lo mejor que he leído fue escrito el jueves por Carlos Pagni en La Nación (https://tinyurl.com/y7o7ond), quien explicó claramente qué significaba la formación del F.U.C.K. (Frente Unidad Ciudadana Kirchnerista) que presentó Cristina Fernández como nuevo instrumento electoral, dejándolo afuera con su historia, sus símbolos y hasta su famosa marchita; a la luz del documento fundacional dado a conocer el miércoles por la viuda de Kirchner, cabe preguntarse si, tal vez tanto como mentirosa compulsiva, no está rematadamente loca; porque, en términos normales, nadie puede negar a tal extremo los hechos comprobados y, sobre todo, cuál fue su verdadera herencia y cuánto ha perjudicado ésta al país.

En relación a la muerte de la señora Ernestina Herrera de Noble, producida esta semana, debo reconocer que soy tan iluso que, en algún momento, esperé que la ex Presidente y ese teórico ícono de los derechos humanos, Estela Barnes de Carlotto, tuvieran algún rasgo de decencia y, aunque fuera post mortem, le pidieran disculpas por la horrorosa persecución y el injustificable acoso de los que, conjuntamente con sus hijos, fuera objeto durante más de ocho años.

Cristina Kirchner apoyó la denuncia de apropiación de sus hijos que había formulado la jefa de las Abuelas de Plaza de Mayo contra la directora de Clarín, y llegó a amenazar con recurrir a tribunales internacionales si la acusada no era condenada aquí. La comprobada falsedad de la denuncia no resultó óbice para que la persecución continuara por años, como un arma más en la guerra contra la prensa que el kirchnerismo había desatado en 2008, a raíz de su posicionamiento frente a la demencial tentativa gubernamental de destruir al campo, que tanto nos costó a los argentinos.

Si bien vivimos una democracia representativa, nuestros derechos ciudadanos se extienden más allá del mero hecho de votar cada dos años. Debemos expresarnos, como lo hicimos pacífica y masivamente el 1° de abril, esta vez para decir a los jueces: ¡se acabó!; que deben cumplir con la ley y que llegó la hora de poner punto final y definitivo a su nefasto proceder que, sin dudas, actúa como una barrera infranqueable para nuestra transformación en una nación seria y desarrollada. Sólo de nosotros depende lograrlo.

Bs.As., 17 Jun 17


sábado, 10 de junio de 2017

¡A la calle por Justicia!



¡A la calle por Justicia!

”No tuerzas el derecho; no hagas acepción de personas, ni tomes soborno; porque el soborno ciega los ojos de los sabios, y pervierte las palabras de los justos. La justicia, la justicia seguirás, para que vivas y heredes la tierra que Jehová tu Dios te da” (Deuteronomio.16.19-20).


Como sociedad nos hemos hundido en una inmunda y maloliente ciénaga moral de la que todos, por acción u omisión, somos culpables, claro que en diferente grado. Resulta incomparable la responsabilidad que le cabe a quien entrega su documento de identidad -que permitirá el robo de su voto- a cambio de dádivas para poder simplemente alimentar a su familia, y la del empresario que paga una coima –que siempre cargará al precio del contrato- para obtener ventajas indebidas o la del funcionario que la recibe.

También somos culpables quienes aceptamos mansamente que todo esto continúe ocurriendo en nuestro país, mientras miramos indiferentes cómo continúan en libertad tantos personajes acusados de delitos no excarcelables, comprometidos por infinidad de pruebas que intentan adulterar, exhiben impúdicamente sus riquezas mal habidas y se ríen a carcajadas de sus conciudadanos, a muchos de los cuales han llevado a la pobreza más extrema con sus latrocinios.

La reciente muerte de Aldo Ducler ha hecho revivir la memoria de los monumentales desfalcos de los que hemos sido objeto: YPF, los fondos de Santa Cruz, IBM, Siemens, Skanska, Sueños Compartidos, trenes, aviones, gasoductos, centrales nucleares, represas, puentes, caminos, viviendas, escuelas, hospitales, hoteles, cloacas, agua potable, Ciccone, PAMI, IOMA, ANSES, AFJP’s, indemnizaciones a terroristas, remedios “truchos”, universidades, pesca, oro, el Instituto del Cine, contratos de dólar futuro, Odebrecht. British Petroleum y miles de etcéteras.

Sólo la decisión de Néstor Kirchner, explicada hace muchísimos años por tantos analistas (incluyendo a quien esto escribe) de robarse el 25% de la petrolera fue la causa mayor de nuestros males, comenzando por la inflación y el gigantesco déficit público. La caída en la producción y en la prospección de hidrocarburos obligó a la masiva importación de gas (otro brutal negociado) y se llevó las pocas reservas del Banco Central que se habían salvado de la depredación.

Los ciudadanos hemos permitido calladamente que, desde hace décadas, quienes deben administrar justicia en nuestro país sean elegidos por favores del poder de turno, y los jueces los devuelven con el permanente “cajoneo” de las causas que le resultan sensibles. Como verdaderas aves de presa, se han posado en el tejado de Comodoro Py y, desde allí, husmean el aire pútrido en busca de nuevas víctimas mientras protegen a los depredadores.

Pero no se trata sólo del fuero federal; los males afectan también a la Justicia ordinaria, como lo prueba el avance de la inseguridad cotidiana, sobre todo en los conurbanos de todo el país. Violadores, asesinos, narcotraficantes campean a sus anchas y se llevan la vida de hombres, mujeres y niños, en crímenes cada vez más violentos y salvajes.

Por delitos infinitamente menos graves que los comprobadamente cometidos por Cristina, Máximo y Florencia Kirchner, Lázaro Báez y sus hijos, Amado Boudou y sus testaferros, las hijas del “Bombón” Mercado, Julio de Vido, Cristóbal López y De Souza, Insfrán, Fellner, Alperovich, Capitanich, Aníbal Fernández, los Eskenazi, Ferreyra y Electroingeniería, y tantos otros, nuestras cárceles están repletas de presos; sin embargo, estos figurones, directamente responsables de la miseria que afecta a más del 30% de los argentinos y de la muerte por inanición de tantos chicos, disfrutan de una libertad que ya se ha transformado en un cachetazo en la cara de la sociedad entera.

Por eso –no por venganza sino por legítima defensa- debemos convertir el viento, que sin duda ha borneado, en un fuerte huracán que barra, de una buena vez, con tantos magistrados indignos de ocupar sus cargos y purifique el fétido olor que emana de nuestros tribunales. Cuando digo que debemos hacerlo en defensa propia, no me refiero sólo a impedir que estos malandras continúen decidiendo sobre nuestra libertad, nuestra honra y nuestro patrimonio, sino también a la necesidad que, como país, tenemos de contar con un Poder Judicial serio, preparado, independiente y rápido.

Porque está visto que, hasta que ese verdadero milagro se produzca, no podemos esperar que llegue a nuestras playas el aluvión de inversiones, siempre anunciado y nunca concretado. Sin él, no nos resultará posible convertirnos en un país desarrollado y próspero, condenándonos a subsistir en esta insignificancia que tantos esfuerzos nos costó conseguir.

Es cierto que, desde diciembre de 2015, el gobierno de Cambiemos nos ha reinsertado en la vidriera global, y hemos visto por aquí a los máximos líderes mundiales mientras, a la vez, Mauricio Macri ha visitado a las naciones más importantes; se han firmado centenares de acuerdos bilaterales, pero no se concretarán mientras los potenciales inversores, sean propios o extraños, no confíen en que, en caso de conflicto, nuestros jueces fallarán conforme a derecho y no, como sucede hoy, según sus propios intereses o los de sus mandantes políticos o empresariales. Usted mismo, querido lector, ¿pondría un dólar en un país cuyo Congreso dicta leyes, y el Poder Judicial las aplica, con efecto retroactivo?

Un pequeño paréntesis: no puedo imaginar a Mauricio Macri en actos de homenaje a los asesinos “malos” de Manchester, Londres, Paris, Niza, Nueva York, Orlando, Bogotá, San Sebastián o Madrid y, por eso, me parece insólito que el protocolo oficial argentino haya llevado a Angela Merkel, Barak Obama y François Hollande, entre otros, a visitar el “Parque de la Memoria-Tuerta” y llorar por los terroristas “buenos”, tan premiados ellos con cargos y dólares.

Porque no debemos olvidar, por ejemplo, que una bomba de Montoneros, en el comedor de una dependencia policial, mató a 23 personas e hirió a más de 60, o que otra, colocada en un avión por el ERP, asesinó a decenas de gendarmes. Y tampoco debemos hacerlo con las más de 17000 víctimas civiles de esos mismos “jóvenes idealistas”, que nunca fueron siquiera reconocidas por el Estado. ¿A qué extremos de hipocresía nos llevará el discurso “políticamente correcto”?

Para regresar a la necesidad de contar con un Poder Judicial como Dios manda, insisto en que la ciudadanía debe tomar el problema entre sus manos, como lo hace día a día en Venezuela y Brasil, pese a que esas verdaderas multitudes han obtenido tan disímiles respuestas. Basta recordar que un Juez federal con asiento en Curitiba, Estado de Paraná, se ha convertido en la figura pública más popular entre nuestros vecinos, que están dispuestos a blindarlo frente a los avances de los poderosos.

No esperemos que nuestros ¿honorables? legisladores asuman como propia esa tarea porque, si lo hicieran, muchos de ellos mismos terminarían presos, ya que han convertido al Congreso en un verdadero aguantadero, como lo demuestra la desesperada lucha por integrar las listas partidarias en pos de fueros, cuyo verdadero objetivo también hemos deformado.

La semana pasada propuse a mis colegas que asumieran la heroica actitud de denunciar a los jueces y fiscales que incurran en faltas graves en el ejercicio de sus magistraturas, aunque aclaré que no tenía demasiada confianza en la aceptación de esa sugerencia. También propuse, y hoy insisto, que todos los ciudadanos, en una concentración tan masiva como fue la del 1° de abril y replicada en todo el país, manifestáramos pacíficamente nuestro hartazgo.

No permitamos más que cuatro o cinco cretinos, hijos de mala madre, hipotequen nuestro futuro y el de nuestros descendientes. Salgamos a gritar, bien fuerte y remedando a Gabriel Celaya, “¡A la calle!, que ya es hora de pasearnos a cuerpo y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo”.

Bs.As., 10 Jun 17


sábado, 3 de junio de 2017

Repulsión y Solución




Repulsión y Solución

"Debería haber un día –sólo uno– en que se abra la temporada de caza de congresistas". Will Rogers

A más de dos años de la muerte del Fiscal Alberto Nisman, de la que aún no sabemos siquiera cómo se produjo, un nuevo enigma surgió el jueves en Buenos Aires con el sospechoso deceso del financista Aldo Ducler, casualmente también a dos días de haber formulado una muy grave denuncia contra los Kirchner y su entorno.

El problema principal que afecta a nuestro país es la inexistencia de una Justicia independiente, seria, eficaz y rápida. Y lo sostengo porque no hay un potencial inversor en el mundo, sea argentino o extranjero, que esté dispuesto a traer un solo dólar a la Argentina y someter sus intereses particulares a la decisión de nuestros jueces; la mayor prueba de ello es que, en los más que escasos contratos que se han firmado, se acuerda la jurisdicción de otros países, en general Estados Unidos y Gran Bretaña, para dirimir los conflictos. ¿Se acuerda del famoso Juez Griesa?
                                     
Aquí no se ha producido una situación similar a la de Brasil, donde la Justicia, innegablemente por la extrema presión de la muchedumbres en las calles, ha vuelto a ser eficaz y recuperado un enorme crédito social, a fuerza de investigar y llevar a la cárcel a funcionarios, políticos y empresarios que aún detentan poder, y qué decir de quienes ya lo perdieron.

El asco hizo que cerrara mi nota anterior con una frase premonitoria, referida a la actuación del Consejo de la Magistratura frente al Juez Eduardo Freiler: “si lo salva, como hiciera tantas veces con Norberto Oyarbide, el organismo se habrá cubierto de oprobio una vez más, y los ciudadanos de a pie sabremos que la Argentina ya no tiene futuro alguno”.

Jorge Candis resolvió retirar su apoyo al comienzo del proceso de remoción al corrupto integrante de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal, enriquecido inexplicablemente durante muchos años y acreedor de innumerables favores hechos al kirchnerismo a través de sus sentencias. El representante de los académicos se sumó así a los siete votos seguros –sobre los dieciséis totales- con que contaba Cristina Fernández en el organismo que debiera controlar la conducta de los magistrados nacionales y sancionar o destituir a los delincuentes.

  El resto de esa infame recua está encabezado por Gabriela Velázquez, una Juez laboral que, hace no mucho tiempo, fue ponderada por la ex Presidente como una de sus piezas claves en el andamiaje judicial que montara con su famosa Justicia Legítima, casi tanto como Alejandra ¡Giles! Carbó, la Procuradora General de la Nación, tan sospechada de robar y tan difícil de remover.

El fracaso del Consejo (o el triunfo de la dupla Cristina/Freiler) es, ni más ni menos, que la punta de un ovillo que confirma que aquí la ciudadanía se encuentra inerme frente a la gigantesca corrupción judicial y que todos continuaremos sometidos, en cuanto a nuestra libertad, honra y patrimonio, a las decisiones de magistrados sin escrúpulos que no nos juzgarán con arreglo a la ley sino a sus propios intereses, sean éstos políticos (sirviendo a los autores del zafarrancho saqueador y persiguiendo a quienes actúen en contra) o simplemente crematísticos, para seguir comprando mansiones, yates, caballos de carrera y autos de colección.

Todo eso seguirá sucediendo mientras no se retrotraiga la composición del Consejo a aquélla instituida en 1994 y que el kirchnerismo alterara para dar mayor participación a la política, a través de los senadores y diputados, en desmedro de los jueces y de los abogados, rompiendo el equilibrio que la Constitución procuraba. Pero para que ese cambio se produzca se requiere de una ley del Congreso, sancionada por mayorías especiales en ambas cámaras, algo imposible de obtener por la calaña de nuestros congresistas. Cambiemos se encuentra en minoría, situación que no se modificará con las elecciones de octubre, aunque el oficialismo obtuviera un resonante triunfo.

La convocatoria por parte del Poder Ejecutivo a una consulta popular, creada por el artículo 40 de la Constitución y utilizada por Raúl Alfonsín para terminar con los problemas limítrofes con Chile, no resulta aplicable en este caso, porque el Consejo de la Magistratura está expresamente excluido, como los impuestos, de los alcances de ese recurso democrático.

Una breve digresión: ése –la consulta popular- es el mecanismo que reiteradamente he propuesto al Gobierno para terminar con el tema de los militares-presos políticos. Sí, como creo, la sociedad está harta de la vocinglería y los histéricos aullidos de los pseudo organismos de derechos humanos, que sólo buscan la venganza y la destrucción final de las fuerzas armadas, Mauricio Macri obtendría el respaldo enormemente mayoritario que, según parece, le resulta necesario para enfrentarlos, a pesar de las abundantes pruebas de la comisión de innumerables delitos por parte de esas organizaciones, confesamente subversivas.

Regresando al tema de la Justicia, o de la falta de ella, creo que el tajo al nudo gordiano ante el que estamos detenidos lo debe dar toda la ciudadanía, como sucede en Brasil, gritando todos los días en las calles que estamos hartos, que no soportamos más seguir siendo esclavos –con impuestos que se han convertido en una verdadera confiscación- para que políticos ladrones y sus socios empresarios sean cada vez más ricos.

Pero en especial debemos ser nosotros, los abogados, quienes nos paremos de manos frente a los magistrados deshonestos. Cada vez que un expediente en los que intervengamos caiga en manos de un juez afectado por serias acusaciones de corrupción, debemos recusarlo invocando su falta de idoneidad moral para ejercer su cargo. Además, debemos tener el coraje de denunciar penalmente el frecuente pedido de coimas o favores. No sé cuántos de mis colegas estarán dispuestos a seguir esta sugerencia, porque es innegable que conlleva importantes riesgos personales atacar a una corporación tan fuerte y cerrada como la judicial.

Para concluir, respondo a quienes tanto lo han preguntado: el Juez Martínez di Giorgi rechazó hoy la denuncia que yo formulara contra Hebe de Bonafini, Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, Centro de Estudios Legales y Sociales, H.I.J.O.S., La Cámpora, Kolina y otros por incitación a la violencia, intimidación pública, apología del crimen y atentado contra el orden constitucional por sus dichos en la Plaza de Mayo el 24 de marzo. Hizo suyo el dictamen del Fiscal, quien dijo que no existía delito porque "las expresiones sometidas a investigación se encuentran protegidas por el derecho a la libertad de expresión". ¡Verdaderamente notable!, y así nos va.


Bs.As., 3 Jun 17