miércoles, 24 de febrero de 2010

Regresaron los tahures

Regresaron los Tahures


“Se muere al dejar de respirar, pero también es
posible morir cuando se cancelan todos los
proyectos. Lo ideal es que ambos decesos
ocurran en el mismo instante. Pero no siempre
es así. Conozco a muchos que están muertos
y no lo saben”
Reynaldo Sietecase


Hace escasos quince minutos, el Senador Picheto, Presidente del bloque del Frente para la Victoria, ha ordenado a sus treinta y seis fieles abandonar el recinto del Senado, en el cual la oposición contó con igual cantidad de integrantes.

Más allá de la pésima imagen que han brindado a los ciudadanos que seguíamos la sesión que debía designar a las autoridades de la Cámara alta y a los integrantes de las distintas comisiones de la misma, don Picheto y su banda de genuflexos confirmaron dos cosas: la primera, obvia, es que el oficialismo ha decidido, desde hace tiempo, olvidarse de reconquistar el favor de la opinión pública, a sabiendas de que, desde los niveles de intención de voto con que cuentan ambos integrantes del matrimonio presidencial (9,2%, según Jorge Giacobbe), nadie ha regresado.

La segunda, ratificando la tesis que sostuve cuando fue dado a conocer el diálogo privado que mantuvieron, hace un año y a instancias del Gobierno, el Ministro Julio de Vido y el Presidente de la Sociedad Rural, Hugo Luis Biolcati. Dije entonces en una nota, a la que titulé precisamente “Caballeros y Tahures”, que pretender jugar como señores con los bandidos tramposos que nos gobiernan, llevaba necesariamente a la ruina.

El bloque oficialista, al descubrir la ausencia de Carlos Menem, que dejó empatada la cantidad de senadores con la oposición, bajó al recinto y dio quórum. Así, y en virtud de los acuerdos a los que habían arribado los bloques kirchnerista y radical, contra la opinión de los peronistas federales, se confirmó al Senador Pampuro como Presidente provisional de la Cámara.
Sin embargo, cuando los opositores quisieron pasar a la votación de los integrantes de las diferentes comisiones, don Picheto, un fullero consuetudinario revestido con una careta de demócrata ofendido, cambió las reglas y se fue del recinto, dejando a la sesión sin quórum e impidiendo, en consecuencia, que se produjera la famosa votación, que arrebataría el poder al oficialismo.

En este caso, los tahúres fueron los mismos, pero cambiaron los estafados. Ignoro si se debió a la ingenuidad o una falsa idea de institucionalidad, pero el radicalismo se convirtió en el instrumento que permitió al oficialismo, una vez más, burlar la voluntad popular.

Espero, en lo inmediato, dos cosas. Primero, que el Senador Menem consiga llegar desde la lluviosa La Rioja a tiempo para la próxima sesión, dando así a la oposición la capacidad de sesionar con quórum propio. Segundo, que los radicales, los socialistas, los juecistas cordobeses, los neuquinos, los correntinos y los pampeanos aprendan, de una buena vez, que no se puede jugar con tramposos.

En una partida de cartas, cuando uno de los participantes es descubierto haciendo trampas, resulta inexorablemente expulsado de la mesa, a la cual no podrá volver a sentarse. El oficialismo ha hecho trampa, invariablemente, desde antes del 28 de junio de 2009 (recuérdese el tema de las candidaturas testimoniales, por ejemplo) y, con los personajes que lo representan no pueden usarse las normas que, en una sociedad normal, se imponen a los caballeros.

No estoy sosteniendo que, como caníbales que son, haya que combatírselos comiéndoselos, pero sí que se debe dejar de haber pactos con ellos, o siquiera creer en las intenciones que enuncian, pues siempre mentirán, tergiversarán, falsearán, incumplirán los acuerdos y, en resumen, harán todo lo que necesiten para conseguir sus fines, olvidando cuantas palabras hubieran empeñado.

Hoy, a mediodía y en la Quinta de Olivos, doña Cristina dio una muestra acabada de lo que afirmo. Ante una azorada multitud de grandes empresarios, y con la presencia de un nutrido grupo de funcionarios, desplegó una gran cantidad de cifras, respaldadas en un powerpoint que los televidentes no alcanzábamos a ver.

Para no realizar una exégesis de sus palabras, me limitaré a señalar dos detalles.

Las cifras, obviamente, le fueron suministradas por el Indec, el organismo que su marido, el tirano de Olivos, desguazó a partir de enero de 2007 y que, desde entonces, emite estadísticas en las que nadie cree, ni siquiera los gremios que secundan al inefable don Huguito; éstos pedirán, cuando se sienten en las paritarias, porcentajes de aumento que triplicarán la inflación oficial.

Pintó nuestra realidad como un país ideal, demostrando su propia condición de fullera o su esquizofrenia, y dio lecciones a europeos y norteamericanos sobre cómo se conduce la economía con políticas “virtuosas”. Se burló del viento de cola que acompañó la gestión de don Néstor, y desconoció que tanto Menem como De la Rúa tuvieron, también en materia de precios de los productos argentinos, sólo viento en contra.

Ahora, si todo va tan bien como dice, ¿por qué impide la normalización del Indec y el sinceramiento de sus números? Nótese que esta misma semana, las universidades que habían destacado delegados para integrar el Consejo Asesor han exigido el suministro de información, so pena de retirarse de ese organismo, y han dicho que se les ha impedido todo acceso a las formas de cálculo.

Finalmente, se ha regocijado de la situación de Irlanda y de España, países con los cuales comparó –limitándose, obviamente, a los últimos años- a la Argentina kirchnerista. Sin embargo, no hizo mención alguna al crecimiento de ambas naciones en los últimos treinta años, que les permitieron transformarse en jugadores de primer nivel a escala mundial.

Y también olvidó (¡oh, casualidad!) hacer comparación alguna con nuestros vecinos, todos los cuales han crecido tanto o más que nuestro país, impulsados por el aumento en los precios de las commodities o que, como en el caso de Brasil, han conseguido que 25 millones de ciudadanos (equivalentes al 60% de la población argentina) abandonaran la pobreza y se integraran a la clase media, con todo el incremento de consumo que ello implica.

Señores, los tahúres han regresado. Por favor, ¡no los dejemos jugar más! Como diría Serrat, “esos tipos juegan con cosas que no tienen repuesto, y las culpa es de otros si algo les sale mal”.
Bs.As., 24 Feb 10

viernes, 19 de febrero de 2010

Señora, ¿no le da vergüenza?

Señora, ¿no le da vergüenza?


“Hoy Discépolo resulta un optimista,
con las cosas que tenemos a la vista”
Eladia Blázquez


Estamos cerca de terminar uno de los veranos más agitados, si no el más, de los que tengo memoria; y nótese que voy a cumplir pronto 64 años, que no es poco.

Mirando qué nos ha pasado, como país, desde mayo de 2003, cuando el actual tirano de Olivos asumió como Presidente gracias a los buenos oficios de Duhalde y, en especial, desde el 10 de diciembre de 2007, cuando aquél hizo entrega de la banda y del bastón –no del mando- a su cónyuge, sentí la obligación de formularle, señora, la pregunta que da título a esta nota.

Porque, veamos un poco, nos ha pasado de todo, y siempre la responsabilidad ha sido de quien ha ejercido un poder casi absoluto, ahupándose sobre todos los organismos de control, sobre el Congreso y hasta sobre la Justicia.

Y le hago esta pregunta, señora, porque tanto Ud. como su marido hubieran podido aspirar al bronce y, en lugar de ello, han preferido elegir un camino de enriquecimiento personal y destrucción de las instituciones que sólo los puede conducir a la cárcel o al exilio; con la situación interna que vive su amigo Chávez en Venezuela, no sé si no será peor la segunda opción.

Le propongo, señora, hacer un repaso de los hechos resonantes de los últimos años para facilitarle la tarea de responder a mi pregunta.

¿No le da vergüenza, señora, que su marido haya modificado la composición del Consejo de la Magistratura para tener a los jueces bajo la atenta mirada de sus centuriones de pacotilla, don Kunkel y doña Conti?

¿No le da vergüenza, señora, que su marido haya modificado el régimen de coparticipación federal para tener a los gobernadores sojuzgados por la caja?

¿No le da vergüenza, señora, que su marido haya destruido el Indec, sólo para ocultar cómo se deteriora, todos los días, el salario de trabajadores y jubilados por obra de la inflación que él mismo generó?

¿No le da vergüenza, señora, que su marido haya desperdiciado el mejor ciclo económico que vivió el país, comenzando por prohibir las exportaciones de carnes en 2006?

¿No le da vergüenza, señora, que su marido haya anunciado miles de millones de inversiones chinas y que éstas nunca llegaran?

¿No le da vergüenza, señora, que su marido haya permitido que la campaña política que le permitió ganar las elecciones en 2007 haya sido financiada por las valijas de Antonini Wilson y por la mafia de los medicamentos, que deben haber matado a miles de argentinos?

¿No le da vergüenza, señora, que las cortes norteamericanas hayan confirmado que la valija famosa era un envío de Chávez a usted?

¿No le da vergüenza, señora, haber llegado al poder enarbolando las banderas de la institucionalización del país y, luego, haber permitido que don Néstor continuara con la sistemática destrucción de todos los organismos de control?

¿No le da vergüenza, señora, haber conservado al inefable Guillermo Moreno en su cargo, pese a que fue la peor herramienta que usó don Néstor contra el país?

¿No le da vergüenza, señora, que un kilómetro de ruta en Santa Cruz cueste cuatro veces más que el mismo tramo en San Luis, por ejemplo?

¿No le da vergüenza, señora, que todos los individuos o sociedades que su marido y usted tienen alrededor –se llamen Rudy Ulloa, Lázaro Báez, Cristóbal López, Electroingeniería, Ezkenazi, Whertein o Eurnekian, entre muchos otros, ya que debe agregarse hasta sus secretarios privados- hayan lucrado de ese modo tan descarado?

¿No le da vergüenza, señora, que tanto tiempo después se siga discutiendo si es usted abogado o no, cuando el tema podría solucionarse rápidamente exhibiendo su credencial, como hacemos todos sus colegas en forma permanente?

¿No le da vergüenza, señora, que su marido y usted no hayan dado nunca explicación alguna sobre los desaparecidos fondos de Santa Cruz?

¿No le da vergüenza, señora, que su marido y los sucesores de éste en el Gobierno de Santa Cruz hayan desoído tantas sentencias de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que les ordenaban reponer en su cargo al Procurador Sosa?

¿No le da vergüenza, señora, que mientras usted pasea por el mundo para imponer su imagen internacional, toda la prensa mundial hable de la desaforada corrupción de su gobierno?

¿No le da vergüenza, señora, que su marido y usted hayan llevado a la Argentina a un aislamiento peor que el que debimos vivir en la época de la guerra de Malvinas?

¿No le da vergüenza, señora, denunciar censuras a sus interminables discursos, y simplemente callar cuando se le prueba que no existieron?

¿No le da vergüenza, señora, que mientras el país entero carece de viviendas dignas, de cloacas, de agua corriente, de escuelas y de hospitales, mientras se expanden las endemias fácilmente controlables, usted dilapide el dinero público en el “fútbol gratis” que tan caro nos está costando?

¿No le da vergüenza, señora, que la tan equivocada política de subsidios a la energía sólo beneficie a los más pudientes y no a los más humildes, que pagan el gas, por ejemplo, hasta 6 veces más caro que la clase media?

¿No le da vergüenza, señora, haber convertido al país, que era uno de los principales exportadores de carne a 58 mercados diferentes, en uno que no solamente ha dejado casi de exportar y, muy pronto, deberá importarla?

¿No le da vergüenza, señora, haber permitido y tolerado a su cerril marido generar la fabulosa –por su costo- crisis del campo y, con ella, destruir al interior del país?

¿No le da vergüenza, señora, haber saqueado –o permitido que su marido lo hiciera- todas las cajas públicas del país, como la Anses, el Banco Nación, el Pami, el Banco Central y las AFJP’s?

¿No le da vergüenza, señora, que tantos de sus compatriotas carezcan de lo más elemental, no estudien ni trabajen, mientras usted gasta fabulosas sumas en alquiler de aviones para sus traslados personales, de su familia y hasta de sus periódicos?

¿No le da vergüenza, señora, hacer tan impúdica demostración de riqueza personal, generada durante el ejercicio de cargos públicos, frente a un país cuya población, en un 40%, está cada vez más sumida en la pobreza y la indigencia?

¿No le da vergüenza, señora, haber dependido de un juez con pasado prostibulario y de fiscales genuflexos para zafar, al menos por ahora, de las denuncias por enriquecimiento ilícito, y que todo el mundo los considere culpables?

¿No le da vergüenza, señora, que en un “país en serio” la Justicia no alcance a los poderosos de turno?

¿No le da vergüenza, señora, que usted, su marido, sus familiares y sus amigos se hayan quedado, por centavos, con los terrenos de Calafate para revenderlos enseguida a precios increíbles?

¿No le da vergüenza, señora, que el mundo entero se ría de usted, que tanto cuida su imagen, cuando brinda disparatados consejos sexuales a la población?

¿No le da vergüenza, señora, cuando habla desde uno de sus permanentes atriles, observar el manifiesto aburrimiento que se impone en las caras de su auditorio, llevado allí por los punteros a cambio de un sándwich y una gaseosa?

¿No le da vergüenza, señora, haber descendido tan rápida y fuertemente en la aprobación de sus gobernados, y saber que éstos ya la detestan, igual que a su marido?

¿No le da vergüenza, señora, tolerar que el Presidente de una línea de bandera, al que usted ha nombrado y mantiene en su puesto, y que tanto dinero le cuesta al país, la use para su beneficio personal y de sus amigos y cómplices?

¿No le da vergüenza, señora, que la prensa internacional ya califique a su marido y a usted misma como meros ladrones?

¿No le da vergüenza, señora, calificar de “grupo conspirador” a Clarín, después de haber comprado, por años, su complacencia y apoyo?

¿No le da vergüenza, señora, sostener, con el mismo encomio, posiciones políticas absolutamente contrapuestas?

¿No le da vergüenza, señora, decir que estuvo presa durante el Proceso militar, y que absolutamente nadie le crea?

¿No le da vergüenza, señora, presidir un país que, junto con Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Cuba, sea uno de los que menos inversiones directas reciban y más aislado se encuentra?

¿No le da vergüenza, señora, ser la Presidente de un país que hoy, después de siete años de gobierno de los Kirchner, sea el hazmerreir internacional, por la falta de seguridad jurídica, la falta de respeto a los contratos y la permanente modificación de las reglas de juego?

¿No le da vergüenza, señora, “apretar” a las empresas concesionarias de servicios públicos para que vendan a los amigos del poder?

¿No le da vergüenza, señora, entregar US$ 2 millones de los jubilados a “Pechito” López para que corra en Fórmula 1, mientras niega la mitad de ese dinero a la Fragata Libertad para que participe de una regata internacional de la cual la Armada Argentina fue organizadora?

¿No le da vergüenza, señora, que su marido y usted sigan haciendo alarde de haber desendeudado a Argentina con el FMI, que nos cobraba 4%, mientras se endeudaba con Chávez, al 15%?

¿No le da vergüenza, señora, que nuestro país se vea obligado a pagar tasas parecidas a esas cuando consigue crédito, por obra y gracia del gobierno kirchnerista, mientras todos nuestros vecinos pagan el 5%?

¿No le da vergüenza, señora, que sus funcionarios, incluido hasta un Secretario de Transportes, hagan tal inmunda demostración de riqueza, sobre todo cuando antes de asumir sus cargos no tenían un centavo?

¿No le da vergüenza, señora, que una Ministro de Economía de su marido “encuentre” en el baño de su despacho una bolsa con una montaña de dinero?

¿No le da vergüenza, señora, calificar a algunos de los jueces más probos que tiene nuestra Justicia de “partido judicial” cuando, simplemente, aplican la ley vigente?

¿No le da vergüenza, señora, esperar a que el Congreso termine sus sesiones ordinarias para, sólo cuatro días después, dictar un DNU para apropiarse y gastar a su antojo las reservas nacionales?

¿No le da vergüenza, señora, mantener a un Jefe de Gabinete que “aprieta” a una Juez de la Nación y exhibe la genuflexión de otro para intentar hacerse de esas reservas entre gallos y medianoche?

¿No le da vergüenza, señora, cancelar inopinadamente una visita de Estado a China, uno de nuestros mayores socios comerciales, por miedo a que su Vicepresidente le robara el sillón, pese a que ello conllevó una grave ofensa a un país amigo?

Señora, los casi siete años que lleva su gobierno matrimonial en el poder permitirían ampliar la lista de preguntas concretas hasta el infinito, pero debo confesarme cansado y hastiado.

Acabo de verla, por televisión, defender el aumento a los maestros, que vuelve a poner a los gobernadores ante el brete de que no se inicien las clases en sus provincias o tornarse aún más dependientes de la caja que maneja su marido. Y la vi reiterar sus ya aburridísimos ataques a la prensa en general, y a algunos medios y periodistas en particular.

Y me confieso cansado y hastiado porque, lamentablemente, su respuesta a la larga lista de cuestionamientos que figuran más arriba sería, invariablemente, “no”.

Porque, señora, a esta altura del partido es indudable que usted, y su marido, carecen de vergüenza o, simplemente, son unos sinvergüenzas, que viene a ser lo mismo.

Que tenga un buen fin de semana, señora.
Bs.As., 19 Feb 10

viernes, 12 de febrero de 2010

Además, imbécil

Además, Imbécil


En la Argentina, como dije una vez, la corrupción ha derivado en un genocidio pero ahora, además, se ha vuelto imbécil.

La primera de las afirmaciones se vinculaba a preguntas básicas, que cualquier ciudadano medianamente pensante debe formularse todos los días: ¿cuántos hospitales podrían hacerse con lo que pagamos como sobreprecios en las obras públicas?, ¿cuántas computadoras para chicos de escasos recursos podrían comprarse con los millones de dólares del “fútbol gratis”?, ¿cuántas familias comerían lo necesario con los desaparecidos fondos de Santa Cruz?, ¿cuántas campañas sanitarias podrían hacerse con lo que costaron el yacht y el avión de Jaime?, ¿cuántas escuelas podrían construirse con la venta pública de los terrenos del Calafate?, y muchísimos etcéteras por el estilo.

He sostenido que, en la medida en que la corrupción está provocando la destrucción de un sector determinado de la población nacional, a través del incremento de la pobreza y de la miseria, de la disminución de la salud y de la educación, del abandono de la juventud en manos de la droga y de la delincuencia, reviste todas las características del tipo penal creado por la humanidad entera bajo la denominación de genocidio.

Pero hoy quiero centrar esta nota en dos casos o temas estrechamente vinculados entre sí, ya que incorporan a esas características la imbecilidad.

El primero es el de Aerolíneas Argentinas. Todos sabemos que el Congreso “escribanía” del que disfrutaron los Kirchner hasta el 10 de diciembre de 2009, aprobó –por cierto, con aplausos comparables a los que acompañaron la declaración de default, en 2002- la reestatización de nuestra “línea de bandera”.

El gesto fue acompañado, y lo sigue siendo, por la progresía izquierdoide, que parece haber dejado de pensar hace treinta años, ya que sus ideas son anteriores a la globalización y a la caída del muro de Berlín.

Sigue sin darse cuenta que el desarrollo, el crecimiento y la grandeza del país sólo puede venir de la mano de la genuina inversión, que sólo llegará cuando Argentina pueda garantizar reglas claras, respeto a los contratos, seriedad y una Justicia independiente. Mientras tanto, el Estado –como enseño Mujica esta semana- se seguirá devorando la cola, expoliando lo poco que queda para saquear.

El costo de la apropiación de Aerolíneas –no concretada aún- para el Estado nacional ha sido, hasta diciembre de 2009, US$ 900 millones (o los $ 3.400 millones) hasta diciembre de 2009, y promete seguir creciendo exponencialmente. ¿Alguien puede imaginar cuánto se podrían mejorar, por ejemplo, los ferrocarriles con ese dinero?

Porque, y aquí llega la característica imbécil, es que esa enorme suma ha sido destinada, exclusivamente, a beneficiar a los más ricos, a aquéllos que pueden pagar un pasaje de avión. La cifra total, según la propia empresa, alcanza a los dos millones de pasajeros por año.

Esa cantidad de gente, que podría parecer grande, deja de serlo cuanto se la compara con los usuarios de los otros medios de transporte público: setecientos millones de personas. La enorme mayoría de ellos viaja en trenes de corta distancia, en pésimo estado, hacinados como ganado y sumidos en la más abyecta inmundicia e inseguridad.

Entonces, y más allá de las obvias ventajas que reporta a su novel Presidente y a los amigos de éste contar con una línea aérea propia para poder ver jugar a la selección nacional en Montevideo, ¿no es una imbecilidad grande como una casa?

El segundo tópico que tenía intención de tratar en esta nota es el del tributo más regresivo que existe, el impuesto al valor agregado, o IVA.

Resulta de Perogrullo explicar que, en la medida en que pagamos lo mismo quienes más tenemos y quienes carecen de todo, queda claro lo injusto de la gabela. El Estado se queda con el 21% de todo lo que compramos y, en especial, de los alimentos que, en las clases más pobres, representa casi la totalidad del gasto familiar.

Esta administración, que pretende –falsamente, por cierto- ser la más progresista de cuantas ha habido en la historia argentina, ¿no podría eliminar o, al menos, reducir sensiblemente el IVA a los alimentos de primera necesidad?

Si se adoptara una medida tan elemental su resultado sería, claro, otorgar un aumento generalizado de 21% a todos los pobres y a todos los miserables del país, permitiéndoles incrementar en el mismo porcentaje el consumo de esos sectores.

En esta época en que la inflación, nuevamente, está devorando los salarios, situación especialmente grave en las clases más desfavorecidas, ¿no es una imbecilidad dejar de hacer algo tan elemental?

Es cierto que todos los demás deberíamos, entonces, pagar más impuestos para que los Kirchner pudieran seguir disponiendo de los dineros públicos que tanto necesitan pero, al menos, el esfuerzo permitiría elevar el nivel de vida de nuestros hermanos más pobres.

Dejo ambas cuestiones planteadas al Congreso que, si el tirano de Olivos no dispone otra cosa, se reunirá dentro de escasos diecisiete días. En especial, la segunda, ya que se trata de algo urgente y fácilmente remediable.

Ojalá que la revocación de los superpoderes, la derogación del blanqueo y el perdón impositivo, la modificación del Consejo de la Magistratura, la revisión del Presupuesto y la recuperación de la coparticipación federal, todos temas importantísimos, les dejen tiempo para tratar, y resolver, este tema.

Bs.As., 12 Feb 10

miércoles, 10 de febrero de 2010

Irrefrenable angustia

Irrefrenable Angustia


"Cuando advierta que para producir necesita
obtener autorización de quienes no producen
nada; cuando compruebe que el dinero
fluye hacia quienes trafican no bienes, sino
favores; cuando perciba que muchos se
hacen ricos por el soborno y por influencias
más que por el trabajo, y que las leyes no
protegen contra ellos, sino, por el contrario
son ellos los que están protegidos contra
usted; cuando repare que la corrupción
es recompensada y la honradez se convierte
en un autosacrificio, entonces podrá afirmar,
sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada."
Ayn Rand


Hace algunos meses, concretamente el 4 de agosto de 2009, en una nota similar a ésta (“Brasil, Chile, Uruguay … ¿Argentina no?”, que se puede ver en http://egavogadro.blogspot.com), describía qué estaba sucediendo entonces en los tres países vecinos, todos ellos gobernados por izquierdas vernáculas.

Desde entonces, Chile ha dado un giro a la derecha, pero su Presidente electo, Sebastián Piñera, anunció ayer quiénes serán sus ministros, y eligió expertos profesionales, exitosos empresarios y hasta un miembro de la Coalición perdedora. La señora Bachelet, hija de un militar fusilado por Pinochet, dejó su cargo con el 73% de aprobación popular y, tal vez, la mala elección de su candidato, por parte de la Coalición, impidió que pudiera traspasarle su prestigio.

En Brasil, que tendrá elecciones presidenciales, Lula –que, después de ocho años de gobierno, tiene un 80% de aprobación- no aceptó reformar la Constitución para perpetuarse en el poder y, en cambio, está impulsando la candidatura de Dilma Rousseff, su actual Ministro de la Casa Civil (el equivalente a nuestro Jefe de Gabinete) y ex guerrillera, que se está acercando velozmente a José Serra, ex Ministro de Salud de Fernando Henrique Cardoso, que también representa a un centro-izquierda local.

Y en Uruguay, donde el Dr. Tabaré Vázquez también disponía de inéditos niveles de aprobación al final de su mandato, sí consiguió transferir su prestigio a un ex tupamaro, que se pasó gran parte de su vida preso, el entrañable José “Pepe” Mujica.

El Pepe no es, con absoluta certeza, un tipo capaz de manejar educadamente los cubiertos, o distinguir cepajes y añadas de vinos de colección pero, con la misma seguridad, hoy demostró que es un estadista, ante el cual debemos sacarnos todos el sombrero, y los argentinos morirnos de envidia.

Reunió, como todos saben, a mil quinientos empresarios en el Conrad de Punta del Este, en un evento organizado por una serie de cámaras, especialmente locales, argentinos y brasileños.

En su emocionante comienzo, agradeció la presencia de los Dres. Sanguinetti, Lacalle y Larrañaga, los dos primeros ex presidentes de Uruguay y, los dos últimos, recientes contendientes en la puja electoral. Los llamó “compatriotas de la patria chica”, aclarando que su “patria grande” era Latinoamérica, en especial la Argentina.

Todos son adversarios políticos del Pepe, pero priorizaron a su país, y al establecimiento de políticas de Estado para el futuro, sin necesidad de imitar a un Pacto de la Moncloa que ya tiene más de treinta años.

El Pepe, que –reitero- no solamente proviene de la izquierda insurreccional sino que, además, se pasó muchos años en las cárceles uruguayas, dio una verdadera muestra de ser un estadista.

Invitó a sus oyentes a invertir en Uruguay, ofreciéndoles reglas claras y seguridad jurídica, y explicó que su país no les “doblará el lomo con impuestos”, ya que éstos sólo se aplicarán sobre el crecimiento, De otro modo, explicó, los empresarios huirían con sus ganancias de su país, para invertirlas afuera.

Para no continuar con esta exégesis de un discurso que, repito, me emocionó hasta las lágrimas, voy a terminar con una referencia: dijo el Pepe que, en Uruguay, que reconoció no es un paraíso, los presidentes pueden todavía caminar solos por las calles, pintando una real civilización ciudadana y política que los argentinos hemos perdido hace muchas décadas.

Hoy, como también sabemos todos, exporta más carne que Argentina, amén de recibir depósitos ya incalculables de compatriotas nuestros, chilenos y brasileños. Se ubica, en porcentajes, en uno de los niveles más altos de inversión y, después de muchos años, ha conseguido transformar el perfil del empleo, olvidando el pasado de excesivo trabajo público para convertirlo en productivo.

Seguramente, después del discurso del Pepe y de su Vicepresidente, el Dr. Astori, las propiedades en Uruguay deben haber subido, al menos, un 20%. Y eso sin hablar de los préstamos que obtiene ese maravilloso país en los mercados voluntarios de crédito, a una tasa que no supera el 6%.

Dejo la obvia comparación en manos de mis sufridos lectores. Simplemente quería transmitir la irrefrenable angustia que siento, como argentino, al ver qué nos pasa.

Bs.As., 10 Feb 10

sábado, 6 de febrero de 2010

Derrumbe de la República

Derrumbe de la República

Alguna vez, nuestros nietos nos preguntarán –y sus hijos a los nuestros- que hicimos en 2010, mientras veíamos a la República derrumbarse a pedazos.
La crisis del Banco Central, inaugurada el 14 de diciembre de 2009 por un Gobierno cuya caja –única forma que conoce de disciplinar y ejercer el poder- estaba exhausta, delante de nuestros ojos negoció con casi toda la oposición para hacerse de las reservas para continuar gastando a espuertas el dinero de los argentinos, con lo cual legará a quien sea un panorama de hiperinflación y, con ella, una nueva crisis.
Quienes ya lo hicieron, y quienes en el futuro acepten la modificación de la Carta Orgánica del Banco Central, en nombre de urgencias financieras de de cortísimo plazo, unos, o de ideologías populistas fracasadas, los otros, serán los responsables de lo que ocurra de aquí en más, con la certeza más absoluta de que no se producirá reacción alguna en la población.
Es cierto que los tecnicismos jurídicos y económicos que se han barajado estos días escapan a la comprensión de la enorme mayoría de nuestros ciudadanos, y que ello podría ser la causa de la falta de una indignada respuesta social a tanto desmadre y a tanta prepotencia arrabalera.
Sin embargo, el nuevo episodio de corrupción desenmascarado con la publicación de las listas de compradores de dólares en medio del último ramalazo de la crisis internacional, protagonizado nada menos que por don Néstor comprando US$ 2 millones, tampoco ha generado la pública condena de un proceder tan indigno.
Pese a que lo sucedido podría compararse, por lo burdo, con la ya famosa bolsa de Felisa Miceli, y a que siendo don Néstor quien, como es de público y notorio conocimiento, fija el precio del dólar en la Argentina y ha usado esa facultad para enriquecerse, no ha habido cacerolazos, ni manifestaciones, ni alaridos. Solitarios, algunos diputados de la Coalición Cívica han formulado una nueva denuncia contra Kirchner por enriquecimiento ilícito, y no ha habido siquiera una convocatoria pública para acompañarlos en esa gesta.
En todos los países que conozco, la utilización de información confidencial en beneficio propio constituye un delito mayor, aún en la esfera privada pero agravado cuando se trata de la función pública. En la Argentina, lamentablemente, ese tipo penal no está establecido en nuestro Código y, por eso, no podrá ser procesado.
Seguramente, la renacida estrella encarnada por don Oyarbide, o su par, don Bonadío, encontrarán nuevas fórmulas mágicas para exculpar al tirano de Olivos y a su cónyuge, ese títere al cual tan bien viene la máscara de la tragedia como la de la comedia cuando diserta desde su atril, dándonos clases de sexualidad o de bien comer.
Pero, esta vez, creo que han dejado un hilo suelto, del cual se podrá comenzar a tirar para desenredar este ovillo de hurtos, sobreprecios, licitaciones amañadas, expropiaciones de empresas, etc., que los Kirchner han implementado desde hace seis años y medio.
Kircher es lo que, técnicamente, se denomina una “persona políticamente expuesta” en la legislación antilavado y cualquier transacción que realice un individuo de estas características, debe ser informado al organismo oficial especializado en el lavado de dinero por el banco interviniente, de acuerdo a la normativa vigente.
El efectivo cumplimiento de este “detalle formal” podría ser verificado por cualquier fiscal, o por cualquier periodista económico con acceso a fuentes de la autoridad monetaria, pero dudo –y por ello califiqué al episodio como “burdo”- que lo haya sido; y, de no ser así, podrá seguirse la cadena de responsabilidades hasta el banco que haya operado la transacción. ¿Estaremos frente a la definitiva prueba de complicidad en los actos ilegales de don Néstor por parte de algún banco “amigo” del poder?
Creo, seriamente, que este pequeño punto puede dar lugar a grandes dolores de cabeza para el Gobierno y para sus cómplices pues, de confirmarse, volverán a quedar bajo la lupa algunas transacciones realizadas, por ejemplo, por los dueños de algún banco nacional beneficiado por la “argentinización” de alguna empresa, o por lo de otro, rápidos para firmar comunicados de adhesión a las políticas oficiales.
Pero, de todas maneras, estaremos sobre un episodio ciertamente menor (tan grave, a lo sumo, como los impuestos adeudados por Al Capone, que terminaron con su libertad y, finalmente, con su vida) frente al drama del derrumbe de la República.
Si pudiera hacerse un parangón de lo que ha ocurrido –y sigue pasando- en nuestro país, debiéramos mirar la historia reciente de Angola.
Después de la guerra externa, el país fue independizado por la potencia colonial cuyos territorios ultramarinos integraba, Portugal. Éste, al llegar al poder el socialismo grave, dejó a Angola en manos de los jefes tribales que, rápidamente, comenzaron a guerrear entre sí, provocando la total destrucción del país.
Pese a sus ingentes reservas de petróleo, diamantes, oro, café, etc., y a su muy escasa población, todo lo cual la convertía en una nación totalmente viable y riquísima, Angola quedó arrasada, sin infraestructura de ningún tipo, ni siquiera habitacional.
Hoy, nuestros distinguidos opositores –salvo honradas pero mínimas excepciones- se han dedicado a disputarse, ahora con el Gobierno y las provincias y municipios, el nuevo botín que han descubierto. Y dejarán al país, otra vez, sin coraza contra los próximos avatares ni colchones para las futuras corridas cambiarias.
Lo peor de todo es que esta conducta desnuda el hecho de la inexistencia de alternativas serias para la locura kirchnerista, lo cual inhibe, por lógica consecuencia, la posibilidad de la consecución de un juicio político para ejectar a estos delincuentes, y a los otro cuatro o cinco que conforman su núcleo básico de consulta, del poder.
A partir de ahora, con la incorporación del Banco Central a la esfera de disposición de los Kirchner, la República entrará en su etapa final, y todos la seguiremos cantando himnos al consumo y al gasto, que siempre hemos privilegiado por sobre los grandes objetivos nacionales.
No podemos decir, parafraseando a José Larralde, que “Dios, por aquí, no pasó”, porque lo cierto es que lo hizo, y nos dejó un territorio envidiable, una población culta, una legislación señera y una capacidad de producción envidiables por cualquier país.
Y, entre todos, hemos conseguido lo que somos: un país que, pudiendo hacerlo, no aprovecha su suelo y su clima, que destruye la educación y la salud, que ha entronizado el “sálvese quien pueda”, que se ha quedado sin Justicia, sin universidades, sin escuelas, sin hospitales, sin fuerzas armadas, sin seguridad, sin confianza externa, sin ubicación en el mundo, …
Verdaderamente, ¡qué triste ha resultado nuestra época, y cuánta responsabilidad tenemos en ello!
Bs.As., 6 Feb 10

lunes, 1 de febrero de 2010

Imagen deplorable

Imagen Deplorable


“No se puede dejar, en manos de
“quien lo gasta, la máquina de
“imprimir el dinero”
H. Martín P. Redrado


La frase que antecede fue pronunciada por el ex Presidente del Banco Central en la conferencia de prensa que brindó el viernes 29 de enero, al presentar su renuncia al cargo. Por supuesto, y más allá de cualquier ideología, responde a la más estricta lógica.

Sin embargo, el Gobierno parece haber obtenido, de los asfixiados gobernadores de varias provincias, la conformidad para reformar, con el voto de sus legisladores, la Carta Orgánica del Banco Central de la República Argentina, precisamente para convertir a la entidad en un apéndice del Poder Ejecutivo nacional.
A esta altura del partido o, más bien, del período kirchnerista, parece mentira que los mandatarios provinciales continúen entregando al tirano de Olivos los medios para mantenerlos sojuzgados. Resulta increíble que, en seis años, no hayan descubierto que, cada vez que han concedido a don Néstor alguna facultad, tal como los superpoderes o un reparto inequitativo de la recaudación fiscal o la ley que permitió apropiarse de los ahorros de los particulares en las AFJP’s, éste los ha usado para domesticarlos y obligarlos a ceder en la siguiente cuestión que les plantee.
Por otra parte, tampoco parece que los diputados hayan leído el memorable artículo escrito por José Enrique Miguens, “Darse Cuenta”[i], en el que relata brevemente el fin de la República de Weimar, cuando los miembros del Reichstag aprobaban, con una actitud política totalmente infantil, las iniciativas que enviaba la Cancillería alemana, en manos de Hitler; cuando, finalmente, tomaron conciencia de lo que habían hecho, el horror se había adueñado del poder absoluto y ya resultaba imparable.
Esa comparación histórica resultará imprescindible a la hora de juzgar, en el futuro, las actitudes que adopten los legisladores que representan a Proyecto Sur, de Pino Solanas, a SI, de Macaluse, a Libres del Sur, de la señorita Donda, al socialismo y al propio radicalismo. Si éstos, en nombre de ideologías trasnochadas, permiten a don Néstor entrar a saco en el Banco Central y acceder a las reservas nacionales para gastarlas como le plazca, serán los responsables concretos de la decadencia terminal de la República.
Y lo mismo ocurrirá con los gobernadores que, una vez más, habrán privilegiado el super cortoplacismo y sacrificado a éste el futuro del país y de sus propias provincias, que harán que sus diputados y senadores se sumen al carro triunfal de don Néstor, para seguir siendo expoliados para sostener el gasto clientelista de los Kirchner, que premian a los obsecuentes o castigan a los díscolos a golpes, precisamente, de la caja que todos le han entregado y que se proponen engrosar ad infinitum.
Ninguno de esos gobernadores, por ejemplo, parece haber reparado en que, cuando ceden puntos de la coparticipación federal o la totalidad de la recaudación proveniente del “impuesto al cheque”, están sometiendo a sus jurisdicciones a un doble saqueo. Esto así porque los impuestos los pagan los ciudadanos que viven en sus provincias, con lo cual se restan del consumo y de la inversión locales, por una parte, mientras son estafados al momento de devolver, vía porcentajes participados, ese dinero a las mismas provincias en las cuales se recauda, por la otra.
Recuerden esos mismos mandatarios provinciales que, cuando les fueron traspasadas las escuelas y, con ellas, los sueldos de los maestros, esa modificación no fue acompañada de los ingentes recursos que los salarios insumen y que hoy son la causa, precisamente, de los grandes déficits locales.
Hoy parece que los Kirchner conseguirán los votos necesarios en el Senado para contar con una mayoría, circunstancial pero útil para interceptar cualquier iniciativa que la Cámara de Diputados impulse. Es decir, conseguirán que no sea sancionada ninguna ley que pueda perturbarlos; léase, reforma del Consejo de la Magistratura, renovación de superpoderes o modificación del régimen de coparticipación fiscal.
Controlando de ese modo al Congreso, podrán prescindir del autogolpe que tanto he pronosticado, y continuar gobernando por decreto ya que, lo aseguro, no habrá reacción alguna por parte de la ciudadanía.
El panorama futuro no podría ser más triste, puesto que no se ve, al menos por el momento, a ninguna figura política capaz de asumir el poder, hablar claro a la sociedad, trabajar con honestidad y pericia, y desmantelar esta maraña infernal de subsidios cruzados y de gasto público desbocado y absolutamente ineficiente y clientelístico que han creado los Kirchner.
Si sumamos a ello que, si todo sigue igual, como parece que será, y quien los suceda deberá enfrentarse a una inflación galopante, a una total marginación de los mercados voluntarios de crédito, a una presión impositiva como nunca había existido, a la inmersión de nuestro país en las peores características relacionadas con la inseguridad, estaremos necesitando de condiciones muy escasas, por cierto, en el mundo de nuestros políticos de cualquier signo.
Llamo a todos los legisladores a la reflexión y apelo, sobre todo, a la memoria de los mismos. Don Néstor ha dado pruebas cabales, durante los últimos seis años y medio, de qué piensa de las instituciones, de las leyes, de la corrupción y de los límites constitucionales a las facultades del Poder Ejecutivo nacional.
Si no fueron capaces en 2003 de mirar con atención qué hizo mientras fue Gobernador de Santa Cruz, los recuerdos que hoy les pido son más cercanos en el tiempo y en el espacio, y ya no podrán decir, como tantos que han dejado el Gobierno, que fueron engañados por Kirchner o por la nueva terapeuta sexual, doña Cristina.
Eso ya no servirá de excusa, ni podrá ser invocado frente a la Historia para justificar nuevos desmanes, pues bastará con que la sociedad relea los diarios recientes para que los condene –por miserables, cobardes y codiciosos- como infames traidores a la Patria.
Bs.As., 1 Feb 10


[i] El artículo en cuestión queda a disposición de los lectores que lo soliciten.

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