Respuestas Adeudadas
Esta curiosa campaña electoral, donde casi nada es lo que parece, ya que ni los candidatos asumirán las bancas ni se exhiben, en general, plataformas o ideas, está dejando en la imaginación de la gente una serie de respuestas que se le adeudan y que, tarde o temprano, tendrá que recibir.
La primera de esas respuestas –y, tal vez, la más importante- la adeudan don Néstor y Scioli, que han llamado a plebiscitar su “modelo” en las próximas legislativas. Un plebiscito se responde por sí o por no, sin más opciones. Entonces, si el 28 de junio se realizará un plebiscito, aún sui generis (como todo en Argentina), los votos que reciba el oficialismo deberán computarse como afirmativos, mientras que todos –todos- los que coseche la oposición, se llame ésta Pro-Peronismo, Alianza Cívico-Social, juecismo, Socialismo, Peronismo Federal, Radicalismo, y toda la izquierda, deberán tomarse como negativos.
Después de “el caos o yo” de Kirchner, y tomando en cuenta que la idea del plebiscito fue declarada –y lo sigue siendo en cada discurso de campaña- por el Gobierno bisexual que nos ha tocado, resulta razonable hoy, a la luz de todas las encuestas, pensar que, como mínimo, un 65% de los votos corresponderán al “no”.
Sin duda, entonces, el Gobierno adeuda a la ciudadanía una clara respuesta acerca de qué harán con el “modelo” recibiendo su propuesta una tan enorme repulsa. ¿Será dejado de lado o, por el contrario, se intentará “chavizarlo” más?
Ese “modelo”, reiteradamente calificado por Kirchner y su vocera como “productivo, competitivo, acumulativo e inclusivo”, en realidad ha provocado ya –diga lo que diga el Indec- la producción de señales pésimas para el común de los habitantes (dejo expresamente excluidos a los empresarios amigos y cómplices de don Néstor). Así, ha quedado demostrado que:
· Ha expulsado el ahorro nacional, llevando al exterior casi US$ 30.000 millones desde la asunción de doña Cristina.
· Ha transformado a la Argentina en sólo el quinto país, en Sudamérica, en la recepción de inversión externa directa.
· Ha destruido la Justicia y desnaturalizado, completamente, a todos los organismos de control.
· Ha hecho crecer la pobreza y la indigencia en forma geométrica, debido al descontrolado gasto público y a los disparates económico-políticos que la parejita ha propinado al país.
· Ha aislado a Argentina del mundo, dejándola sólo atada a la suerte, ahora pauperizada, de Venezuela, Bolivia, Ecuador, Cuba e Irán. Hoy, el país tiene problemas diplomáticos con Estados Unidos, con México, con Brasil, con Chile, con Uruguay, para hablar sólo de la región.
· Ha confiscado los ahorros de los jubilados y, ahora, se dedica a utilizar esos fondos en subsidiar a empresas no competitivas y a financiar a las clases más acomodadas.
· Ha reducido su caudal político al segundo y al tercer cordones del Conurbano, ratificando que su único sustento son los más miserables, a los cuales ha mantenido en esa situación, precisamente, para sostener su indispensable clientelismo.
· Ha producido los mayores hechos de corrupción que recuerde la historia de nuestro país: los fondos de Santa Cruz, las obras públicas sobrevaluadas y superfacturadas, la valija de Antonini Wilson, el transporte de drogas por Southern Winds, el mantenimiento artificial de Lafsa, la bolsa de Felisa Micheli, los subsidios al transporte y a las tarifas, el intercambio de fueloil bueno argentino por malo venezolano, los negocios con los bonos soberanos con Chávez, el descarado crecimiento patrimonial de los pseudo emperadores y sus funcionarios, los aportes de los traficantes de drogas a la campaña de Cristina, los aviones y los viajes de Jaimito, las facturas de Skanka, el fraude electoral en las elecciones de 2007, las maniobras para asfixiar a las empresas para regalarlas a sus amigos, el pago de consultorías para proyectos faraónicos e irrealizables de infraestructura, la escandalosa concesión de casinos y de tragamonedas, la designación de amigos y cómplices como directores de empresas privadas, y miles de ejemplos más.
· Ha destruido a las Fuerzas Armadas y reducido al país a la más abyecta indefensión de su soberanía.
· Ha destruido las mayores fuentes de exportaciones del país y, con ella, a todo el interior, incluyendo el fantástico desarrollo de la producción de maquinaria agrícola.
· Ha condenado a Argentina a importar carne, leche, trigo, petróleo y gas, destruyendo las reservas de hidrocarburos que, algún momento reciente, nos permitía la autosuficiencia.
· Ha fracturado gravemente a la sociedad argentina, a fuerza de pelearse con la Iglesia, con las Fuerzas Armadas, con la prensa, con la oposición, con el campo, con el interior, con las clases medias urbanas, y con provincias enteras.
La segunda respuesta que se nos debe y que, por la escasez de tiempo pasará para las presidenciales de 2011, es por qué se permite a quienes ejercen cargos ejecutivos inaugurar obras públicas durante los seis meses previos a las elecciones como sucede, por ejemplo, en Brasil.
Nótese que doña Cristina dedica todos sus días a inaugurar –por cierto, varias veces cada una- construcciones de todo tipo, aún muy menores. Así, la Presidente viaja a cualquier provincia para inaugurar diez casas, dos kilómetros de rutas, un dispensario o pone piedras fundamentales en obras de infraestructura reiteradamente anunciadas y no ejecutadas.
Argentina se debe a sí misma, entre muchas otras tan fundamentales o más que éstas, una ley seria de regulación de la propaganda política, una nueva ley electoral que habilite la boleta única y, sobre todo, una ley de financiación de las campañas electorales.
La tercera respuesta, muy vinculada a la anterior, se refiere al descarado uso de los bienes públicos por parte de don Néstor, que no hesita en utilizar aviones, helicópteros, automóviles, policías y empleados, nacionales y provinciales para su proyecto personal.
Y la cuarta respuesta, tal vez la más urgente, se refiere a qué conducta adoptarán los diputados y senadores que, después del 28 de junio, habrán visto confirmado el cese de sus mandatos el 10 de diciembre. ¿Usarán la garrocha para saltar desde el campo oficialista para tratar de componer su futuro con los vencedores o, por el contrario, aceptarán la Banelco para asegurar su futuro cuando se encuentren en el llano?
Kirchner que, cualquiera sea el resultado real, se proclamará vencedor en su original plebiscito, podrá optar por modificar en serio su conducta y comenzar a dialogar y consensuar con la oposición, o por profundizar su “modelo” e intentar llevar a la Argentina a una situación similar a la de Venezuela o sus socios.
Gracias a Dios, don Néstor no dispondrá de los millones de Chávez, ya casi desaparecidos en realidad, ni del Ejército bolivariano para apoyar sus insanos planes. Y, tampoco, la sociedad argentina es comparable a la venezolana.
De todos modos, como he dicho muchas veces, los Kirchner me mantienen joven, porque me permiten, diariamente, recuperar la capacidad de asombro. Y tengo la seguridad de que esta vez harán lo mismo, antes y después de las elecciones.
Bs.As., 2 Jun 09
Esta curiosa campaña electoral, donde casi nada es lo que parece, ya que ni los candidatos asumirán las bancas ni se exhiben, en general, plataformas o ideas, está dejando en la imaginación de la gente una serie de respuestas que se le adeudan y que, tarde o temprano, tendrá que recibir.
La primera de esas respuestas –y, tal vez, la más importante- la adeudan don Néstor y Scioli, que han llamado a plebiscitar su “modelo” en las próximas legislativas. Un plebiscito se responde por sí o por no, sin más opciones. Entonces, si el 28 de junio se realizará un plebiscito, aún sui generis (como todo en Argentina), los votos que reciba el oficialismo deberán computarse como afirmativos, mientras que todos –todos- los que coseche la oposición, se llame ésta Pro-Peronismo, Alianza Cívico-Social, juecismo, Socialismo, Peronismo Federal, Radicalismo, y toda la izquierda, deberán tomarse como negativos.
Después de “el caos o yo” de Kirchner, y tomando en cuenta que la idea del plebiscito fue declarada –y lo sigue siendo en cada discurso de campaña- por el Gobierno bisexual que nos ha tocado, resulta razonable hoy, a la luz de todas las encuestas, pensar que, como mínimo, un 65% de los votos corresponderán al “no”.
Sin duda, entonces, el Gobierno adeuda a la ciudadanía una clara respuesta acerca de qué harán con el “modelo” recibiendo su propuesta una tan enorme repulsa. ¿Será dejado de lado o, por el contrario, se intentará “chavizarlo” más?
Ese “modelo”, reiteradamente calificado por Kirchner y su vocera como “productivo, competitivo, acumulativo e inclusivo”, en realidad ha provocado ya –diga lo que diga el Indec- la producción de señales pésimas para el común de los habitantes (dejo expresamente excluidos a los empresarios amigos y cómplices de don Néstor). Así, ha quedado demostrado que:
· Ha expulsado el ahorro nacional, llevando al exterior casi US$ 30.000 millones desde la asunción de doña Cristina.
· Ha transformado a la Argentina en sólo el quinto país, en Sudamérica, en la recepción de inversión externa directa.
· Ha destruido la Justicia y desnaturalizado, completamente, a todos los organismos de control.
· Ha hecho crecer la pobreza y la indigencia en forma geométrica, debido al descontrolado gasto público y a los disparates económico-políticos que la parejita ha propinado al país.
· Ha aislado a Argentina del mundo, dejándola sólo atada a la suerte, ahora pauperizada, de Venezuela, Bolivia, Ecuador, Cuba e Irán. Hoy, el país tiene problemas diplomáticos con Estados Unidos, con México, con Brasil, con Chile, con Uruguay, para hablar sólo de la región.
· Ha confiscado los ahorros de los jubilados y, ahora, se dedica a utilizar esos fondos en subsidiar a empresas no competitivas y a financiar a las clases más acomodadas.
· Ha reducido su caudal político al segundo y al tercer cordones del Conurbano, ratificando que su único sustento son los más miserables, a los cuales ha mantenido en esa situación, precisamente, para sostener su indispensable clientelismo.
· Ha producido los mayores hechos de corrupción que recuerde la historia de nuestro país: los fondos de Santa Cruz, las obras públicas sobrevaluadas y superfacturadas, la valija de Antonini Wilson, el transporte de drogas por Southern Winds, el mantenimiento artificial de Lafsa, la bolsa de Felisa Micheli, los subsidios al transporte y a las tarifas, el intercambio de fueloil bueno argentino por malo venezolano, los negocios con los bonos soberanos con Chávez, el descarado crecimiento patrimonial de los pseudo emperadores y sus funcionarios, los aportes de los traficantes de drogas a la campaña de Cristina, los aviones y los viajes de Jaimito, las facturas de Skanka, el fraude electoral en las elecciones de 2007, las maniobras para asfixiar a las empresas para regalarlas a sus amigos, el pago de consultorías para proyectos faraónicos e irrealizables de infraestructura, la escandalosa concesión de casinos y de tragamonedas, la designación de amigos y cómplices como directores de empresas privadas, y miles de ejemplos más.
· Ha destruido a las Fuerzas Armadas y reducido al país a la más abyecta indefensión de su soberanía.
· Ha destruido las mayores fuentes de exportaciones del país y, con ella, a todo el interior, incluyendo el fantástico desarrollo de la producción de maquinaria agrícola.
· Ha condenado a Argentina a importar carne, leche, trigo, petróleo y gas, destruyendo las reservas de hidrocarburos que, algún momento reciente, nos permitía la autosuficiencia.
· Ha fracturado gravemente a la sociedad argentina, a fuerza de pelearse con la Iglesia, con las Fuerzas Armadas, con la prensa, con la oposición, con el campo, con el interior, con las clases medias urbanas, y con provincias enteras.
La segunda respuesta que se nos debe y que, por la escasez de tiempo pasará para las presidenciales de 2011, es por qué se permite a quienes ejercen cargos ejecutivos inaugurar obras públicas durante los seis meses previos a las elecciones como sucede, por ejemplo, en Brasil.
Nótese que doña Cristina dedica todos sus días a inaugurar –por cierto, varias veces cada una- construcciones de todo tipo, aún muy menores. Así, la Presidente viaja a cualquier provincia para inaugurar diez casas, dos kilómetros de rutas, un dispensario o pone piedras fundamentales en obras de infraestructura reiteradamente anunciadas y no ejecutadas.
Argentina se debe a sí misma, entre muchas otras tan fundamentales o más que éstas, una ley seria de regulación de la propaganda política, una nueva ley electoral que habilite la boleta única y, sobre todo, una ley de financiación de las campañas electorales.
La tercera respuesta, muy vinculada a la anterior, se refiere al descarado uso de los bienes públicos por parte de don Néstor, que no hesita en utilizar aviones, helicópteros, automóviles, policías y empleados, nacionales y provinciales para su proyecto personal.
Y la cuarta respuesta, tal vez la más urgente, se refiere a qué conducta adoptarán los diputados y senadores que, después del 28 de junio, habrán visto confirmado el cese de sus mandatos el 10 de diciembre. ¿Usarán la garrocha para saltar desde el campo oficialista para tratar de componer su futuro con los vencedores o, por el contrario, aceptarán la Banelco para asegurar su futuro cuando se encuentren en el llano?
Kirchner que, cualquiera sea el resultado real, se proclamará vencedor en su original plebiscito, podrá optar por modificar en serio su conducta y comenzar a dialogar y consensuar con la oposición, o por profundizar su “modelo” e intentar llevar a la Argentina a una situación similar a la de Venezuela o sus socios.
Gracias a Dios, don Néstor no dispondrá de los millones de Chávez, ya casi desaparecidos en realidad, ni del Ejército bolivariano para apoyar sus insanos planes. Y, tampoco, la sociedad argentina es comparable a la venezolana.
De todos modos, como he dicho muchas veces, los Kirchner me mantienen joven, porque me permiten, diariamente, recuperar la capacidad de asombro. Y tengo la seguridad de que esta vez harán lo mismo, antes y después de las elecciones.
Bs.As., 2 Jun 09
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