Argentina, ¿un país en serio?
Esta semana, en realidad ya las semanas anteriores, Argentina ha dado, una vez más, muestras de su falta de seriedad al mundo. Ha contradicho, en los hechos, sus propios dichos y las actitudes compartidas de doña Cristina y don Néstor.
Con bombos y platillos, y ante una audiencia de genuflexos funcionarios y empresarios, la señora Cristina anunció la cancelación de la deuda con el Club de París.
La forma usada para darlo a conocer cuando, con un gesto teatral, la Presidente dijo haber instruido al Ministro de Economía para que, usando las reservas del Banco Central, cancelase lo adeudado, fue la primera de esas faltas.
En efecto, la inefable doña Cristina pasó por alto la tan pregonada ‘institucionalidad’, violando la Carta Orgánica del Banco Central, cuyo Presidente se enteró de la medida por los diarios.
Pero, además y mucho más grave, fue el desconocimiento de la Presidente –o su desprecio por su auditorio real y mediático- de la composición de la deuda que pretendía cancelar al contado.
Como ya expliqué en un artículo anterior –“El Club de París: el “qué y el cómo”- no solamente era absurdo pagar al contado sino, por cierto, imposible.
Pues bien; sin retractarse expresamente, ahora el Gobierno ha informado que pagará sólo lo vencido, y en cuotas.
El lunes, desde Nueva York -¡qué menos!- la Presidente anunció la reapertura –“a propuesta de tres bancos”- del canje para los bonistas que no habían aceptado el que su marido, don Néstor, había ofrecido en 2005.
Otra vez, sin ninguna retractación expresa ni explicación pero mejor maquillado, el Gobierno vuelve atrás sobre sus propias palabras y hechos ya que, durante los últimos tres años, juró desconocer esas obligaciones.
Debo dejar en claro que aplaudo el fondo de ambas decisiones, no la forma, puesto que tienden a solucionar algunos de los conflictos que nos mantienen fuera del mundo.
La siguiente falta de seriedad fue la comparación que doña Cristina hizo de la crisis mundial –con su famoso ‘derrumbe de la burbuja’- respecto a la Argentina, pretendiendo poner a nuestro país como ejemplo de una economía fuerte y eficiente. ¿Cree, por ventura, que puede engañar a alguien? Y si no es así, ¿para qué lo hace? Si es sólo para consumo interno, ¿por qué usar una tribuna internacional y bautizarla como ‘jazz’?
Y la más terrible muestra de falta de seriedad, por la magnitud que ha tomado el tema en la prensa mundial y en todos los foros internacionales, es el tema de Antonini Wilson y su valija.
El Gobierno –ni doña Cristina ni don Néstor han hablado recientemente del tema-, a través de toda una pléyade de funcionarios de primer nivel, ha respondido a los hechos (las declaraciones testimoniales en el juicio de Miami) con un solo argumento: Estados Unidos no ha extraditado a Antonini para que sea juzgado aquí.
La realidad es bien distinta. El ya fomosísimo gordo estuvo en Argentina, se le secuestró una valija con US$ 800.000 (menos comisiones) no declarados, visitó la Casa de Gobierno, estuvo con Uberti y De Vido, y salió tan campante del país.
El Gobierno sabe que Estados Unidos nunca extradita a sus ciudadanos, pero también sabe que permite que éstos sean interrogados por jueces extranjeros en su territorio. ¿Por qué no se hizo durante un año?
Por lo demás, tampoco se requirió a Venezuela la extradición de los Uzcategui (Vicepresidente de PdVSA y su hijo), que pueden explicar, seguramente, de dónde salió el dinero secuestrado por absoluta casualidad. ¿Por qué no se hizo durante un año?
El avión, más allá del protagonismo claro de Uberti, el informal pero verdadero embajador en Venezuela, fue rentado por Enarsa. Sin embargo, su Presidente, don Espinosa, tampoco ha sido llamado a declarar. ¿Por qué no se hizo durante un año?
El Gobierno, con su actitud, no hace más que poner en claro al resto del mundo que Argentina es hoy la catedral de la corrupción.
¿Ignora doña Cristina que existe Internet y que, a través de esa red, el globo entero sabe qué pasa aquí? ¿Cree que los embajadores acreditados no lo informan a sus gobiernos? ¿Piensa que los corresponsales extranjeros están ‘pintados’? ¿Sueña con una realidad en la que los argentinos no se hacen estas preguntas todos los días?
Cuando la Presidente pretenda hacer realidad el lema “Argentina, un país en serio”, deberá asumir la realidad tal cual es, y explicar al mundo …
· Qué pasó con los dineros de Santa Cruz y cuál fue su trayectoria desde su emigración.
· Cómo hizo para acumular la fortuna que su marido y usted declaran ‘en blanco’.
· Por qué el Intendente de Calafate regaló terrenos a usted, su familia y sus amigos, para que los vendieran con fabulosas ganancias.
· Quién cobró los sobreprecios en las obras de los gasoductos contratados con Skanka.
· Cuál es la verdadera relación con Chávez y los bonos argentinos que, tan alegremente y a tan alta tasa, le vende a Venezuela.
· De dónde salieron los fondos que llenaban la bolsa en el baño de Felisa Micheli.
· Por qué reconoce que existe la inflación cuando llama a luchar contra ella, y la niega a la vez.
· Por qué se rechaza que el FMI audite las cuentas nacionales.
· Qué pasa con el Indec y por qué sostiene a Moreno.
· Qué sucede con los sabidos retornos exigidos por don Jaimito a los receptores de subsidios y, sobre todo, por qué lo mantiene en su cargo, si acumula casi 30 denuncias penales.
· Para qué llegaban los dineros ‘negros’ de Venezuela.
· Por qué aparecen traficantes de drogas quebrados como aportantes para su campaña presidencial.
· Por qué mantiene en su cargo a don Capaccioli, el Superintendente que maneja la relación con las farmacias y las obras sociales sindicales.
· Por qué barre, a través del Consejo de la Magistratura, con la independencia de la Justicia.
· Por qué los únicos amigos que tenemos hoy en el mundo son Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua.
Cuando doña Cristina pueda responder públicamente a todos esos cuestionamientos, podrá sentirse realizada. Mientras tanto, no será más que otra pantomima, enmascarada bajo gruesas capas de maquillaje y mucho botox, ensayada por un país que está muy lejos de ser serio.
Buenos Aires, 24.09.08
Esta semana, en realidad ya las semanas anteriores, Argentina ha dado, una vez más, muestras de su falta de seriedad al mundo. Ha contradicho, en los hechos, sus propios dichos y las actitudes compartidas de doña Cristina y don Néstor.
Con bombos y platillos, y ante una audiencia de genuflexos funcionarios y empresarios, la señora Cristina anunció la cancelación de la deuda con el Club de París.
La forma usada para darlo a conocer cuando, con un gesto teatral, la Presidente dijo haber instruido al Ministro de Economía para que, usando las reservas del Banco Central, cancelase lo adeudado, fue la primera de esas faltas.
En efecto, la inefable doña Cristina pasó por alto la tan pregonada ‘institucionalidad’, violando la Carta Orgánica del Banco Central, cuyo Presidente se enteró de la medida por los diarios.
Pero, además y mucho más grave, fue el desconocimiento de la Presidente –o su desprecio por su auditorio real y mediático- de la composición de la deuda que pretendía cancelar al contado.
Como ya expliqué en un artículo anterior –“El Club de París: el “qué y el cómo”- no solamente era absurdo pagar al contado sino, por cierto, imposible.
Pues bien; sin retractarse expresamente, ahora el Gobierno ha informado que pagará sólo lo vencido, y en cuotas.
El lunes, desde Nueva York -¡qué menos!- la Presidente anunció la reapertura –“a propuesta de tres bancos”- del canje para los bonistas que no habían aceptado el que su marido, don Néstor, había ofrecido en 2005.
Otra vez, sin ninguna retractación expresa ni explicación pero mejor maquillado, el Gobierno vuelve atrás sobre sus propias palabras y hechos ya que, durante los últimos tres años, juró desconocer esas obligaciones.
Debo dejar en claro que aplaudo el fondo de ambas decisiones, no la forma, puesto que tienden a solucionar algunos de los conflictos que nos mantienen fuera del mundo.
La siguiente falta de seriedad fue la comparación que doña Cristina hizo de la crisis mundial –con su famoso ‘derrumbe de la burbuja’- respecto a la Argentina, pretendiendo poner a nuestro país como ejemplo de una economía fuerte y eficiente. ¿Cree, por ventura, que puede engañar a alguien? Y si no es así, ¿para qué lo hace? Si es sólo para consumo interno, ¿por qué usar una tribuna internacional y bautizarla como ‘jazz’?
Y la más terrible muestra de falta de seriedad, por la magnitud que ha tomado el tema en la prensa mundial y en todos los foros internacionales, es el tema de Antonini Wilson y su valija.
El Gobierno –ni doña Cristina ni don Néstor han hablado recientemente del tema-, a través de toda una pléyade de funcionarios de primer nivel, ha respondido a los hechos (las declaraciones testimoniales en el juicio de Miami) con un solo argumento: Estados Unidos no ha extraditado a Antonini para que sea juzgado aquí.
La realidad es bien distinta. El ya fomosísimo gordo estuvo en Argentina, se le secuestró una valija con US$ 800.000 (menos comisiones) no declarados, visitó la Casa de Gobierno, estuvo con Uberti y De Vido, y salió tan campante del país.
El Gobierno sabe que Estados Unidos nunca extradita a sus ciudadanos, pero también sabe que permite que éstos sean interrogados por jueces extranjeros en su territorio. ¿Por qué no se hizo durante un año?
Por lo demás, tampoco se requirió a Venezuela la extradición de los Uzcategui (Vicepresidente de PdVSA y su hijo), que pueden explicar, seguramente, de dónde salió el dinero secuestrado por absoluta casualidad. ¿Por qué no se hizo durante un año?
El avión, más allá del protagonismo claro de Uberti, el informal pero verdadero embajador en Venezuela, fue rentado por Enarsa. Sin embargo, su Presidente, don Espinosa, tampoco ha sido llamado a declarar. ¿Por qué no se hizo durante un año?
El Gobierno, con su actitud, no hace más que poner en claro al resto del mundo que Argentina es hoy la catedral de la corrupción.
¿Ignora doña Cristina que existe Internet y que, a través de esa red, el globo entero sabe qué pasa aquí? ¿Cree que los embajadores acreditados no lo informan a sus gobiernos? ¿Piensa que los corresponsales extranjeros están ‘pintados’? ¿Sueña con una realidad en la que los argentinos no se hacen estas preguntas todos los días?
Cuando la Presidente pretenda hacer realidad el lema “Argentina, un país en serio”, deberá asumir la realidad tal cual es, y explicar al mundo …
· Qué pasó con los dineros de Santa Cruz y cuál fue su trayectoria desde su emigración.
· Cómo hizo para acumular la fortuna que su marido y usted declaran ‘en blanco’.
· Por qué el Intendente de Calafate regaló terrenos a usted, su familia y sus amigos, para que los vendieran con fabulosas ganancias.
· Quién cobró los sobreprecios en las obras de los gasoductos contratados con Skanka.
· Cuál es la verdadera relación con Chávez y los bonos argentinos que, tan alegremente y a tan alta tasa, le vende a Venezuela.
· De dónde salieron los fondos que llenaban la bolsa en el baño de Felisa Micheli.
· Por qué reconoce que existe la inflación cuando llama a luchar contra ella, y la niega a la vez.
· Por qué se rechaza que el FMI audite las cuentas nacionales.
· Qué pasa con el Indec y por qué sostiene a Moreno.
· Qué sucede con los sabidos retornos exigidos por don Jaimito a los receptores de subsidios y, sobre todo, por qué lo mantiene en su cargo, si acumula casi 30 denuncias penales.
· Para qué llegaban los dineros ‘negros’ de Venezuela.
· Por qué aparecen traficantes de drogas quebrados como aportantes para su campaña presidencial.
· Por qué mantiene en su cargo a don Capaccioli, el Superintendente que maneja la relación con las farmacias y las obras sociales sindicales.
· Por qué barre, a través del Consejo de la Magistratura, con la independencia de la Justicia.
· Por qué los únicos amigos que tenemos hoy en el mundo son Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua.
Cuando doña Cristina pueda responder públicamente a todos esos cuestionamientos, podrá sentirse realizada. Mientras tanto, no será más que otra pantomima, enmascarada bajo gruesas capas de maquillaje y mucho botox, ensayada por un país que está muy lejos de ser serio.
Buenos Aires, 24.09.08
Enrique Guillermo Avogadro
Publicado por:
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http://www.politicaydesarrollo.com.ar/
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