jueves, 1 de octubre de 2009

¡A la calle!

¡A la Calle!

“¡A la calle! que ya es hora
De pasearnos a cuerpo
Y mostrar que, pues vivimos,
Anunciamos algo nuevo”
Gabriel Celaya


He asistido, hace escasos minutos, al abrupto final del debate en el plenario de las cuatro comisiones del Senado que discutían sobre la Ley de Medios. Como tantos otros argentinos, he sentido en la boca el amargo gusto del polvo de la derrota.

Hoy el país, la libertad y la República han sido derrotados.

Derrotados por un poder hegemónico que ha impuesto, descarnadamente, su mayoría y que, ante la inminencia de los plazos que buscaba, se ha quitado la careta e interrumpido toda disidencia posible.

Por un poder que ha logrado cooptar a la única voz discordante en su monocorde ¡sí, Presidente! que ha transformado al Congreso en una mera escribanía del Gobierno. Así, el dictamen que se firmará mañana no verá modificada una sola coma del proyecto de Diputados.

Una Presidente que ha decidido, mandada por el sátrapa de Olivos, ignorar a su pueblo, desconociendo qué le dijo éste el 28 de junio.

Es por eso que no nos queda otro camino que ganar la calle. Tenemos que llevar a las puertas del Congreso nuestra opinión, tenemos que hacer que la protesta se reproduzca en todas y cada una de las ciudades y en cada pueblo de nuestro país.

Tenemos que decirles a estos senadores, especialmente a aquéllos que dejarán la Cámara el 10 de diciembre, que no podrán volver a caminar por las calles de sus lugares de origen, porque han faltado a su juramento, ya que han fallado a Dios y a la Patria, y éstos los demandarán.

Es necesario que la ciudadanía se haga oír, que grite el horror que le produce el futuro bolivariano al que don Néstor quiere llevar a la Argentina.

Es imprescindible que, cuando el proyecto se vote en el Senado, estemos todos en la Plaza de los Dos Congresos a dar testimonio de nuestra disidencia, a expresar nuestra bronca y a pedir que nuestros representantes hagan, precisamente, lo que deben hacer, es decir, representarnos.

El propio Picheto no pudo ser más claro: dijo públicamente que la obligación de su bloque era acompañar en todo al Gobierno, mientras que su único deber debiera ser representar cabalmente a los intereses de sus respectivas provincias.

Entonces, argentinos, ¡a la calle!

¡A la calle! en defensa de los valores más sagrados de nuestro país: la libertad, la justicia y la república. Si no lo hacemos, si preferimos quedarnos en casa, cómodamente, mirando por televisión un debate tan trascendente, nos habremos merecido el destino que nos espera.

Y los libres del mundo dejarán de responder: ¡al gran pueblo argentino, salud!

Bs.As., 1 Oct 09







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