Reloj, no marques las horas
“El populismo se
inventó para poder disfrutar del poder en períodos más breves”.
Carlos Pagni
Que a
horas de la fecha límite, una sociedad no supiera aún qué va a ser de ella
frente al mundo, parecería bastante raro en un país cualquiera pero, como
siempre, la Argentina también por esto quiere entrar en el libro de los
records. Tal vez se deba a que, como en tantas otras cosas, la falta de
educación –de la cual los Kirchner tienen una parte de culpa no menor- hace que
la ciudadanía en general no perciba qué significa caer, nuevamente, en default,
aunque éste sea maquillado con calificativos tales como “limitado” o
“selectivo”, en materia de falta de inversiones, de pérdida de empleos, de
mayor inflación, de menor salud, viviendas e infraestructura.
¡Difícil
debería resultar a quien tuviera un único discurso cuestionar la legitimidad de
los fallos de la Justicia estadounidense cuando, a la vez, se firman acuerdos
con China que someten la relación a la jurisdicción de los jueces ingleses! Es
más, me atrevo a apostar que en los contratos firmados con Chevron, Repsol y el
Club de Paris, cuyas cláusulas aún resultan secretas hasta para los
legisladores que los aprobaron, también se pactaron que las diferencias que puedan
surgir serán resueltas por tribunales no argentinos. Porque quienes desde el
Gobierno lanzan tan fuertes críticas al Juez Griesa, parecen olvidar que fueron
don Néstor (q.e.p.d.) y la propia doña Cristina quienes acordaron que los bonos
entregados en los canjes de 2005 y 2010 tampoco estén alcanzados por los jueces
de nuestro país.
Es que,
por mucho que nos pese, esa es la única forma de conseguir inversiones y fondos
frescos, porque la mala fama de todas nuestras instituciones, cuya degradación
se ha acentuado fuertemente durante la “década ganada por los K”, ya resulta
demasiado conocida en el mundo entero; el Presidente Xi Jinping le aclaró a la
viuda de Kirchner, una vez más, que los kamikazes eran los japoneses, quienes
aún así no manifiestan interés alguno en invertir aquí.
Las
razones personales determinantes no pueden ser despreciadas, tampoco en lo que
se refiere al problema con los holdouts.
La Presidente, como antes su fallecido cónyuge, rechazaron de plano y durante
diez años cualquier negociación previa con quienes se negaron a entrar en los
canjes de deuda, y el Congreso servicial se prestó a prohibirla por ley. El
equipo de jóvenes funcionarios que doña Cristina ha puesto a cargo de esa
negociación in extremis, que pretende
concretar después de varias sentencias en contra, proviene de la cantera del Bambino Kiciloff y es el mismo que montó
el cepo cambiario, que desató el déficit fiscal que padecemos, que exacerbó la
inflación y, en resumen, el culpable de gran parte de los males que nos
aquejan.
La
situación de la economía, y su decisiva influencia sobre el clima social, es
cada vez más complicada, y ni el futuro banco que organizarán los BRICS ni los swaps en yuanes le permitirán al
Gobierno equilibrarla en lo que resta de su mandato, cuando quiera que ese
final se produzca. El sueño de doña Cristina de replicar en su futuro el
proceso que llevó a Michele Bachelet a un tercer mandato, se está haciendo
añicos por la detonación de muchas de las bombas que sembró para que explotaran
a su sucesor.
La
escasez de dólares, agravada por la fuerte reducción en el comercio exterior y
en el precio internacional de la soja, y el notable incremento en el gasto
público, que lleva al Gobierno a la necesidad de imprimir cada vez más pesos,
está sosteniendo un ritmo de inflación que pauperiza ya a la mayoría de los ciudadanos.
Ese es el fuego de la hornalla sobre la que se sigue calentando la olla a
presión a punto de estallar, como se ve diariamente en las calles de todo el
país.
Como era
previsible, las diferentes centrales sindicales han unificado su reclamo, en
especial frente al disparatado impuesto a las ganancias –en realidad, un
impuesto al trabajo- que se lleva gran parte de los aumentos obtenidos en las
paritarias que ya se cerraron y del medio aguinaldo, cobrado hace pocos días, y
también frente a las jubilaciones de hambre. Chapita Caló, Centauro Rodríguez
y Taxi Viviani, hasta ahora tan
fervientes defensores del Gobierno frente a sus afiliados, se están viendo
obligados a aumentar la presión sobre la Casa Rosada, porque su poder se
desgrana día a día, decantando a favor de comisiones internas, formadas en la
izquierda combativa.
El mes
que comenzará esta semana traerá aparejada una huelga general decretada por
algunas de esas centrales obreras que, sin duda, será acompañada por muchos de
los afiliados de las demás, que sufren en carne propia los mismos perjuicios
que afectan a todos los trabajadores registrados y, mucho más, a quienes no lo
están o ya integran la clase pasiva. Ese panorama de conflicto social no podrá
menos que agravarse si por la torpeza, por la insana testarudez o por el pánico
ante las consecuencias de sus actos de los funcionarios responsables de la
injustificablemente demorada negociación, caemos en default.
Así que,
reloj, detén el tiempo en tus manos y haz esta semana perpetua, porque si el
jueves, al despertar, nos enteramos que nos hemos vuelto a caer del mundo, nada
será igual aquí. Pero, si tenemos a SS Francisco, a Máxima y a Messi, tal vez
Dios se acuerde de que es argentino.
Bogotá,
27 Jul 14
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