Con profundo dolor
Alfonsín ha muerto.
Y pese a no haber sido radical nunca, me embarga un profundo dolor.
Con él, se ha ido una figura señera de la democracia argentina.
Muchas cosas se pueden discutir de su gestión, pero jamás podrá negarse su profunda vocación democrática, y su opción por la paz.
Como todos nosotros, los hombres y mujeres llanos, cometió errores, pero no dudo, en ningún momento y en ninguna circunstancia, de su honradez y de su honestidad.
Hoy Argentina y América Latina están de luto. Hoy ha muerto un ciudadano con mayúscula.
Alfonsín fue, con José Sarney, quienes lograron edificar ese acuerdo que hoy, a trompicones, ha cambiado el destino de nuestros países: el Mercosur.
Sólo se me ocurre compararlo con Adolfo Suárez, aquél Presidente del Gobierno español que condujo la transición desde el franquismo a la democracia y que, lamentablemente, afronta un final atroz.
A ambos les tocó conducir a sus países en épocas muy complicadas y, con aciertos y equivocaciones, con marchas y contramarchas, los dos pudieron capear la tormenta y llevar su buque a puerto.
La Historia se ocupará, cuando se hayan acallado las pasiones, de rendirle un justo homenaje y, de eso, no tengo la menor duda.
Me embarga, como digo, un profundo dolor. Y sé que los argentinos lo comparten..
Bs.As., 31 Mar 09
Alfonsín ha muerto.
Y pese a no haber sido radical nunca, me embarga un profundo dolor.
Con él, se ha ido una figura señera de la democracia argentina.
Muchas cosas se pueden discutir de su gestión, pero jamás podrá negarse su profunda vocación democrática, y su opción por la paz.
Como todos nosotros, los hombres y mujeres llanos, cometió errores, pero no dudo, en ningún momento y en ninguna circunstancia, de su honradez y de su honestidad.
Hoy Argentina y América Latina están de luto. Hoy ha muerto un ciudadano con mayúscula.
Alfonsín fue, con José Sarney, quienes lograron edificar ese acuerdo que hoy, a trompicones, ha cambiado el destino de nuestros países: el Mercosur.
Sólo se me ocurre compararlo con Adolfo Suárez, aquél Presidente del Gobierno español que condujo la transición desde el franquismo a la democracia y que, lamentablemente, afronta un final atroz.
A ambos les tocó conducir a sus países en épocas muy complicadas y, con aciertos y equivocaciones, con marchas y contramarchas, los dos pudieron capear la tormenta y llevar su buque a puerto.
La Historia se ocupará, cuando se hayan acallado las pasiones, de rendirle un justo homenaje y, de eso, no tengo la menor duda.
Me embarga, como digo, un profundo dolor. Y sé que los argentinos lo comparten..
Bs.As., 31 Mar 09
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