D’Elía, su confesión y su amenaza
El inefable don Luis nos tiene acostumbrados a su violencia, a sus exabruptos y, sobre todo, a la impunidad con la que se ha movido, protegido por el abrigado paraguas del poder kirchnerista, durante todos estos años. Ha cortado rutas y caminos, ha tomado comisarías, ha invadido campos y cortado candados y alambrados, ha golpeado patoterilmente a ciudadanos pacíficos y una interminable lista de etcéteras.
Tuvo, hace unos meses, un memorable encuentro radiofónico con Fernando Peña, durante el cual informó, urbis et orbi, de su odio a los blancos, metiéndolos en la bolsa general de la “p… oligarquía”.
Ayer, sin ir más lejos, organizó una marcha de sus “pobres” para presionar, como lo hizo Moyano hace una semana, al debilitado don Néstor para obtener puestos en las listas, cargos ministeriales y, sobre todo, dinero. Ignoro, a las 20:00 horas del día previo al cierre de las listas, si ha tenido éxito o no con su original, pero reiterada, forma de peticionar.
Sin embargo, pude observar, por televisión, el momento en que su columna se preparaba a marchar, desde Liniers hasta la Plaza de Mayo. Al ser interrogado por los periodistas, pronunció las palabras que motivan esta nota: “No vamos a aceptar a Cobos como Presidente”.
Esa sintomática frase contiene dos mensajes clave. El primero, es su adicción a los dichos de Pérsico, cuando dijo: “Si perdemos, nos vamos”.
Porque, obviamente, para que Cobos asuma, doña Cristina debiera renunciar. Es decir, D’Elía confirmó, en un acto presuntamente fallido, cuáles son las intenciones de los Kirchner.
Eso confirmaría una versión muy extendida acerca de esa misma posibilidad, en ocasión de la derrota de la Resolución 125 en el Senado.
Pero el segundo mensaje contiene una clara amenaza, coherente con los planes que atribuyo al propio Kirchner: cuando los derrotemos, haciéndolos perder las mayorías legislativas, generarán el caos, incendiando a Roma.
Creo, firmemente, que no hay otro análisis posible sobre los dichos de D’Elía quién, pese a que venía criticando a don Néstor por no llamarlo para armar las listas electorales, se reunión con Icazuriaga y Randazzo, el día anterior a su marcha, en la sede de la SIDE.
Obviamente, para tranzar y recibir instrucciones, ya que su encendido discurso anti-K de los primeros días, fue modificado en forma sustancial ayer, cuando dijo que su apoyo al Gobierno no dependía de las concesiones y prebendas que recibiera.
La sociedad argentina, por acción de don Néstor y de su vocera, cada vez se crispa más, y cada día se torna más violenta.
D’Elía es el abanderado de esa violencia, y sus huestes han sido, según firmes versiones, armadas, entrenadas y financiadas por el multicolor dictador venezolano y por el energúmeno iraní.
Nos informó, ayer, qué intentará que suceda en Argentina cuando sus socios, los jefes de su banda de delincuentes, pierdan su poder frente a un pueblo que se ha puesto de pie.
Por eso, el 28 de junio todos deberemos luchar desde cada cargo, sea como autoridad de mesa, sea como fiscal, para terminar, definitivamente, con el nuevo terror que quiere imponerse en Argentina.
Porque, si no podemos derrotarlos, don Néstor se convertirá en una versión más perversa de Chávez en el sur, al que nunca más podremos desalojar, pacíficamente, del poder.
Bs.As., 8 May 09
El inefable don Luis nos tiene acostumbrados a su violencia, a sus exabruptos y, sobre todo, a la impunidad con la que se ha movido, protegido por el abrigado paraguas del poder kirchnerista, durante todos estos años. Ha cortado rutas y caminos, ha tomado comisarías, ha invadido campos y cortado candados y alambrados, ha golpeado patoterilmente a ciudadanos pacíficos y una interminable lista de etcéteras.
Tuvo, hace unos meses, un memorable encuentro radiofónico con Fernando Peña, durante el cual informó, urbis et orbi, de su odio a los blancos, metiéndolos en la bolsa general de la “p… oligarquía”.
Ayer, sin ir más lejos, organizó una marcha de sus “pobres” para presionar, como lo hizo Moyano hace una semana, al debilitado don Néstor para obtener puestos en las listas, cargos ministeriales y, sobre todo, dinero. Ignoro, a las 20:00 horas del día previo al cierre de las listas, si ha tenido éxito o no con su original, pero reiterada, forma de peticionar.
Sin embargo, pude observar, por televisión, el momento en que su columna se preparaba a marchar, desde Liniers hasta la Plaza de Mayo. Al ser interrogado por los periodistas, pronunció las palabras que motivan esta nota: “No vamos a aceptar a Cobos como Presidente”.
Esa sintomática frase contiene dos mensajes clave. El primero, es su adicción a los dichos de Pérsico, cuando dijo: “Si perdemos, nos vamos”.
Porque, obviamente, para que Cobos asuma, doña Cristina debiera renunciar. Es decir, D’Elía confirmó, en un acto presuntamente fallido, cuáles son las intenciones de los Kirchner.
Eso confirmaría una versión muy extendida acerca de esa misma posibilidad, en ocasión de la derrota de la Resolución 125 en el Senado.
Pero el segundo mensaje contiene una clara amenaza, coherente con los planes que atribuyo al propio Kirchner: cuando los derrotemos, haciéndolos perder las mayorías legislativas, generarán el caos, incendiando a Roma.
Creo, firmemente, que no hay otro análisis posible sobre los dichos de D’Elía quién, pese a que venía criticando a don Néstor por no llamarlo para armar las listas electorales, se reunión con Icazuriaga y Randazzo, el día anterior a su marcha, en la sede de la SIDE.
Obviamente, para tranzar y recibir instrucciones, ya que su encendido discurso anti-K de los primeros días, fue modificado en forma sustancial ayer, cuando dijo que su apoyo al Gobierno no dependía de las concesiones y prebendas que recibiera.
La sociedad argentina, por acción de don Néstor y de su vocera, cada vez se crispa más, y cada día se torna más violenta.
D’Elía es el abanderado de esa violencia, y sus huestes han sido, según firmes versiones, armadas, entrenadas y financiadas por el multicolor dictador venezolano y por el energúmeno iraní.
Nos informó, ayer, qué intentará que suceda en Argentina cuando sus socios, los jefes de su banda de delincuentes, pierdan su poder frente a un pueblo que se ha puesto de pie.
Por eso, el 28 de junio todos deberemos luchar desde cada cargo, sea como autoridad de mesa, sea como fiscal, para terminar, definitivamente, con el nuevo terror que quiere imponerse en Argentina.
Porque, si no podemos derrotarlos, don Néstor se convertirá en una versión más perversa de Chávez en el sur, al que nunca más podremos desalojar, pacíficamente, del poder.
Bs.As., 8 May 09
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