martes, 5 de enero de 2010

LLegamos al 2010

Llegamos al 2010


“El peor analfabeto es el analfabeto
“político. No oye, no habla, no
“participa de los acontecimientos
“políticos. No sabe que el costo de la
“vida, el precio del poroto, del pan,
“de la harina, del vestido, del zapato
“y de los remedios, dependen de
“decisiones políticas. El analfabeto
“político es tan burro que se
“enorgullece y ensancha el pecho
“diciendo que odia la política. No sabe
“que de su ignorancia política nace la
“prostituta, el menor abandonado y el
“peor de todos los bandidos que es el
“político corrupto, mequetrefe y
“lacayo de las empresas nacionales y
“multinacionales”.
Bertold Brecht


Hace ya un año -¡y qué largos son los años en Argentina!- escribí una nota que se encuentra en mi blog bajo el título “Llegamos al 2009”. En ella, describí qué –a mi entender- nos pasaría a los argentinos en el año que acaba de terminar y, por ello, considero útil analizar cuáles fueron mis aciertos y mis errores. Además, aprovecharé la presente para trazar nuevos escenarios posibles en el año que recién se ha iniciado.

En el artículo citado, dije que el campo reiniciaría su lucha en pos de lograr rentabilidad para una actividad que, mal que les pese a los K, es el motor que tracciona a la economía nacional. Dije, además, que esperaba que no se produjeran cortes de rutas, ya que la sensación general –atribuyendo ello a la Mesa de Enlace- era que, con el voto “no positivo” de Cobos, el campo ya había “ganado” su guerra. Este pronóstico resultó correcto en ambos aspectos, y la prueba de ello fue la reducida concurrencia al acto convocado en el Rosedal, el 10 de diciembre último.

El segundo escenario descripto correspondía a los efectos internos de la crisis internacional, asegurando que su arribo, que estimé entre febrero y marzo del año pasado, acarrearía una enorme pérdida de puestos de trabajo, sobre todo en la construcción. Este pronóstico resultó, también, acertado, pese a que el impacto real se produjo algunos meses después de lo estimado. Pero sí fue correcto cuando dije que el tema era sumamente preocupante, no solamente por el efecto individual que produciría en las personas y en las familias de los directamente afectados, sino que revestiría características sociales de alta conflictividad.

Una de las frases del artículo en cuestión no pudo ser más profética: “Además, el peor efecto de la desocupación será un incremento geométrico “de la inseguridad, tanto urbana como rural”. Las páginas policiales de diarios, radios y canales de TV no hicieron más que darme la razón,.

A renglón seguido, dije que “la nueva crisis del campo y la desocupación, “con su secuela de inseguridad, serían un gran caldo de cultivo para la “conmoción social y la primera gran prueba de supervivencia para los K”. Este pronóstico sólo fue parcialmente cumplido, y ello se debió que don Néstor sacó de la galera otros temas que, al ser puestos sobre el tapete, desviaron la atención de la población, pese a figurar al tope del ranking de los asuntos que más le preocupan, además de la inflación.

Dije entonces que otra cosa que estaba apareciendo en el horizonte era una incipiente independencia de los jueces y de los fiscales. Y que, si ese nacimiento se producía, muchos funcionarios, comenzando por el propio don Néstor, comenzarían a desfilar por los Tribunales. Como sabemos, este pronóstico también se ha cumplido parcialmente, toda vez que todavía hay funcionarios judiciales que no están dispuestos a dejar el calor del kirchnerismo, asustados por pasados prostibularios y comprados por “banelcos” oficiales, amén de no haber encabezado el propio tirano de Olivos, ese “okupa” impostor que nos ha dado la realidad nacional, el cortejo de frecuentadores de Comodoro Py.,

Donde fallé gravemente fue cuando dije que, casi con seguridad, la victoria de la oposición –que pronosticaba entonces para octubre- traería aparejada la supresión de los “super-poderes” terminaría con el manejo espurio del Consejo de la Magistratura y, en especial, con la concentración del poder de la caja en manos de don Néstor. No solamente no imaginé, hace un año, que Kirchner adelantaría las elecciones sino que, obviamente, no conté con la sobrevida que los últimos seis meses le dieron a su mayoría parlamentaria, que le dio nuevos bríos a todas esas aberraciones y a varias más.

También erré cuando dije que se terminarían las veleidades bolivarianas de doña Cristina, debido a la baja de los precios del petróleo que golpearía fuertemente las arcas chavistas. Pese a que la baja se produjo, y que su efecto fue el predicho, el romance con don Hugo, don Rafael y don Evo no ha concluido aún, por los complicados y peligrosos detalles de relación con Venezuela.

Estimé que la recuperación de sus facultades por parte del Congreso, ahora opositor, pondría un límite concreto a las rarísimas alianzas de este Gobierno que, pese a disfrazarse y victimizarse falsamente como paladines de los derechos humanos, no duda en mantener excelentes relaciones con países que han sojuzgado a su población por décadas y con otros, que están comenzando a hacerlo. Este error en mi pronóstico se debió a no recordar que ese Congreso, con nuevas mayorías no kirchneristas, sólo asumiría su rol el 1° de marzo de 2010, si don Néstor no desata su autogolpe antes.

Para este año que se ha iniciado ayer, y que será muy complicado –pero, ¿cuándo no han sido complicados en Argentina?- me limitaré a reiterar cuando he dicho en mis últimas notas, todas las cuales se encuentran en mi blog.

Creo que don Néstor, que ha decidido dar por perdida definitivamente la posibilidad de ganar una elección, y que sabe lo peligroso que será perder el poder para su vida, su libertad y su fortuna, creará mayores condiciones de conmoción social para justificar su autogolpe, y que ello sucederá antes de marzo de 2010. Lo único que podría evitar ese desenlace sería la cooptación de los senadores de La Pampa y una de Corrientes, lo cual le permitiría continuar controlando el Senado y, con ello, bloquear cualquier decisión reformadora de Diputados.

Hace escasos días, una de las revistas internacionales de mayor prestigio predijo que doña Cristina dejaría el poder este año. En la medida en que descarto un golpe opositor, sólo podría convertirse en realidad esa profecía si fuera don Néstor quien pasara a ocupar su sillón.

No soy economista, pero coincido en que los nuevos vientos de cola producidos por la salida internacional –todavía provisoria- de la crisis empujarán a la Argentina hacia una nueva oportunidad para mejorar su balanza comercial, pese a los mayores riesgos inflacionarios que ello implicará.

También creo que la Corte dará mayores señales de independencia, y eso se transmitirá a algunos de los jueces con limpio pasado, pero también creo que será uno de los factores que impulsarán a don Néstor a buscar una solución violenta para sus problemas personales.

En lo que respecta a la violación permanente de los derechos humanos de los militares presos, lamentablemente creo que el tema no conseguirá instalarse, en lugar destacado, en la agenda de la gente, pese a su gravedad. Y seguiremos teniendo a nuestros soldados, muchísimos ya ancianos, sometidos a la ignominia. Tampoco los temas de defensa nacional son de un interés mayúsculo para la población, por lo cual veremos continuar la degradación de la capacidad de las fuerzas.

Creo que el mayor tembladeral de 2010 será en el terreno económico-social. Don Néstor nos ha informado que ha decidido triplicar los subsidios destinados a fomentar el clientelismo, y no tiene verdadera caja para hacerlo. Entonces, sin dudas, deberá apelar a nuevos saqueos, ya que lo confiscado a los particulares en las AFJP’s se le ha terminado (salvo el aporte mensual) y las posibilidades de continuar entrando a saco en organismos como la ANSES, el PAMI o el propio Banco Central se están poniendo negras. En ese escenario, otro de los efectos beneficiosos de un autogolpe sería darle la posibilidad de confiscar los encajes de los bancos, los ahorros de los particulares, etc., etc..-

Con todo esto, y para concluir, debo volver a la frase de Brecht que encabeza esta nota.

Argentinos, en general, y representantes, en particular: sólo la educación podrá permitir que nuestro país vuelva a tener esos “laureles que “supimos conseguir” y sólo la seguridad jurídica hará que “los libres del “mundo respondan, ¡al gran pueblo argentino, salud!”.

El Congreso y la Corte, desde cada una de las esferas de poder que la Constitución Nacional les asigna, pueden impedir que nuestra decadencia, de décadas, continúe.

Es hora de que los argentinos nos pongamos de una vez los pantalones. Es hora de refundar la República.

Bs.As., 2 Ene 10

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