Batalla decisiva
“Saber lo que es correcto, y no hacerlo, es la peor de las cobardías”
Confucio
Todos quienes han tenido la paciencia de seguir mis notas, habrán visto el dramatismo con que he pintado la marcha de los ejércitos kirchneristas hacia el escenario que han elegido para librar la batalla de la Ley de Medios, que considero decisiva para la libertad y para la República.
Porque eso es, precisamente, lo que hoy se está jugando en el Senado. Si el Gobierno consigue la aprobación a libro cerrado del proyecto que llegó desde Diputados, Argentina estará muchisimo más cerca de convertirse en la Venezuela bolivariana.
También habrán visto que no milito en las filas del ejército elegido por don Néstor como enemigo ideal, el grupo Clarín, sino que sostengo posiciones cívicas, que nada tienen que ver con los intereses económicos y de negocios de las empresas de medios, sean éstos gráficos o audiovisuales. Por eso, no estoy dispuesto a entrar en el juego de los Kirchner, discutiendo cosas que nada tienen que ver con el verdadero meollo de la cuestión.
Muy por el contrario, creo firmemente en que debemos darnos una Ley de Medios moderna, adaptada a las circunstancias actuales de la tecnología y que nos permita ingresar al futuro de las comunicaciones y, con ello, traer cultura y progreso a nuestra población. Pero, de ninguna manera, puedo estar a favor de este engendro que don Néstor y su mandada, doña Cristina, quieren imponernos a empujones, pues contiene elementos que convertirán a nuestro país en una verdadera cárcel, cuyas únicas llaves estarán en manos de los amigos y cómplices de la pareja que nos gobierna.
Sin embargo, percibo que la población, salvo contadísimas excepciones, no se ha enterado de la gravedad del tema y, en tal medida, no le da ninguna importancia. La verdad es que la discusión técnica y sofisticada del proyecto escapa al saber del 99% por ciento de los argentinos y, por eso, el mensaje que debemos transmitir debe ser simple y claro: ¡Basta de abusos!
En los hechos, sucede exactamente lo mismo que cuando este tirano modificó, sin que hubiera reacción alguna y con la complicidad del Congreso- “escribanía”, la composición del Consejo de la Magistratura y, con ese instrumento, domesticó a los jueces desde 2003, como lo había hecho en su provincia sureña. Hoy, esa falta de oportuna oposición ciudadana a la reforma, hace que la corrupción crezca a niveles nunca vistos, hundiendo en la miseria y en la pobreza al 40% de los argentinos, engrosando los bolsillos de los delincuentes y matando, con falsos remedios, a los enfermos.
Debo aclarar que muchos de los argumentos que usaré en este artículo no me pertenecen, sino que me han sido dados, con extrema generosidad, por el Rabino Sergio Bergman, con quien estoy trabajando en este tema.
Entonces, el grupo con el que actúo se ha preguntado cómo hacer para que -ya mismo, puesto que no hay tiempo- los ciudadanos de a pie tomen conciencia de cuán grave es el tema de la Ley de Medios para el futuro de nuestro país, en términos de libertad y de República.
La respuesta es que tenemos que actuar, tenemos que transmitir uno a uno, boca a boca y computadora a computadora, usando todas las redes sociales –Facebook, Tweeter, etc.- esta verdad, simple y concreta: el proyecto de ley es malo, porque nos encarcelará las mentes por mucho tiempo.
Obviamente, quienes tendrán que asumir la responsabilidad de transmitir más masivamente este mensaje son aquellos que, por la razón que fuera, tienen mayor visibilidad, se trate de periodistas, conductores, actores, deportistas, …
Pero, a la vez, tenemos que hacer llegar, lo más rápido y más numerosamente posible, el mensaje a los senadores, que más temprano que tarde se verán en la obligación de elegir entre el juramento que han prestado –por Dios y por la Patria- o los deseos de este jefe.
Nadie duda que Kirchner está empeñando todos sus esfuerzos -se trate de fondos, puestos públicos, canonjías, embajadas- en dominar a estos señores. Pero también es cierto que éstos ya conocen los riesgos que asumirán sin traicionan, una vez más, la voluntad de sus votantes.
Hay que explicar, públicamente, a los gobernadores que, si se someten a la extorsión de la caja kircherista por el riesgo de que sus provincias se incendien, lograrán que el incendiado sea el país, en el cual esas provincias se encuentran. Hay que recordarles que el Gobierno central, al que por impericia o impudicia, le cedieron la posibilidad de recaudar fondos a su costa, las ha empobrecido utilizando, precisamente, la misma herramienta que pusieron en sus manos, y que las promesas de grandes aportes de fondos para obras públicas, ni son ni serán cumplidas.
Don Néstor tiene caja para comprar voluntades individuales mediante la Banelco, pero no para cubrir los déficit provinciales. Y los gobernadores siempre pueden emitir patacones, que serán un mal menor.
Hay que exigir a los senadores que rechacen el proyecto llegado de Diputados, pues éste contiene -en su tramitación en la Cámara baja- vicios que lo convierten en nulo, de nulidad absoluta. Es decir, no deben ni siquiera discutir el articulado del proyecto, porque éste no existe como tal.
Y el Diputado Rossi, cuando fue preguntado acerca de las críticas que ese trámite recibía de parte de la oposición, no negó tales vicios sino que, por el contrario, justificó las violaciones manifiestas al Reglamento invocando el fin superior.
Debemos engrosar, masivamente, las filas de los ejércitos republicanos, y mi sugerencia personal es que nos anotemos, en gran número, en el portal de Compromiso Ciudadano (http://ojocívico.org.ar) para poder demostrar a los senadores que estaremos mirando atentamente cómo actúan en esta batalla, y que quienes traicionen a la Patria y a la República, no tendrán lugar alguno donde esconderse.
Debemos transmitir, uno a uno, la necesidad de juntarnos en plazas y esquinas estratégicas, para velar diariamente por la salud de nuestro país, y por nuestra libertad y la de nuestros descendientes. Debemos lograr “mil plazas con mil personas”. Debemos demostrar cuánto nos interesa el ejercicio de la ciudadanía. Y debemos decírselo, todos los días, a los senadores, que éstos lo vean por televisión, lo oigan por radio y lo lean en diarios y revistas.
Debemos hablar en el seno de cada una de las organizaciones, sean éstas cooperativas, sociedades, iglesias, gremios, sindicatos, ONG’s, clubes, asociaciones, academias, para convencerlas de pronunciarse ya mismo a favor de esta iniciativa republicana.
Si, una vez más, miramos cómo Kirchner y su banda ganan esta batalla sin luchar, por nuestro desinterés o por nuestra cobardía, Argentina se llenará de mordazas y cadenas y, sin lugar a dudas, nos lo habremos merecido. ¿Qué diremos, entonces, a nuestros hijos y nietos cuando nos pregunten por qué lo permitimos?
Porque eso es, precisamente, lo que hoy se está jugando en el Senado. Si el Gobierno consigue la aprobación a libro cerrado del proyecto que llegó desde Diputados, Argentina estará muchisimo más cerca de convertirse en la Venezuela bolivariana.
También habrán visto que no milito en las filas del ejército elegido por don Néstor como enemigo ideal, el grupo Clarín, sino que sostengo posiciones cívicas, que nada tienen que ver con los intereses económicos y de negocios de las empresas de medios, sean éstos gráficos o audiovisuales. Por eso, no estoy dispuesto a entrar en el juego de los Kirchner, discutiendo cosas que nada tienen que ver con el verdadero meollo de la cuestión.
Muy por el contrario, creo firmemente en que debemos darnos una Ley de Medios moderna, adaptada a las circunstancias actuales de la tecnología y que nos permita ingresar al futuro de las comunicaciones y, con ello, traer cultura y progreso a nuestra población. Pero, de ninguna manera, puedo estar a favor de este engendro que don Néstor y su mandada, doña Cristina, quieren imponernos a empujones, pues contiene elementos que convertirán a nuestro país en una verdadera cárcel, cuyas únicas llaves estarán en manos de los amigos y cómplices de la pareja que nos gobierna.
Sin embargo, percibo que la población, salvo contadísimas excepciones, no se ha enterado de la gravedad del tema y, en tal medida, no le da ninguna importancia. La verdad es que la discusión técnica y sofisticada del proyecto escapa al saber del 99% por ciento de los argentinos y, por eso, el mensaje que debemos transmitir debe ser simple y claro: ¡Basta de abusos!
En los hechos, sucede exactamente lo mismo que cuando este tirano modificó, sin que hubiera reacción alguna y con la complicidad del Congreso- “escribanía”, la composición del Consejo de la Magistratura y, con ese instrumento, domesticó a los jueces desde 2003, como lo había hecho en su provincia sureña. Hoy, esa falta de oportuna oposición ciudadana a la reforma, hace que la corrupción crezca a niveles nunca vistos, hundiendo en la miseria y en la pobreza al 40% de los argentinos, engrosando los bolsillos de los delincuentes y matando, con falsos remedios, a los enfermos.
Debo aclarar que muchos de los argumentos que usaré en este artículo no me pertenecen, sino que me han sido dados, con extrema generosidad, por el Rabino Sergio Bergman, con quien estoy trabajando en este tema.
Entonces, el grupo con el que actúo se ha preguntado cómo hacer para que -ya mismo, puesto que no hay tiempo- los ciudadanos de a pie tomen conciencia de cuán grave es el tema de la Ley de Medios para el futuro de nuestro país, en términos de libertad y de República.
La respuesta es que tenemos que actuar, tenemos que transmitir uno a uno, boca a boca y computadora a computadora, usando todas las redes sociales –Facebook, Tweeter, etc.- esta verdad, simple y concreta: el proyecto de ley es malo, porque nos encarcelará las mentes por mucho tiempo.
Obviamente, quienes tendrán que asumir la responsabilidad de transmitir más masivamente este mensaje son aquellos que, por la razón que fuera, tienen mayor visibilidad, se trate de periodistas, conductores, actores, deportistas, …
Pero, a la vez, tenemos que hacer llegar, lo más rápido y más numerosamente posible, el mensaje a los senadores, que más temprano que tarde se verán en la obligación de elegir entre el juramento que han prestado –por Dios y por la Patria- o los deseos de este jefe.
Nadie duda que Kirchner está empeñando todos sus esfuerzos -se trate de fondos, puestos públicos, canonjías, embajadas- en dominar a estos señores. Pero también es cierto que éstos ya conocen los riesgos que asumirán sin traicionan, una vez más, la voluntad de sus votantes.
Hay que explicar, públicamente, a los gobernadores que, si se someten a la extorsión de la caja kircherista por el riesgo de que sus provincias se incendien, lograrán que el incendiado sea el país, en el cual esas provincias se encuentran. Hay que recordarles que el Gobierno central, al que por impericia o impudicia, le cedieron la posibilidad de recaudar fondos a su costa, las ha empobrecido utilizando, precisamente, la misma herramienta que pusieron en sus manos, y que las promesas de grandes aportes de fondos para obras públicas, ni son ni serán cumplidas.
Don Néstor tiene caja para comprar voluntades individuales mediante la Banelco, pero no para cubrir los déficit provinciales. Y los gobernadores siempre pueden emitir patacones, que serán un mal menor.
Hay que exigir a los senadores que rechacen el proyecto llegado de Diputados, pues éste contiene -en su tramitación en la Cámara baja- vicios que lo convierten en nulo, de nulidad absoluta. Es decir, no deben ni siquiera discutir el articulado del proyecto, porque éste no existe como tal.
Y el Diputado Rossi, cuando fue preguntado acerca de las críticas que ese trámite recibía de parte de la oposición, no negó tales vicios sino que, por el contrario, justificó las violaciones manifiestas al Reglamento invocando el fin superior.
Debemos engrosar, masivamente, las filas de los ejércitos republicanos, y mi sugerencia personal es que nos anotemos, en gran número, en el portal de Compromiso Ciudadano (http://ojocívico.org.ar) para poder demostrar a los senadores que estaremos mirando atentamente cómo actúan en esta batalla, y que quienes traicionen a la Patria y a la República, no tendrán lugar alguno donde esconderse.
Debemos transmitir, uno a uno, la necesidad de juntarnos en plazas y esquinas estratégicas, para velar diariamente por la salud de nuestro país, y por nuestra libertad y la de nuestros descendientes. Debemos lograr “mil plazas con mil personas”. Debemos demostrar cuánto nos interesa el ejercicio de la ciudadanía. Y debemos decírselo, todos los días, a los senadores, que éstos lo vean por televisión, lo oigan por radio y lo lean en diarios y revistas.
Debemos hablar en el seno de cada una de las organizaciones, sean éstas cooperativas, sociedades, iglesias, gremios, sindicatos, ONG’s, clubes, asociaciones, academias, para convencerlas de pronunciarse ya mismo a favor de esta iniciativa republicana.
Si, una vez más, miramos cómo Kirchner y su banda ganan esta batalla sin luchar, por nuestro desinterés o por nuestra cobardía, Argentina se llenará de mordazas y cadenas y, sin lugar a dudas, nos lo habremos merecido. ¿Qué diremos, entonces, a nuestros hijos y nietos cuando nos pregunten por qué lo permitimos?
Bs.As., 29 Sep 09
Publicado por:
http://www.cronicayanalisis.com.ar/
http://corinariosargentina.blogspot.com/
http://scolaro.blogspot.com/
http://www.periodismodeverdad.com.ar/
http://www.cronicayanalisis.com.ar/
http://corinariosargentina.blogspot.com/
http://scolaro.blogspot.com/
http://www.periodismodeverdad.com.ar/
No hay comentarios:
Publicar un comentario