Gente honrada
por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 968)
“Sus virtudes sólo a ella aprovechan, y sus vicios contaminan el mundo”.
José Maria Eça de Queiroz
Todos hemos visto cuánto creció,
exponencialmente, la fortuna de los Kirchner desde sus lejanos días en la
Intendencia de Río Gallegos, a medida que ocuparon la Gobernación de la
Provincia de Santa Cruz y, más tarde, la Presidencia de la República por cuatro
períodos. Pero Cristina Fernández explicó en Harvard que el origen de ese
enorme patrimonio era el exitoso ejercicio de la profesión de abogados, y
Cristina es una mujer honrada.
Un día, nos sorprendimos cuando, en una
diligencia judicial, fue abierta la caja de seguridad de Florencia Kirchner y
en ella encontraron cinco millones de dólares en efectivo. Pero su madre nos
explicó que correspondían a la herencia que el laborioso Néstor (q.e.p.d.) había
dejado a sus hijos, y Cristina es una mujer honrada.
El miércoles, luego de transitar por las
manos de quince jueces (de instrucción, de la Cámara Federal de Apelaciones,
del Tribunal Oral y de la Cámara de Federal Casación Penal), la causa
“Vialidad” tuvo su desenlace con una sentencia que la condenó por defraudación
al Estado (curiosamente, obvió la asociación ilícita y el peculado) a seis años
de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. Pero Cristina,
simultáneamente, publicó una carta abierta a la que tituló “Copitos en Comodoro
Py”, en la que nos contó que, ya que el intento de asesinato había fracasado,
ahora la ejecución estaba a cargo de la Casación, y Cristina es una mujer
honrada. Juan Grabois, Juan Martín Mena, Oscar Parrilli, Axel Kiciloff, Wado de
Pedro, y muchos otros dijeron que se trataba de un fallo que, pese a las
pruebas incontrastables, tenía como única razón de ser excluirla de una futura
competencia electoral, y todos ellos son personas honradas.
Cristina tiene
pendientes otras graves causas (pacto con Irán, los “Cuadernos” de Oscar
Centeno, “la ruta del dinero K II” y “Hotesur/Los Sauces”); aunque la Justicia
divide las investigaciones y, remolona, no fija fechas para los juicios orales
que corresponden, ella dijo que todas derivan del pérfido “lawfare”, instalado por los dueños de los diarios Clarín y La
Nación para perjudicarla, y Cristina es una mujer honrada.
Decenas de
empresarios confesaron, ante la Justicia, el pago de sobornos en efectivo a
funcionarios y secretarios de Cristina Fernández por la adjudicación de
contratos a sus empresas, y hemos visto a José López revolear bolsos con 9
millones de dólares en un convento. Sin embargo, Carlos Mahiques, Diego
Barroetaveña y Daniel Petrone dijeron, en una extraña resolución, que en
realidad se trataba sólo de aportes para la campaña electoral y,
consecuentemente, no delitos sino meras infracciones, y los tres son jueces
honrados.
Como Cristina
tiene 70 años, ya es vox populi que
no irá a la cárcel sino, tal vez, a prisión domiciliaria en alguno de sus múltiples
domicilios; ese beneficio se concede a quienes, a criterio de los magistrados,
no pueden alterar las pruebas del proceso ni pueden fugarse, lo cual claramente
es su caso. Pero decenas de jueces, apoyados por fiscales militantes, mantienen
en prisión preventiva a centenares de ancianos enfermos por períodos que
exceden largamente (algunos, más de 16 años y, en promedio, 7) el máximo
previsto en la ley, porque, seguramente, están de verdad convencidos que aún
pueden influir sobre las pruebas de hechos ocurridos hace más de cuatro décadas
o escapar del país a desconocidos paraísos, ya que todos esos impolutos
magistrados son hombres honrados.
El Congreso
sancionó, durante la Presidencia de Raúl Alfonsín, las leyes de “obediencia
debida” y “punto final”; más tarde, hizo lo mismo con la ley de “2x1”. Más
tarde, ya con el finado Néstor en la Casa Rosada, ese mismo H° Aguantadero no
sólo declaró nulas las primeras sino que “reinterpretó” la tercera para que no pudiera
aplicarse a los militares, y la Corte Suprema, presidida por Ricardo Lorenzetti,
convalidó todo. Pero debían tener razón, puesto que todos esos legisladores y
jueces son hombres honrados.
Diariamente, el
vocero presidencial, Manuel Adorni, nos cuenta cuántos enormes chanchullos se
descubrieron en la administración del Estado; sin embargo, eso no se traduce,
en general, en denuncias penales concretas. Ignoro a qué se debe tamaña
inacción por parte de la gestión libertaria pero, como ha jurado combatir a la
casta, seguramente está justificada, ya que, además de muy exitoso, Javier
Milei es un hombre honrado.
Sigue insistiendo en
la designación del impresentable Ariel Lijo como ministro de la Corte Suprema,
y ha trascendido que, si el trámite no fuera aprobado por el Senado, lo haría
por decreto. La sociedad civil se ha expresado masivamente en contra del
candidato, mencionando las infinitas y fundadas razones que abonan su
inhabilidad para ejercer el cargo. Pero Milei confía en él ciegamente, y el
Presidente es un hombre honrado.
William Shakespeare nos relató, en su “Julio
César” qué sucedió con los conspiradores que habían asesinado al protagonista
cuando Marco Antonio concluyó su discurso funerario. Tal vez a mucha gente honrada
le resultaría útil leerlo.
Bs.As., 16 Nov 24
Publicado en:
https://totalnewsagency.com/2024/11/15/gente-honrada/
https://prisioneroenargentina.com/gente-honrada/
https://www.informadorpublico.com/gente-honrada/
https://diariocastellanos.com.ar/opinion/gente-honrada.htm
https://periodicotribuna.com.ar/37318-gente-honrada.html
https://www.notiar.com.ar/index.php/opinion/133800-gente-honrada-por-enrique-avogadro