viernes, 16 de octubre de 2009

Desolador panorama

Desolador Panorama


Las últimas semanas, con Kirchner ganando batallas en el Congreso, con mayorías superiores a las que tenía durante su propio período presidencial, nos pinta un escenario desolador para el futuro.

La Ley de Medios, la media sanción de la Ley de Presupuesto, y los próximos pasos legislativos –el ‘impuestazo’ tecnológico, la reforma política, la reforma al sistema financiero, con la nacionalización de los depósitos para garantizar el “derecho humano” al crédito que anunció Heller- hablan a las claras de la situación en que la oposición se encuentra.

El ‘transfuguismo’ está afectando ya no solamente a los legisladores de las provincias caja-dependientes sino que han pasado a integrar sus huestes diputados de la Unión Pro, del radicalismo, del socialismo y de innumerables partidos de menor cuantía.

El Gobierno ha comenzado a recurrir a las mayores bajezas para intentar destruir o, al menos, desacreditar a sus enemigos, y la burda operación intentada contra Carlos Pagni es sólo la primera muestra de ello.

Los problemas fiscales del año próximo, y la media autorización que ya ha obtenido para transferir los mismos al ejercicio 2011, dan claros signos acerca del desierto y de la tierra arrasada que espera dejar a quien lo suceda.

Hoy está apoyado, además de los legisladores propios y los que suma a fuerza de billetazos y carpetazos, por esa izquierda trasnochada que aún cree en las veleidades de “vivir con lo nuestro”, de nacionalizar por completo la economía, de cerrarnos al mundo y, sobre todo, al Fondo Monetario.

Si la desesperación lo lleva a arreglar con éste, aún maquillando las revisiones para que no parezcan tales, ¿lo seguirán apoyando esos bolivarianos o se sumarán a los opositores?

Dado el incremento del desempleo, de la pobreza y de la indigencia, es razonable pensar que los conflictos en la calle –la situación más temida por los Kirchner- se incrementarán día a día, tanto como se agravará la crispación que aflige a la sociedad toda.

Las denuncias públicas de corrupción, que llega a los medios de la mano de jueces que despiertan lentamente del letargo en el que la amenaza del Consejo de la Magistratura los tenía sumidos, no harán más que aumentar la irritación general.

Todo eso, sumado, plantea una serie de reflexiones que debemos tener presente, para poder prever qué pasará en los próximos meses.

Partamos del comprobado nivel de opinión negativa que, en la población, recogen tanto don Néstor cuanto su mandada, doña Cristina: cercano al 80%.

Ello significa que, aunque uno de los Kirchner pudiera llegar al ballotage, cualquiera lo derrotaría en ese segundo turno. Una situación idéntica que la que llevó a Carlos Menem a desertar ante un candidato desconocido pero que, lamentablemente como se vio después, podía concitar a todos los que se oponían al riojano, cualquiera fuera su color político.

La pregunta de oro es, entonces, la siguiente: ¿alguien cree que don Néstor aceptará pacíficamente una derrota en las urnas?

Sabe –y todos concordamos- que, cuando pierda el poder, por el método que sea, deberá enfrentar miles de causas penales, en las cuales resultarán consortes sus testaferros, sus cómplices y muchos de sus funcionarios. ¿Qué estará dispuesto a hacer para evitarlo?

Hace pocos días, circularon por Internet versiones preocupantes, que hablan de entrenamientos de fuerzas de choque en predios desocupados por las Fuerzas des-Armadas en algunas provincias, con prácticas de tiro y de manejo de explosivos. Cuando pedí a los integrantes de mi lista de distribución su confirmación o desmentida, recibí varios mails que las ratificaban.

También ha habido trascendidos de armas y dinero venezolanos, traídos por otros valijeros en aviones extranjeros, destinados a esas teóricas milicias populares. Chávez, mentor de la parejita imperial, las ha legalizado en su país, y las ha asimilado al Ejército para que se muevan en conjunto con éste. ¿Tendrá ideas similares don Néstor, que tanto ha copiado al papagayo caribeño?

Si bien es cierto que la sociedad argentina no está, al menos por ahora, partida al medio como la venezolana, y que la idiosincrasia nacional hace muy difícil imaginar confrontaciones populares a gran escala, como sucede en Caracas y otras capitales, no lo es menos que la masa crítica que se necesitaría para generar conflictos graves es, por demás, pequeña.

Basta recordar, en esta Argentina que vive los 70’s como si fueran hoy, el fenomenal desbarajuste que produjeron los “jóvenes idealistas” de entonces, que nunca pasaron de 10.000. ¿Resultará difícil a Kirchner juntar un número similar?

Hay quienes contestan a este razonamiento con la falta de motivación ideológica que hoy afectaría a nuestros jóvenes, pero los recientes hechos de cortes simultáneos de autopistas y accesos a la Capital hablan, bien a las claras, de una gimnasia insurreccional bien aceitada.

Los integrantes de las organizaciones de entonces buscaban la toma del poder y, por ello, muchas de sus acciones eran ordenadas y casi militares. Pero, en la medida en que el objetivo de don Néstor no podría ser otro que incendiar todo para huir oculto tras la humareda, es posible imaginar otro tipo de incentivos –distintos a los ideales- para la generación del caos buscado: ¿tal vez las drogas?

Lo real es que Kirchner sigue ocupando el centro del ring, tensionando día a día a una ciudadanía que, si bien apática, no deja de estar angustiada y crispada. Y que enfrente, en todo el cuadrilátero, sigue estando “nadie”.

Como siempre, rezo para equivocarme, y para que todos estos pronósticos apocalípticos no se concreten, pero cada vez soy más pesimista.

La mera comparación de la situación de nuestro país con la de nuestros vecinos habla bien a las claras del negro futuro que nos espera, ya que parecemos incapaces de reaccionar, que seguimos mirando nuestro propio ombligo y cuidando el bolsillo personal, que el miedo sigue paralizando a nuestros dirigentes de todo pelaje y que, paso a paso, nos vamos quedando sin Argentina.

De los pasados titulares mundiales que daban cuenta de nuestros éxitos científicos, culturales, industriales y deportivos, hemos pasado a los actuales, que sólo muestran la decadencia de nuestra economía, el deterioro de nuestra educación y de nuestra salud, el hambre que asola a gran parte de nuestra población, la corrupción rampante de nuestro gobierno, el escandaloso despilfarro que los Kirchner hacen de nuestros dineros públicos, la estafa permanente a nuestros acreedores, el cercenamiento diario de nuestras libertades y los excesos que cometemos todos los días, Maradona incluido.

Y lo peor de todo es que nadie –salvo contadísimas personas que aúllan en este desierto de chatura- tiene un proyecto serio para sacar a esta triste Argentina de la postración en la que se encuentra. Nadie, y ninguna organización o partido, parece estar trabajando seriamente en ello.

Los partidos carecen de plataformas, con ideales que convoquen a la esperanza y a la resurrección, y de verdaderos líderes capaces de transmitir esos ideales a las mentes de nuestros compatriotas, a los cuales don Néstor mantiene en la miseria, pero con fútbol “gratis”.

Queda muy poco tiempo y, como he dicho varias veces, si lo desperdiciamos veremos a la Argentina desaparecer como país independiente. ¿Seremos capaces de evitarlo?

Bs.As., 16 Oct 09
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