Llorar o Luchar
por Enrique Guillermo Avogadro (Nota N° 872)
“Llora como una mujer lo que no supiste defender como un hombre”.
Aisha
bint Muhammad ibn al-Ahmar
Se cumplieron 500
años desde aquel 2 de enero de 1492, en que el último Emir de Granada, Boabdil
el Chico, se rindió ante el Rey de Aragón, Fernando el Católico, poniendo fin a
los ocho siglos del dominio musulmán en España. Cuando el moro abandonó la
ciudad, su madre le descerrajó la frase que sirve de epígrafe. Viene a cuento
porque, al menos en América Latina, nos enfrentamos a un similar desafío y, una
vez más, estará en las manos de sus ciudadanos decidir qué actitud adoptar
frente a los huracanados vientos que soplan desde el Río Grande a Tierra del
Fuego y amenazan, desde todos los cuadrantes, a las frágiles democracias que
habíamos sabido construir, con mucho esfuerzo, en las últimas décadas.
Hubiera
preferido dedicar mi nota semanal a analizar qué pasó o está sucediendo en la
región y, claro, en la Argentina, pero deberá limitarme a hacerlo, en razón del
máximo espacio que me permito utilizar, sólo a Brasil y a mi país, porque aquí el
kichnerismo cerril y el Caracol que
se autopercibe Presidente no nos dan tregua.
Hace miles de
años, Esquilo dijo: “En toda guerra, la primera víctima es la verdad”. La
criminal guerra de Rusia contra Ucrania y los recientes hechos de Brasília lo
confirman. Era previsible que se produjeran allí vandalismos dadas las enormes
multitudes que se habían aposentado frente a las instalaciones militares en la
capital, puesto que podían ser infiltradas (tal como hemos visto en Chile,
Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia) por terroristas financiados desde el
exterior. Las agendas del Foro de São Paulo, del Grupo de Puebla y de la CELAC en
pos de reconstruir esa estafa denominada “socialismo del siglo XXI” no se
detienen.
Resulta harto
difícil imaginar que el Presidente ignorara qué situaciones de riesgo podrían
vivirse y, sin embargo, nada se hizo para evitarlas. Me pregunté a quién
benefició lo sucedido y la única respuesta que encontré fue que al propio Luiz
Inácio Lula da Silva. Si bien éste triunfó sobre Jair Bolsonaro por escasísimo
margen, los partidarios del derrotado (casi la exacta mitad del país) ganaron las
gobernaciones de los más importantes Estados e incorporaron un número mayor de
legisladores en el Congreso federal; o sea, Lula asumió con una marcada
debilidad política.
Pero después de
la invasión de los palacios de los tres poderes, no sólo cosechó un inédito
respaldo internacional –hasta Joe Biden lo invitó a una reunión en Camp David
este mismo mes- sino que la popularidad de su oponente cayó verticalmente en
las encuestas nacionales, todo lo cual empoderó al mandatario y le permitirá
imponer su propia agenda legislativa, con todo lo que ello implica para el
futuro de esa “Patria Grande” que imaginaron todos los populistas de la corrupta
izquierda regional. ¿Podría haber sido ese logrado objetivo la verdadera razón
de lo que pasó?
Pero volvamos a
la Argentina, ya que el Gobierno ha iniciado una batalla crucial, condenada de
antemano al fracaso por las inexistentes mayorías especiales que exige la
Constitución para concretarlas. Me refiero, claro, a los dos temas que Caracol Fernández incluyó –como rastrera
ofrenda a Cristina Kirchner, que lo desprecia olímpicamente- en la lista de
proyectos que tratará el Congreso en las sesiones extraordinarias a las cuales convocó:
la remoción de todos los ministros actuales de la Corte Suprema y la ampliación
del número de jueces en el alto Tribunal.
La Comisión de
Juicio Político tiene mayoría kirchnerista, incluyendo a los tres que obedecen
a Sergio Aceitoso Massa; que sus
diputados apoyen la iniciativa oficialista impedirá que el Congreso logre quórum
para tratar los proyectos legislativos que el Ministro de Economía necesita y
eso torna incomprensible su actitud, salvo que sueñe con que Cristina Fernández
lo elija como candidato en las elecciones presidenciales de octubre. Los
payasos que conforman ese circo disponible le permitirán al Gobierno generar un
gigantesco ruido mediático que, como siempre, resultará un tema ajeno para una
enorme proporción de los ciudadanos comunes, angustiados por la inflación, la
inseguridad y el narcotráfico, y hoy obnubilados con el juicio por el asesinato
de Fernando Báez Sosa por una patota.
Las causas que se
invocaron para el juicio político fueron la medida cautelar contra el manotazo
de fondos a la Ciudad, la declaración de inconstitucionalidad de la composición
del Consejo de la Magistratura y la aplicación de una ley general al caso de un
preso político militar; o sea, por estar en desacuerdo con sus sentencias. El
último tema merece un aparte, ya que cuando la Corte resolvió que correspondía
a Luis Muiña utilizar el principio de la ley más benigna, el kirchnerismo y los
organismos de derechos humanos tuertos tomaron las calles de Buenos Aires, y el
Congreso sancionó una vergonzosa ley “aclarando” que no correspondía otorgar
ese beneficio a los condenados por delitos de lesa humanidad en los simulacros
de juicio habituales. Hasta Human Rights Watch, a quien no se puede tildar de
favorecer regímenes de derecha, puso el grito en el cielo ante el inmundo
ataque del Caracol contra la Justicia.
Creo que los
republicanos no agradecemos lo suficiente a Mauricio Macri por la gira nacional
que realizó después de las PASO de 2019 bajo el lema “Sí, se puede”; permitió
que la diferencia final contra la fórmula de Fernández² fuera mucho menor de lo
que se preveía; y la furibunda paliza que recibió el Frente para Todos en 2021 completó
la tarea, ya que logró el milagro necesario para la supervivencia de la democracia
al impedir que la banda delictiva que nos gobierna se hiciera con las mayorías
legislativas que hubieran habilitado el “Vamos por todo” anunciado por Cristina
Kirchner.
Ahora debemos
elegir entre llorar y luchar, ya que ella está preparada para deslegitimar a su
sucesor y evitar que pueda gobernar. La estrategia está cantada: si el pueblo
no nos votó, fue porque la prensa y la Justicia lo engañaron, y no deberá
reconocerse el resultado de las elecciones ni, claro, entregar los atributos del
poder. ¿Le suena?
Bs.As., 14 Ene
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205 comentarios:
«El más antiguo ‹Más antiguo 201 – 205 de 205Gracias, gracias!!!. Como siempre, genial la nota!!!
Inés Quercetti
Muy buena la nota Enrique, y gracias por la aclaración de Caracol…!!!
Manuel J. Mariño
Totalmente de acuerdo. Por eso, tantos salimos incluso con pandemia, apoyando a Macri.que ahora no entiendo por que hay tanta quietud
Elba Palma
Totalmente de acuerdo. Por eso, tantos salimos incluso con pandemia, apoyando a Macri.que ahora no entiendo por que hay tanta quietud
Elba Palma
Hola Enrique! Ante todo BUEN 2023! Que el Tata Dios nos ilumine y guíe.
Me permito hacer un humilde comentario: en vez de decirle Alberto "Caracol" Fernández yo le diría Alberto "Camaleón" Fernández.
Beso y abrazo.
Eleonora Luro.
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