sábado, 2 de mayo de 2009

Cuidar a Cobos

Cuidar a Cobos

Son conocidas las especulaciones de todo tipo que giran alrededor del “día después”, esto es, acerca de qué podrá suceder a partir del resultado de las elecciones del 28 de junio.

Mucho se ha escrito sobre el tema, por lo cual sólo me referiré al escenario que, creo, será el que efectivamente tengamos delante los argentinos esa noche de domingo, cuando nos enteraremos, de forma oficial, que los Kirchner han perdido su plebiscito y, con él, sus mayorías gemelas en el Congreso.

Más temprano que tarde, y pasado el –espero- breve caos en el que, como nos ha avisado la semana pasada, nos sumergirá don Néstor al mejor estilo de Hitler en el Berlín sitiado, la pareja de tiranos se irá al exilio o a la cárcel. No porque sean destituidos, sino porque serán incapaces de gobernar en minoría, lo cual requiere de amplitud de miras y de cintura política.

Y quedará, en el puente de mando, el Ing. Julio César Cleto Cobos, por imperio constitucional.

Cobos deberá enfrentar, a partir de entonces, las consecuencias de las crisis, una propia y otra proveniente del exterior, que don Néstor y doña Cristina nos habrán dejado, ambas por su impericia, por su corrupción y por su malévola y suicida obstinación.

La historia reciente nos dice, muy a las claras, que cuando el peronismo no es gobierno, complica mucho la vida a quienes ejercen el Poder Ejecutivo; de eso no solamente podrían dar cuenta Alfonsín y De la Rúa sino, también, muchos gobernadores e intendentes de otros partidos.

Cierto que no todas las dificultades por las que atravesaron esas dos presidencias pueden atribuirse a la oposición, ya que tenían graves defectos propios, pero no lo es menos que la –muchas veces, cerril- postura de sus adversarios impidió, frecuentemente, la puesta en marcha de políticas positivas.

Sin embargo, esta vez deberá ser distinto. Y lo será.

La enorme vocación de poder del peronismo se subordinará, entonces, a la realidad, y el instinto de supervivencia de sus caciques los llevarán a respaldar a Cobos, para que sea éste quien pague, frente a la población, los platos rotos, que serán muchos.

Basta ver qué sucedió ayer, en ocasión de los “festejos” del 1° de Mayo, en todo mundo, desde Chile, a Holanda, a Italia, a Francia, a Alemania, a Grecia y a Rusia.

En ese escenario, por cierto, inevitable hoy, ningún peronista intentará hacerse con el poder, ya que éste será incapaz de frenar los efectos de lo que viene. Y aún está muy fresco el recuerdo de la tarde siniestra en Kosteki y Santillán fueron asesinados, eyectando a Duhalde de la Presidencia.

He tenido la oportunidad de conversar con Cobos, y lo considero un hombre sensato, en un país cuya clase dirigente carece, en general, de esa virtud. Y sé de su preocupación primaria –que comparto- por la educación, que lo llevó, en sus épocas de Gobernador de Mendoza, a crear un proyecto de inclusión social y de formación profesional sumamente exitoso.

Esa sensatez lo llevará, no tengo la menor duda, a demostrar su capacidad de diálogo y a conformar un gabinete de expertos de todas las tendencias políticas, para intentar, al menos, suavizar los efectos de la crisis.

Todo esto es lo que me lleva a ser optimista en el mediano plazo. Porque, creo, esta vez el prestigio de quienes tengan vocación electoral deberá ser buscado en la exitosa participación en ese proyecto compartido, y en ese ejercicio conjunto de la función pública.

El mundo entró en la crisis con hambre, y saldrá de ella con el mismo hambre o más. Argentina tiene, entonces, la posibilidad de recuperar para sí la posición que la llevó, durante la Segunda Guerra Mundial, a una acumulación inédita de reservas.

Obviamente, no estoy hablando, ni quiero eso, de retraer a nuestro país a la condición de “granero del mundo”, vendiendo sólo materias primas, como fue en aquella época. Pero sí en un exportador moderno de alimentos, frescos e industrializados, cuyas divisas servirán, a su vez, para financiar la reconversión de la industria argentina, para permitirle competir, por calidad, en los mercados mundiales de alta gama.

Pero, para que todo eso ocurra, tenemos que cuidar todos a Cobos. Tanto para evitar cualquier maniobra de don Néstor –que ha demostrado carecer totalmente de escrúpulos y no detenerse ante nada- cuanto después que la hecatombe ya anunciada por Kirchner y su vocera se produzca.

Bs.As., 2 May 09

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