El prototipo del caradura
Mientras comienzo a escribir esta nota, Néstor Kirchner ejerce, desde su antiguo atril, su mejor oficio: mentir, mentir y mentir.
Realmente, me saca de quicio oírlo decir, con su sonrisa de caradura, que el Gobierno ha sacado al país de la pobreza, que ha fortalecido el diálogo y las instituciones, que ha abierto sus brazos a todos los sectores y dictado medidas siempre conducentes, que la crisis no existe y que el país continuará creciendo y pagará, puntualmente, sus compromisos internacionales.
Parece más que obvio que ha abrevado en la escuela de Goebbels, cuando éste decía “miente, miente que algo quedará”, pero me asombra que su corte de adulones, entre los que se encuentran los gobernadores de provincias que sufren más que nadie los primeros –recalco, los primeros- coletazos de la crisis, aplaudan ininterrumpidamente sus dislates.
¿Cree, en realidad, en lo que dice? ¿Está loco, entonces?
Sostener que la confiscación de las cuentas de las AFJP’s permitirá, con la moratoria provisional y el blanqueo, el resurgimiento de las PyME’s, o que el Gobierno ha alentado al campo con las medidas adoptadas desde marzo, hace pensar que sí.
Y ese pensamiento se confirma cuando dice que el Gobierno ha llamado al diálogo creador a todos los sectores. O que tanto él como su mujer han fortalecido las instituciones de la República.
¿Nos cree imbéciles a los argentinos que no puede comprar? ¿Cree que todos estamos en venta?
Pese a mis pronósticos en contrario, pues pienso que la fenomenal conmoción social que producirá el crecimiento sideral del desempleo antes de marzo lo impedirá, tengo la esperanza de que el calendario electoral se cumpla a rajatabla, y en octubre, arrebatándoles las mayorías en las cámaras del Congreso, les quitemos los super-poderes y el control del Consejo de la Magistratura.
Con sólo esas dos medidas, el kirchnerismo dejará de existir, ya que le resulta estructuralmente imposible gobernar en minoría.
Buenos Aires, 9 Dic 08.
Enrique Guillermo Avogadro
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