Bienvenida Madurez y Persistente Negación
Entre ayer y hoy se han producido hechos políticos de significativa importancia en Argentina, que continuaron lo sucedido las semanas anteriores, con la unión del Pro y del Peronismo disidente en la Provincia de Buenos Aires.
El primero de ellos fue la ruptura de los senadores santafecinos Reutemann y Latorre con el Frente para la Victoria, con una dura declaración que pone de manifiesto la diferencia enorme que existe entre la política que lleva adelante la dupla imperial y la realidad que clama en el interior del país.
El segundo es –en realidad, se está anunciando mientras escribo estas líneas- la formación de una confluencia política integrada por la Coalición Cívica, el Partido Radical y el Partido Socialista. Ha sido acompañado por la publicación de una agenda que pone el acento en los reales y urgentes problemas que la crisis internacional está a punto de arrojar sobre nuestro país: la desocupación, la paralización de la industria, el comercio, las importaciones y las exportaciones, y la seguridad ciudadana.
Ambos episodios, y el que protagonizaron Macri, Solá y de Narváez, dan muestra de una bienvenida madurez de la oposición al kirchnerismo, que no solamente se planta frente a esta tiranía sino que ofrece -¡por fin!- puntos básicos de acuerdo y acciones comunes, y pone el acento en la transparencia y en el juego de la ley y de las instituciones.
En la otra punta del ring mediático siguen don Néstor y doña Cristina, con su permanente negación de la realidad.
Ambos hicieron uso del atril ayer. La Presidente, en Olivos, donde reiteró sus consabidos conceptos acerca de la solidaridad que le exige a los que más tienen, para combatir –dice- la pobreza y la desigualdad; machaconamente, habló de la igualdad de oportunidades como objetivo a alcanzar.
Pese a que, en forma permanente, sostiene que la historia argentina comenzó el 25 de mayo de 2003, cuando don Néstor asumió la Presidencia, no parece asumir que su marido ejerció el poder legalmente en el período de mayor expansión de la economía argentina en los últimos ochenta años y, sin embargo, la pobreza y la indigencia, y la desigualdad, no han dejado de crecer, aún por encima de los porcentajes alcanzados en la denostada década de los 90’s.
Ella y don Néstor gobiernan Argentina desde hace seis años, con un Congreso al que han transformado en una mera escribanía y, a pesar de ello, no han cumplido ni una sola de las promesas realizadas y, por el contrario, han destruido todas las instituciones y todos los organismos de control republicano.
Por su parte, el caradura mayor, don Néstor, habló en un teatro de Avellaneda, rodeado de toda la parafernalia peronista, a un público pequeño y adocenado.
A los gritos, no hizo más que repetir las pequeñas falsedades y las grandes mentiras que adornan, desde siempre, su discurso. Fue tan palmariamente incierto todo cuanto dijo que me abstendré, en honor a la brevedad, de hacer una exégesis de su discurso, antecedido por uno similar del inefable Scioli.
Pero sí debo destacar que, como ha sucedido en las dos o tres últimas apariciones de este usurpador, lo noté aterrado. Creo que, finalmente, se ha dado cuenta de que, a los dos y a los integrantes de su banda delictiva, “se les viene la noche”.
El campo, con su demostrada cintura política, ha puesto de manifiesto cuál es la realidad en la conducta demencial del Gobierno: postergó su paro, aceptando una invitación al diálogo de la Presidente, que no parece vaya a concretarse. ¿Se atreverán, otra vez, a acusar a la Comisión de Enlace de obstruir y de no colaborar?
Esta mañana, en “La foto que habla”, en la última página del diario “La Nación”, el genial Nik puso a don Néstor y a doña Cristina en la proa de un Titanic. La imagen, como siempre, fue mejor que mil palabras. La diferencia siniestra con la historia del buque que chocó con un témpano radica en que, según parece, estos “capitanes” han elegido la colisión, llevando al país, inevitablemente, a un incendio digno de Nerón.
En resúmen, entonces, el trío provincial, la confluencia programática acerca de políticas de Estado de los partidos y la separación de los senadores de Santa Fe dan acabada muestra de la gravedad de la situación y de la seriedad con que debe ser encarada la crisis, mientras que el Gobierno continúa falseando los datos de la realidad y, consecuentemente, incapaz de adoptar medidas que tiendan a modificarla favorablemente.
Las próximas semanas serán cruciales; será cuando llegue, finalmente, la crisis internacional a nuestro país.
Por muy triste que resulte, no tenemos, en manos de los Kirchner, con qué atajar el golpe.
Buenos Aires, 18 Feb 09.
Entre ayer y hoy se han producido hechos políticos de significativa importancia en Argentina, que continuaron lo sucedido las semanas anteriores, con la unión del Pro y del Peronismo disidente en la Provincia de Buenos Aires.
El primero de ellos fue la ruptura de los senadores santafecinos Reutemann y Latorre con el Frente para la Victoria, con una dura declaración que pone de manifiesto la diferencia enorme que existe entre la política que lleva adelante la dupla imperial y la realidad que clama en el interior del país.
El segundo es –en realidad, se está anunciando mientras escribo estas líneas- la formación de una confluencia política integrada por la Coalición Cívica, el Partido Radical y el Partido Socialista. Ha sido acompañado por la publicación de una agenda que pone el acento en los reales y urgentes problemas que la crisis internacional está a punto de arrojar sobre nuestro país: la desocupación, la paralización de la industria, el comercio, las importaciones y las exportaciones, y la seguridad ciudadana.
Ambos episodios, y el que protagonizaron Macri, Solá y de Narváez, dan muestra de una bienvenida madurez de la oposición al kirchnerismo, que no solamente se planta frente a esta tiranía sino que ofrece -¡por fin!- puntos básicos de acuerdo y acciones comunes, y pone el acento en la transparencia y en el juego de la ley y de las instituciones.
En la otra punta del ring mediático siguen don Néstor y doña Cristina, con su permanente negación de la realidad.
Ambos hicieron uso del atril ayer. La Presidente, en Olivos, donde reiteró sus consabidos conceptos acerca de la solidaridad que le exige a los que más tienen, para combatir –dice- la pobreza y la desigualdad; machaconamente, habló de la igualdad de oportunidades como objetivo a alcanzar.
Pese a que, en forma permanente, sostiene que la historia argentina comenzó el 25 de mayo de 2003, cuando don Néstor asumió la Presidencia, no parece asumir que su marido ejerció el poder legalmente en el período de mayor expansión de la economía argentina en los últimos ochenta años y, sin embargo, la pobreza y la indigencia, y la desigualdad, no han dejado de crecer, aún por encima de los porcentajes alcanzados en la denostada década de los 90’s.
Ella y don Néstor gobiernan Argentina desde hace seis años, con un Congreso al que han transformado en una mera escribanía y, a pesar de ello, no han cumplido ni una sola de las promesas realizadas y, por el contrario, han destruido todas las instituciones y todos los organismos de control republicano.
Por su parte, el caradura mayor, don Néstor, habló en un teatro de Avellaneda, rodeado de toda la parafernalia peronista, a un público pequeño y adocenado.
A los gritos, no hizo más que repetir las pequeñas falsedades y las grandes mentiras que adornan, desde siempre, su discurso. Fue tan palmariamente incierto todo cuanto dijo que me abstendré, en honor a la brevedad, de hacer una exégesis de su discurso, antecedido por uno similar del inefable Scioli.
Pero sí debo destacar que, como ha sucedido en las dos o tres últimas apariciones de este usurpador, lo noté aterrado. Creo que, finalmente, se ha dado cuenta de que, a los dos y a los integrantes de su banda delictiva, “se les viene la noche”.
El campo, con su demostrada cintura política, ha puesto de manifiesto cuál es la realidad en la conducta demencial del Gobierno: postergó su paro, aceptando una invitación al diálogo de la Presidente, que no parece vaya a concretarse. ¿Se atreverán, otra vez, a acusar a la Comisión de Enlace de obstruir y de no colaborar?
Esta mañana, en “La foto que habla”, en la última página del diario “La Nación”, el genial Nik puso a don Néstor y a doña Cristina en la proa de un Titanic. La imagen, como siempre, fue mejor que mil palabras. La diferencia siniestra con la historia del buque que chocó con un témpano radica en que, según parece, estos “capitanes” han elegido la colisión, llevando al país, inevitablemente, a un incendio digno de Nerón.
En resúmen, entonces, el trío provincial, la confluencia programática acerca de políticas de Estado de los partidos y la separación de los senadores de Santa Fe dan acabada muestra de la gravedad de la situación y de la seriedad con que debe ser encarada la crisis, mientras que el Gobierno continúa falseando los datos de la realidad y, consecuentemente, incapaz de adoptar medidas que tiendan a modificarla favorablemente.
Las próximas semanas serán cruciales; será cuando llegue, finalmente, la crisis internacional a nuestro país.
Por muy triste que resulte, no tenemos, en manos de los Kirchner, con qué atajar el golpe.
Buenos Aires, 18 Feb 09.
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