jueves, 19 de febrero de 2009

Caballeros y Tahures

Caballeros y Tahures

Desde ayer, ha quedado claro en Argentina quiénes son los caballeros y quiénes los tahures.

Conozco a Luciano Miguens y a Hugo Luis Biolcati, de quienes soy amigo desde hace muchos años, y me constan sus dotes de caballero; a los restantes miembros de la Mesa de Enlace no he tenido, al menos todavía, oportunidad de conversar. Sin embargo, las actitudes que han mantenido desde que los focos de la prensa los iluminaran a principios del año pasado, certifican que los adornan idénticas cualidades.

Lamentablemente, y en aras de un posible acercamiento de posiciones que evitara al país una nueva catástrofe debida a la locura de sus gobernantes en lucha contra el interior, Biolcati ha pecado de ingenuo y de inocente. De todas maneras, la intención lo revaloriza.

Se le pidió mantener la confidencialidad sobre todo lo sucedido y, como corresponde, mantuvo su promesa. Del otro lado, los tahures usaron de esa actitud caballeresca para divulgar, como munición pesada, la existencia de las reuniones. Primero, filtraron la información a Verbitsky, que la publicó en Página 12; luego, lo hicieron oficialmente.

Biolcati se sentó a jugar en una mesa de poker en la cual los demás no respetan, si así lo necesitan, regla alguna. De Vido, el mandado, y Kirchner, su patrón, son capaces de todos los trucos, de marcar las cartas o de sacar ases ocultos en sus mangas, para obtener el pozo en juego, aunque éste sea tan limitado como intentar dividir a la Mesa de Enlace.

El Gobierno, que no sabe cómo salir del problema crucial en el que se ha metido por ideología y por rencor, encomendó a su Ministro de Planificación Federal, el principal cómplice de la banda delictiva de don Néstor, llevar adelante unas negociaciones que, lo sabía de antemano, no podían tener buen fin. Creer en serio que Biolcati llegaría a un acuerdo por separado hubiera demostrado que estamos en manos de unos imbéciles, y los Kirchner han dado acabadas muestras de ser cualquier cosa menos eso.

Entonces, ¿qué objetivo real tuvieron esas reuniones entre el Gobierno y la Sociedad Rural? La conferencia de prensa -si es que se puede llamar de ese modo a una reunión en que se impide a los periodistas formular preguntas- brindada anoche por el Vocero mudo de la Presidente, un tal Núñez (creo), permitió conocer la respuesta.

El Gobierno buscaba, como lo ha hecho en innumerables oportunidades, dividir a sus oponentes. La caballerosidad y el don de gentes de los integrantes de la Mesa de Enlace frustraron la maniobra, más allá de las heridas puestas de manifiesto por algunas segundas líneas, especialmente de la Federación Agraria.

El campo reaccionó como correspondía ante el agravio y la citación a una reunión, que se realizaría con posterioridad a la asamblea de Leones de mañana, convocada por la Ministro de la Producción. Curiosa hiperactividad de la señora de Georgi, que contrasta con su notoria ausencia en el diálogo con la Mesa de Enlace desde su asunción, en noviembre pasado.

Hoy, nuevamente, ha sido decretado un paro agropecuario que terminará, si la reunión se concreta, dos horas antes de la hora marcada para ésta. No quiero imaginar qué sucedería si ese encuentro, en virtud del paro decretado, fuera cancelado por el Gobierno.

Tampoco creo que de una conversación con una Ministro que, como todos los demás integrantes del Gabinete, carece de facultades resolutivas y tiene que depender de las instrucciones que recibe –y seguramente recibirá post facto- de Kirchner en Olivos, surja una solución para esta crisis, tan buscada.

Por eso, el pesimismo al que me obliga este Gobierno me dice que, la semana próxima, el conflicto del interior con éste alcanzará nuevos niveles, agravando el impacto que producirá la crisis internacional que se está acercando a la Argentina.

Buenos Aires, 19 Feb 09

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