miércoles, 5 de noviembre de 2008

Imaginemos ...

Imaginemos …

Imaginemos que usted está casado (o casada), que ha conseguido ahorrar algunos pesos y que tiene hijos.

Imaginemos que, hace más de un año, usted se enteró que su mujer (o su marido) le era infiel y que, por privilegiar la vida en común o la salud mental de sus hijos, usted continuó casado (o casada).

Ahora, imaginemos que el Gobierno se entera de esa infidelidad de su cónyuge.

Imaginemos que, entonces, el Gobierno decide (y envía un proyecto de ley al Congreso para transformar en obligatoria esa decisión) que usted debe divorciarse.

Es fácil imaginar que usted no estaría muy conforme con esa intervención del Estado sobre su vida personal y, mucho menos, con la obligación de acatar esa decisión.

Finalmente, usted se enterará que, como el Gobierno lo considera un estúpido (o estúpida) por haber seguido casado después de enterarse de la infidelidad de su pareja, le quita los ahorros que juntos han hecho y, además, impide que sus descendientes los hereden.

Si puede imaginar todo esto, y si su reacción ante la situación fuera de indignación y escándalo, hoy vaya al Congreso a las 18:00 horas para impedir que los Diputados convaliden este disparate.

Bs.As., 5 de noviembre de 2008.-

Enrique Guillermo Avogadro

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